viernes, 28 de febrero de 2014

LA VOLUNTAD y EL EGRÉGOR

Arcano XI del Tarot: "La Fuerza"

En esta ocasión les entrego un breve escrito, que aunque muy suscinto, bastante esclarecedor respecto al trabajo y desarrollo de la Voluntad y la relació de fuerza que se produce al unirse y conformar un grupo sobre un ideal común (Egrégor).

La autoría es de Serval, del cual ya he publicado anteriormente.

Que lo disfruten





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Ninguna enseñanza tiene sentido si no provoca en el estudiante un cambio conductual. La voluntad individual debe sintonizarse con la Voluntad Superior. El ser humano está  llamado a transformarse y transformar lo que le rodea. Para ello ha sido dotado de ciertos elementos como la voluntad al bien y la buena voluntad.
La disciplina iniciática tiene por objeto desarrollar la voluntad al bien y la conexión con la voluntad superior.
En el Arcano XI [véase lámina del inicio] encontramos a una joven en actitud serena y relajada, quien sujeta el hocico de un león, manteniéndose este tranquilamente sentado.
El significado fundamental de esta lámina es la fuerza de voluntad, la capacidad de conseguir lo que una persona se propone.
Sobre la cabeza de la joven se suele representar el símbolo del infinito. En este caso, quiere significar el dominio del astral, el conocimiento de la afectividad. Sin embargo, esta afectividad no es emocionalidad, puesto que la joven aparece es una actitud de serenidad.
Para conseguir un propósito determinado debemos reunir tres cosas fundamentales:
1.     Tener claro y definido el objetivo a conseguir;
2.     Tener el sentimiento que impulse a perseverar en el objetivo establecido;
3.     La acción resultante de los dos factores anteriores, el aprovechamiento de las oportunidades que se presenten para llevar a cabo lo que se quiere.
Para que la fuerza actúe en forma correcta y nos lleve a lo que se desee, debe aplicarse con discernimiento, en forma inteligente y perseverante.
TODA PERSONA TIENE VOLUNTAD. Es una cualidad inherente al ser humano. Solamente debemos distinguir que hay fuerzas de voluntad dirigidas, desarrolladas y otras no desarrolladas.
Además podemos distinguir dos tipos de voluntad:
a)     Voluntad Inferior
b)    Voluntad Superior
La Voluntad Inferior se refiere a lograr aquellas cosas que se refieren a la Personalidad; provienen de ella. El profano sólo satisface a ésta, no dejando que la Voluntad Superior se manifieste, lo que lleva a la vanidad, el empecinamiento, el egoísmo, etc.
La Voluntad Superior consiste en sentir influencias cada vez más sutiles que nos llegan de un nivel superior, en la forma de Fuerzas.
Para que la Voluntad Superior se manifieste en nosotros, es necesario:
1.     Estar consciente que en nosotros existe una individualidad, un "Yo Superior".
2.  Observarse a sí mismos para que de este modo nos demos cuenta que en nosotros coexisten varios "yoes". En la persona no entrenada, cada "yo" tiene su propia voluntad y la resultante de todos sus deseos es la Voluntad que generalmente se tiene. Por eso los individuos cambian tan a menudo de propósito, ya que proviene de la falsa personalidad. A medida que un propósito logra mayor profundidad se vuelve más esencial, se convierte en un propósito sin palabras.
3.  Generalmente, se ve a la Voluntad como algo negativo, como una resolución empecinada, porque vemos la Voluntad como una cosa que se ha de ejercer contra otra. Asociamos la Voluntad a resistencia. La Voluntad ordena, une, por eso crea algo nuevo, contiene nuevas posibilidades. No hay contradicción, no hay negación. Tiene que ver con la certeza de que es posible una solución y con cierta clase de paciencia activa y cierta confianza en que la situación presente, no resuelta actualmente, tendrá solución.
4.     La clave está en encontrar el significado nuevo. Darse cuenta de que la Voluntad es deleite antes que privación.
5.     Se necesita sinceridad interior, realmente aspirar a lo Superior, querer dejar lo que somos actualmente, la falsa personalidad. Tener un objetivo que se encuentre sobre lo que somos actualmente.
La Voluntad Superior proviene de lo alto, no de la vida y su nivel de intereses. Si una persona no tiene esto en perspectiva, no tiene oportunidad alguna de atraer esta voluntad; lo cual sucede cuando dejamos de ser egoístas, de auto-admirarnos, va más allá de los prejuicios, de la vanidad.
La voluntad Superior ignora todo lo del mundo externo, las cosas y personas captadas por los sentidos, no proviene de lo superior.
La voluntad es una fuerza y como tal tiene tres características que la determinan:

  • ·        Magnitud (medida o intensidad de la fuerza)
  • ·        Sentido
  • ·        Dirección
 
Efectos:
a     a)     Efecto directo: canalizando toda la fuerza en un solo punto y en forma directa.
b    b)  Efecto de carambola: la fuerza se aplica a varios puntos a la vez, por lo que llega con menor intensidad; el efecto es menor. Sí uno aplica la fuerza de voluntad a varias cosas a la vez, la magnitud de ella es menor
Debemos perseverar para mantener la magnitud de la fuerza el tiempo suficiente. Debemos tener claro el objetivo para aplicar la fuerza en el punto apropiado y darle el debido sentido y la correcta dirección.
Una de las mayores dificultades para conseguir algo es el problema que la persona no entrenada, no consciente de sí, tiene ese conjunto de "yoes" y cada uno tiene propósitos distintos. Uno puede decir "quiero comer esto" y otro puede decir "no debo comer eso". Finalmente triunfa el más fuerte o el propósito común a la mayoría de los yoes.
Debemos tomar conciencia que tenemos que transformar los viejos hábitos inconscientes por otros conscientemente determinados. Para ello podemos empezar a actuar con pequeños esfuerzos diarios, pequeñas cuotas. La perseverancia en ello nos llevará a construir nuevos hábitos. Trasladar una montaña de piedras puede parecemos algo muy complicado, pero podemos hacerlo piedra por piedra y pronto nos encontraremos con la montaña trasladada. Recordemos el cuento de Gulliver y los liliputienses. Estos últimos eran seres muy pequeñitos que aprovecharon el hecho que el gigante estaba dormido para atarlo. Lo hicieron con unos hilitos muy finos, pero les dieron tantas vueltas que finalmente lo consiguieron y el gigante con toda su fuerza no logró liberarse. Los liliputienses tuvieron paciencia, perseverancia, claridad de objetivos y confianza en sí mismos.
Tener confianza en sí mismo es un requisito fundamental para desarrollar la voluntad. Esta confianza puede irse adquiriendo precisamente a través de esos pequeños pasos, de pequeñas acciones que nos llevan a pequeños triunfos. Así veremos que vamos siendo capaces de obtener lo que nos proponemos y tendremos cada vez más confianza para emprender tareas mayores. Esto permitirá tener mayor motivación en lo que hacemos, mayor afectividad, mayor corazón, lo que es otro requisito para tener voluntad disciplinada.
Procuremos no compararnos con los demás, porque puede desanimarnos sin fundamento. A veces se observa que una persona en pocos minutos puede desarrollar con mucha facilidad una tarea. Creen muchas personas que pueden hacer otro tanto y al intentarlo, fracasan. Esto es porque no han comprendido que para que la otra persona llegue a esa maestría ha requerido un trabajo perseverante de muchos años. Nadie puede llegar a esa perfección si no ha perseverado paso a paso, si no ha pasado por muchos fracasos. Una persona que no se ha dado ese esfuerzo, sin ello no puede llegar a conseguirlo. Pero tengamos presente, que todos pueden llegar a una maestría si se persevera el tiempo suficiente en cada cosa. La comparación debe ser consigo mismo. Observar si esta semana estamos consiguiendo más que la semana anterior. Entonces estamos avanzando. La persona que tiene maestría en algo no nació con esa cualidad, la conquistó a través de un esfuerzo dirigido. Vemos una vez más que la explicación de las cosas está en lo invisible, en lo que no se aprecia a simple vista. La causa de las cosas está más allá de nuestra primera impresión. Esto es una actitud esotérica. Esoterismo no es intelectualizar, sino comprender y practicar esta enseñanza.

Adiós ―dijo el zorro― He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. ―Lo esencial es invisible a los ojos― repitió el principito, a fin de acordarse.[1]
 
La imaginación es una facultad que apoya la voluntad. Con ella podemos anticiparnos en el tiempo y visualizar el objetivo propuesto ya conseguido y con ello impregnar al subconsciente con esta idea. Esto permitirá mantener nuestro esfuerzo y aprovechar cada oportunidad que se nos presente para conseguirlo. Podemos también escribir los objetivos y cada día leerlos para grabarlos en nuestra mente. Imaginando lo que queremos, el subconsciente lo acepta como real, porque esa es la forma en que capta las cosas, entonces se va a cumplir inevitablemente lo que se quiere. La mente debe aceptar la idea que es capaz de conseguir lo que se ha propuesto. Esta convicción, esta certeza en que se puede conseguir lo que se desea, si se persevera en ello, si se actúa con disciplina, con un ritual, es lo que nos da la serenidad. Nace una seguridad en sí mismo. Por esto, la joven de la lámina actúa con seguridad, con tranquilidad y serenidad. Sabe que puede conseguir lo que se ha propuesto.
El último aspecto que podemos estudiar en esta ocasión es que la unión hace la fuerza. Si se junta un grupo de personas para conseguir un objetivo, aumenta la rapidez con que pueden conseguirlo. Puede ser cualquier propósito. Un grupo de personas deportistas puede reunirse y formar un club. Con la acción conjunta conseguir equipamiento y terreno para hacer sus actividades. Un grupo de personas que siente deseos de ayudar, puede agruparse en una institución de servicio y aumentar así su acción, conseguir la cooperación de la comunidad para estos objetivos.
Ahora si la persona tiene objetivos más espirituales, más trascendentes, entonces puede agruparse para estudiar y desarrollarse. O mejor aún, integrarse a algún grupo de desarrollo real que posea un guía espiritual que haya realizado los objetivos deseados. En este caso es posible entonces incrementar enormemente la capacidad de evolucionar. Pero además hay una gran diferencia en este tipo de grupos.
Existe una "forma" mental, un '‛sentimiento'‛ grupal, formado por la suma de los pensamientos y sentimientos de los integrantes. Esta "forma" grupal se une a través del espacio y tiempo con todos los maestros y grupos que trabajan en lo mismo o que trabajaron en ello. Esto naturalmente, si el grupo es realmente un grupo de desarrollo espiritual y si tiene a lo menos un guía espiritual. Hay nombres muy hermosos, estatutos con palabras hermosas, puertas muy bellas y macizas, pero que no conducen a ninguna parte. Es sólo letra.
Los integrantes se alimentan de esta forma grupal. Si sus objetivos coinciden con los del grupo, entonces resuenan con esta ’‛forma" y se produce una conexión que une a través de toda una cadena que trasciende el espacio y tiempo. Además, como son objetivos conformes a las Leyes y Principios Universales, hay un alimento con el Todo, con la creación, con la divinidad. De allí que sus integrantes al participar de una reunión en la cual comparten los objetivos, salen completamente fortalecidos.
Pero sí hay personas que no comparten sinceramente un deseo de superación, de aprender, de perfeccionarse, de amar, de servir, entonces no entenderán nada. Sólo verán lo externo. Entonces se les mostrarán las cosas y no verán, se les hablará y no oirán. Son como ciegos y sordos, y por lo tanto, terminan separándose. Sólo quien sinceramente abre su corazón y es humilde, puede avanzar y llegar a construir su destino y encontrar el cielo. Sólo quien comprende que necesita de los demás, que necesita servir lo superior, que se requiere buscar la unidad y la unión podrá avanzar a gran velocidad y transformarse en un superhombre, en un ‛‛mago'‛ como lo indica la página l del Libro del Tarot. En resumen, tenemos que la unión hace la fuerza si la fuerza es la de la Unidad.

 Esta fuerza unitaria, esta '‛forma'‛ mental de un grupo iniciático real se llama "egrégor". Veamos un poco lo que esto significa.
Un conjunto de personas que tienen objetivos comunes y mantienen ciertas relaciones internas entre sí, constituyen un grupo. Si este grupo se reúne regularmente, inspirado en estos objetivos, va formando poco a poco un sentimiento grupal. Este sentimiento o ‛'espíritu‛‛ grupal está formado por la suma de los pensamientos, deseos, ideales, sentimientos, etc., de los integrantes del grupo. Si el grupo se reúne y trabaja en forma sistemática, esta ‛'forma‛‛ grupal va adquiriendo fuerza y vitalidad. Comienza a hacerse tan real que puede ser sentido de alguna forma por los integrantes. Este sentimiento grupal adquiere así una característica definida. De allí que podamos denominarla "forma'‛ grupal. Cada integrante aporta algo de su energía "psíquica'‛ para su formación y esta adquiere así, entonces, existencia. Se produce una interacción entre esta "forma" y los integrantes. Cada miembro del grupo la alimenta con sus pensamientos y deseos, y a la vez se estimula por la presencia de este sentimiento grupal. Las características de esta forma grupal serán más o menos positivas o negativas, según los pensamientos y deseos de los integrantes. Cuando un nuevo miembro se incorpora al grupo, se sentirá más o menos cómodo en él según sea su modo de pensar y sentir. Si su manera de ser está en general acorde con el espíritu grupal, se sentirá bien. Si no es así, deberá adaptarse o irse.
En los grupos con objetivos espirituales, esta forma puede adquirir nuevas e importantes características. Si sus directivos tienen los objetivos bien claros y definidos, si tienen siempre presente los principios de la organización a la cual pertenece, si tienen en cuenta las Leyes Universales y si actúan conforme a todo esto, entonces podrán hacer un trabajo consciente para la creación de una forma grupal que reúna las siguientes características:
1.     Estar provisto solamente de cualidades y pensamientos positivos (evolutivos), y
2.     Estar conectado con las jerarquías superiores o con formas superiores más altamente evolucionadas.
Serval




[1] “El Principito” de Antoine de Saint-Exupery

domingo, 16 de febrero de 2014

ESTO ES LA MASONERÍA

A continuación una conferencia dedicada a las mujeres, en una tenida blanca del Triángulo Armando
Quezada Acahrán, de Rión Bueno, República de Chile.
Esta conferencia se publicó en la "Revista Masónica de Chile" Nº 7 Septiembre de 1938. Órgano Oficial, en ese tiempo, de la Gran Logia de Chile (R.E.A.A.).
Aunque es una aproximación muy básica, general y sutil, a la Masonería, sirve para aquellos que aún esta enseñanza permanece en la más completa de las penumbras.
También es importante consignar que el Rito con el cual trabaja la Gran Logia de Chile (Rito Escocés Antiguo y Aceptado: R.E.A.A.) no contempla logias o centros de instrucción igual en hombres y mujeres, haciendo participar a éstas últimas en las "tenidas blancas" (abiertas) y en "Logias de adopción", en las cuales sus miembros se abocan especialmente a labores sociales en la comunidad.
Sin embargo, también es necesario aclarar que existen otras Agrupaciones Masónicas, en los cuales los dos sexos si trabajan en conjunto y con la misma enseñanza y profundidad. Ejemplo de ello tenemos a la Gran Logia Mixta de Chile y el Rito de Memphis y Misraim, entre otros.

Espero que sirva.

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Queridas hermanas:
En una ocasión anterior, cuando tuvisteis la bondad de concurrir a nuestra reunión, os dije, que gran parte de las logias masónicas ponen como condición al ingreso de un profano casado, la de que cuente con el consentimiento de su cónyuge. Os expuse, que tal medida era de elemental prudencia, dado que la masonería es unas de las instituciones más perseguidas en el mundo por las calumnias de los ignorantes y por los ataques injustificados de sus enemigos. En tales condiciones, agregué, es de lógica suponer, que alguna vez pudiera ocurrir, que alguna mujer se sintiera intranquilizada al tener, casualmente, conocimiento de que su marido pertenece a esta institución tan perseguida.
Nosotros, que ante todo, respetamos a la mujer y deseamos la tranquilidad, la paz y la felicidad del hogar de los hermanos, estimamos, pues, indispensable que la mujer sea sabedora de los pasos dados a este respecto por su marido.
Pero no es éste sólo el motivo de la exigencia que formulamos, sino que de ella se desprende, al propio tiempo, una consecuencia, que es, en cierto modo, una ventaja egoísta para nosotros. Es bien sabido que el interés por cualquier asunto, tomado al principio con cierto entusiasmo y ardor, suele decaer paulatinamente, cuando faltan estímulo e iniciativas para su prosecución. Seguramente, por ejemplo, que no hay para el eclesiástico nada más desconcertante, que la falta de asistencia de los fieles a sus ceremonias. Para el conferencista debe ser deprimente hablar ante sillones vacíos. Para el político ha de ser, desesperante estar en una reunión de propaganda, desierta de sus adeptos. Nosotros, a nuestro turno, vemos naturalmente con desagrado la falta de concurrencia de los hermanos a nuestras reuniones; vemos que, por causa de esta inasistencia los hermanos se van distanciando poco a poco de la fraternidad y se pierden para la institución.
Esta pérdida de entusiasmo, este distanciamiento de elementos y de acción, es arma que fácilmente esgrimen los enemigos en nuestra contra, como si ella no se volviera, en ocasiones, también contra ellos mismos. Con cierta apariencia de razón dicen que las logias y la idea masónica en general no son suficientemente fuertes para retener en sus filas a individuos que ingresaron a ellas, manifestando entusiasmo e interés por la causa.
Esta pérdida de interés y de entusiasmo de algunos de nuestros adeptos, es lo que vosotras podéis fácilmente contrarrestar. En vosotras deben encontrar vuestros maridos el mejor estímulo y consejo para frecuentar reuniones de hermanos, de las que,— así lo esperamos por lo menos―— vuelvan a sus hogares y a sus labores cotidianas, más alegres, más felices, más satisfechos e idealistas.
Y para que vosotras, queridas hermanas, podáis y queráis, con amor, prestar este servicio, que de vosotras esperamos, es menester que os demos a conocer algunos detalles de la historia, del objeto, de los fines y de la idealidad de nuestra sublime institución. Aún a riesgo de repetir lo que vosotras ya conocéis, quiero en esta ocasión referir algo de lo mucho que debe conocer la mujer sobre nuestra institución.
Pero antes de hacerlo, quiero repetir, lo que ya en anterior ocasión os manifesté: la masonería no es una institución secreta. Todas sus obras pueden ser públicas y perfectamente publicadas. Nada hay más fácil y accequible a la pesquisa, que la masonería; sus actas, sus documentos, sus reglamentos y sus estatutos, pueden ser exhibidos sin ningún inconveniente a cualquiera autoridad pública, o a cualquier persona que pueda tener un interés legítimo en ello. Por lo demás, hay bibliotecas enteras que tratan de esas cosas. Lo que no aceptamos es la divulgación inmotivada de nuestras obras, acciones y prácticas, a personas que para ello no tienen otro interés que el de la mofa, de la burla o de la vulgar curiosidad. En este sentido la masonería es reservada. La caridad que hacemos y la acción social que practicamos, no la publicamos a campanadas y a todos los vientos. Cumplimos al respecto con el mandamiento divino: que la mano izquierda no sepa, lo que hace la derecha.

Historia.
El nombre de la masonería y las formas actuales de la institución; son relativamente nuevos. La causa que abrazamos y defendemos es antigua. En todos los tiempos y en todos los pueblos ha habido individuos que, es cierto que aisladamente, pensaban y obraban en forma correspondiente a nuestro ideal masónico. Esos individuos, contrarios a todo fanatismo, al chauvinismo, contrario a toda división de clases sociales, consideraban y amaban a toda la humanidad como hermanos, se preocupaban de los derechos del hombre y amparaban especialmente ·a los desheredados de la fortuna. Los más cayeron mártires de sus opiniones. Allí están para demostrarlo los filósofos Pitágoras, Sócrates y Platón; allí están los profetas Jeremías y San juan Bautista; allí está Jesucristo; allí están los Apóstoles como San Pedro; allí están los investigadores Giordano Bruno, Galileo, etc.
Hombres de esta naturaleza, para escapar de las persecuciones de que eran víctimas en su época, buscaron asilo en ciertas corporaciones que gozaban de privilegios y la confianza de las autoridades. Fueron especialmente las sociedades de los arquitectos, constructores, albañiles y picapedreros, los que recibieron en su seno esta verdadera inyección de ciencia y de idealismo, al aceptar a estos obreros del ideal, a estos labradores en obras inmateriales. Estas corporaciones de arquitectos y de constructores estaban especialmente en auge en Inglaterra, en la época de las grandes construcciones de Iglesias y Catedrales. Ellas se denominaban "logias", lodges, Logen, y sus afiliados se llamaban "masons", masones, Maurer, (albañiles). Los idealistas científicos afiliados a esas instituciones los llamaron "accepted masons”, masones aceptados, angenommene Maurer.
'Terminadas las grandes construcciones en referencia, especialmente las de Londres, los obreros manuales dejaron de concurrir a las reuniones, y siguieron solos los "aceptados", manteniendo en sus reuniones muchas de las costumbres de los arquitectos y constructores, eso sí que dándoles a esas prácticas ritualísticas no ya un carácter material, sino un tinte idealista, simbólico.
Siguieron `reuniéndose en los restaurantes de costumbre, y denominándose con el nombre del respectivo restorán.
En 1717, en la noche del 24 de junio, conducidos por el conocido predicador Anderson y por el famoso naturalista Desagulieres, se reunieron cuatro de estas logias y fundaron una Gran Logia. Este es el origen de la francmasonería en su forma actual, sociedad que, como veis, lleva algo más de doscientos veinte años de vida.
Organización y desarrollo.
Fundando nuevas logias en todas partes, en el transcurso de estos dos siglos, la masonería Se extendió por el mundo entero. El miembro de cualquiera logia es aceptado sin ninguna dificultad en cualquiera logia del Orbe, de manera que el miembro activo de una logia, de cualquiera nacionalidad, idioma, religión, credo político o raza que sea, encuentra en todas partes donde vaya, grupos de hermanos y amigos, dispuestos a prestarle los auxilios y servicios que necesite.
En este sentido la masonería es una sola y universal institución y sus miembros todos se reconocen y tratan como hermanos.
Aunque la institución es universal, ella, en la práctica, está organizada en forma tal, que todas las logias del territorio de un determinado país están sometidas a la jurisdicción de una Gran Logia, la Gran Logia de dicho país, la que se gobierna con absoluta independencia de cualquiera autoridad, dentro de su territorio. No hay ninguna autoridad suprema y extraña o universal de la masonería, que tenga jurisdicción sobre las Grandes Logias o sobre alguna de las Grandes Logias de los diversos países. Dicha Gran Logia nacional, repito, es la única autoridad sobre las diversas logias de su territorio, autoridad absoluta, autoridad independiente. Hay, en· cambio, territorios en que existen varias Grandes Logias independientes entre sí, como ocurría en Alemania, antes de la clausura oficial de las Logias, en cuyo país había siete Grandes Logias, que se repartían entre sí la jurisdicción sobre todas las logias alemanas, siendo todas ellas independientes entre sí.
En Chile, existe la Gran Logia de Chile desde el año 1862. Ella es el único poder legislador de la masonería simbólica de Chile y tiene bajo su jurisdicción más o menos setenta logias, con más o menos seis mil afiliados.
Además de las logias existen algunos organismos masónicos, que no alcanzan a. formar número suficiente de miembros para reunirse en logias, y que se denominan "triángulos” masónicos (Freimaurer—Kraenzchen), como lo es el nuestro de Río Bueno. Todos estos triángulos aspiran y deben propender a convertirse en logias a la brevedad posible.
El Jefe de cada Gran Logia es elegido por representantes de las diversas logias de ella dependientes y se llama Gran Maestro. El Jefe de una Logia, elegido por ella, se llama Venerable Maestro, y el Jefe de un triángulo, también elegido por sus miembros, se llama Presidente.
Ahora preguntaréis vosotras: ¿Cómo es universal la masonería si no tiene una autoridad general, universal, central?
Repito, no tenemos tal autoridad. Nos une únicamente, universalmente, el ideal común, el principio universal.

Objeto y fines de la masonería.
¿Cuál es ese ideal común, unificador, universal?
En una palabra puede resumirse, diciendo: humanizar a la humanidad. Conducir, guiar, a la humanidad hacia su mayor perfeccionamiento, tanto en el sentido cultural, como en el sentido físico, como en el material, en el moral o ético.
Ese es nuestro principio común.
Ese es nuestro ideal universal.
Esa es nuestra única autoridad central. En ese ideal descansa, a falta de otra autoridad, nuestra unidad armónica y fraternal.
La realización, o por lo menos la persecución de ese ideal, demanda de nosotros una doble labor; una individual y una social.
La labor individual consiste en impregnar o infiltrar, por decirlo así, a todo individuo que se alista en nuestras filas, de una conciencia completa y perfecta de su responsabilidad para conservar la pureza de su nombre, para cumplir las obligaciones que tiene en la sociedad humana, para extremar las que tiene con su País, para cultivar las que tiene con su familia. El masón a estos respectos debe ser hombre sin mácula, de carácter leal, fiel padre de familia, altruista miembro dela sociedad en que vive, patriota ciudadano.

Suponemos a cada masón un individuo creyente. Sus ideas y creencias particulares no las influenciamos en forma alguna, ni exigimos cuenta de ellas. Pero si exigimos respeto a la Divinidad, al Creador, Regulador y Legislador de todo cuanto existe. Con este "liberalismo religioso", no somos ni tratamos de ser, en forma alguna irreligiosos, ni arreligiosos, ni indiferentes. Al contrario: en este punto exigimos que cada cual cumpla con sus particulares deberes.
En esto está, precisamente, el mérito de la masonería: en este "liberalismo” en varios sentidos. Hombres separados en el mundo profano por creencias religiosas, por doctrinas políticas, por diversidades raciales, por diferencias de clases, que por estas causas llegan a combatirse allá, aquí se reúnen y congregan en santa armonía, guardándose mutuo respeto, y amándose los unos a los otros fraternalmente.
Esta es la base de nuestra labor social. En esta forma tratamos de humanizar a la humanidad. Comenzamos por nosotros mismos, seguimos por nuestras familias, nuestras relaciones sociales, nuestra nación, para, en esta forma de círculos concéntricos, por decirlo así, llegar a abarcar fraternalmente a la humanidad entera.
No pretendemos borrar fronteras, no queremos abolir nacionalidades, ni es nuestro ánimo demoler razas, no queremos destruir iglesias, ni suprimir religiones, ni dar fin con el patriotismo nacional. Pero queremos que, a pesar de todas estas diferencias, haya una sola humanidad fraternal.
Dentro de nuestras logias estimulamos y tratamos de fortificar estos sentimientos, para propagarlos en seguida en el mundo profano. Porque cultivamos estas ideas dentro de lo apacible de nuestros templos, y porque no salimos con ellos a las calles a gritos, se nos caricaturiza, se hace escarnio y burla de nosotros y se nos pide que obremos a puertas abiertas. No habría para ello, como ya lo dije, ningún inconveniente, ya que tenemos plena conciencia de la bondad de nuestra obra. Pero no lo hacemos, ni lo haremos. Primero, porque nuestros trabajos, en la forma que los realizamos, no tiene ningún interés, sino para aquéllos que intiman el espíritu masónico. No tienen interés para el grueso público novedoso. Segundo, porque es precisamente en la tranquilidad y apacibilidad de nuestros hogares reservados, en donde radica la intimidad y la confianza con que mutuamente nos tratamos, y en donde exponemos libremente nuestras opiniones sobre estos puntos. Lo que aquí pensamos, tratamos y hablamos, lo hacemos sin ostentación, sin vanidad: con tranquilidad. Lo hacemos en absoluta confianza y con amor fraternal, y eso tiene naturalmente mejor éxito que si lo hiciéramos en público, con los consiguientes discursos, llenos de retórica y de efectos oratorios, para que agradara al vulgo.
Así armados, enviamos a nuestros adeptos al mundo, a luchar allá, individualmente, y sobre todo con el ejemplo, por los sanos principios que sustentamos.
No es, pues, como veis, queridas hermanas, el entusiasmo de fiestas, lo que aquí nos reúne, no es la demanda de entretenimientos, ni el propósito de lucros personales.
No es la masonería fuente de pasatiempos, sino de austero sacrificio. Es obra que exige la consagración completa de toda una vida de aquél que quiere luchar en beneficio del mejoramiento de la humanidad.
Si vosotras, compenetradas de lo que os he expuesto, os pusierais de nuestro lado en esta magna obra, consagrareis a ella parte de vuestro interés, y estimulareis a vuestros maridos e hijos para perseverar en ella, habríais hecho grande y meritoria obra, en beneficio de vuestros propios hogares, de nuestras logias, de nuestra. Patria y dela .humanidad entera.
Gracias por vuestra concurrencia y por la atención que habéis, prestado.
 C. S. R.