domingo, 27 de octubre de 2013

LOS SIETE RAYOS

A continuación un artículo publicado en la revista "El Teósofo", editada en Río Cuarto, Argentina, en el trimestre de julio a septiembre del año 1969 (Vol 90, Nº 10-12), publicacion autorizada oficialmente por el señor N. Sri Ram, Presidente Mundial de la Sociedad Teosófica con sede en Adyar, India.
Además del artículo aquí publicado y cuya autoría es de Clara M. Codd, también aparecen en este
número: Desde la Atalaya (mes de julio) por N. Sri Ram - Medicina esotérica por R. N.  Bhaskar - Desde la Atalaya (mes de agosto) por N. Sri Ram - Fraternidad y Libertad por Radha Burnier - La Gran Ilusión por I. K. Taimni - Los Tres Senderos en Uno por N. Sri Ram - El trabajo de los teósofos por el mundo.

Con respecto a este tema noto como importante considerar que existe bastante información sobre los "Siete Rayos", como las energías fundamentales que sustentan y "tiñen" toda la manifestación; y al leer más al respecto sobre lo que dicen otros autores, tales como Alice Bailey, Ernest Wood, Annie Besant. C. W. Leadbeater, Connie Méndez, José Trigueriño, Serval, representantes de movimientos relacionados con las enseñanzas de Saint Germain y un largo etcétera; nos daremos cuenta que las características de color, atributos, simbología con animales, minerales, vegetales, etc y relaciones con una Jerarquía Superior, celestial o angélica; no son constantes y regulares, y difieren unos de otros, de tal modo que sirva de introducción este breve artículo publicado ahora, pero no lo tomemos como algo enfático e irrebatible.

También hago notar que si bien esta es una enseñanza que tiene bastante arraigo en la tradición oriental, forma parte del Movimiento Teosófico, que desde el siglo XIX, especialmente intenta acercar este saber al Sendero de Iniciación Occidental, pretendiendo un efecto sincrético entre ambas tradiciones (oriental y occidental), y aunque a mi personalmente no me queda lo suficientemente claro si esto es positivo o efectivo, si es necesario reconocer que este movimiento ha ejercido una notable influencia en las escuelas de enseñanza iniciáticas tradicionales de occidente.

Finalmente debo dejar establecido que originalmente este artículo fue publicado sin ninguna lámina o ilustración, y las que aquí aparecen son puesta por mi, de acuerdo a un criterio estrictamente personal.

ALV


_______________________________________


Lo que sigue ha sido recogido a lo largo de muchos años. Probablemente muchos de los detalles son correctos, pero desearía aconsejar a mis lectores no aceptarlos por entero. Los ofrezco como un tema de interés y quizás especulativo.

Recuerdo cuando he oído hablar por primera vez de los Siete Rayos. Ha sido en Adyar hace más de sesenta años. La información había sido dada al Sr. Leadbeater por el Maestro D. K. y se dijo que era muy confidencial y que no se debía hablar de eso. Desde entonces ella ha sido difundida por todo el mundo. El Maestro K. H. menciona los Rayos en una de sus cartas al Sr. Sinnett:

“Nosotros clasificamos las minerales (también los demás reinos) de acuerdo a sus propiedades ocultas, es decir, de conformidad a la proporción relativa de los siete principios que ellos contienen... Desearía aconsejarle estudiar perfectamente las siete principios en el hombre, y de este modo clasificar los siete grandes clases de minerales que les corresponden. Por ejemplo, el grupo de los sedimentarios correspondería al compuesto (hablando químicamente) cuerpo del hombre o su primer principio; el orgánico al segundo (llamado por algunos tercero) principio o jiva, etc., etc. Es necesario ejercitar su propia intuición en esto”. (Cartas de los Mahatmas, p. 79).

Cuando oímos hablar por primera vez acerca de estos “rayos” o líneas de evolución, todos tratamos de descubrir a cuál de los particulares rayos correspondemos individualmente. Algunos pidieron a la Sra. Besant que se lo dijera. Ella respondió que era muy difícil saberlo antes de que la persona haya llegado a un punto avanzado del Sendero. Entonces, esto se muestra en el orden de situación de los colores en el aura del cuerpo causal. (La lámina que representa el aura de un Arhat en el libro “El Hombre Visible e Invisible” muestra la disposición correspondiente al Primer Rayo). Antes que esto resulte claro, es posible, dijo ella, obtener una buena idea estudiando los “defectos” de cada Rayo, porque ellos pueden enseñarnos más que sus virtudes. Por supuesto, tenemos en nosotros todos los rayos, aunque siempre hay uno principal y uno secundario que son predominantes, como la nota-clave y la sub-dominante en la escala musical.

También es necesario recordar que nuestro Ego inmortal comienza su evolución sobre un rayo, y no se separa de él hasta que pueda él mismo hacer la elección. En cada una de las encarnaciones nuestros principios restantes pueden ser de otros rayos distintos; y como algunos rayos son más simpáticos entre sí y otros menos afines, esto puede derivar en elementos contradictorios que suelen encontrarse en algunas personas. Recuerdo que la Sra. Alice Bailey me dijo que su Ego era del Segundo Rayo y la Personalidad del Primer Rayo. 

Cada Rayo no sólo corresponde a un principio de la Naturaleza sino que incorpora una cierta proporción de energía positiva y negativa, o masculina y femenina. También cada rayo, por turno, predomina o rige el mundo por largos períodos de tiempo. Durante los dos mil años últimos regía el Sexto Rayo. Bajo su influencia, floreció la gran religión de devoción, el Cristianismo. Su ápice fue durante la llamada “edad media” cuando vivieron los más grandes santos Cristianos y los hombres más inspirados. Actualmente su influencia decae y el reinado del Séptimo Rayo es el que comienza; el rayo ceremonial y del simbolismo.

Creo que el profeta Zacarías se refiere a los Siete Rayos cuando dice: “Aquellos Siete, son los ojos del Señor, que recorren por toda la tierra”. (4,10). Es posible cambiar el rayo fundamental, acentuando las cualidades del rayo deseado. Esto ha sido hecho por la Sra. Besant que era del Cuarto Rayo y cambió al Primero para seguir a su Maestro en su trabajo. El Sr. Leadbeater hizo otro tanto, cambiando del Quinto que mostró claramente en su extrema precisión y disposición de “hechos” al Segundo rayo para seguir al Maestro K.H.

Los Rayos rigen, también, el reino de los Devas y cada uno de ellos está presidido por un gran Arcángel. Yo sé los nombres de los Reyes Devas que rigen el Primero, Segundo y Séptimo, pero no tengo seguridad de los otros. Consideremos ahora cada Rayo por turno.



RAYO I

Este rayo corresponde al principio del Atma en el hombre y de la Naturaleza, y es la expresión de la voluntad y la decisión. Es curioso que tenga un ligero predominio de la fuerza negativa o “femenina” en la
Naturaleza. Su regente en la hueste Dévica es el Arcángel Michael, “que es como Dios”, el capitán de las huestes del Señor, la fortaleza o poder de Dios. Su símbolo es un círculo con un punto en el centro, su joya es el diamante; entre las plantas, el roble. El animal de este rayo no es conocido en realidad, pero la Sra. Besant pensaba que pudiera ser el toro sagrado de la India. Su inspiración es la gran religión de la India, el Hinduismo, y su método de curación es la voluntad. El planeta Marte le pertenece y probablemente el signo zodiacal, Aries. Si es Marte que predomina en su acción personal, hay tendencia a hacerse dramático; si es Aries, se vuelve más magnético.

Sus grandes cualidades son fortaleza, valor y perseverancia. Sus “faltas”, en los indesarrollados, son arrogancia, obstinación y tiranía. Por lo tanto las cualidades especiales que debiera desarrollar este rayo son paciencia, compasión y humildad.

RAYO II

Este rayo corresponde al principio de Buddhi. Es el rayo del Instructor Mundial, y también el rayo fundamental del Logos de nuestro sistema solar. Es el único rayo en el que están siempre equilibradas las
energías positivas y negativas. Su regente en el reino angélico es el Arcángel Gabriel, el “mensajero de Dios”, (comparad al Hermes Griego) el que dio el mensaje celestial a la Virgen María. Se lo representa frecuentemente portando un lirio en su mano, que es la flor de este rayo. También le pertenecen los árboles lima y tulsi de la India, del que se hacen rosarios. Su joya es el zafiro, y su símbolo es la cruz, que no es únicamente Cristiana, sino también pre Cristianos. El animal de este rayo es el elefante. Creo ver una ligera conexión entre la forma y contextura de la trompa del elefante y el pétalo del lirio arum.

Su nota-clave es amor-sabiduría y la religión que ha influenciado especialmente es el Budhismo, la fe que nunca ha perseguido. Sus virtudes especiales son la sabiduría intuicional desarrollada mediante el amor, un poder de perseverancia más bien que fortaleza, y una suave serenidad. Las personas del Segundo Rayo, poco desarrolladas tienden a ser rígidas, altivas e indolentes. Por lo tanto tienen que desarrollar compasión, energía y entendimiento. En su visión filosófica pueden ser sintéticos, analíticos, artísticos o filantrópicos. Su planeta es Mercurio, y creo que el signo es Libra.

RAYO III

Este rayo corresponde al principio del Manas Superior. Tiene un ligero predominio de la energía negativa o femenina, Su símbolo es el triángulo equilátero y su joya es la esmeralda. Los Rayos Primero y Segundo tienen algún aspecto distinto de los otros cinco. El Primer Rayo es regido por el futuro Manu de la Sexta Raza Raíz, el Segundo por el futuro Bodlhisattva. Los otros cinco permanecen bajo la supervisión del futuro Maha Chohan. Es un rayo de “amor” como son el Segundo y el Sexto. Todos los rayos tienen distintas maneras de amar.

La persona del Primer Rayo tiende a amar a pocos muy profundamente y es muy fiel en su amor. La del Segundo Rayo es más universal en sus afectos.

El animal perteneciente al Tercer Rayo es el ciervo. Cuando yo residía en “The Manor” en Australia,
he oído decir a C. W. Leadbeater que el vio incidentalmente que el ciervo era del tercer Rayo y también que la flor es la rosa. Creo ver una conexión entre los aterciopelados pétalos de la rosa y los dulces ojos del ciervo, como también entre la cornamenta de éste y las espinas de la rosa. La religión, bajo la influencia de este rayo, es la de Zoroastro y también la ciencia de la Astrología era practicada científicamente por los antiguos, probablemente para fines curativos. No sé cuál es el Arcángel de este rayo; tal vez sea el ángel Uriel, la “Luz de Dios”. Este rayo posee una amplia y lúcida manera de ver las cosas, y se destaca por su agradable comportamiento en palabras y hechos y por su aptitud para decir la palabra precisa en el preciso momento. Sus defectos son el orgullo y cinismo. Por lo tanto tiene que cultivar las virtudes de simpatía, devoción y exactitud. El planeta Neptuno se halla balo su influencia como también el signo Cáncer.

RAYO IV

Este rayo, situándose entre la más alta trinidad y la “inferior”, es el rayo del equilibrio y la armonía y por consiguiente de la belleza. Muchos artistas pertenecen a este rayo, y sus miembros son propensos a oscilar entre los extremos de la exaltación a los de la desesperanza. Su símbolo es el cuadrado y el compás de la Francmasonería, pues la Francmasonería data de tiempos muy antiguos, y la antigua religión de Egipto era una forma de él. Su joya es el jaspe o ágata, y el animal de este rayo es el gato tribal, notable por la gracia de sus movimientos, como puede verse en la familiar gatita y sus gatitos.

La gente de este rayo, a causa de su tendencia de oscilar de un extremo a otro, tiene gran vivacidad y coraje, y generalmente, un corazón muy afectuoso. Son buenos como autoridades (mandatarios) aunque tienden a la violencia y al dramatismo en la acción. Este rayo rige al planeta Júpiter y al signo Géminis aun cuando a mi parecer, Leo le corresponde más. Quizás el ángel Zadkiel, a quien la tradición atribuye haber detenido el brazo de Abraham cuando estaba por sacrificar a su propio hilo, es su ángel guardián. Las personas dramáticas de este rayo pueden ser buenos actores; los de mayor devoción suelen anhelar ser mayordomos, y los más autoritarios resultan espléndidos guerreros.

Sus defectos son turbulencia, ira y con frecuencia, pereza. Por lo tanto tendrían que cultivar auto-control, equilibrio y serenidad.

RAYO V

Este rayo es esencialmente mental, de un tipo muy analítico, de modo que muchos científicos se
hallan en él. Ellos procuran tratar con “hechos” y son exactos. Su acción mental puede ser de cuatro tipos: teórico, experimental, reverencial o espectacular. Su signo es la estrella de cinco puntas, signo eminentemente humano, y su joya es el topacio. Su propensión de reunir conocimientos detallados con exactitud y paciencia puede verse en todos los trabajos de Leadbeater, quien fue originariamente de este rayo. El ama y desea saber. 

Las personas desarrolladas de este rayo son justas, exactas e independientes; las menos desarrolladas son de mente estrecha, duros y envidiosos. Las virtudes que les corresponde cultivar son: amplitud mental, reverencia y clemencia.

Este rayo influencia al planeta Saturno. Quizás el ángel sea el Jofiel, el “gran árbol del conocimiento”.

RAYO VI

Este es un rayo popular porque ha inspirado tantos hombres santos, en especial a Cristianos. Pues la
religión Cristiana ha nacido bajo su auspicio. Tal vez haya sido el ángel Samuel del que se dice ha aparecido a nuestro Señor durante su agonía en el jardín de Getsemaní, para asistirlo. Su símbolo es la rosa y la cruz, y su joya es el rubí. Su cualidad dominante es devoción, pero también este rayo es de “amor”, pues la devoción no es lo mismo que amor. Devoción significa una intensa adhesión y lealtad a una persona, un ideal o un objeto. Cuando un devoto es tocado por el instinto dramático, puede ser un notable mártir. El espíritu de devoción puede tomar una de dos formas, sea dedicada a una Deidad, impersonalmente, o hacia una alta forma personal. El poeta Goethe cita estas dos formas de devoción, y también el señor Sri Krishna en el Gita.

El animal de este rayo puede ser claramente distinguido, es el perro, epítome de la devoción, aún hacia un dueño cruel. El planeta Venus es regido por este rayo y también el signo Tauro. Las cualidades de este rayo son reverencia, gentileza y sinceridad. Sus defectos son sectarismo, fanatismo y superstición. Las cualidades para ser cultivadas son tolerancia, abnegación y pureza. El reinado del Sexto Rayo puede haber sido responsable de la extrema devoción de tantos cristianos santos y su exaltación en todas las formas de pureza. Su método de curación es la plegaria, y su correspondencia es con el cuerpo y el plano astral.

RAYO VII

Se le denomina a veces el rayo ceremonial, y es el que viene a destacarse ahora. Corresponde a nuestro yo físico y al mundo físico. En realidad, su gente en general, es la que más aprecia el mundo físico. También se le llama del servicio ordenado, porque por su amor al simbolismo y a la acción ceremonial, atrae hacia nuestro nivel, energías de los mundos interiores, especialmente el auxilio de los Devas. Hay dos formas de mentalidad en este rayo: aquellos que se encantan con todas las formas de la simbología y otros que aman efectuar un trabajo mágico mediante palabras y acciones, que es el significado real de toda ceremonia ordenada. Su símbolo es la Svástica, girando hacia la derecha. La svástica de Hitler giraba de otro modo, que es un signo de magia negra, no de la blanca,

Su joya es la amatista, y su método de curación, alguno de los medios físicos, como drogas, masaje,
dieta, etc. Su ángel guardián es el Arcángel Rafael, el gran curador. Una persona sensitiva me contó que hallándose enferma en un hospital, vio una hueste de ángeles revolotear en torno de cada cama en la guardia, bendiciendo a sus ocupantes.

Las cualidades especiales de este rayo son: orden, armonía y gracia; sus defectos son: Ultra ortodoxia, presunción y ligereza (superficialidad). De manera que los que adolecen estos defectos, debieran cultivar la amabilidad, el sentido de unidad y el amor. El Séptimo Rayo tiene una ligera preponderancia de la energía negativa o femenina, y se halla especialmente ligado al Primer Rayo y estos dos pueden realizar fácilmente el trabajo de uno u otro de ellos. También el planeta Urano se halla en su influencia.

Clara M. Codd