martes, 25 de marzo de 2014

LA MENTE, UN RADIO HUMANO

Les entrego un artículo preparado en su oportunidad por Herbert Spencer Lewis, y publicado en la revista oficial de la organización A.M.O.R.C. llamada "El Rosacruz", en su número de Mayo de 1982.

La organización "Antiqua y Mística Orden Rosae Crucis" (A.M.O.R.C.), fue fundada por el mismo H. S. Lewis, en la primera mitad del siglo XX, en Estados Unidos. Reclamando esta persona haber recibido la cadena iniciática de antiguas y tradicionales fraternidades Rosacruces en Europa. Actualmente esta organización es una de las organizaciones Rosacruces más ampliamente difundidas en el mundo, seguramente gracias a la cobertura que realizan merced a su instrucción impartida por correspondencia.

Es muy frecuente que las personas asocien el término Rosacruz, con todo lo que pueda implicar, con esta organización, por el hecho de ser la más conocida; pero es necesario dejar bien en claro que "Rosacruz", es un nombre usado para designar a una línea trabajo iniciático y esotérico (fraternidad si se quiere), que es muy antiguo (varios siglos), y se transmite a través de cadenas iniciáticas ocultas de maestro a discípulo ; y dadas estas características es que hoy en día existen una variopinta variedad de organizaciones o agrupaciones que asumen ser los herederos legítimos de esta enseñanza, y toman su nombre. No es mi intención quién o quienes son "verdaderos" y quienes no. Estoy seguro que en toda esta gran gama de enseñanzas que de todas estas organizaciones derivan, se puede rescatar información válida para la persona que inicia un sendero de búsqueda espiritual.

Espcíficamente, en el número de la revista "El Rosacruz", del cual extraje este artículo, se publica el siguiente contenido: El misterio de la creación - El agua y la salud - Invitación a la vida - La mente, un radio humano - China - Hasta la vista - Procesos de aprendizaje y el desarrollo psíquico - Reflexiones sobre la evolución del hombre - Los sonámbulos - Actividades Rosacruces.

Espero que les sirva.   

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Se dice mucho en la literatura oculta y mística acerca del poder del pensamiento y de las radiaciones de la energía mental que, el estudiante con frecuencia se despista en comprender precisamente como estas radiaciones se manifiestan y cómo puede ser en verdad que existan radiaciones en modo alguno.
Para entender completamente el poder del pensamiento sin recurrir exclusivamente a los principios de psicología, deberíamos dirigirnos primero a la fisiología y comprender que cada energía nerviosa es eléctrica.
Este hecho abre inmediatamente la puerta de un campo amplio de investigación e incidentalmente conlleva a un campo más extenso de especulación. Muchos escritores en literatura oculta y mística, que no están preparados adecuadamente en los principios verdaderos, cavan muy honda y libremente en el campo de las especulaciones tomando en cuenta la naturaleza de la energía nerviosa, y muy casual y superficialmente en el campo de la investigación. En otras palabras, tales escritores o estudiantes están profundamente impresionados con la declaración científica de que la energía nerviosa es eléctrica y con ese hecho como una premisa o punto de partida empiezan a especular amplia e ilógicamente, y por lo tanto llegan a todo tipo de conclusiones erróneas. Las conclusiones verdaderas, que deberían ser el resultado de un razonamiento adecuado, son mucho más interesantes y sorprendentes que las especulativas.
  Los Experimentos de Mesmer
  Fue Mesmer quien descubrió un método para probar un antiguo principio místico de que toda energía nerviosa es eléctrica. Hasta en su época este principio había sido impartido en las enseñanzas Rosacruces, y Mesmer fue un estudiante dedicado del trabajo Rosacruz en su país. Pero, mientras los Rosacruces en sus laboratorios tenían maneras y medios de probar que un impulso nervioso era un impulso eléctrico, Mesmer quería probar que ellos causaban u originaban en el campo alrededor de ellos ciertas vibraciones de una naturaleza eléctrica o magnética. Si Mesmer viviera hoy, no tendría que recurrir a los métodos complicados que él usó para establecer el hecho de que cada impulso eléctrico origina un campo eléctrico o magnético de radiaciones.

Hay miles de experimentos registrados en los anales de la ciencia de la electricidad mostrando que en años recientes este hecho ha sido bien establecido. Muchos dispositivos eléctricos, maravillosos, ahora en uso, dependen enteramente del principio que un campo eléctrico rodea a un punto de impulso eléctrico; y si esto no fuera así, no tendríamos teléfono, radio o muchas otras cosas de uso común.
Sin embargo, en la época de Mesmer la ciencia de la electricidad no estaba ampliamente avanzada excepto en los laboratorios del místico, el alquimista y el investigador independiente que no estaba ligado por las tradiciones o principios de la ciencia; por lo tanto, muchas cosas que ahora son de conocimiento común en electricidad no eran conocidas.
Mesmer creyó que si el impulso nervioso en el cuerpo humano era eléctrico en su naturaleza, entonces algo más que la pura manifestación psicológica resultaría de tal impulso y allí se pondría en funcionamiento algún impulso o radiación secundario del impulso original, el cual se movería fuera del cuerpo humano. En otras palabras, él llegó a la conclusión de que si la energía nerviosa en el cuerpo humano fuera dirigida y concentrada a puntos en los dedos, entonces por añadidura el producir simplemente un efecto psicológico dentro del dedo, un efecto secundario en la naturaleza de las radiaciones de esa energía resultaría, v este efecto secundario tendría a irradiar o moverse hacia afuera del punto o lugar del impulso original. Esto lo llevó a creer que había radiaciones en los extremos de los dedos en la forma de ondas muy sutiles de poder o energía que podrían ser detectadas por personas sensibles o quizás por instrumentos sensibles.
No es mi intención repasar los experimentos de Mesmer, aunque cada estudiante de misticismo los encontrará intensamente atrayentes, especialmente en vista de que Mesmer fue grandemente malentendido por las personas comunes de su época y absolutamente condenado como un impostor o una persona que se engañó a sí misma, por los científicos y aquéllos que no estaban listos a aceptar sus descubrimientos. Fue, verdaderamente, desafortunado que los primeros experimentos de Mesmer, adoptaran la forma de tal prueba de estas radiaciones como que sosegaban y calmaban los sistemas nerviosos de otras personas, y que les provocaba sueño o se entregaban a una condición calmada, apacible y relajada.
Poder Curativo
Sabemos hoy en día que tales condiciones como éstas no sólo calman los nervios y provocan somnolencia, sino que tienden a remediar los problemas nerviosos y establecen una condición de armonía en el cuerpo donde la enfermedad y el dolor son disminuidos. Esa es la razón por la que los así llamados curadores magnéticos han sido capaces de producir tales efectos maravillosos por medio del uso de sus manos y esto explica por qué muchos de los grandes Maestros en el pasado y especialmente los esenios fueron capaces de llevar a cabo tal curación maravillosa, aplicando las manos.
Sin embargo el pueblo ignorante se volvió temeroso de esta condición soñolienta y la compararon a algún coma extraño o condición hipnótica que pudiera afectar al paciente. Ellos creyeron erróneamente que si el "fluido magnético" que emanó de los extremos de los dedos de Mesmer o de otras personas podía producir un sueño ligero o una condición serena, entonces un poquito más de tal fluido o una continuación de tales tratamientos podría causarles entrar en un sueño muy profundo o eterno. Tal conclusión era absolutamente falsa y sin fundamento, como sabemos hoy en día, pero en la época de Mesmer el miedo y las creencias supersticiosas, basados en la ignorancia de los hechos, siempre se desarrollaban fácilmente en las mentes de las personas y se aceptaban como verdades, sin investigación.
Por lo tanto, Mesmer fue acusado de haber inventado un método de inducir un trance o sueño profundo. Esta condición fue llamada mesmerismo, y más tarde fue relacionada al hipnotismo, mientras que de hecho no había ninguna relación con el sueño hipnótico en ninguna cosa que Mesmer hizo en realidad. Porque sus experimentos fueron llamados y considerados erróneamente en esta manera, los mundos médico y científico lo ridiculizaron y su trabajo tuvo que terminar con desgracia para él mismo y para las ideas que trató de establecer.

 Entonces la verdad completa del asunto es que no sólo es la energía nerviosa en el cuerpo humano eléctrica, sino que es como una energía eléctrica del tipo que conocemos en relación con todas las otras manifestaciones eléctricas. En otras palabras, se compone de una polaridad negativa y de una positiva, y es un resultado de la relación de una tensión negativa y positiva tratando de coordinarse en un flujo adecuado a través de un canal provisto, Por lo tanto, la manifestación de esta energía nerviosa es una manifestación alterna, consistente en fases de descanso y acción, o inactividad y actividad, causando un impulso ondulante de tan rápido latido o a tal tasa de velocidad que aparenta ser un flujo continuo e ininterrumpido.
He dicho que la ciencia reconoce esta naturaleza eléctrica de la energía nerviosa y aun así debo decir que tal reconocimiento es solamente de una fecha reciente, y fue presentado a fondo sólo hace pocos años en algunos libros de texto, muy completos, sobre psicología, escritos por autoridades eminentes ' con motivo de eliminar toda duda de la validez de las declaraciones[1]. Hasta que este hecho de la naturaleza eléctrica de la energía nerviosa fue establecido, nadie sabía científicamente lo que era; y los científicos, y los médicos especialmente, no lo conocían y no parecía importarles, ya que ellos estaban interesados principalmente en el flujo de la energía nerviosa y sus manifestaciones.
La relación de esta energía nerviosa con el pensamiento es interesante. Sabemos que el cerebro es el tablero de control del sistema nervioso humano, y es por lo tanto, el tablero de mando del sistema eléctrico del cuerpo humano. Todos los impulsos que pasan por los nervios del cuerpo humano lo hacen tan eléctricamente, como si pasaran por cables eléctricos. Cuando colocamos nuestros dedos sobre algunas cosas, el contacto con una substancia diferente, les causa recibir un contacto reflejo o eléctrico con la materia que tiene una polaridad o potencialidad diferente de la del sistema nervioso humano. El resultado es que ese contacto o impulso es transmitido eléctricamente a lo largo del sistema nervioso hasta el cerebro humano, y allí es transmutado o transformado en una impresión y tenemos consciencia de lo que hemos tocado.
Es como el sistema de disco selector en el teléfono; moviendo el disco de marcar y permitiéndole girar de vuelta a su posición, hacemos que una rueda gire emitiendo cierto número de impulsos eléctricos a medida que regresa a su posición de descanso. Estos impulsos, del uno al nueve en número, son llevados consigo a un cable eléctrico para el tablero de control del sistema de disco selector, que es como el tablero de control del cerebro humano, en donde se registran haciendo el mismo número de impulsos que tenían en el disco marcador. Los impulsos son transformados en acción, lo cual pone en funcionamiento otros dispositivos eléctricos y así el circuito se completa. En el sistema nervioso humano una función similar toma lugar. Cierto número de vibraciones viajan por el sistema nervioso al cerebro y al registrarse allí, crean impresiones o formas de pensamientos que son comprendidas por la consciencia.
Vibraciones y Formas de Pensamiento.
Ahora bien, vemos con esto que las ideas son formas de pensamiento, y éstas a su vez, son impulsos eléctricos. Una nota en una cuerda de violín está compuesta de un cierto número de vibraciones y la diferencia entre una nota y otra es una diferencia en vibraciones. La diferencia entre un color y otro es una diferencia en la tasa de vibraciones. Y la diferencia entre la sensación de una substancia que es dura y una que es suave es una diferencia en la tasa de vibraciones comenzada en las puntas de nuestros dedos y transmutada en nuestro tablero de control del cerebro. Por lo tanto, en los centros del cerebro humano los nervios de nuestro cuerpo están grabando y registrando constantemente impulsos de diferentes tasas de vibraciones, que a su vez producen formas de pensamiento.
Mientras dicto este artículo, mis ojos se pasean alrededor de mi oficina y estoy recibiendo muchas
impresiones por medio de la vista, todas ellas son transmitidas por vibraciones a los centros del cerebro, donde son transformadas en formas de pensamiento de imágenes. Escucho a mi propia voz hablando y mi taquígrafa escucha mis palabras. Las palabras que pronuncio son transmitidas, por medio de las vibraciones de una naturaleza eléctrica, a través del espacio a los nervios ligados a los tímpanos de sus oídos, y allí a través de los impulsos recibidos en el tímpano, despiden vibraciones nuevamente a lo largo del sistema nervioso a los centros de su cerebro, donde tales vibraciones se registran y crean formas de pensamiento que se convierten en sonidos.
Lo mismo es verdad con el gusto y el olfato. Cuando nuestra consciencia está despierta a medida que nos movemos de acá para allá, vemos, oímos, olemos, gustamos y sentimos, probablemente tenemos miles de impresiones transmitidas a nuestro cerebro cada segundo, y éstas son transformadas rápidamente en formas de pensamiento y comprendidas como tales por el proceso de transformación de nuestra consciencia.
Estoy omitiendo los otros fenómenos del sistema nervioso que se encargan de la transmisión de los impulsos de los centros cerebrales hacia diferentes partes del cuerpo, como por ejemplo, cuando uno está escribiendo, el cerebro despide vibraciones por los nervios a las manos y a los dedos, lo cual causa pulsaciones de energía muscular, provocando a los músculos contraerse y extenderse, y debido a eso mover la mano y los dedos en el proceso de escribir. Lo mismo sucede con el proceso de caminar, respirar, comer y hacer cualquiera de los cientos de cosas que resultan del funcionamiento de la energía nerviosa en los músculos del cuerpo humano.
Sin embargo, volviendo nuevamente a las formas de pensamiento producidas en la mente humana por medio de las radiaciones de los impulsos eléctricos allí, debemos entender una manifestación adicional de estas formas de pensamiento o impulsos que la ciencia general no toma en consideración, porque está fuera de sus campos de experimentación e investigación. El místico sostiene y demuestra, por medio de varias aplicaciones de la ley natural, que cada vez que un impulso eléctrico y vibratorio en los centros del cerebro causa que una forma de pensamiento sea creada, el impacto sobre la consciencia de esa forma de pensamiento y el encauzamiento de las vibraciones más altas de la consciencia hacia ésta, hacen que la forma de pensamiento irradie vibraciones de sí misma hacia el exterior, en el espacio.
Estas vibraciones irradian como las vibraciones de una antena de una estación transmisora. Ellas se irán al espacio y se chocarán con los centros nerviosos de otros seres humanos que pueden o no estar conscientes de la recepción. Así como una estación receptora o un equipo receptor debe afinarse por medio de un balance adecuado y una armonía apropiada de su capacidad e inducción, de modo que el cambio más leve de polaridad que lo afecta sea muy patente, así la consciencia humana y el sistema nervioso deben armonizarse con las vibraciones entrantes de pensamientos.

Esta es la razón por la que existen muchos experimentos en la labor de las enseñanzas Rosacruces, dedicadas a ayudarnos a balancear y armonizar nuestro sistema nervioso y especialmente la parte psíquica de éste, que tiene que tratar con las tasas más altas de vibraciones como aquéllas emitidas por las formas de pensamiento.
Esto me trae al punto importante y concluyente en relación a la forma de pensamiento. Durante el proceso de transformación de las vibraciones bajas de la energía nerviosa del sistema nervioso en el campo humano a formas de pensamiento que serán reconocidas por la consciencia humana, las vibraciones de estos impulsos nerviosos deber ser aumentadas o intensificadas a las tasas más altas de modo que estén dentro de la escala de vibraciones de la consciencia humana. Esta, es una parte de la energía del alma, y la tasa vibratoria de esta energía es mucho más alta que las vibraciones de la energía nerviosa, en consecuencia, estos dos grupos de vibraciones están en niveles completamente diferentes en la escala de vibraciones. La consciencia del alma vibra en las octavas más altas de la escala, mientras que los impulsos nerviosos eléctricos del sistema nervioso, están en una de las octavas más bajas de la escala.
El sistema nervioso humano está diseñado para reconocer y sentir todos los impulsos de las octavas más bajas, pero son los nervios del sistema nervioso simpático los que son sensibles a las vibraciones de las octavas más altas. Es por eso que las ondas de pensamiento causan muy poca impresión en nuestro sistema nervioso, si acaso causan alguna. Pero también es la razón del porqué debemos desarrollar el sistema nervioso psíquico o simpático en una percepción aguda de las vibraciones que no se han aprendido a notar, o que mal entiende si éste las recibe en modo alguno.
Por lo tanto, el desarrollo psíquico en cierto modo significa el desarrollo del sistema nervioso simpático a tan elevada armonización que se vuelve más v más sensible a las tasas más altas de vibraciones de dentro y fuera del cuerpo humano. Tan pronto como este desarrollo está en camino, nos volvemos más y más sensibles a las impresiones externas de toda clase, nos volvemos como un aparato de radio receptor que es susceptible a una sintonización cercana y nítida, cubriendo una escala amplia de frecuencia. Si nos permitimos estar conscientes de que la mente humana es siempre, aun desde la niñez, una estación radial, potente de ideas y formas de pensamiento, seremos más cuidadosos en lo que pensamos y qué formas de pensamiento permitiremos desarrollar en nuestra consciencia de manera que podamos transmitir siempre, lo que queramos siempre también recibir, sólo lo mejor, lo más amable y los pensamientos más afectuosos.
Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C.
L.




[1] Este artículo fue publicado originalmente en 1929.

jueves, 13 de marzo de 2014

MEDITACIÓN

Lo que a continuación se presenta corresponde a una parte del primer cuaderno del primer año de las enseñanzas del "Grupo de la Meditación para la Nueva Era" (Meditation Group of the New Age, MGNA), cuya ubicación física está en Ojai, California.

El primer año de enseñanzas está constituido de 6 cuadernos (un cuaderno bimestral), Luego existen un segundo y un tercer años, cada uno con cuadernos bimestrales también. 

Considero muy importante la meditación, ya que, según mi pensar, constituye una de las herramientas principales para alcanzar elevados estados de consciencia, y por ende ulteriormente la "Iluminación" y consecuente "Reintegración"; constituyendo ambas la culminación del Sendero Iniciático.

El contenido completo de este primer cuaderno es el siguiente:

Parte I: La Nueva Era - Pensar creativamente - Esquema del Trabajo Grupal.
Parte II: Meditación: Concentración
Parte III: La Ley de las Rectas relaciones Humanas.

Según mi opinión, la enseñanza contenida en estos cuadernos es seria y profunda, y por ende muy útil para cualquier persona que realmente desee hacer avances en este Sendero.

Por esta razón, a quien le interese puede descargar el primer año, los 6 cuadernos, completos del siguiente link:

  https://www.mediafire.com/?w2v27pmpg5bgj22

O bien si quieren contactarse directamente con ellos su dirección web es la siguiente:

 https://meditationmount.org/

Disfruten la lectura

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Acción Interna

Todos crean con el pensamiento continuamente, sépanlo o no, y antes de empezar el estudio de la meditación, debemos percatarnos de que nuestros deseos y pensamientos están continuamente llenando el mundo interior con "formas mentales." La forma mental es una creación mental, cargada de deseo, generalmente. Posee forma tangible en las áreas comparativamente sutiles del mundo del pensamiento, y su potencia, cualidad y duración dependen de cómo la creamos y la sostenemos.
Una de las razones del tumulto mundial de hoy es la miríada de formas mentales negativas, conflictivas y destructivas con que la humanidad llena los éteres. El aumento de la actividad mental del hombre común, a medida que comienza a utilizar su mente con mayor frecuencia, es un paso progresivo, naturalmente, pero temporalmente está produciendo una situación peor que la anterior. Por tanto, la primera responsabilidad es aprender a controlar la mente y, en lugar de acrecentar las formas de pensamientos confusos y destructivos en los éteres, tratar de pensar constructivamente.
El reino de la mente es un área comparativamente virgen, pero todos estamos entrando en esa dimensión con bastante rapidez, y las mentes pioneras que se aventuran están descubriendo las posibilidades que yacen en ese campo. Todo lo cual indica el vasto trasfondo de la meditación y nos sugiere que, así como la meditación es una técnica para entrenar la mente, también es el arte de asumir nuestro patrimonio en los mundos internos.
La mayoría de las personas sólo tiene una vaga idea de lo que realmente es la meditación, y necesitamos aclarar cómo se realiza, cómo funciona, lo que logra, y el servicio que puede prestar. Tal entendimiento es necesario en su práctica y en relación con las Leyes y Principios de la Nueva Era; también contribuirá al concepto general de la meditación.
El pensamiento es una energía, un poder invisible pero real y a través de la meditación podemos enfocarlo para construir, para nutrir, para sostener una idea, una cualidad o una regla o ley de la vida. Sencillamente, la meditación es acción interna ­ acción en los mundos internos. Existen varias clases de acción interna: todo pensar, anhelar, imaginar, toda aspiración y deseo es actividad de este tipo, pero generalmente se llevan a cabo sin intención consciente y sin sentido de responsabilidad. La meditación, por otra parte, es el uso consciente y deliberado del pensamiento para realizar un propósito específico.
Toda humana acción externa es resultado de alguna actividad interna. Con frecuencia, son nuestros deseos y pensamientos incontrolados lo que nos mueve, y esto puede producir toda suerte de dificultades y hasta tener consecuencias dañinas tanto para el individuo como para la humanidad en general. Es por ello que es esencial convertirnos en dueños de nuestro propio reino interior, creando en este mundo subjetivo solamente lo que consideramos correcto y constructivo, y contribuyendo al bien común en esos planos internos tanto como lo haríamos en el mundo externo.
Primeramente, aprendemos a hacer esto en nuestra propia área del mundo interno, área por la cual somos responsables. Luego, comenzamos a contribuir al reino general de vida interior que compartimos con toda la humanidad. A este respecto, debemos indicar los peligros de la sugestión individual o de las masas. Debemos comprender que, del mismo modo, creamos formas mentales todo el tiempo, sepámoslo o no, así que estamos involucrados. Esto significa que estamos “abiertos" a influencias de diversos grados, lo cual es otra razón por la cual debemos desarrollar una positiva vida interior.
Basta pensar en las astutas técnicas empleadas en la publicidad — los "persuasores ocultos" — para darnos cuenta de la importancia de las influencias psicológicas en nuestra vida actual. Aquellos que trabajan en el mundo de los negocios y con intereses materiales están mucho más familiarizados con estos principios y más diestros en su uso que quienes trabajan en campos más espirituales, circunstancia que debería cambiar. Todos aquellos que se interesan realmente por la humanidad y están espiritualmente orientados, deberían volverse tan diestros como los exitosos hombres de negocio en el manejo y utilización del pensamiento, la imaginación, el móvil y la emoción.
Esto presenta un reto a toda persona y un medio de ser útiles dentro de sus propio alcance, no importa cual fuese su condición externa. El pensar constructivamente es algo que todos podemos hacer y que hacemos en todo momento libre, dondequiera que estemos. Por supuesto, la meditación real requiere aislamiento, quietud al principio, pero el utilizar los minutos libres para pensar constructivamente es una buena práctica para aprender a controlar la mente. En poco tiempo, encontramos que podemos hacerlo en lo que aparentemente sean momentos desfavorables, tales como en los trenes, cuando estamos esperando, o aún llevando a cabo simples tareas domésticas.
A menudo hacemos dos o tres cosas al mismo tiempo sin estar conscientes de ello, pero usualmente sólo soñamos o dejamos nuestros pensamientos vagar inútilmente, ya sea arrepintiéndonos del pasado, temiendo el futuro, o no pensando en nada realmente. En vez de esto, deberíamos mantener nuestras mentes funcionando constructivamente, y con algo de práctica no resulta tan difícil.
Aquí cabe mencionar el factor del tiempo. Este es un problema que todos encaran. Casi todos creen que tienen demasiado que hacer; sus vidas son tan complejas; que hay tan poca privacidad hoy; que las demandas del empleo y de la familia dejan escaso tiempo o energías, y, aunque comprendan el valor del tiempo dedicado a la meditación diaria, sienten que no lo pueden emprender. Estas son dificultades reales. La organización y el mecanismo total de la vida moderna no toman en consideración los derechos de la vida interior; así, la tendencia general actual está en su contra. Pero a pesar de estos enormes problemas, si sentimos el valor de la vida interior con suficiente fuerza y realmente intentamos dedicarle algún tiempo, usualmente encontramos la manera de hacer el tiempo durante el día para una corta meditación, por lo menos. Disponer de diez o quince minutos no es un periodo largo dentro de un programa de veinticuatro horas.
Es fácil comprender, sin embargo, que resulta casi imposible tener condiciones ideales para esto en la vida moderna, cualquier momento libre que tengamos durante el día es un oasis del que debemos tomar ventaja. Un buen ritmo a establecerse es el de ' meditar en el mismo sitio, en las primeras horas de la mañana, antes de entrar en el torbellino diario. La regularidad es muy valiosa, pero no debemos depender de dicho ritmo, y, aunque nos tome más tiempo sintonizarnos al trabajo interno y resulte más difícil, es preferible aprender a hacerlo independientemente de nuestros alrededores. Cada uno tiene sus propios problemas a este respecto y cado uno debe de resolverlos como mejor pueda.
Existe además determinado valor en la acción interna de la meditación que no es generalmente conocido. Es que la meditación es redentora tanto en cualidad como en efecto. En nuestra propia área psíquica y también si se medita con otros, en círculos cada vez más amplios, redime la nublada atmósfera psíquica en que vivimos. La aclara y la transforma y es un método definitivo de cooperar con las fuerzas redentoras. La mayoría de nosotros tiene un concepto demasiado abstracto de la redención. Nos inclinamos a pensar que esto es algo que sólo las grandes Seres pueden proveer, pero el hecho es que puede ser y debe ser un esfuerzo continuo en el cual cada uno de nosotros participe.
La realidad de la vida del pensamiento su eficacia y su creatividad potencial no puede enfatizarse suficientemente, y, todas estas realizaciones del valor del pensamiento revelan que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Demuestran que poseemos un poder del que no hemos estado conscientes y consecuentemente, no hemos hecho uso correcto del mismo, que, — si así lo deseamos — podemos ayudar de un modo real a establecer las Leyes y Principios de la Nueva Era.
 El arte de la meditación todavía no ha sido desarrollado en nuestra civilización occidental y por lo tanto, una serie de artículos que traten los varios aspectos, resultaría útil en el trabajo de las Leyes y Principios - el propósito central de este Grupo. Durante el año se enviarán a los miembros seis cuadernos sobre los siguientes aspectos de la meditación.
MEDITACIÓN ­ Lo que es en general; la correcta preparación; la primera etapa de la meditación ― CONCENTRACIÓN.
MEDITACIÓN en su sentido más explícito: MEDITACIÓN REFLEXIVA, que es de carácter estrictamente mental.
MEDITACIÓN RECEPTIVA, que incluye el silencio interno, contemplación, el despertar de la intuición.
PLEGARIA, y la función del sentimiento, que es una energía interna definida.
IMAGINACIÓN, que es quizás la fuerza propulsora más eficaz en la acción interna, y que se utiliza principalmente mediante la VISUALIZACIÓN.
AFIRMACIÓN ― el uso de la VOLUNTAD. Todo este trabajo conduce a la INVOCACIÓN y la EVOCACIÓN así como a la creación de una forma mental completa, o sea, una forma de pensamiento construida mediante la fusión equilibrada del pensamiento, del sentimiento, de la imaginación y de la voluntad.
LA UTILIZACIÓN DE FORMAS MENTALES para beneficio de la humanidad en dos niveles; en el nivel interno como RADIACIÓN TELEPÁTICA y en el mundo externo como MANIFESTACIÓN — los efectos externos del trabajo interior.
El Proceso de Meditación
La frase “conquista del espacio interno", empleada recientemente en América, describe exactamente lo que intentamos realizar por medio de la meditación — exploración de los mundos internos y el empleo de nuestra mente para conquistar nuevas dimensiones.
Lo primero que debemos comprender es que eximen mundos internos y que vivimos continuamente en ellos por medio de los aspectos emocional y mental de nuestra naturaleza. La vida sicológica tiene una existencia tangible en estos mundos de energías y cualidades y no debería pensarse que es totalmente subjetiva, abstracta y amorfa, tal como ha sido considerada general y erróneamente.
Los mundos internos donde esta parte de nuestra ser tienen su vida, son los mundos de causa y significado, siendo, en verdad, más reales que el denominado mundo visible, porque son más efectivos. En sus dominios se origina todo lo que luego se precipita en el mundo visible externo, y lo que sucede a nuestro alrededor es la expresión externa de la actividad o interacción de energías, en dichos reinos internos. Como la física moderna lo ha demostrado el mundo material es de naturaleza muy distinta de lo que nuestros sentidos perciben, y la comprensión de los mundos internos, que se hallan detrás del aspecto tangible y externo, nos da una imagen de todo el diseño de la vida, lo cual nos proporciona una nueva comprensión del mismo.
Una buena idea de los distintos tipos de actividad y las etapas definidas que nos proponemos dominar en la meditación — la exploración de los mundos internos — podemos obtenerla si la comparamos con un proyectil enviado al espacio que sigue su curso y vuelve a la tierra. Un ciclo análogo tiene lugar en el proceso de meditación.
Esa proyección constituye la primera etapa. La energía propulsora del proyectil
contrarresta la atracción de la gravedad y lo impele hacia arriba. De la misma manera podemos proyectar nuestro centro de conciencia hacia arriba, a los mundos internos. Atravesando la esfera de la sensación y de la imaginación penetramos en el mundo del pensamiento y también más allá, en los niveles espirituales. Nuestra energía propulsora es la aspiración, adecuadamente llamada “ardiente aspiración”, y la dirigimos — como en efecto debemos dirigir todo el proceso de meditación — mediante la potencia incomprendida de la voluntad.

La segunda etapa del proyectil constituye su entrada en el campo de gravedad de otro centro de atracción. Esto corresponde a la etapa en que se entra en contacto, durante la meditación, con algún centro superior de energía o vida, algún reino del pensamiento, o alguna región especifica en los mundos internos.
La siguiente etapa consiste en mantener un delicado equilibrio entre la atracción descendente de la tierra y la atracción ascendente del otro centro. Si esto se logra correctamente, la energía autopropulsora que aún contiene el proyectil, le permitirá circular alrededor del nuevo centro, manteniéndose en órbita. Lo mismo sucede con la conciencia individual al penetrar en los niveles superiores internos. Ha de llegar a la región a que fue dirigida, pero debe mantener su libertad y no convertirse en su prisionera. Ha de permanecer en esa zona sólo el tiempo necesario para lograr su propósito, es decir, experimentar y registrar aquello que pueda extraer del centro con el cual ha entrado en contacto o de la región del pensamiento alcanzada. Entonces debemos finalizar la meditación en forma armoniosa y premeditada.
La recepción de la información enviada por los instrumentos del proyectil corresponde con nuestra percepción y correcta interpretación de las ideas que hallamos en los reinos superiores y, todo ello debe ser, finalmente, utilizado e integrado a nuestro conocimiento y experiencia, como se hace con la información obtenida por el proyectil.
Algo más existe en esta analogía: se trata de dirigir la trayectoria de los proyectiles, haciéndolo desde su punto de partida, la Tierra. Lo mismo pasa con la meditación; no debe perderse nunca el control consciente. Es muy posible caer en un estado de trance o de inconsciencia, pero la proyección, hasta llegar a este punto, es errónea y peligrosa. La meditación debe ser siempre un proceso consciente, debemos permanecer plenamente conscientes durante todo el tiempo y, desde este punto de consciencia ― aquí, donde estamos — dirigir todo el proceso, vigilando, controlando y regulando su extensión y duración.
Preparación
Gran parte del éxito de la meditación depende de la cuidadosa y correcta preparación. Para comenzar, debe elegirse un lugar lo más tranquilo posible — por lo menos hasta acostumbrarnos a meditar ― donde podamos estar seguros de que no nos molestarán. Debemos sentarnos en una posición cómoda. La postura oriental que consiste en sentarse con las piernas cruzadas tiene la ventaja de mantener erecta la columna vertebral, pero es una posición difícil, para quienes no están acostumbrados a ella, por lo tanto, no es necesaria. Una preparación preliminar para la meditación es leer o estudiar algo relacionado al tema sobre cl que vamos a meditar y, si disponemos de tiempo, debemos hacerlo, porque facilita grandemente la sintonización de la mente.
Luego, deberíamos tratar de eliminar toda tensión física, emocional y mental, porque es un gasto inútil de energía tanto nerviosa como muscular. El relajamiento es un arte que debe ejercitarse y no es tan fácil como parece el tratar de realizarlo, tendiendo a caer en el extremo opuesto ― a un estado de pasividad que termina en somnolencia. El objetivo es eliminar toda tensión superflua, mientras se mantiene esa tensión nerviosa y muscular necesaria para permanecer alerta y poner atención en lo que se está haciendo.

No podemos describir aquí las diferentes técnicas de relajamiento, pero hay muchos libros sobre el tema y a dos o tres de ellos se los menciona al final de este cuaderno, La manera más eficaz de llevar a cabo la relajación es por medio de una respiración lenta y rítmica. Los ejercicios de respiración deben ser hechos con precaución, pues pueden ser perjudiciales si son demasiado enérgicos. Un ejercicio adecuado consiste en diez respiraciones profundas, realizadas rítmica y lentamente, con pequeñas pausas al final de cada inspiración y expiración. No debe haber ninguna sensación de esfuerzo al respirar o durante las pausas, siendo el objetivo perseguido, mantener un ritmo constante, más bien que la duración. Los músculos respiratorios deben relajarse conjuntamente con la expiración; este “aflojamiento" de la tensión puede extenderse luego a los otros músculos del cuerpo, logrando así un relajamiento general.
El relajamiento físico constituye el primero y principal paso que conduce al relajamiento sicológico más importante, el cual incluye el relajamiento emocional y mental que debe lograrse en dos etapas, que corresponden a los dos niveles de los mundos internos en los cuales trabajaremos — al emocional y el mental. Cada uno ha de ser tratado por separado y en forma especial.
Si, después de relajarnos físicamente empezamos a observamos sicológicamente, por lo general hallamos que varias sensaciones aparecen y desaparecen. Estas emociones deben aplacarse. No es bueno reprimirlas por la fuerza, pero el hecho de observarlas con calma desde, lo que podría decirse, “arriba" sin identificarse con ellas, hace que pierdan gradualmente su aferramiento e intensidad, para que cesen de influenciarnos y se aquieten - si no completamente por lo menos hasta un grado en que no constituyan un serio obstáculo, siendo esto suficiente.
Esta es la primera parte del relajamiento sicológico; la segunda es el relajamiento mental. Por naturaleza, la mente es inquieta y está en continua actividad, acrecentada por el ritmo acelerado de la vida moderna y también por el estímulo emocional. Si hemos logrado excluir momentáneamente la actividad de la vida ordinaria y aquietar las emociones, no será tan difícil ocuparnos de la natural inquietud de la mente misma. Ahora bien, esto no puede ser realizado totalmente en la etapa preparatoria; constituirá la tarea principal de la concentración, primera parte de la verdadera meditación. En la etapa preparatoria debemos procurar, en cierta medida, no identificarnos con la actividad de la mente ni permitir que nos lleve de un lado a otro, diferenciando esta actividad de la conciencia del yo, a quien podríamos denominar el Observador. Esto proporciona lo que podría considerarse la plataforma, desde la cual emprenderemos la verdadera meditación. El objetivo que persigue no consiste en suprimir por la violencia o el esfuerzo, que inmediatamente produce tensión, anulando por lo tanto su propósito. El método a emplearse es algo más que el arrepentimiento y consiste en no nutrir excesivamente las ideas 0 imágenes aisladas que aún permanecen en la mente, así no interferirán seriamente la actividad interna de la meditación. Esta preparación podría describirse como la tentativa de hacer lugar dentro y alrededor del centro de la conciencia para que tengan cabida los ejercicios de concentración posteriores, sin limpiar totalmente la zona en esta etapa.
Concentración
Al abordar el tema dela concentración, el primer punto que debe comprenderse es la diferencia entre concentración espontánea o automática y la concentración deliberada y controlada. Ambas son diferentes, tanto en su naturaleza como en el medio en que actúan. Lo que se denomina concentración espontánea es la actuación de la mente bajo el impulso de un fuerte interés, deseo o sentimiento, que la mantiene activa en cierta línea. Un ejemplo típico es el hombre de negocios cuando hace planes para que tenga éxito en su empresa. Otro ejemplo es la concentración del estudiante en los temas sobre los cuales ha de rendir examen.
Quienes pueden concentrarse de esta manera creen que su poder de concentración es bueno. Indica cierto grado de concentración, pero la capacidad de mantener la mente en una tarea o en un tema, cuando se está impelido por el interés, necesidad o temor intensos, no significa que pueda hacerlo cuando carece de ese incentivo. El hecho es que, cuando tratamos de concentrarnos sobre algún tema abstracto o algo que no implique interés o beneficio personales, es mucho más difícil, y frecuentemente descubrimos que, después de todo, no ejercemos verdadero control sobre nuestras mentes,

Este descubrimiento es humillante, pero saludable. Demuestra hasta qué punto somos víctimas de nuestros impulsos y, en ese sentido, negativos, aunque exteriormente seamos positivos y activos. Evidencia que nuestras emociones, impulsos y pensamientos actúan, casi dramáticamente, a través nuestro, siendo las poderosas fuerzas de nuestras vidas. En otras palabras, nos impulsan, y nosotros no constituimos el factor que elige, dirige y controla.
Esta es la razón por la cual los intereses intelectuales o espirituales no tienen el poder impulsor de los intereses personales comunes del hombre medio; también se debe a que existe una diferencia inherente en la naturaleza de dichos intereses. Los temas abstractos son más "sutiles” y más intangibles para que la mente los capte y enfoque y, no estando acostumbrada a actuar en forma tan sutil y difícil, rehúye enfrentarlos y se desvía.
Es un nuevo tipo de actividad y, hablando en general, cualquier nuevo tema o zona de conocimiento presenta dificultades al principio. A la mente no le agrada comenzar a trabajar en nuevos campos, porque en los campos que le son familiares ha realizado mucho trabajo, tiene allí su arraigo y conexiones que le facilitan el trabajo. Un tema nuevo exige más concentración y esfuerzo.
Esto explica la negativa de las personas para aceptar nuevas ideas y cambiar sus metas o intereses; odian y temen lo nuevo y, por lo tanto, se oponen, Un ejemplo divertido, que hoy parece casi increíble, es la declaración de un prominente astrónomo francés, en l884, de que ya no había nada más que descubrir en el campo de la astronomía.
Comprender que no somos los amos de nuestra mente podrá chocarnos, lo cual está bien, pues nos obligara a hacer esfuerzos para lograr dominarla y nos ayudara a proveer el incentivo emocional que nos faltaba. Otro resultado importante de estos descubrimientos sobre nosotros mismos, es el conocimiento de la diferencia que existe entre nosotros, nuestras mentes y nuestras emociones. El esfuerzo ineficaz por mantener activa la mente ha demostrado que existe un conflicto, y conflicto significa que hay dos bandos en desacuerdo, por lo tanto, ser consciente del conflicto es valioso para traer a la luz la diferencia que existe entre el "Yo" con su propia voluntad y la mente, que frecuentemente es indomable, indolente y haragana y, en cierta manera, tiene vida propia.
Estos reconocimientos preliminares, pero vitales, proporcionan una base para la tarea de aprender a concentrar la mente a voluntad. Hace comprendernos a nosotros mismos y nos proporciona el incentivo necesario para hacernos dueños de este precioso instrumento, la mente, que cuando se la domina es un excelente servidor, pero cuando sigue su propio camino, nos da mucho trabajo. La técnica a emplear para adquirir el control de la mente y capacidad para concentrarse a voluntad es opuesta a la que se emplea frecuentemente en la educación moderna, que consiste en despertar el interés del alumno. Esto hace que se adquiera con más facilidad el conocimiento, pero no conduce al verdadero control y al dominio de la mente. Para llevar a cabo una concentración deliberada sobre temas difíciles y abstractos, la técnica Consiste en empezar con la concentración sobre temas simples, de ningún interés para nosotros. De esta manera, aprenderemos a mantener la mente firme sin ayuda del interés o el deseo personales.
Hay muchos tipos de ejercicios de concentración que pueden ser practicados. Un ejercicio simple es la percepción visual, y por lo tanto, un buen ejercicio para empezar. Consiste en el entrenamiento de la atención, no de los procesos mentales, y desarrolla una capacidad elemental para enfocar la atención, el primer paso hacia los procesos más difíciles y complicados de la meditación sobre temas abstractos.
Un ejercicio simple en la percepción visual consiste en observar un conjunto de objetos con rapidez y exactitud. Por ejemplo, observen el contenido de una habitación durante medio minuto, luego detállenlo lo más exactamente posible. El mismo ejercicio puede hacerse al observar una vidriera o al examinar un cuadro, lo cual permite vigilar la eficacia de nuestro desarrollo, porque si se utiliza una imagen apropiada, podemos mantener un control estadístico.
Estos ejercicios también demuestran que la capacidad de observar varía ampliamente de acuerdo a los diferentes tipos sicológicos. Un gran número de personas, hallan que tales ejercicios son relativamente fáciles, porque su interés está puesto en el mundo externo y por lo general observan todo lo que está a su alrededor, siendo, por lo tanto, superfluo para ellos, pero son extremadamente útiles para aquellos cuya tendencia es vivir en los niveles internos más abstractos de la vida, cuyo interés está centrado principalmente en los mundos de la emoción, de la imaginación o del pensamiento puro, entrenándolos para que observen y se concentren en lo que no les interesa y ayudándolos a desarrollar esa parte aún no desarrollada de su naturaleza. El objetivo es llegar a ser capaces de concentrarse a voluntad — nos interese o no — sobre cualquier nivel de vida, objeto o tema.
Los ejercicios para observar los objetos externos constituyen una preparación para concentrarse en los objetos internos — cuadro o imágenes internos. Un ejercicio que proporciona una transición entre ambos, consiste en observar un cuadro durante veinte o treinta segundos, luego cerrar los ojos y tratar de conservar la imagen del cuadro en el "ojo de la mente" u "ojo interno”. Todos poseemos el poder de imaginar y somos capaces de visualizar objetos, rostros, etc., que nos son familiares. En algunas personas está más desarrollado que en otras, pero para nuestro propósito no es importante lo vívido sino el poder de mantener la imagen firme ante el ojo de la mente y ser capaz de concentrar la atención sobre ella. El mirar un cuadro durante cierto tiempo ayuda considerablemente a obtener una imagen clara y, por lo tanto, a mantenerla.
Otro ejercicio de este tipo consiste en evocar una imagen y mantenerla firme durante un breve tiempo sin haberla mirado antes. Se puede empezar con un objeto familiar, tal como un edificio que se ve todos los días, un panorama conocido, un miembro de la familia. La imagen debe ser construida con precisión, concentrándose en los detalles y, luego, mantenerla firme durante cierto tiempo.
Aquí empieza la verdadera lucha — una escaramuza interesante pero, a veces, exasperante — entre nuestra voluntad para mantener la imagen firme y la naturaleza fluida de la imaginación que está acostumbrada a pasar de una cosa a otra en una sucesión rápida y a menudo, desordenada. Hará toda clase de trampas; distorsionará la imagen, la agrandará, añadirá un elemento ajeno a la misma, la dividirá en dos o más partes, la reemplazará por otra cosa, en fin, hará cualquier cosa menos permitir que la imagen permanezca ante el ojo de la mente. Este hecho es humillante, pero también revelador. Nuevamente tenemos una evidencia irrefutable de que no somos dueños de nuestro mecanismo y hay un conflicto entre él y nosotros. Aquí comienza realmente el proceso de auto­dominio, es decir, controlar, dirigir y utilizar, a voluntad, todo nuestro mecanismo.
Un excelente ejercicio de concentración se halla en el libro “Concentración”, de Ernest Wood.
Vea el siguiente diagrama:

Cópielo en un trozo de papel y trate de aumentar el número de flechas a 100. Puede añadir algunas ideas personales y concretas tales como: comentar a sus compañeros que aprecia algo que ellos han logrado; devolver un libro a la biblioteca; sanar una brecha entre conocidos; manejar su auto con cuidado; ser paciente con alguien que se desenvuelve con un ritmo diferente al suyo.
No pierda tiempo pensando sobre la Buena Voluntad, Igualdad, Cooperación etc. Simplemente observe y anótelas, y preste atención nuevamente a las Rectas Relaciones Humanas. De nuevo escriba cualquier idea que se presente. Cuando haya escrito un buen número, verá cómo se vacía la mente y no habrá más ideas. Manténgala por un rato para dejar que lleguen otras ideas.
La clave para adquirir el poder de concentración es, como toda habilidad, paciencia prolongada y práctica repetida. Aquí podemos mencionar que el proceso de evocar una imagen mental o cuadro interno, tiene un valor que va más allá del desarrollo del poder de la concentración. Las imágenes tienen un poder propio que es inconsciente o conscientemente empleado. Este tema será tratado más adelante en el cuaderno sobre el empleo de la visualización, como una de las partes más importantes de la técnica de la meditación. Ahora empleamos la visualización sólo como una etapa de la concentración.
Además de estos ejercicios técnicos específicos, tenemos muchas oportunidades para entrenar nuestra concentración durante la vida cotidiana. Significa que hemos de dedicar toda nuestra atención a lo que hacemos, sin dejar que la mente divague. Las cosas habituales se efectúan con frecuencia más o menos inconscientemente y los pensamientos divagan sobre cosas raras. Esto crea un estado de disociación pasiva que puede adquirir proporciones perjudiciales y, en todos los casos, constituye un desgaste de energía. Más adelante consideraremos la ejecución de dos cosas al mismo tiempo, lo que significa ser conscientes y activos simultáneamente en dos niveles distintos, pero es una cosa totalmente diferente a lo antedicho. En este caso, somos conscientemente conocedores y activos en ambos niveles, mientras que en el anterior hay una continuidad más o menos automática de una actividad física mientras que la imaginación corre desordenadamente sin control y no está de acuerdo a nuestra voluntad.
Considerando la concentración desde este ángulo profundo, podría decirse que la mayoría de la gente apenas vive en el presente. La mayor parte de su interés, atención y vida sicológica Se dirige al pasado o al futuro, recordando o lamentando siempre cosas pasadas, o afligiéndose por cosas futuras. Esta condición es malsana y debe ser corregida. En resumen, concentración significa la capacidad de vivir en el presente y específicamente en esa sección o zona centralizada de nuestro presente donde se halla nuestra tarea inmediata.
Existe una forma de concentración más elevada e importante que lo que hemos considerado aquí. Es la del Observador o Espectador interno que, perfectamente concentrado observa cómo afluye el panorama de la vida sicológica — llamada por William James, “corriente mental" — y, en forma desapegada, la percibe, la valora y si es necesario interviene para cambiarla. No es tan fácil mantener continuamente tal actitud interna. Estando, como podría decirse, “en la ribera" del río de la mente, donde tendemos a ser atraídos por su corriente. La atención es fácilmente captada por alguna oleada de emoción, una idea interesante, un impulso, debiendo llevarla continuamente al centro de concentración, al yo, a la percepción, esa parte nuestra persistente e inmutable, a través de todas las variaciones de la corriente sicológica.
Dedicarse durante dos meses a este trabajo preparatorio de concentración, provee una base necesaria para una eficaz meditación futura. Deberían evitarse dos extremos: uno, realizar estos ejercicios en forma más o menos indolente, como una especie de rutina; esto sería demasiado superficial para que tenga valor. El otro, evitar trabajar con ellos obstinada y forzadamente; no debería existir ningún esfuerzo ligado a este trabajo, ni tratar de practicar estos ejercicios cuando se está cansado, pues entonces hay poca probabilidad de éxito, y cualquier progreso será a costa de demasiado esfuerzo.
Otro punto es que no deberíamos desalentarnos por el fracaso, especialmente, el de mantener la concentración durante cierto tiempo. Al principio, es suficiente poder realizar una verdadera concentración durante diez segundos y luego veinte; un minuto o dos es excesivamente largo. De manera que es mejor practicar cortos ejercicios, repetidos con cierto éxito, que tratar de mantener forzadamente la atención fija durante mayor tiempo.
Finalmente hay dos actitudes útiles que, como el Observador, cada uno debería tratar de mantener a través de todos los experimentos y ejercicios. La primer es la paciencia con nosotros mismos o, más exactamente, con nuestro mecanismo ― como la actitud que deberíamos adoptar frente a un niño desobediente cuya colaboración esperamos obtener. La otra es tener confianza en que la persistencia traerá el éxito, y las siguientes palabras de Keyserling — extraídas de "Diario del Viaje de un Filósofo" — reforzarán nuestra confianza y acrecentará el valor de lo que estamos tratando de realizar:
“Sin duda, el poder de concentración es el verdadero poder impulsor de todo nuestro mecanismo síquico. Nada acrecienta tanto nuestra capacidad para actuar como actuando; cada éxito, no importa en qué campo, puede ser atribuido a la explotación inteligente de este poder. Ningún obstáculo puede resistir permanentemente el poder excepcional de la máxima concentración. Tarde o temprano, la atención obliga, a cada problema, a revelar todos sus aspectos que son susceptibles de ser reconocidos por quienes poseen una naturaleza específica"

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"Meditation Mount" en Ojai California, E.E.U.U.