El Universo en el cual estamos insertos es muy complejo, y
antes de definir que es el Karma, es necesario considerar algunas premisas
básicas, sobre las cuales fundamentar el posterior desarrollo de los conceptos
a verter aquí.
La Creación o Universo es un todo organizado y ordenado; por
esta razón los antiguos griegos lo denominaron “Cosmos”, que justamente en
griego significa orden; al contrario de “Caos”, que significa anarquía o
desorden. La ciencia tradicional con sus
progresivos descubrimientos revela cada vez más esto del orden universal. Cada
cosa tiene una razón de ser y cumple una función determinada en un orden
establecido por “El Creador”. Las
relaciones entre los distintos componentes de este vasto universo parecen estar
determinados por ciertas reglas completas y totales; de hecho en el esoterismo
desde hace mucho tiempo se conoce esta realidad, y es así como se conocen las
“Leyes Universales”, es decir aquellas directrices que actúan en todos los
planos de manifestación de la creación, y que por lo tanto posibilitan que este
Universo se presente como tal y no degenere y llegue al caos.
La Creación en forma completa tiene muchos matices de
expresión, lo que se refleja en una gran gama de niveles de existencia; todos
los cuales obedecen a estas “Leyes Universales”. La creación posee distintas
dimensiones las cuales interactúan entre sí conformando en andamio perfecto
para su completa expresión, y las Leyes Universales son las energías que
permiten que esta estructura se sustente no sólo en la forma, sino que en
funcionamiento perfecto.
El Karma es una de esta Leyes Universales, y el término
proviene del sánscrito, y una traducción del concepto vendría a ser como hechos producidos por las acciones; lo
que grafica exactamente el concepto que encierra esta ley; en palabras más
accidentales el karma no es otra cosa que la Ley Universal de Causa y Efecto, o
bien el Destino; es decir, toda causa genera uno o más efectos, y cada efecto
proviene de una causa. De esta manera todas las cosas están íntimamente
entrelazadas en una continua y compleja cadena de causas y efectos, los que a
su vez nuevamente se conforman en causas para generar más efectos y así
sucesivamente por toda la magnitud de la Creación.
Esta ley al ser universal se verifica en todas las dimensiones
o niveles de expresión del vasto cosmos o creación, no solamente actúa en el
nivel físico, en donde muchas veces se le reconoce como la ley de
acción-reacción que enuncia la mecánica y la cinemática, dentro del campo de la
física; sino que también se produce en aspectos que van más allá de lo físico y
material, como son el energético más sutil, el anímico o afectivo, el mental, y
aún en aquellas dimensiones trascendentes y espirituales.
Y he aquí que tenemos que detenernos otro momento en el análisis
de esta ley propiamente tal para desarrollar otra premisa necesaria, para
posteriormente unirla con la ya expuesta referente a las Leyes Universales y la
condición de tal del karma; este nuevo postulado es la evolución de la consciencia.
El Creador al realizar su Creación tuvo una finalidad u
objetivo final para con ella. Las razones que tuvo para realizarla son
imposibles de conocerlas; ya que ello implicaría pretender conocer al Creador
mismo, lo que está fuera de nuestro alcance, esta es la razón por la cual en
las Escuelas de Iniciación es absurdo tratar de imponer una idea o concepto
respecto a Dios. No obstante, podemos esforzarnos en conocer su Creación, y es
más el ser humano está llamado o por lo menos tiene las potencialidades para
conocerla ampliamente, y así transformarse en un ayudante consciente y
voluntario para que esta creación logre su objetivo o finalidad. Pero, la
pregunta obvia que surge es ¿cuál es ese objetivo universal de la creación?; la
enseñanza esotérica e iniciática simplemente lo plantea como la reintegración
de todo a su origen divino. Explicado en otras palabras, El Creador crea Su
creación y para ello entrega parte de su esencia, la que debe involucionar o
cristalizar hasta lo más denso para poder cumplir el objetivo, posteriormente
debe comenzar el camino de la sutilización, el camino inverso: la evolución. La
materia sólida debe comenzar a sutilizarse y de esta manera surgen nuevos
reinos y dimensiones, como son el vegetal y el animal; cada vez más sutiles y
evolucionados, pero aún no aparece la autoconsciencia. Esta última etapa sólo
se logra, en nuestro planeta, en el reino humano; y desde aquí es necesario
proseguir evolucionando para finalmente retornar a Dios en total y completa
consciencia de las acciones y de lo que está pasando. Este camino de
sutilización o evolución es lo que llamamos la “evolución de la conciencia”.
El reino humano alcanza un estado especial en este camino ya
que posee la posibilidad del conocimiento de la ley del karma, es decir tiene
la conciencia suficiente para poder actuar con ella o contra ella, se
transforma en un ser conocedor de lo que está haciendo, y por lo tanto puede
transformarse en el señor de su propio destino.
Por otra parte cada persona viene a esta vida a aprender. El
camino de evolución de la conciencia es a través del aprendizaje en esta vida,
ya sea que se crea en la reencarnación o no; cada cosa que internalizamos como
producto de la experiencia nos permite ascender un peldaño más en el camino de
evolución de la conciencia, hasta que finalmente llega un momento de dar un
salto evolutivo cualitativamente significativo, pasando a una dimensión o reino
superior totalmente distinto y más elevado al que se deja y acortando de esta
forma significativamente el Objetivo final: la reintegración al Creador.
El karma es la herramienta principal sobre la cual aprendemos
y desarrollamos experiencia, lo que a su vez nos permite expandir la
conciencia.
Cada uno de nosotros es el producto de las causas anteriores,
en nuestras manos está la posibilidad de construir nuestro destino, por lo que
el azar y la suerte ya no existen como conceptos ajenos a nuestra influencia;
nosotros hacemos nuestra propia suerte.
Se cosecha lo que se siembra, somos el resultado de nuestras acciones
pasadas. Así por ejemplo nuestra vida de adulto depende de los
acondicionamientos y prejuicios que hayamos adquirido en la infancia. Nos
encontramos limitados por los traumas que podamos haber adquirido. También
hemos desarrollado algunas cualidades gracias a una adecuada educación y a que
se nos hubiera proporcionado adecuadas situaciones de aprendizaje.
El karma puede ser cancelado. Una toma de conciencia de lo
ocurrido en el pasado, una evaluación de eso, nos permite aprender y no quedar
determinados. Al venir a esta vida a aprender, debería ser motivo de alegría
adquirir experiencia y aprender nuevas cosas, lamentablemente los
acondicionamientos negativos adquiridos en forma errónea respecto al proceso de
aprendizaje eliminan ese gusto natural por él. El temor al fracaso nos inhibe
generalmente a tomar la experiencia o aprendizaje necesarios. Si nos vemos
enfrentados a una situación problemática, la única forma que tenemos de
aprender es enfrentándola y llevándola a término. Si finaliza como esperábamos
aprendemos que así debe hacerse, si termina de otro modo nos sirve para
aprender que debemos intentarlo de otro modo. Cada intento que no llega al
objetivo propuesto nos acerca a la solución correcta: nos acerca al ÉXITO.
Si hemos de creer en la reencarnación, en donde venimos una y
otra vez a este mundo a experimentar y a aprender, entonces el karma se
transforma en la herramienta utilizada para el perfecto aprendizaje; ya que es
justamente éste quién nos está enrostrando constantemente las situaciones que
aún no hemos internalizado y nos las hace vivir nuevamente, hasta que
definitivamente las superemos. Por tanto, en anteriores vidas acumulamos karma
negativo en el sentido de experiencias no evaluadas, de acciones no realizadas
correctamente y no aprendidas. Solamente a través de muchas vidas el alma
podría aprender todo lo necesario y reintegración al Creador. Este postulado
incorpora la Justicia divina al sistema de existencia, ya que solamente así se
puede explicar las diferentes situaciones en las que nacen los distintos seres
humanos, sin que aparentemente nada hayan hecho para merecerlo. El karma se
extiende más allá de una vida de 80 o 90 años, para seguir vigente en las vidas
que siguen, y solamente cancelando o pagando las deudas contraídas es cuando ya
no se volverá a sufrir más los efectos de las causas establecidas en el pasado.
Además de cancelar karma es necesario también diseñar nuestro
propio destino, ya que la conciencia adquirida para cancelar las deudas,
también nos debe servir para poder tener dominio de nuestro destino. Para esto
es necesario saber obrar bien y en conciencia. Cada cosa que hagamos, sintamos,
digamos o pensemos ahora necesariamente repercutirá en algún efecto hacia
nuestra persona, tarde o temprano, por ello que en conciencia debemos ir
acercándonos a nuestra propia suerte o destino; solamente así seremos Amos y
Señores de nuestras vidas.
Las Escuelas de Iniciación facilitan
la aceleración de la cancelación del karma, ya que todo iniciado puede ingresar
a este camino solamente si está dispuesto a ir mejorando aceleradamente, y con
ello estar pronto a punto para la ayuda y servicio a los demás, y para la
posterior reintegración. Todo estudiante que ingresa a una Escuela de
Iniciación Real, sufre, en un primer momento, el agobio de tener que
enfrentarse a numeroso problemas; pero esto es desde el punto de vista
particular de quien lo experimenta, en realidad no existe nada malo, como
muchos quieren creer, y por ello no abandonan rápidamente el camino acelerado
de desarrollo de la conciencia. Simplemente la persona ya está en condiciones
de enfrentar y cancelar intensivamente su propio karma y vive dos o tres veces
lo que vive una persona que sigue la evolución de la conciencia standard. Sin
embargo, por el hecho de pertenecer a una Escuela de Iniciación, no está
desvalido ni mucho menos, ya que se le otorgan las herramientas necesarias para
poder enfrentar tan dura prueba, así como los participa de elementos sutiles de
protección dados por la cadena iniciática a la cual ha accedido. Luego de un
tiempo las cosas ya se estabilizan, pero no es porque la vorágine de
cancelación de karma haya disminuido, sino que tan sólo el iniciado se
acostumbra a la nueva dinámica en su vida y recobra nuevamente el equilibrio,
pero solamente para perderlo más adelante cuando tenga que enfrentarse al
Guardián del Umbral, cosa inevitable para ingresar a los estudios y
conocimiento de los Misterios Mayores, los misterios del alma. La batalla con
este terrible ser se producirá en una dimensión psíquica y solamente aquel que
sea lo suficientemente fuerte podrá superarlo o si no sucumbirá para caer nuevamente
en la realidad estéril y superficial, hasta que se le dé nuevamente otra
oportunidad de combatir con él.
ALV.
No hay comentarios:
Publicar un comentario