sábado, 28 de abril de 2012

EL SENDERO DEL SERVICIO

A continuación una pequeña obra llamada "El Sendero del Servicio" de George Sidney Arundale, quien fuera teósofo y masón y la que a mi entender es una obra fundamental para considerar por todas aquellas personas que pretenden iniciarse en la "Vía de la Caridad y el Servicio"

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PREFACIO

En este librito se encuentran algunas indicaciones sobre el mejor modo de servir: indicaciones que he recogido de mis superiores y de la propia experiencia. He tratado siempre de seguirlas, a veces con éxito, las más, sin ninguno. Pero siento en el fondo de mi alma que son verdaderas; y doy gracias por habérseme permitido compartirlas con otros que, como yo, se dedican a servir.

EL SENDERO DEL SERVICIO

Si quieres que tu servicio sea útil a los demás, sin perjuicio para ti mismo, procura que te guíen en tu camino estos tres preceptos:

1º Que tu mayor alegría sea hollar el sendero del servicio.

2º Que te reconozcas como agente de una fuerza más poderosa que la tuya, que al penetrar en ti te infunde el poder de servir.

3º Que veas en los demás la misma Naturaleza Divina que en ti mismo.

Ten presente que todo lo que puedas decir o pensar de otro es probable que haya sido dicho o pensado de ti.

Cuando se te haya ofendido de cualquier manera, recuerda que el que ofende siempre sufre más que la persona ofendida.

Procura que la fuerza de tu afecto hacia otro no perturbe tu equilibrio o el suyo. Tu servicio debe fortificarle y no debilitarle.

No sientas envidia por la capacidad de auxiliar que otro tenga. Más bien debes alegrarte de que tal poder exista para ayuda de aquellos a quienes el tuyo no alcanza.

Al dar, no sólo no debes exigir que tu protegido guarde para sí el don que le has hecho, sino que debes regocijarte si esa dádiva contribuye a que otro sea feliz.

Cuando vayas en ayuda de alguien, procura identificarte con el ideal de quien ha recibido el poder de servir. De este modo realizarás tu ideal y, al mismo tiempo, tu ayuda será más efectiva.

No busques el fruto de tu servicio y no te entristezcas si aquél a quien has ayudado no pronuncia ni una palabra de agradecimiento. Sirves al alma y no al cuerpo; y aunque los labios permanezcan mudos, siempre te será dado percibir la gratitud del alma.

No requieras jamás el afecto de los que amas. Si tu amor hacia ellos es sincero, tarde o temprano penetrará en sus corazones, y la respuesta no se hará esperar. Y si fuera pasajero, es preferible que les evites el dolor de que un día lleguen a saber que tu amor se ha desvanecido.

Acuérdate de que nadie puede servir realmente si no ha llegado a adquirir el dominio de sí mismo.

La mejor manera de servir es aquella que aligera el fardo, y no la que lo suprime.

Ayudarás mejor a los demás, si te penetras de tu propio ideal. Porque por lo que tienes  de más noble en sí mismos, es que se puede servirles mejor. Hay tantas maneras de servir, como personas en el mundo a quienes ayudar.

Uno de los actos de servicio más escasos, consiste en abstenerse de juzgar a una persona antes de haberla oído.

Los que creen que no están en situación de prestar servicio, olvidan a menudo la existencia de los seres inferiores de la creación, como las plantas y los animales.

Muchos que no tienen tiempo de prestar un servicio, se las arreglan en una forma y otra para tener ocasión de recibirlo.

Nuestras enfermedades nos ayudan a comprender que los actos de servicio consisten tanto en la actitud del espíritu como en la actividad del cuerpo.

Mientras menos piense una persona en sí misma, más trabajará realmente en su propio desarrollo. Cada pequeño acto de servicio convierte a su autor en un creciente poder para servir.

Si una persona rechaza el modo como tratas de servirla, procura encontrar otra forma; ya que tu deseo es servirla, y no imponerle tu manera de hacer.

El mérito de la jornada se mide por el de la acción que se ha cumplido.

No temas ofrecer tu ayuda a quien la necesita, le conozcas o no. Su desamparo le hace hermano tuyo. Y tu timidez sería una forma de orgullo que le privaría de consuelo en su dolor.

Los mejores discípulos de los más grandes conductores son los mejores jefes para aquellos que saben menos que ellos: ya que sólo puede mandar sabiamente el que ha aprendido a obedecer.

El mejor modo de persuadir a una persona para que siga un buen consejo, consiste en practicar uno mismo aquello que se aconseja.

Si deseas que se crea en tus buenas intenciones, debes dar crédito a las de los demás.

Nadie puede sentirse insultado, a menos que se coloque a la altura del insulto.
Pues la ofensa sólo afecta a la naturaleza inferior, y jamás puede alcanzar a la superior.

Si llegas a creerte mejor que los demás por el hecho de que estás aprendiendo a servir, y porque te parece que ellos no siguen el mismo camino... desde ese mismo instante dejas de servir.

El verdadero servicio consiste en hacer partícipes a los demás de nuestra vida interior, no en colocarnos frente a ellos, ya sea directa o indirectamente, como ejemplo que deban seguir.

Una persona puede pedirte que le ayudes de diversas maneras. Pero tú mejor ayuda será darle aquello que necesita y no lo que pueda desear. Y aunque la forma que tu servicio revista parezca disgustarlo, trata sin embargo, que sea aceptado con agrado.

Es preferible hacer primero y hablar después. Pero, en general, lo mejor es actuar y guardar silencio.

No te digas: “Hoy he ayudado bastante”. En cambio, piensa si no podías haber hecho más, y sobre lo poco que en realidad has hecho para disminuir la mucha miseria y sufrimiento que existen en el mundo.

El que está dispuesto a consagrarse al servicio, debe prepararse a abandonar todo lo que tiene, por la prioridad de servir.

La aptitud de alguien para el servicio, sólo puede ser juzgada por la manera cómo se conduce en la vida diaria de familia; y no por los libros que escriba, la reputación que goza, sus discursos o actos públicos. Las grandes acciones, fácilmente conocidas, no constituyen la grandeza del hombre, sino los pequeños actos cotidianos en que se olvida de sí mismo, y en los cuales nadie, por lo general, pone atención.

Dar a alguien la ayuda que en realidad corresponde a otro, no es verdadero servicio.

De los muchos que están listos para servir, la mayoría emplea diferentes medios, menos el conveniente. Descuidan a los que deberían ayudar, por aquellos a quienes desean servir.

No hay nadie en el mundo que no tenga necesidad de alguna cosa; ni tampoco persona alguna que no esté en condiciones de dar algo.

Cuando trates de ayudar a alguien, no te impacientes por sus debilidades. Estas son las que te permiten el privilegio de servirle; pues de lo contrario no tendría necesidad de tu ayuda.

Así como no hay dolor que no envuelva la promesa de un goce futuro, tampoco hay flaqueza que no deba transformarse algún día en una noble cualidad.

Cuando ayudes a otro, no olvides que la energía que él pone al servicio de un defecto puede convertirse, gracias a tu ayuda, en energía que habrá de utilizar para manifestar una virtud. No podrás cambiar la energía en sí; pero trata de cambiar su forma y dirección.

La débil ayuda que puedes prestar ya, con tus recursos actuales, tiene más valor que el eficaz auxilio que imaginas podrías prestar si esos recursos fueran mayores.

Nuestro deber es ayudar siempre a los demás, y rara vez juzgar sus actos.

Si deseas poner a prueba tu progreso espiritual, trata de ver si descuidas menos ocasiones de servir que antes.

Cuando criticas la forma de servir de otro, olvidas quizás que él ayuda a quienes tú no podrías auxiliar con tu manera de servir.

El mejor servicio que puedes hacerle a otro, es manifestar en tu propio carácter las cualidades que a él le falten.

La manera de poner a prueba el valor de tu servicio cotidiano, en relación con el de los demás, consiste en observar si, día a día, te sientes más tranquilo, más contento, más feliz y más tolerante.

El mundo reclama de cada cual, su mejor esfuerzo en bien del servicio; pero jamás se pretenda realizar también el deber que a otro corresponda. Cuando has hecho todo lo que puedes, has hecho todo lo que debes.

El hecho de que alguien rechace tu oferta de servirle, no debe ser excusa para que no le ofrezcas ulterior ayuda. Quien rehúsa aceptar servicios descubrirá, a su tiempo, que es el que tiene más necesidad de ellos.

Procura no rechazar un servicio que te ofrezca espontáneamente un corazón amante; pues tanto se sirve al aceptar servicios como al darlos.

Cuando hayas servido tan eficazmente como te ha sido posible y de todo corazón, no te afanes por los resultados; pues la fuerza y pureza de tu servicio atraen sobre ti las bendiciones de aquél a quien sirves.

El verdadero perdón consiste en el esfuerzo que hace un corazón amante, a fin de ayudar a vencer la debilidad por la cual se nos ha pedido perdón.

Mientras más borroso sea tu ambiente, mayor es la necesidad de que lo embellezcas con actos de servicio.

Un servicio prestado con amor, aunque sin discernimiento no puede, en definitiva, hacer mal a la persona a quien se trata de servir. El poder del amor protegerá a esa persona del daño que podría causar la imprudencia del que sirve.

No temas proclamar el origen de tu propia inspiración para servir; pues dar a conocer la fuente de tu felicidad es una de las más bellas ofrendas que puedes brindar al mundo.

Una persona que no es verdaderamente feliz no puede servir realmente.

No creas que sólo sirven aquellos actos de servicio que pueden verse. Los más grandes servicios son los que nadie ve.

Todo servicio que con amor y desinterés hagas a otro, es un ángel guardián que creas y colocas a su lado para estimularlo y protegerlo. Mientras más amor pongas en tu servicio, con más vida dotarás al ángel guardián; el cual, por lo tanto, habrá de protegerlo y estimularlo durante un tiempo más prolongado.

Al dejar para mañana un acto de servicio, has perdido quizás una ocasión de ayudar. El servicio oportuno que hoy día no se cumple, tal vez mañana sea innecesario.

El juicio que hagan los demás sobre tus actos de servicio, tiene infinitamente menos importancia que el juicio de tu propio corazón.

Cuando sufras, procura recordar que estás adquiriendo un poder siempre creciente de simpatizar con los sufrimientos de los demás. Porque después que hayas sufrido cierto dolor, podrás comprender mejor, al menos en la medida que tú lo soportaste, el sufrimiento que a los otros ha producido un dolor semejante al tuyo.

Uno de los deberes que más se descuida, consiste en escuchar, con silencio y cortesía, a la persona que viene a vernos. Pues, por el sólo hecho de escuchar con interés lo que ella tiene que decirnos, ya le hemos prestado la mitad del servicio.

Muchas personas desean y se creen capaces de servir en un lugar determinado... pero no todos querrían servir en cualquier parte.

La belleza de tu día depende tanto de la irradiación de un acto de servicio, como del brillo del sol.

Hay dos aspectos de la unidad que los que quieren servir deben comprender: el aspecto dolor y el aspecto alegría. El uno enseña una lucha común de la que todos tienen que participar; en tanto que el otro proclama un fin común hacia el cual todos tienen que dirigirse.

Así como se encuentran hermosas flores en los más áridos lugares, también el más hermoso servicio es el que se presta en momento oportuno y donde hay mayor necesidad.

Igual como una lucecita ilumina la oscuridad del ambiente, un pequeño acto de servicio irradia su benéfica influencia en medio del egoísmo que nos rodea.

La recompensa más ideal que podemos alcanzar por nuestro servicio, es el acrecentamiento de nuestra potencia de amar, y por consiguiente, de servir.

El servicio en el mundo físico es la acción; la simpatía en el mundo emocional, y la comprensión en el mental.

Si donde actualmente estás eres incapaz de descubrir ocasiones de servir, más incapaz serías allí donde quisieras estar.

Los actos de servicio más verdaderos, son los que hacemos instintivamente.

La mejor llave para abrir cada día, desde el amanecer, la puerta de la felicidad, es cualquier acto de servicio hecho con fervor y amante corazón.

El servicio es la expresión de una cualidad en armonía con tu deber, de acuerdo al ambiente que te rodea. Por ejemplo, ante los más avanzados que tú en sabiduría, la mejor expresión de amor es la reverencia; ante los que saben menos, es la protección.

Muy egoísta e infortunado es aquel que, recibiendo numerosos servicios, no ofrece ninguno en retorno.

Lo mismo que la misericordia, el servicio es dos veces bendito: bendice el que da y el que recibe.

El conocimiento del Yo inter o se adquiere por el servicio del yo externo.

Hay algunos que no prestan servicios a menos que encuentren muestras de aprobación en su ambiente. En cambio, a otros los impulsa a servir la necesidad de los que les rodean.

Adorar a Dios, consiste en ser útil a sus mundos.

Si eres capaz de reconocer tus faltas, los demás reconocerán con agrado tus virtudes.

Si comienzas a sentirte orgulloso de tu influencia sobre otros, observa qué parte se debe a tu posición y qué otra a tu carácter. Pues toda persona, por el hecho de encontrarse en situación destacada, ejerce una influencia especial sobre los demás.

Así como hay amigos de las horas felices, también hay servidores de los días hermosos.

Estudia tu corazón, a fin de discernir si hay parte de egoísmo en tu deseo de servir.

Los actos de servicio de la mayoría, tienen su origen en la costumbre; los nuestros deben tenerlo en el amor.

Uno de los signos más ciertos de un afecto leal y puro, consiste en poder pedir un favor a un amigo que comprenda el verdadero alcance de nuestra solicitud.

La gente que se imagina que debe ser mejor tratada por los demás, es por lo general, la misma que debiera tratar mejor a su prójimo.

Dios registra todos los actos de servicio; los hombres sólo anotan los que pueden comprender y aprobar.

No hables de otros como no quisieras que ellos lo hicieran de ti.

El único conocimiento que tiene valor, es el que nos acerca a nuestros hermanos en humanidad.

Tú no sabes más que los demás, a menos que los ames y, por consiguiente, que sirvas mejor que ellos.

A veces nos es difícil comprender que el hombre que carece de amigos tenga más necesidad de nuestro afecto que el que tiene muchos. Si no ha podido hacerse de amigos, es justamente un motivo más para que nosotros le consideremos como a tal.

Los que verdaderamente saben, no pueden enorgullecerse de su ciencia, pues saben también cuánto ignoran.

Siempre que estés entre extraños, procura más bien merecer su benevolencia, que no impresionarlos con tu importancia personal.

Antes de criticar las faltas ajenas, imagina haberlas cometido.

Jamás debes favorecer a alguien, a expensas del deber.

Vale más que procures adaptarte a tu trabajo, que lamentarte de que ese trabajo no te conviene.

La verdadera meditación da como resultado un creciente poder de servir, unido al hecho de que nos dejamos absorber menos por nuestro progreso personal.

Los que están descontentos por la manera como se les reconocen sus servicios, no han aprendido todavía el verdadero servicio.

En los períodos difíciles de la vida, una simpatía silenciosa tiene generalmente más valor que una actividad inconsciente.

Cuando por tu situación tengas autoridad sobre alguien, recuerda que si por ella puedes ganar alabanzas, sólo por tus cualidades podrás conquistas su amor.

La verdadera devoción es la que se consagra a servir, y no la que busca en qué apoyarse.

Cada momento del día es tiempo oportuno para servir. Y aunque no siempre hay oportunidad para hacer una buena acción, siempre se puede, por lo menos, adoptar una actitud benévola.
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 G.S. Arundale

lunes, 23 de abril de 2012

¿QUÉ ES EL TAROT?




Lo que sigue a continuación corresponde al primer capítulo de la obra de P.D. Ouspensky, "El Simbolismo del Tarot". Que, aunque no es una obra muy conocida, pienso que postula el tema desde un punto de vista interesante y muy profundo.
Si alguien desea seguir profundizando en esta obra, mandénme un mail y les puedo enviar el libro completo digitalizado.


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No es posible el estudio de la Filosofía Oculta sin instrucción sobre simbolismo, puesto que si las palabras ocultismo y simbolismo son correctamente usadas, significan casi una y la misma cosa. Simbolismo no puede ser aprendido como el aprendizaje para construir puentes o hablar un idioma extranjero, y para la interpretación de los símbolos un tipo especial de mente se hace necesario; en suma al conocimiento, son requeridas facultades especiales, el poder del pensamiento creativo y una imaginación desarrollada. Uno puede entender el uso del simbolismo en las artes, en el conocimiento, en una forma general, cual es el significado oculto por el simbolismo. Pero igualmente es necesario un entrenamiento de la mente, en orden a comprender el "lenguaje de los Iniciados", y a expresar en este lenguaje las intuiciones que surgen.

Hay muchos métodos para el desarrollo del "sentido de los símbolos" en aquellos quienes se esfuerzan para entender las fuerzas ocultas de la Naturaleza y del Hombre, y para enseñar los principios fundamentales así también como los elementos del lenguaje esotérico. El más sintético uno de los más interesantes, de estos métodos es el Tarot.

En su forma externa el Tarot es un paquete de cartas usadas en el sur de Europa para juegos de adivinación. Estas cartas fueron conocidas primero en Europa al final del siglo catorce, cuando eran usadas por  las gitanas españolas.

Un mazo de Tarot contiene las cincuenta y dos cartas de juego ordinarias con la adición de una "carta figura" para cada pinta, llamado el Caballero, colocada entre la Reina y el Paje. Estas cincuenta y seis cartas se dividen en cuatro pintas, dos negras y dos rojas y tiene la siguiente designación: cetros (bastos o tréboles), copas (corazones), espadas (picas) y pantáculos o discos (diamantes u oros). Agregándose a los cincuenta y seis cartas el mazo del Tarot tiene veintidós cartas numeradas con nombres especiales: 

                                                                                            
 Este mazo de cartas, en la opinión de muchos investigadores, representa el Libro jeroglífico Egipcio de setenta y ocho tablillas, que llegó a nosotros casi milagrosamente.

La historia del Tarot es un gran rompecabezas. Durante la Edad Media, cuando esto apareció por primera vez históricamente, había una tendencia de construir sistema sintéticos simbólicos o lógicos del tipo  de la Ars Magna de Ramón Llul. Pero producciones similares al Tarot existen en China e India, así que no podemos pensar si posiblemente uno de esos sistemas creados durante la Edad media en Europa, está también evidentemente conectado con los Antiguos Misterios y la Iniciaciones de Egipto. Aunque este origen está en el olvido y el propósito de su autor o autores  es completamente desconocido, no hay duda que es el más completo código de simbolismo Hermético que poseemos.

A pesar estar representado como un mazo de cartas, el Tarot es realmente algo totalmente diferente. Este puede ser "leído" en una variedad de formas. Como ejemplo, entregaré una interpretación metafísica del significado general o del contenido general del libro del Tarot, es decir, su título metafísico, el que mostrará plenamente que este trabajo no habría sido inventado por gitanos iletrados del siglo catorce.

El Tarot posee tres divisiones: La primera parte tiene veintiuna cartas numeradas; la segunda parte tiene una carta 0, la tercera parte tiene cincuenta y seis cartas, es decir, las cuatro pintas de catorce cartas. Además, la segunda parte parece ser un nexo entra la primera y la tercera, ya que el total de las cincuenta y seis cartas de la tercera parte juntas son iguales a la carta 0.

Ahora, si imaginamos veintiuna cartas dispuestas en la forma de un triángulo, siete cartas en cada lado, un punto en el centro del triángulo representado por la carta 0, y un cuadrado rodeando el triángulo (el cuadrado consistente en cincuenta y seis cartas, catorce en cada lado), tendremos una representación de la relación entre Dios, el Hombre y el Universo, o la relación entre le mundo de las ideas, la consciencia del hombre y el mundo físico.

El triángulo es Dios (la Trinidad) o el mundo de las ideas, o el mundo arquetípico. El punto es el alma del hombre. El cuadrado es el mundo visible, físico o fenoménico. Potencialmente el punto es igual al cuadrado, lo que significa que todo el mundo visible está contenido en la consciencia del hombre, es creado en el alma del hombre. Y el alma en si es un punto que no tiene dimensión en el mundo del espíritu, simbolizado por el triángulo. Está claro que tal idea no ha sido originada de gente ignorante y es claro también que el Tarot es algo más que un mazo de cartas para jugar o adivinación.

H.P. Blavatsky menciona al Tarot en sus trabajos, y tenemos alguna razón para creer que ella estudió el Tarot. Se sabe que gustaba de "jugar solitario". No sabemos si ella leía las cartas así como jugaba este juego, pero el autor dijo que Madame Blavatsky buscó persistentemente y por largo tiempo por un MSS sobre el Tarot.

En orden a llegar a ser un instruido en el Tarot, es necesario entender las ideas básicas de la Kabala y de la Alquimia. Puesto que esto representa, como de hecho muchos comentaristas del Tarot piensan, un resumen de las Ciencias Herméticas-- la Kabala, Alquimia, Astrología, magia, con sus diferentes visiones. Todas estas ciencias atribuidas a Hermes Trismegisto, verdaderamente representan un sistema  de una muy amplia y profunda investigación psicológica de la naturaleza del hombre y su relación con el mundo del nouménico (Dios, el mundo del Espíritu) y el mundo fenoménico (el mundo visible, físico). Las letras del alfabeto hebreo y varias alegorías de la Kabala, los nombres de los metales, los ácidos y las sales en la alquimia; de los planetas y constelaciones en la astrología, de los espíritus buenos y malos en magia-- todo esos fueron solamente medios para velar la verdad del no iniciado.

Pero cuando el verdadero alquimista habla de la búsqueda del oro, habla del oro en el alma del hombre. Y llamó oro a lo que en el Nuevo Testamento es llamado el Reino de los Cielos, y en el Budismo, Nirvana. Y cuando el verdadero astrólogo habla de constelaciones  y planetas, él habla de las constelaciones y planetas en el alma del hombre, es decir, de las cualidades del alma humana y sus relaciones con Dios y con el mundo. Y cuando el verdadero Kabalista habla del Nombre de Dios,  él busca su nombre en el alma del hombre y en la Naturaleza, no en libros muertos, ni en textos bíblicos, como hacen los estudiosos de la Kabala. La Kabala, Alquimia, Astrología, Magia son sistemas simbólicos paralelos psicológicos y metafísicos. Cualquier sentencia alquímica puede ser leída en un sentido Kabalístico u astrológica, pero el sentido siempre será psicológico o metafísico.

Estamos rodeados por una muralla construida por nuestras concepciones del mundo, y estamos incapacitados para mirar sobre esta muralla hacia el mundo real. La Kabala presenta un esfuerzo para romper este "círculo encantado". Esta investiga al mundo como es, el mundo en sí.

El mundo en si, como lo sostiene el Kabalista, consiste de cuatro elementos, o de cuatro únicos principios formadores. Estos cuatro principios están representados por las cuatro letras del nombre de Jehovah. La idea básica de la Kabala consiste en el estudio del Nombre de Dios en su manifestación. Jehovah en hebreo es deletreado por cuatro letras, Yod, He, Vau, He -- I.H.V.H. [הוהי]. A estas cuatro letras son dados los profundos significados simbólicos. La primera letra expresa el principio activo, el comienzo o la primera causa, movimiento, energía. "Yo"; la segunda letra expresa el elemento pasivo, inercia, quietud, "el no Yo"; la tercera, el balance de los opuestos, "la forma", y la cuarta, el resultado o energía latente.

Los Kabalistas afirman que cualquier fenómeno o cualquier objeto consiste de estos cuatro principios, es decir, que cualquier objeto y cualquier fenómeno consiste del Nombre de Dios (El Mundo), -- Logos.

El estudio de este Nombre (o de la palabra de cuatro letras, tetragrammaton, en griego) y el hallazgo de esto en todas partes constituye el mayor problema de la filosofía Kabalística.

Para establecer esto en otra forma los Kabalistas sostienen que estos cuatro principios penetraron y crearon todo. Por consiguiente, cuando el hombre encuentra esos cuatro principios en las cosas y fenómenos de la totalidad de las diferentes categorías (donde antes él no observaba similitud), comienza a ver analogía entre estos fenómenos. Y gradualmente, termina por convencerse de que el mundo entero está construido de acuerdo a una y a la misma ley, sobre uno y el mismo plan. La riqueza y el desarrollo de su intelecto consisten en la expansión de su facultad para encontrar analogías. Por lo tanto el estudio de la ley de las cuatro letras, o del nombre de Jehovah presenta medios poderoso para ampliar la consciencia.

Esta idea está perfectamente clara, porque si el Nombre de Dios está realmente en todo (si Dios está presente en todo), todo sería análogo a cada cosa -- la más pequeña partícula análoga a la totalidad, una grano de polvo análogo al universo, y todo análogo a Dios. El Nombre de Dios, la Palabra o Logos es el origen del mundo. Logos también significa Razón, la palabra es el Logos, la razón de todo.

Ha una completa correspondencia entre Kabala y Alquimia y Magia. En la Alquimia los cuatro elementos que constituyen el mundo son llamados fuego, agua, aire y tierra; estos corresponden totalmente en significado con las cuatro letras Kabalísticas. En Magia, ellos son expresados como cuatro clases de espíritus: elfos (o salamandras), ondinas, silfos y gnomos.

El Tarot a su vez es totalmente análogo a la Kabala, la Alquimia y la Magia, y los incluye. Correspondiendo a los cuatro primeros principios o cuatro letras del Nombre de Dios o los cuatro elementos alquímicos o las cuatro clases de espíritus, el Tarot tiene cuatro pintas -- cetros, copas, espadas y pantáculos. Así cada pinta, cada lado del cuadrado, igual al punto, representa uno de los elementos, controla una clase de espíritu. Los cetros son fuego o elfos (o salamandras); las copas son agua u ondinas; las espadas son aire o silfos, y los pantáculos, tierra o gnomos. Además en cada pinta el Rey significa el primer principio o fuego; la reina-- el segundo principio o agua; el Caballero -- el tercer principio o aire, y el Paje (valet) -- el cuarto principio o tierra.

Luego nuevamente, los ases significan fuego, los dos agua; los tres aire; los cuatro tierra. Luego nuevamente los cuatro es el primer principio, los cinco el segundo, etc.

Al observar las pintas, uno puede decir que las pintas negras (cetros y espadas) expresan actividad y energía, voluntad, iniciativa y el lado subjetivo de la consciencia, y las rojas (copas y pantáculos) expresan pasividad, inercia y el lado objetivo de la consciencia. Luego las primeras dos pintas (cetros y copas) representan "el bien" y las otras dos (espadas y pantáculos)  representan "El mal". Así cada carta de los cincuenta y seis indican (independientemente de su número) la presencia de los principios de actividad o pasividad, del "bien" o del "mal", surgiendo tanto en la voluntad del hombre como fuera de ella. Y el significado de cada carta es posteriormente descifrado a través de sus variadas combinaciones  con las pintas y números en su significado simbólico. Las cincuenta y seis cartas como un total representan un completo cuadro de todas las posibilidades de la consciencia del hombre. Y esto hace el Tarot adaptable para la adivinación. Así, incluyendo a la Kabala, la Astrología, la Alquimia y la Magia, el Tarot hace posible "buscar oro", "evocar espíritus" y "trazar horóscopos", simplemente por medio del mazo de cartas sin la complicada parafernalia y ceremonias de un alquimista, astrólogo o mago.

Pero lo más interesante del Tarot está en las veintidós cartas con nombre. Estas cartas tienen significado numérico y también un muy complicado significado simbólico.

La literatura relativa al Tarot tiene en consideración principalmente la lectura de los diseños simbólicos de las veintidós cartas. Verdaderamente muchos escritores sobre ocultismo han desplegado sus trabajos sobre el plan del Tarot. Per esto no se sospecha frecuentemente porque el Tarot raramente es mencionado. Oswald Wirth  habla del origen del Tarot en su ensayo sobre el Tarot Astronómico.

"De acuerdo al cristiano, los veintidós arcanos mayores del Tarot representan los cuadros jeroglíficos que se encontraban en los espacios entre las columnas de una galería que el neófito estaba obligado a cruzar en las iniciaciones egipcias. Había veintidós columnas al norte y la misma cantidad al sur, esto es, once cuadros simbólicos a cada lado. Estos cuadros eran explicados al candidato para la iniciación en orden regular, y ellos contenían las reglas y principios para el iniciado. Esta opinión es confirmada por la correspondencia que existía entre arcanos cuando estaban así dispuestos."[1]

En la galería del templo los cuadros eran dispuestos en pares, uno opuesto al otro, así que el último cuadro era opuesto al primero, la penúltima se oponía a la segunda, etc. Cuando colocamos así las cartas encontramos una sugerencia interesante y profunda. De esta forma la mente encuentra el uno en el dos, y es llevada del dualismo al monismo, que es lo que podemos llamar la unificación de la dualidad. Una carta explica a la otra y cada par muestra además que ellas pueden ser solamente explicadas en forma mutua y no hay significado cuando son tomadas en forma separada.

Así, por ejemplo, las cartas 10 y 13 ("Vida" y "Muerte") significan en conjunto una condición total y complementaria  que no puede concebirse por el proceso mental ordinario e imperfecto. Pensamos de vida y muerte como dos "opuestos", antagonistas uno de otro, pero, si vamos más allá, veremos que cada uno depende del otro para la existencia y no podrían venir a la existencia en forma separada.

Un símbolo puede servir para transferir nuestras intuiciones y para sugerir otras nuevas mientras su significado no esté definido. Los símbolos reales están perpetuamente en proceso de creación, pero cuando reciben un significado definitivo se transforman en jeroglíficos y finalmente un simple alfabeto. Como esto ellos expresan simplemente conceptos ordinarios, cesan de ser un lenguaje de los Dioses o de los iniciados y pasa a ser un lenguaje de los hombres que cualquiera puede aprender.

Propiamente hablando, un símbolo en ocultismo significa lo mismo en arte. Si un artista usa símbolos ya hechos en su trabajo, este no es verdadero arte, sino solamente un pseudo arte. Si un ocultista comienza a usar símbolos ya hechos, su trabajo no es verdaderamente oculto, porque esto no contendrá esoterismo, ni misticismo, sino sólo un pseudo ocultismo, pseudo esoterismo y pseudo misticismo. El simbolismo en que los símbolos tiene significados definidos es pseudo simbolismo.

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Teniendo clara esta idea en su mente, el autor halla que la clave del Tarot debe residir en la imaginación y decide hacer un esfuerzo para re-diseñar las cartas, entregando cuadros descriptivos del Tarot, y para interpretar los símbolos, no por medio de análisis, sino por síntesis. El lector encontrará en el siguiente titulo "cuadros escritos", reflexiones de muchos autores que han escrito sobre el Tarot, como Saint Martin, Eliphas Levi, Papus, etc. y otros autores que ciertamente nunca pensaron en el Tarot como, por ejemplo, Plotino, Gichtel (siglo VXII), Friedrich Niestzche, M. Collins, etc., quienes llegaron, no obstante, a los mismos principios fundamentales como los autores desconocidos del Tarot.

Las descripciones de los arcanos en estos "cuadros escritos" frecuentemente representan una concepción que es casi enteramente subjetiva, por ejemplo, la de la carta 18. Y el autor parece pensar que otro puede concebir los mismos símbolos en forma diferente, en ningún caso él considera esto totalmente posible.

Cualquier interesado en este rompecabezas filosófico bien puede preguntar: ¿Entonces, qué es el Tarot?

¿Es una doctrina o simplemente un método? ¿Es un sistema definitivo o simplemente un alfabeto por cuyos medios se puede construir cualquier sistema? En resumen, es un libro conteniendo enseñanzas específicas, o es simplemente un aparato, una maquina que puede ser usado para construir cualquier cosa, igualmente un nuevo universo.

El autor cree que el Tarot puede ser usado para ambos propósitos, por supuesto, los contenidos de un libro pueden ser leídos tanto hacia delante como para atrás no puede ser dicho para ser, en sentido ordinario, estrictamente definitivo. Pero quizá encontramos en esta verdadera indefinición del Tarot y en la complejidad de su filosofía, el elemento que constituye su definición. ¡El hecho de que se cuestione el Tarot si es un método o una doctrina muestra la limitación de nuestra "mente tridimensional" que está incapacitada para elevarse sobre el mundo de la forma y contraposiciones o para liberarse a ella misma de la tesis y antítesis! Sí, el Tarot contiene y expresa cualquier doctrina a ser encontrada en nuestra consciencia, todo en este sentido tiene definición. Esto representa la Naturaleza en toda su riqueza o sus posibilidades infinitas, y existe en esto como en la Naturaleza, no uno, sino todos los potenciales significados. Y esos significados fluyen y siempre están cambiando, así el Tarot no puede ser específicamente esto o aquello, porque siempre se mueve y aún es siempre lo mismo.

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En los siguientes "cuadros escritos" las cartas son tomadas en pares: -- I y 0; II y XXI; III y XX, etc. -- en cada par una carta completa el sentido de la otra y dos hacen una.

Carta I.-- "El Mago"
"Hombre" Superhombre. El Iniciado. El Ocultista altamente consciente. Logos Humano. El "Adam Kadmon" kabalístico. La Humanidad. "Homo Sapiens"

Carta II.-- "La Sacerdotisa"
Ocultismo. Esoterismo. Misticismo. Teosofía. Iniciación. Isis. Misterio

Carta III.--  "La Emperatriz"
La Naturaleza en su aspecto fenoménico. La fuerza de la Naturaleza siempre renovando y recreando. La realidad objetiva.

Carta IV.-- "El Emperador"
Tetragrammaton. La ley de cuatro. Energía latente de la Naturaleza. Logos en el total aspecto con todas las posibilidades del nuevo Logos. Filosofía hermética.

Carta V.-- "El Carro"
"Hombre". La imaginación. Magia. Auto sugestión. Auto decepción. Medios artificiales de adquisición. Pseudo ocultismo. Pseudo teosofía.

Carta VI.-- "Los Amantes"
"Hombre" Otro aspecto del "Adam Kadmon", el "Hombre Perfecto", el "Divino Andrógino". El amor como los esfuerzos de "Adam Kadmon" para encontrarse a sí mismo. El equilibrio de los contrarios. La unificación de la dualidad, como medio para conseguir la Luz.

Carta VII.- "El Hierofante".
Misticismo, Teosofía. Lado esotérico de todas las religiones.

Carta VIII.- "El Poder"
El Poder real. La Fuerza del amor. La Fuerza de la unión (Cadena Mágica). Fuerza de los Infinito. Ocultismo. Esoterismo. Teosofía.

Carta IX.-- "El Ermitaño"
"Hombre". El camino de la Iniciación. Búsqueda de la Verdad en la vía derecha. Conocimiento interno. Luz interna. Fuerza interna. Teosofía. Ocultismo.

Carta X.-- "La Rueda de la Fortuna"
La Rueda de la Vida. La vida siempre cambiante y nunca siendo lo mismo. El Círculo del Tiempo y los cuatro elementos. La idea del círculo.

Carta XI.-- "La Justicia"
Verdad. Conocimiento real. Verdad interna. Ocultismo. Esoterismo. Teosofía.

Carta XII.- "El Colgado"
"Hombre" El dolor de la elevada consciencia atada a las limitaciones del cuerpo y de la mente. El superhombre en el hombre separado.

Carta XIII.-  "La Muerte"
Otro aspecto de la Vida. Ir fuera en orden a volver al mismo tiempo. Completar el círculo.

Carta XIV.- "El Tiempo (La Templanza))"
El primer logro. El "Arcanum Magnum" de los ocultistas. La Cuarta Dimensión. El espacio elevado. "El eterno ahora".

Carta XV.-  "El Diablo"
"Hombre". Debilidad. Falsedad. La caída del hombre en la separatividad, en el odio y en lo finito.

Carta XVI.-  "La Torre"
Sectarismo. Torre de babel. Exoterismo. Confusión de las lenguas. Caída del exoterismo. La fuerza de la Naturaleza restableciendo la verdad distorsionada por los hombres.


Carta XVII.-- "La Estrella"
El aspecto real del mundo astral. Lo que puede ser visto en éxtasis. La imaginación de la Naturaleza. El conocimiento real. Ocultismo.

Carta XVIII.- "La Luna"
El mundo astral como es visto por los medios artificiales de magia. Mundo de "Psiquismo", de "Espiritismo". Temores nocturnos. La verdadera luz de arriba y la falsa representación de esa luz desde abajo. Pseudo misticismo.

Carta XIX.-- "El Sol"
El símbolo y manifestación del Tetragrammaton. Poder creativo. Fuego de vida.

Carta XX.-- "El Juicio"
La resurrección, Victoria constante de la vida sobre la muerte. Actividad creativa de la naturaleza en la muerte.

Carta XXI.-- "El Mundo"
Naturaleza. El Mundo como es. La Naturaleza en su aspecto noumenal. Lado esotérico de la naturaleza. Lo que se hace conocido en el esoterismo. Realidad interna de las cosas. Consciencia humana en el círculo del tiempo entre los cuatro elementos.

Carta 0. --   "El Tonto"
"Hombre." Un hombre ordinario. Un hombre separado. El no iniciado. La consciencia baja. El fin de un rayo no sabiendo su relación al centro.

Las veintidós cartas pueden ser divididas en tres divisiones que incluyen cada una  siete cartas de similar significado,  la carta vigesimosegunda (N° 21) como un duplicado (de la N° 10) permaneciendo fuera del triángulo o formando un punto en su centro.
Los tres grupos de siete pertenecen: el primero al hombre, el segundo a la Naturaleza y el tercero al elevado conocimiento a la Teosofía en el amplio sentido de la palabra.

El primer grupo de siete. Cartas: I--El Mago; 0-- El Tonto; V-- El Carro; IX-- El Ermitaño; VI-- Los Amantes; XV-- El Diablo; XII--El Colgado.

Los contenidos de estas siete cartas se pueden tomar como temporales cuadros de siete grados del sendero del Hombre en su vía a ser Superhombre, o como cuadros de presente eternidad de siete faces del hombre o como los siete yoes del hombre coexistiendo con él. Este último significado representa el sentido interno de la secreta doctrina del Tarot en sus relaciones con el Hombre.

El segundo grupo de siete (Naturaleza) incluye las cartas: III.- La Emperatriz; X-- La Vida; XIV--La Muerte; XIV-- El Tiempo; XVI-- La Torre; XIX-- El Sol; XX-- El Juicio.

El tercer grupo de siete (Teosofía) incluye las cartas: II-- La Sacerdotisa; IV-- El Emperador; VIII-- La Fuerza; VII-- El Gran Hierofante; XI-- La Justicia; XVII la Estrella; XVIII-- La Luna.


[1] Histoire do la Magie".