domingo, 12 de agosto de 2012

¿A QUÉ VENIMOS AL MUNDO?

A continuación un pequeño artículo aparecido hace algunos años ya, en la publicación llamada "Holograma" Nº 8, de la "Fraternidad de los Servidores de la Nueva Era". 
Además de este artículo, en este número se publicaban:
- Construyendo el futuro desde ahora.
- Todo lo creado es producto de la actividad mental.
- La aventura de conocerse.
Si bien es cierto, datan ya decenas de años desde la aparición de este artículo, pienso que tiene valores que no pasan de moda, menos en una escuela de iniciación. Si es necesario tomar en cuenta que estas publicaciones estaban referidas a todo público, por lo que sólo es un desarrollo muy general y sin mayor profundidad del tema en cuestión, pero puede servir de base para investigaciones más profundas al respecto.

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Quizás si una de las más antiguas y profundas interrogantes de la humanidad a través de su historia sea: ¿a  qué venimos a este mundo? ¿Tenemos alguna misión especial o simplemente es obra de la casualidad? 

Al contestarnos satisfactoriamente esta pregunta daremos con el propósito de la vida y de nosotros mismos. Sin embargo, para aceptar que la vida tiene un propósito o finalidad debemos partir de la base de que nada existe al azar y que formamos parte de un Plan cuidadosamente ideado. En caso contrario, la vida no sería nada más que un evento accidental sin mayor trascendencia.

Antes de seguir adelante en el por qué venimos a este mundo, veamos cual podría ser ese Plan o Propósito.
A pocas personas les es desconocido el hecho de que formamos parte de un gran Cosmos o Universo. Que vivimos en un tercer planeta de un sistema solar mediocre ubicado en los aledaños de una galaxia como tantas otras existentes en este Universo. Diga este Universo porque recientes postulados o teorías científicas establecen las posibilidades que existan otros Universos como el nuestro.

Todo esto bastaría para darnos una idea de lo ínfimo que  somos con respecto al resto de las cosas. No obstante, el Universo ser  tan vasto, es interesante ver como existe en él un equilibrio y orden perfectos. De hecho la palabra Cosmos, con la que los que los griegos bautizaron al universo significa orden. Esta característica puede haberse dado por casualidad, sin embargo, es más dable pensar que fue creada por una inteligencia tan portentosa que ni siquiera la podemos imaginar. Pero el hecho de no poder comprender o imaginar algo, no significa que no exista. Un   ejemplo claro es la electricidad, que aunque no se podía ver y hasta hace poco los seres humanos no la podían comprender y no la podían imaginar no era indicio de que no existiera.

Todo hace presumir que la Creación o el Universo, con nosotros insertos en él, tiene una finalidad, va hacia alguna parte, que aunque sea ignorada por nosotros no es indicio de que no  exista.
Aún perdura el pensamiento antropocentrista, que aunque si bien ha tenido que variar en algunas posiciones referente a los descubrimientos científicos, se mantiene la idea de que el ser humano Juega un papel importantísimo y fundamental dentro de la actual creación. Y debido a este papel tan crucial, debe por consecuencia, ser el pináculo del desarrollo a través del Universo.

A medida que más cosas descubrimos con respecto al Universo que nos rodea, tanto el Gran Universo como el Pequeño Universo, más nos asombramos y nos damos cuenta que somos solamente un pequeño rodamiento dentro de una gran máquina, cuyas dimensiones escapan a nuestra imaginación. Todo esto nos lleva a considerar que si nos cuesta imaginar esa gran maquinaria, es más difícil comprender a Aquello que la construyó y la echó a andar.
A pesar de la imposibilidad de comprender con nuestra mente racional el Gran Universo y Su Creador, es importante observar que los seres humanos podemos intuir y comprender a través de otras formas la magnificencia de la Creación de la cual formamos parte, lo que nos hará acercarnos mucho a su Creador, que también es el nuestro. En otras palabras, los seres humanos tenemos la posibilidad de darnos cuenta lo pequeños que somos, pero paradójicamente, también podemos llegar a alturas insospechadas a través del pensamiento y de los sentimientos.

La mayoría de los libros de sabiduría, algunos de los cuales conforman la base doctrinaria de las distintas religiones que existen y han existido en el mundo, señalan que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios (cualquiera sea la concepción que se tenga de El) y que este Creador depositó en las personas su hálito de vida y con ello definió la finalidad de esa alma encarnada.

El propósito de la vida personal,  que podríamos llamarla “vocación", es decir, el llamado de la voz interna. A esto hace referencia la lámina número 20 del Tarot, llamada "El Juicio", en donde aparecen un hombre, una mujer y un niño respondiendo al sonido de una trompeta tocada por un ángel desde lo alto. Estos tres seres humanos se levantan desde unos ataúdes, por lo que se da a entender que estaban muertos.

Esta llamada de la "trompeta" es la llamada de la voz interna y superior de la vocación. En otras palabras, estas tres personas, que abarcan todas las posibilidades del género humano, despiertan o resucitan al sonido de algo que tiene el poder de hacerlos volver a la vida, este algo es el descubrimiento del "tener que ser en la vida" , algo que toda la humanidad ha buscado y busca afanosamente desde siempre.

También es importante considerar que antes de descubrir o escuchar esta voz interna, las personas estaban muertas, es decir, estaban efectivamente muertas en vida, ya que cumplían con sus necesidades básicas en forma mecánica igual que un robot o un "zombi".
 
¿Cuál es la llamada interna que comienzan a sentir las personas en la lámina, qué cosas le dice. Es algo muy sencillo, dice simplemente que el ser humano está en este mundo para Amar, Servir y Aprender. Pero esta vocación solamente se expresará en toda su plenitud no necesariamente una vez que hayamos entendido sus conceptos, sino más bien que los hayamos internalizados y sean parte de cada uno.

Esta vocación trina se puede desarrollar a través de distintas actividades, que la humanidad ha dado en llamar ocupaciones, profesiones u oficios. La forma en que se haga no importa, lo importante es descubrir estas tres verdades que cada persona debe llegar a realizar en su desenvolvimiento como ser humano.

Por lo tanto la forma de expresión de esta vocación puede ser muy variada, y es conveniente que cada uno descubra aquella expresión que más le acomode a sus intereses, temperamento, habilidades, etc. No obstante, no debemos perder de vista el hecho de que no existe actividad u ocupación mejor que otra, si consideramos que cada una cumple con la vocación interna y real. Existen profesiones que en algún momento gozan de un mayor prestigio que otras, sin embargo, una persona puede desempeñar dicha profesión, pero si no lo hace con una intención y actitud de amar, servir y aprender, no estará cumpliendo con la vocación de su parte superior o alma. Y aquella persona que desempeña una ocupación de menor reputación social, pero cumpliendo estas tres condiciones, estará trabajando de acuerdo a esta vocación interna, que le permitirá resucitar y comenzar un camino nuevo y más enriquecedor que cualquier otro.

Consideremos por un momento que estos son los tres aspectos fundamentales por los cuales hemos venido a la Tierra.

AMAR: De una u otra forma todos los libros de sabiduría, establecen o indican que el ser humano debe amar. El amor es la fuerza que mueve al Universo. El amor como energía o fuerza se expresa en muy variadas formas. Por ejemplo es amor Io que lleva a dos personas a reunirse, formar una familia, establecer una relación con el resto de las personas conformándose en una comunidad, etc. Pero también es amor la germinación de las plantas, la fecundación y expresión de vida de los animales, el hecho que el sol nos brinde luz y calor, la atracción planetaria con el astro rey, la atracción molecular que permite la cohesión de las formas, la interacción de fuerzas atómicas qué permite la existencia de la materia, el sentimiento de solidaridad, caridad, fraternidad; la atracción por algo superior llamada de diversas maneras por las distintas formas religiosas, etc.

A través de estos ejemplos podemos ver que el amor se puede expresar a través de distintas formas y que está presente en cada aspecto de nuestra vida y de la creación. Entonces, por que habríamos de ser la excepción dentro de esta creación. Esta es la razón de por qué debemos buscar la forma de desarrollar y expresar el amor hacia los demás en nuestras actividades diarias. Pequeños actos de ayuda, de escuchar a alguien que lo necesite, de sentir o pensar positivamente de los demás, no dando lugar a los pensamientos y sentimientos negativos, pueden ser suficientes para descubrir este aspecto tan importante de la vocación superior.

SERVIR: Este aspecto se desprende del anterior. Es más, podríamos decir que es la puesta en práctica del amor. Por amor finalmente se sirve a los demás y también podemos observar que todo en la creación cumple una finalidad o un servicio. Acaso el Sol no se consume a sí mismo para darnos energía de vida, acaso el planeta Tierra no nos brinda sus riquezas aún cuando la estemos matando, acaso los vegetales no renuevan nuestro aire permitiéndonos que podamos tener una atmósfera apta para la vida. Y así como estos ejemplos podemos encontrar en todas las cosas de la creación. Todo sirve para algo. Incluso el mal sirve para que nos podamos dar cuenta del Bien.

Por lo tanto, al encontrarnos en un sistema tan perfectamente ideado, en que todo tiene una finalidad y sirve, cada uno de nosotros no podría estar ajeno a esto. Surge, sin embargo, la inquietud: ¿en qué forma servir? En un primer momento, mientras no tengamos claridad en cuanto a la finalidad del Plan Superior, debemos dejarnos guiar por los que más saben al respecto, y servir en lo que ellos nos indiquen. Por eso es tan importante participar de un grupo o Escuela de Iniciación  Real, en donde cada uno podrá ser guiado en su servicio, de acuerdo a sus habilidades o actividad.

Para empezar, lo más importante es desarrollar la actitud de servicio, es decir estar dispuesto a ayudar y servir a este Plan, entonces como por arte de magia aparecerá la guía necesaria.

APRENDER: Por último, y no por ello menos importante, es necesario tener una actitud de aprendizaje constante. No existe edad para aprender, y aquel que ya no esté dispuesto a saber mas y aprender cosas nuevas, porque cree saber mucho o porque cree que ya no es capaz se estanca en su desarrollo y nuevamente volverá al “ataúd“ de muerto viviente del cual posiblemente estaba saliendo.

La creencia de que el aprendizaje es para los Jóvenes es un gran embuste, que lamentablemente muchos aceptan como verdad. No hay edad para aprender y hacerlo en forma muy eficaz y profundamente.
Por lo tanto, es siempre deseable aquella persona que quiera aprender más y lo haga. Que de cada experiencia saque provecho y aprenda algo nuevo.

Una Orden o Escuela de Iniciación verdadera, desde el momento que es real necesariamente trabaja para cumplir con estos tres aspectos en sus estudiantes o discípulos.

Deberá entregar una estructura y una guía real y verdadera para que las personas puedan descubrir, trabajar y acrecentar su "tener que ser". De esta manera deberá guiar en cuanto a las formas, a la necesidad de expresar amor a través de distintas maneras o canales, que a lo mejor antes no se habían considerado.
Así  también deberá permitir la posibilidad de servir real y concretamente ayudando al Plan Superior, a través de una guía constante y brindando los canales de expresión hacia el resto de la comunidad.
Finalmente también deberá desarrollar la actitud de constante aprendizaje que en cada ser humano debería darse. Utilizando técnicas, sistemas y procesos determinados por los últimos avances en la ciencia, sin descuidar el sentido y dirección de este aprendizaje: poder llegar a ser mejor persona entregando servicio y amos a los demás.

Podemos concluir entonces que la verdadera vocación o llamado del alma está determinada por tres aspectos, los cuales se pueden expresar a través de distintas ocupaciones. Estos tres aspectos son: AMAR, SERVIR Y APRENDER.

Una verdadera Escuela de Iniciación hará descubrir en cada uno de sus estudiantes estos tres aspectos, luego se les hará trabajar con ellos desarrollándolos y perfeccionándolos en cada uno. Para ello proporcionará la guía y los canales adecuados, a través de la actividad individual y grupal en su mismo seno o bien a través de una extensión hacia la comunidad, la cual muchas veces es el mismo estudiante.
ALV