sábado, 26 de enero de 2019

EL ESOTERISMO Y EL PENSAMIENTO MODERNO (4ª parte y final)

Con esta cuarte parte concluimos este breve análisis de el primer septenario de los Arcanos  Mayores del Tarot.
Corresponde a los arcanos 5, 6 y 7.

Que sea provechoso...


**********************************************

Página 5ª
Y dijo el hombre que ya conocía algo de lo esotérico:
“Vi al gran maestro en el templo. Estaba sentado en un trono de oro, colocado delante de un dosel púrpura; llevaba las vestiduras de un gran sacerdote y una tiara de oro. Bajo sus pies vi dos llaves cruzadas y dos iniciados se encontraban hincados ante él. Él les hablaba.
“Yo oía el sonido de su voz, pero no podía entender una sola palabra de lo que decía. O bien hablaba un lenguaje desconocido para mí o había algo que impedía que comprendiera el significado de sus palabras.
“Una vez me dijo: «Él habla sólo para aquellos que tienen oídos para oír; pero ay de aquellos que creen que oyen antes de que han oído de verdad, o que oyen lo que él no dice, o que forman sus propia palabras en lugar de las palabras de él» Estos nunca recibirán las llaves de la comprensión, y es de ellos de quienes se ha dicho que ni entran ellos mismos, ni a los que están entrando dejan entrar.”
El Hierofante es el órgano supremo de la ciencia sagrada, representa el genio de las buenas inspiraciones del espíritu y de la conciencia.

Su gesto convida al recogimiento para oír la voz del cielo en el silencio de las pasiones de los instintos carnales.
Así, el cuerpo es la representación grosera y como la corteza pasajera del alma. Esta última puede percibir por sí misma y sin el intermedio de los órganos corporales, por medio de su sensibilidad, las cosas, sean espirituales, sean corporales, que existen en el universo. No hay que olvidar que espiritual y corporal son palabras que manifiestan únicamente los grados de tenuidad o de densidad de la substancia.
No hay nada vacío en la naturaleza, todo está poblado. No hay muerte real en la naturaleza, todo está vivo.
“¿Veis esa estrella?” preguntaba Napoleón al Cardenal Fesdi – “No señor” – “Pues bien yo la veo”; y ciertamente la veía.
El Hierofante nos plantea que por este motivo se acusa a los grandes hombres de haber sido supersticiosos; es que ellos veían lo que el vulgo no puede ver.
Los hombres de genio difieren de los simples videntes por la facultad que poseen de hacer sentir a los demás hombres lo que ellos ven, piensan y sienten, y es hacer creer por entusiasmo y por simpatía. Estos son los médiums del Verbo Divino. Por eso, antes de decir que un hombre es feliz o infeliz es preciso saber que empleo hace de su voluntad, pues todo hombre crea su vida por sus propias obras.
El genio del bien está a su derecha, el del mal a su izquierda; sus voces sólo son oídas por su consciencia; hay que recogerse en sí mismo y la consciencia responderá. Recogerse en sí mismo, nos dice la 5ª carta del Tarot es entrar en la meditación, siendo esta última el gran acto de creación de sí mismo, permite que el positivo espíritu, que se halla dentro de nosotros, abra una puerta en la mente terrena.
A veces, en nuestra ignorancia, buscamos en la excitación exterior lo vivido de esa verdadera vida, no sabiendo que los placeres que anhelamos no son más que una temòral excitación del cuerpo.
La vida que se siente en la meditación es creadora.
El objetivo de la meditación no consiste en atraer algo hacia el ego inferior, para su satisfacción, sino más bien en elevar algo, en alcanzar con el pensamiento o el sentimiento un estado al que se ha llegado antes y mantener en tales alturas la misma claridad de visión que poseemos en los niveles inferiores.
Debemos elevarnos. El yo, que sólo busca consuelo de las desdichas de la vida, o la agradable sensación  emotiva de confianza en algo que le es superior, puede conseguir y gozar de los ínfimos deleites que concede una especie inferior de la meditación, que apenas es digna de tal nombre.
Quien así medita, agradecido y satisfecho, se asemeja al gato que ronronea en los brazos de una persona, gozando del regalo que le brinda un ser superior.
Más la verdadera meditación, al contacto real con los poderes ocultos es para aquel que socorre el mundo en la triunfante carroza de la gloria del alma, para aquel que quiere expandir su corazón con un amor que ha de brillar como el sol en todo clima y en todo lugar, y para aquel cuyos ojos contemplan el perpetuo éxtasis de comprensión, el milagro que todo lo abarca y contiene, de la existencia de la grande y de lo pequeño.
Para tales cosas el yo diminuto debe abandonar sus placeres, que no tiene paridad con la genuina felicidad de la verdadera vida.
La meditación es uno de los polos de la existencia, que es toda creadora.
No solo por la meditación podemos alcanzar las más gloriosas alturas; las limitaciones de la vida externa contienen además, en igual medida, la divina enseñanza.
Adentrarse en sí mismos y buscar en el exterior son el invierno y el verano, el día y la noche del progreso del alma.
Así como el que posee la comprensión se siente movido por la belleza de una pequeñísima hoja, lo mismo que con la inmensidad de una floresta tropical, así también puede verse el dedo divino actuar en las pequeñas experiencias que a cualquiera de nosotros nos ocurren, lo mismo que en los grandes acontecimientos que marcan los hitos de la historia.
Esta 5ª carta nos dice que nuestra vida se mueve entre estos dos polos, el interno y el externo.
El pensamiento interno imagina, por ejemplo, una máquina o propone una teoría; la experiencia exterior sugiere mejorar para ese mecanismo, o declara verdadera o falsa la teoría, es su relación con las leyes de la naturaleza en sus múltiples operaciones o, en otras palabras, su unidad con los arquetipos, tocamos a Dios en ambos polos.
Se ha dicho que no hay obstáculo o muralla en el alma humana, donde  Dios, la causa, cesa, y el hombre, el efecto, empieza; puede también decirse que no hay punto o lugar en el espacio donde nuestra mano no tropiece con la de Él.
La meditación tiene por tanto, más efecto cuando los pensamientos y emociones se llenan de nuestro cuarto de estudios, o de este templo, a los asuntos de la vida, para allí recibir, corregirse o modificarse, para enriquecerlos con nuevas experiencias que los harán florecer de nuevo, a la vez que permitir que se les añada flores hermanas en futuras meditaciones.
Dado que la meditación implica un paso gradual de la percepción, desde las cualidades más groseras de las cosas hasta las más sutiles, sin perder el color, la viveza y la precisión, o sea, en resumen el vigor de la experiencia exterior; la clave del buen éxito en cada punto de la práctica puede definírsela en pocas palabras: Obstruir las actividades exteriores y mantener el pleno fluir de la energía consciente.
Debe retirarse la atención del cuerpo físico, a fin de que este no sea en sí mismo un fin, sino que sólo interesa como un instrumento útil y hermoso para los objetos del yo superior. Luego deben dejarse de lado los deseos personales y las emociones inferiores.
Es preciso vigorizar y agudizar la mente y obstruir sus actividades inferiores, mientras el ímpetu adquirido se utiliza para ejercitar y desarrollar las facultades de orden superior.
El hierofante nos va introduciendo poco a poco en los grandes misterios y nos dice: Si el instinto que reside en el hombre pudiera provecharse como un resorte, para dispararlo hacia el conocimiento y no hacia la acción, como ocurre con el animal, entonces el instinto del hombre se transformaría en intuición. Cuando se opera esta transformación nos conduce a la verdadera interioridad de la vida con tanto éxito como la inteligencia nos guía hacia los secretos de la materia.
La intuición tiene dos señaladas características: una es que queda indiferente tanto si obedecemos sus mandatos como no, y la otra es que habla una sola vez.
La voz de la intuición es como el dictamen del tribunal supremo, que pronuncia su sentencia una sola vez y es independiente de los efectos de la sentencia sobre las partes contendientes.
Por lo tanto, nos dice esta carta: conviene entrar atento a los mandato de la intuición cuando habla. No en vano la síntesis de este naipe del Tarot dice que “es la inspiración que el ser humano recibe de los poderes ocultos”, entregándonos una clave para desarrollar.

Página 6ª
Corresponde al Arcano Mayor VI del Tarot, llamado, entre otros nombres, Los dos caminos.
Síntesis: La prueba a la cual será sometida la voluntad  frente al bien y al mal.

Este símbolo debe traducir las ideas de reunión y de antagonismo con todas sus consecuencias.
Un joven imberbe descubierto, está de pie, inmóvil en la encrucijada de dos caminos. Nuevo aspecto del arcano 1 (la voluntad del mago creador), ya no se trata de un iniciado, por esto se haya perplejo oposición de las ideas antagónicas qué es incapaz de gobernar. Dos mujeres, una a la derecha y otra a la izquierda, le colocan la mano sobre el hombro mostrándole uno de los caminos. La mujer colocada a la derecha tiene la frente ceñida por un círculo de oro; ella personifica la virtud. La de la izquierda nada por hojas de parra y representa vicio tentador. Encima y atrás de este grupo, el genio de la justicia, sosteniendo una aureola fulgurante, pone en tensión su arco y dirige al vicio la flecha del cortejo.
El conjunto esta escena explica la lucha entre las pasiones y la conciencia.
De acuerdo a la senda elegida, el joven podría transformarse en el mago iniciado del arcano 1 o en el imprudente fulminado del arcano 16. Simbolismo profundo que indica que si el hombre elige la senda de la virtud, será ayudado por la providencia para vencer el mal. La inteligencia Suprema es necesariamente razonable.
Dios en filosofía, puede no ser más que una hipótesis, pero es una hipótesis impuesta por el buen sentido a la razón humana.
Personificar la razón absoluta es determinar el ideal divino. Necesidad- libertad y razón, el grande y supremo triángulo de lo oculto. Fatalidad- voluntad - poder, tal es el ternario mágico que, en las cosas humanas, corresponde al triángulo divino. La fatalidad es el encadenamiento Inevitable de causas y efectos en un orden dado. La voluntad es la Facultad de dirigir las fuerzas inteligentes para ver la libertad de las personas con la necesidad de las cosas. El poder es el prudente empleo de la voluntad, qué hace servir a la fatalidad de misma el cumplimiento de los deseos el sabio.
Así la sexta carta del tarot evoca las alternativas que la misma existencia expone al hombre la iniciativa voluntariosa indolencia pasiva del espíritu, y por tanto abandonada a los instintos. Sea cual fuere la opción, pone en marcha la rueda encadenante de las casualidades que determinan al futuro.
Si se ha elegido la lucha, este acto deliberado arrastra tras y las pruebas necesarias, agrupadas y aleccionadas de manera que el individuo y su destino se realicen según sus aspiraciones.
Si la opción se inclina por la ley del menor esfuerzo moral, si se ha rechazado el cetro de la anarquía volitiva, si se ha repudiado al ideal espiritual, entonces ni la intensidad ni la moralidad de las pruebas dependerán del libre arbitrio: El determinismo exterior se empleará desenfrenadamente.
Porque, de grado o por fuerza, aquí en la tierra hay que experimentar realidades necesarias para alcanzar despertar gradual del conocimiento.
Esta carta es la imagen de las relaciones existentes de arriba y los de abajo, entre el cielo y la tierra.
La psique humana, evolucionando por los distintos estados de conciencia a través del tiempo y del espacio, hasta la Integra y definitiva entidad, a través de todos las fases necesarias perfecto desarrollo, recorre una serie de ciclos, cada uno de ellos compuesto por un período de acción y por otro de asimilación.
Durante cada uno de estos periodos, la conciencia, unida a los vehículos oportunos, debe adaptarse a las condiciones de existencia de determinada - la vida humana por ejemplo- que irán afirmando su conciencia de ser.
Luego, una vez realizado todo el progreso que sus condiciones hacían posible, se separa de sus vehículos materiales - la muerte, tal como la entendemos- y se asimila, en el seno de lo invisible, la experiencia nueva que aporta, armonizándola con la totalidad de sus adquisiciones anteriores.
En forma mediata se lleva a cabo una nueva Encarnación que depende muy directamente, en sus eventualidades y características, del estado resultante de las circunstancias precedentes.
Al encarnarse de nuevo la conciencia se halla situada de tal manera entre el yo y el no-yo que necesariamente por Los sufrimientos y alegrías indispensables para la realización progresos para los cuales fue dispuesta. Y aquí interviene la alternativa en cuestión: Esforzarse voluntariamente, marchar deliberadamente hacia delante o dejarse llevar y sufrir a pesar de sí mismo.
En ambos casos la ley Suprema de evolución permanece irreductible; pero si, en lugar de abandonarse pasivamente a sus espontaneidades, el sujeto asiente conscientemente a la necesidad de esforzarse en la búsqueda del conocimiento o de la rectitud, sustituye por una ruta mejor, la primitiva línea prevista para el encadenamiento lógico de las predisposiciones y predestinaciones primarias.
La importancia relativa de la opción, se hace absoluta desde el momento en que hombre consciente, obstinada y formalmente renuncia a su futuro espiritual y se entrega a la anarquía, a la destrucción de la conciencia moral, a la oscuridad de sus instintos, formando así la espantosa palabra que le retrae irremisiblemente hacia él no ser.
En la medida en que se le imaginan, hay que considerar esta posibilidad como una excepción monstruosa.
Sería temerario señalar como una entre las más atroces, cualquiera de las varias individualidades cuya abnegación, evidentemente, se haya hecho acreedora a la execración de la historia.
La mayor parte de los hombres viven y mueren más o menos sin noción profunda de las realidades superiores; les parecen ilusorias o míticas.
Sólo atentos a sus sueños de sonámbulos, no se preocupan más que de continuarlos sin obstáculos y rehúyen el encuentro y la luz que podría despertarlos.
Ante cada impacto que bajo la forma de dificultad, enfriamiento y desgracia trata de romper su tranquilo letargo, se lamentan de su efecto desagradable sin descuidar en él su sentido oculto, es decir, la manifestación en ocasiones providenciales de la ley de evolución, una llamada a la percepción del mundo moral.
De esta manera, el sexto arcano del Tarot, el 4 (conciencia) y las dos damas cuya atracción siente simultáneamente, simboliza el alma humana que duda cual de las dos inspiraciones debe elegir. Esta página del Libro de Thot termina así:
“Recordad hijos de la tierra que para el común de los hombres, la atracción del vicio tiene más prestigio que la austera belleza de la virtud.
“La indecisión es en todo más funesta que una mala determinación. Avanzad o retroceded, pero no vaciléis, y sabed que una cadena de flores es más difícil de romper que una cadena de hierro.”
Nota: En la Cámara del Consejo del Señor del Mundo, se han dirigido estas vibraciones, pensamientos a los seres humanos de la Tierra.
Se ha decidido hombre de la tierra trazar una línea de demarcación entre las dos fuerzas de la materia y del espíritu, claramente definidas.
La inherente dualidad de toda manifestación adquiere todo su relieve, a fin de enseñarnos como emanciparnos por nosotros mismos de las limitación del 4º Reino o humano y pasar al 5º Reino o espiritual.
El problema del bien y del mal, de la luz y de las tinieblas, de la razón y de la sinrazón, fue enunciado en beneficio de la humanidad con objeto de capacitar a los hombres para romper las cadenas que aprisionan al espíritu y lograr la libertad espiritual.
Este problema no existe en los reinos inferiores al humano ni en los que lo trascienden.
El hombre ha de comprender por dolorosas experiencias la dualidad de toda existencia y una vez comprendida, elige lo relativo al aspecto del espíritu plenamente consciente de la divinidad, y aprende a centrarse en este aspecto.
Al alcanzar la liberación ve que todo es uno, que el espíritu y la materia son una unidad y que sólo existe lo que está en la conciencia de Todo.
Los maestros aprovechan así la facultad discriminativa de la mente, que es la cualidad distintiva de la humanidad, para que los seres humanos, por medio del equilibrio de sus pensamientos, sus sentimientos y sus acciones, encauce su meta y halle el camino de regreso al manantial de que dimanó.

Página 7ª
Llamada “El Carro de Osiris”. Síntesis: La victoria, frente a la verdad y la justicia.

Dice el discípulo que está empezando a “ver” con los ojos del alma:
“Vi una carroza tirada por dos esfinges, una blanca y la otra negra. Cuatro pilares sostenían un dosel azul celeste, adornado con estrellas de cinco puntas. Bajo el dosel, conduciendo a las esfinges, iba el conquistador con una armadura de acero, y en su mano llevaba un cetro que terminaba en una esfera, un triángulo y un cuadro.
“Un pentáculo de oro brillaba en su corona. En el frente de la carroza, sobre la esfinge, estaba fija una esfera con dos alas y el lingam y yoni místicos, el símbolo de la unión.”
La voz de la conciencia eterna, susurró entonces: “En este cuadro todo tiene un significado, observa y trata de comprender.”
Este es el conquistador que no se ha conquistado todavía a sí mismo. Aquí se encuentran la voluntad y el saber; pero en todo esto está más el todo de alcanzar que el logro mismo.
El hombre que se encuentra en la carroza empezó por considerarse conquistador antes de luchar, siendo realmente el conquistado. Decidió que la conquista debe corresponder al conquistador. En esto hay muchas posibilidades reales, pero también muchas perspectivas engañosas, y grandes peligros esperan al hombre de la carroza.
Este es el conquistador contra quien el conquistado puede todavía insubordinarse. La tensión de su voluntad puede debilitarse y las esfinges pueden tirar en distintas direcciones y romper la carroza y a él en dos.
¿Ves detrás de él las torres de la ciudad conquistada? Quizás la llama de la rebelión ya anda allí. Y él no sabe que dentro de él mismo se encuentra la ciudad conquistada, que dentro de él las esfinges vigilan todos sus movimientos, y que dentro de él grandes peligros le esperan.
Este arcano del misterioso libro de Toth nos dice hermanos que el imperio del mundo pertenece a aquellos que poseen la soberanía del espíritu; esto es, la luz que alumbra los misterios de la vida; y qué, venciendo los obstáculos anularán todos los enemigos. Y todas nuestras esperanzas serán realizadas si penetramos en el futuro con audacia y armados de la conciencia de nuestro derecho.
Quien ya ha comenzado a sentir las realidades invisibles que le relacionan y solidarizan con el universo, instruido del poder consustancial al verbo de su imperecedera entidad psíquica, se siente necesariamente invadido del deseo de obtener la inspiración, la impulsión, el apoyo de la esfera espiritual.
Sus pensamientos de profunda veneración le orientan hacia tal espera y, sin saber cómo, le integran en ella, durante sus acostumbradas meditaciones.
Subamos, hermanos, al carro de Osiris y dejémonos guiar por el poder psíquico superior en la obtención de un trabajo o actividades correctas.
En el reino cósmico hay un sorprendente fluido de inteligencia psíquica. Todas las ideas creadoras están almacenadas en el banco de la memoria cósmica. Aquí, en este banco invisible está el modelo universal para crear todo lo que vemos a nuestro alrededor.
La perfecta dirección en cada faceta de su vida es posible cuando el hombre aprende, en la vida diaria, a establecer contacto con este almacén psíquico de la memoria.
A través de los centros psíquicos superiores de la mente se puede establecer contacto con el banco de la memoria cósmica del universo y canalizar cualquier porción de su conocimiento, energía y abundancia en propio beneficio. De esta inteligencia psíquica se puede saber cómo obtener un equilibrio mental y emocional en un mundo que parece haberse vuelto loco. Podemos descubrir nuestros propios potencias ocultas para la paz y la felicidad; podemos equilibrar nuestros estados de ánimos, controlar nuestro carácter y conocer las malas costumbres, que pueden destruir nuestra salud mental y física.
El carro de Osiris nos puede llevar al banco de la memoria cósmica dónde está oculta la fuerza vital secreta que puede ser captada y canalizada. A través de la memoria cósmica se puede descubrir y emplear el don de la profecía psíquica y conocer los acontecimientos futuros. Esta memoria, hermanos, le dice a la oruga como convertirse en una alada mariposa, o al renacuajo como convertirse en rana en unos días. Es un misterio que desconcierta la mente consciente del hombre, pero para la inteligencia psíquica del universo es un hecho cotidiano.
Sin embargo, antes de poder recibir las pulsaciones psíquicas superiores de la mente cósmica que rige al universo, se tiene que tener una superabundancia de fe en este poder. Se trata de una inteligencia infinita inherente a todos los átomos y células del universo.
Este poder de la mente cósmica se logra captar si los pensamientos se proyectan para expresar el lado de ayuda superior en la forma conocida como “meditación”.
La meditación, le embarca en el carro de Osiris Y a medida que avanza hacia la luz,, el hombre se hará receptivo a la inteligencia del saber oculto, las invocaciones insistentes mediante la oración, le abrirán a la omnilatencia providente que, a veces en el espacio de un relámpago, transmuta las almas capaces de sincera veneración.
Sin embargo, es necesario aclarar un concepto muy poco conocido pero muy pronunciado: la fe.
La fe, es esa aspiración a lo infinito. Es la noble confianza en sí mismo, sostenido por la creencia en todas las virtudes y con esta fe, si sabemos, si queremos, si usamos y si tenemos el arte de callarnos, seremos más fuertes que el mundo, el cielo y la tierra cumplirán nuestras voluntades.
Haremos, siguiendo la promesa del Cristo, los milagros que él hizo y hasta mayores todavía. El mal desaparecerá ante nosotros y el dolor se cambiará en consolaciones divinas. Sentiremos en nosotros, la vida eterna y no temeremos más a la muerte porque la comprenderemos. Nada nos faltará y no tendremos más decepciones en la vida.
Los que nos quieren perjudicar se dañaran a sí mismos y nos harán bien. Nuestra palabra esparcida la alegría en las almas y nuestro contacto devolverá la salud a los enfermos.
Pero una advertencia de este arcano: La fe en las naturalezas débiles puede degenerar en “orgullo”.
Así, antes de terminar, invoco el principio de esta carta: "el hombre que se encuentra en el carro empezó por considerarse conquistador antes de haber realmente conquistado."
Aquí hermano se la clave que nos deja el carro de Osiris: el dominio de sí mismo indispensable para la condensación y el gobierno de los elementos constitutivos bajo cuyas propiedades se reposa la posibilidad de accionar los agentes ocultos de la naturaleza, la primera y fundamental de las condiciones requeridas.
Los hombres tardan en reconocer que no hay otro método que conduce la realidad, a la verdad que cambiar el espíritu, visión espiritual (el carro). Eso es, hacer la voluntad de la gran mente cósmica y hacerla consistentemente en cada fase de la vida.
Todos queremos hacer su voluntad ciertas veces y en ciertas cosas; pero mientras que no estemos listos para hacerla en todas las cosas grandes o pequeñas, mientras no nos dediquemos completamente a hacerla, no tendremos más que resultados parciales. Así que permitiendo que una cosa secundaria primordial, no seremos encaminados o conducidos hacia la victoria de la verdad.
“No hay paz alguna para el alma que mantiene la sombra de una mentira".
He aquí un peligro extraordinariamente sutil. Tan pronto como lo hemos evitado por un lado nos ataca de otro lado. Entonces mantenernos en él carro de la Victoria exige una vigilancia incesante y un gran valor.
Es sobre todo a la vida del alma que se puede aplicar el precepto "el precio de la libertad es una vigilancia eterna".
Mientras nos mantengamos en el carro, no debemos permitir que ninguna consideración, ninguna institución, una organización, algún libro, ningún hombre o mujer, se interponga entre nosotros y nuestra búsqueda del todo. Si nos confiamos en otra cosa que no sea nuestra comprensión de la verdad el carro se volcara y nuestros esfuerzos dejarán de ser fructuosos. Si contamos indebidamente con otra persona, con cierto maestro, un día vendrá, cuando la hora de nuestra necesidad, él estará lejos y no será suya la culpa.
Cuando más le necesitemos, el nos faltará. Este mismo principio nos enseña esta carta, se aplica la personas que permiten por circunstancias especiales. Ciertamente nos conviene tener toda la ayuda posible que nos ofrece nuestro mundo exterior, leyendo libros, escuchando maestros; pero a menos que no confiemos en nuestro propio entendimiento, ambiente pronunciamos las palabras la palabra señor, señor con los labios y pretendemos hacer profecías en su nombre mientras no le conocemos, significa que él no nos conoce a nosotros.
Conduciendo el carro de esa manera no se entra en el reino de los cielos. Repitamos qué, para lograr comprender lo superior, tenemos que hacer un trabajo en nuestro espíritu, un trabajo consistente y difícil
"Conocernos a nosotros mismos".


sábado, 19 de enero de 2019

EL ESOTERISMO Y EL PENSAMIENTO MODERNO (3ª parte)

He aquí la continuación del análisis del primer septenario del Tarot, con el desarrollo de los Arcanos Mayores 3 y 4.

*****************************************
Página 3ª
Simbólicamente esta carta representa la idea de generación. La Emperatriz aparece con alas lo que simboliza la idea de la espiritualidad del principio animador de los seres, es la personificación de la fecundidad universal. La corona con 12 estrellas, representa el recorrido del sol que por año hace alrededor de la zona zodiacal (el sol es emblema de poder creador).

Sostiene en una mano un cetro terminado en un globo; lo que señala la acción perpetua sobre las cosas nacidas y que deben nacer.
Aprisiona un águila con su otra mano, símbolo de las alturas, que elevarse al nido del espíritu. Simbolizando a la vez el hecho de que la idea de la creación sobre las regiones superiores.
Esta mujer tiene a sus pies la luna, qué significa la inferioridad de la materia y su dominación por el espíritu.
Una mujer sentada, revestida de sol, y la luna a sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas y estando encinta gritaba con ansias de dar a luz, y sufrió los dolores de parto” (Apocalipsis de San Juan).
Dejemos un momento los símbolos y veamos lo que es lo que esta carta nos puede decir.
La unidad, para hacerse acción, debe multiplicarse. Un principio indivisible inmóvil infecundo sería la unidad muerta e incomprensible.
Si Dios no fuera más que uno no sería Creador ni Padre. Si sólo fuera dos, habría en ello antagonismo y división en el infinito, y esto sería la repartición o la muerte de toda cosa posible.
Hay pues, necesidad de tres para crear de si mismo y a su imagen la multitud infinita de los seres y de los números.
Así es, realmente inició en sí mismo y triple en nuestra concepción, lo que nos lo hace ver tan triple en sí mismo, como único en nuestra inteligencia y en nuestro amor.
Esto es un misterio para el creyente y una necesidad lógica para el iniciado en las ciencias absolutas y reales.
Otro aspecto que nos muestra esta carta se relaciona con:
El Pasado – El Presente – El Porvenir.
El Presente en un momento dado determina el Pasado y el Porvenir. Sin indicar el momento presente no podemos separar y captar el pesado y el porvenir.
El Presente emana del Pasado y el Porvenir; en el Pasado se muestra su lado relativamente pasivo, deformado (es imposible cambiarlo) y en el futuro su lado activo.
La Providencia ilumina el Presente con su luz.
La Humanidad rige sobre el Porvenir de acuerdo con la ley de la libertad humana, con el auxilio de un instrumento denominado “voluntad de la humanidad”.
La Naturaleza sostiene el Pasado bajo la forma de destino. La Voluntad tiende a la creación del Porvenir, pero se halla restringida por el Destino, que controla este anhelo mediante el Pasado.
Si la Voluntad de la Humanidad se aliara con la influencia iluminadora del Destino, la Historia de la Humanidad tendría un carácter evolutivo.
La acción de la voluntad (el mago) en la ciencia (la papisa) da como resultado una equilibrada creación, es decir la acción que debe manifestar la voluntad unida a la ciencia.
La ciencia oculta nos dice que podemos relacionarnos con lo invisible.
Entre la personalidad humana y el universo, constituidos uno y el otro por la misma esencia cósmica parecidamente jerarquizada, existe una cuádruple relación, por lo que se crea del macrocosmos al microcosmos y recíprocamente una serie discontinua de acciones y reacciones.
El vehículo físico del hombre ha de someterse a la luz del mundo material, pero esta ley está al mismo tiempo a su disposición y a medida que descubre sus modos los comprende y, poco a poco, acaba poniéndolos a su servicio.
En primer lugar, sepamos que toda interrogante mental claramente formulada, lleva consigo una inspiración recíproca.
Según se trate de del orden inteligible o del orden fenoménico, la reacción llega de un plano o de otro bajo las respectivas formas características. Por ej.: lo superior contra la inferior y por el arte de transmutar, cambiar lo que no es deseable en lo estimable, triunfando de esa forma.
Así, debe contarse la semi sabiduría, que es locura, y que ignora la verdad de que:
“El dominio consiste, no en sueños anormales, omisiones y fantásticas imaginaciones, sino en emplear las fuerzas superiores contra las inferiores, escapando así a los dolores de los planos inferiores mediante la elevación de los superiores.
“Recuérdese siempre que la concentración y no la negación presuntuosa es el arma del maestro”
No vivimos en un mundo de sueños, sino en un universo que, si bien es relativo, es real, por lo menos en lo que concierne a nuestras vidas y obras.
Nuestra misión en el universo no es negar su existencia, sino entenderlo, empleando sabiamente sus leyes para ascender de lo inferior a lo superior. Viviendo y haciendo lo mejor dentro de las circunstancias que surgen cada día y viviendo todo lo posible , nuestras más elevadas ideas e ideales.
Por último estar carta no entrega la siguiente clave: afirmar lo que es verdad y querer lo que es justicia, ya que crear o afirmar lo contrario es entregarse a su propia destrucción.
Resumen: La voluntad humana (1) ilustrada por la ciencia (2) y manifestada por la acción (3)…


Página 4ª
Simboliza la obra acabada. Esta carta es El Emperador, cuya gran ley de cuatro, es el alfa y omega de todo.

He aquí al emperador en un alto trono de piedra, que está decorado con cuatro cabezas de carnero. Un yelmo de oro refulge en sus sienes, su barba blanca cae sobre su manto púrpura. En una mano sostiene una esfera, símbolo de sus posesiones, y en la otra un cetro en forma de cruz, signo del poder sobre el nacimiento.
He aquí lo que la carta nos dice:
“Yo soy el nombre de Dios. Las cuatro letras de su nombre están en mí y yo estoy en todo.
“Yo estoy en los cuatro principios, yo estoy en los cuatro elementos, yo estoy en las cuatro estaciones, yo estoy en los cuatro cuartos de la tierra, yo estoy en los custro signos del tarot. Yo soy la acción, la resistencia, la consumación y el resultado.
“Para aquel que conoce el camino para verme, no hay misterios en la tierra.
“Como la tierra tiene fuego, agua y aire, como la cuarta letra del nombre tiene las primeras tres y ella misma se convierte en la primera, así el cetro tiene el triángulo completo y lleva en si el germen de un nuevo triángulo.” 
Quien tiene oídos para oír y ojos para ver, se encontrará ante un resplandor que penetra todo, y luz y fuego.
Existen en la naturaleza dos fuerzas que producen un equilibrio, no produciendo las tres más que una sola ley.
He aquí el ternario resumiéndose en la unidad y agregando la idea de la unidad a la del ternario, se llega al cuaternario, primer número cuadrado y perfecto, manantial de todas las combinaciones numéricas y principio de las formas.
Afirmación – Negación – Discusión – Solución: tales son las cuatro aplicaciones filosóficas del espíritu humano. La discusión concilia la negación con la afirmación, haciéndolas necesarias la una a la otra.
Por esta causa el ternario filosófico, al producirse el binario antagónico, se completa por el cuaternario.
En Dios, según el dogma consagrado, hay tres personas, las cuales no son más un solo Dios. Tres y uno dan la idea de cuatro, porque la unidad es precisa para explicar los tres.
Así, en casi todos los idiomas el nombre de Dios consta de 4 letras, y estas en hebrero no hacen más que tres, porque una se repite, la que manifiesta al Verbo y la creación del Verbo.
Esta carta nos invita a adentrarnos en las extrañas revelaciones de cómo por ejemplo la palabra perfecta, la que es adecuada al pensamiento que manifiesta, contiene siempre, virtual o supuestamente, un cuaternario, la idea y sus tres formas necesarias y correlativas, y también la imagen de la cosa manifestada con los tres términos de juicio que la califican. Cuando yo sigo si el ser existe, afirmo implícitamente que no existe la nada.
Existen en la naturaleza y movimientos producidos por dos fuerzas que se sostienen una a otra por su tendencia en sentido contrario. Ahora bien, la ley que rige o base de los cuerpos es análoga y proporcionada a la que gobiernan a los espíritus, y esto es la manifestación también del secreto de Dios, es decir, del misterio de la creación.
Supongamos un reloj con dos resortes paralelos, con un engranaje que lo haga mover y maniobrar en sentido contrario, de manera que al detenerse uno apriete al otro; el reloj así contenido se dará cuerda por sí mismo, y habremos hallado el movimiento perpetuo o continuo. Cuando alguna persona lo haya descubierto, podrá comprender por analogía todos los secretos de la naturaleza: “el progreso en razón directa con sus existencia”.
El movimiento absoluto de la vida es también el resultado continuo de dos tendencias contrarias, que no se encuentran jamás en oposición. Cuando una parece ceder a la otra, es un resorte que toma fuerza y seguramente podemos esperar y confiar en una reacción, de la que es muy posible prever el momento y hasta determinar el carácter.
Esta carta nos señala que una cosa puede ser causa de otra, esto es, ser la primera creadora de la segunda. Un suceso o acontecimiento es lo que viene, llega u ocurre como consecuencia o resultado de acontecimiento o evento anterior. Lo importante de todo esto es llegar a elevar la mente como para ponernos en contacto con los poderes superiores de nuestra propia naturaleza, para dominar las propias modalidades, caracteres, cualidades y polaridades, así como el medio ambiente que nos rodea, cuando causas en lugar de efectos.
Uno de los emblemas del emperador es una cruz que sostiene en una de sus manos. Esta es la cruz filosófica clave de las profecías y que puede abrir todas las puertas de la ciencia. ¿No se forma la vida humana con estas fases o transformaciones sucesivas? Nacimiento, vida, muerte e inmortalidad.
La muerte no puede ser un fin absoluto, así como el nacimiento no puede ser un comienzo real. El nacimiento prueba la preexistencia del ser humano, puesto que nada puede producirse de nada y la muerte prueba la inmortalidad, ya que el ser no puede cesar de ser, al igual que la nada no puede cesar de nos ser.
Ser y nada son dos ideas absolutamente inconciliables, con la siguiente diferencia: que la idea de la nada (idea completamente negativa) emana de la idea misma del ser, en lo que la nada ni siquiera puede ser comprendida como una negación absoluta, en tanto que la idea del ser no puede nunca aproximarse a la nada, desde muy lejos que se tome.
Decir que el mundo ha salido de la nada, es proferir un monstruoso absurdo. Todo lo que es procede de lo que era; por consecuencia, nada de lo que es podría jamás dejar de serlo.
La sucesión de formas se produce por las alternativas del movimiento; estos son fenómenos de la vida que se reemplazan unos a otros sin destruirse. Todo cambia, pero nada perece.
Pero dejemos esta alta filosofía que encierra esta carta por algo más terreno. Las nociones fundamentales del ocultismo expresan y precisan, a los ojos del adepto, el sentimiento de su íntima correspondencia con el universo y le revelan la ley de influencia externa del psiquismo individual.
Determinado en el momento presente por sus antecedentes, de los que deriva su posición frente al maquinismo cósmico, el hombre de ahora en adelante que gira por sí mismo los elementos de su futuro. Los irá generando automáticamente por la resonancia causal de su propia voluntad y de su pensamiento, ya que, a medida que el hilo, tenue o grueso, de sus estados de conciencia se desenredan, comunicarán sus impulsos alternativamente a la luz astral, a la esencia psíquica y más o menos siempre se dejarán sentir en la esfera espiritual.
Este símbolo no señala por su verbo interior, cada uno puede influir en los diversos elementos preformadores de lo inminente concreto.
Evoca y con conjura sin espada templada bajo ninguna constelación ni varita mágica ritual, a las verdaderas potencias que le favorecen o le perjudican y, a veces, le esclavizan. El instrumento mental del ser humano (el que impera, el emperador) es un centro activo de movilización y gestión de los poderes cósmicos.
Pero, ¡cuidado!... en la medida en que su voluntad sea arbitraria, tendrá que sufrir el ser humano las consecuencias de las mismas causalidades que el invocó: “Le será devuelto el equivalente de lo que indecisa y desordenadamente exigiera.”
El emperador (el ser) ¿piensa e invoca luminosamente, bajo la influencia de los sentidos propios de su psiquismo, con pleno asentimiento a la verdad, la justicia y la rectitud? Entonces emana de su verbo conforme al verbo del Cosmos, un fuerte poder derivado de la total adhesión al del Altísimo. Es entonces, un santo, un genio o un mago.
Pero ay de aquel que es emperador y piensa y ruega a ciegas con el alma obscurecida e incendiada por el torbellino de sus apetencias o de las pasiones; si se limita, como hipnotizado, a satisfacer las solicitaciones de su naturaleza inferior, entonces se condena al papel de intermediario y receptáculo inconsciente de las fuerzas de la fatalidad. Esclavizada su alma, obedece pasivamente al ritmo de las apetencias e irradia su encadenamiento a las correlativas consolidadas.
Es el caso del emperador que se transforma en un brujo de la magia negra o hechicero. Sensitivo y a la vez dotado de intensa pasionalidad, pero cerrado a las luces morales, ansía malgastar los poderes del mago. Sustituye la ciencia más elevada inaccesible para él, por el oscuro empirismo del libro de conjuros.
Sin la más mínima noción de ocultismo cada uno experimenta en sí mismo inconscientemente las leyes de la magia (entiéndase por magia la voluntad proyectando los pensamientos hacia lo más positivo o hacia los más negativo). Entre los pensamientos que recorren el espíritu, unos son frutos de las sensaciones físicas, otros experiencias de impresiones y emociones nacidas del principio astral y algunos se elaboran en el centro espiritual, y lo hay que provienen de fuera, representativas de influencias magnetizadas antes o sugeridas por seres invisibles. Acaba todos en actos de voluntad espontáneos o reflejos cuya potencia es comparable a su intensidad y persistencia. Los impulsivos, cuyas facultades dirigentes están dormidas y se dejan llevar siempre por la espontaneidad, accionan ciegamente al plano hiperfísico e imponen a los acontecimientos su propia inconsecuencia. Siembran el desorden y recogen la desgracia.
En tanto que el hombre se mueva pasivamente por los impulsos anteriores o por solicitaciones de fuera, debe considerarse desprovisto de control sobre los fenómenos que puedan derivarse. Una serie inflexible de leyes causales lo moverán a semejanza de un barco cuyo piloto duerme. Para sustraerse a este deriva es necesario que el piloto - la voluntad reflexiva - permanezca despierta atenta y vigilante.
Sin embargo, no hasta querer, deliberada y juiciosamente sino decididamente y sin tregua, ya que de lo contrario los remedios serían tardíos y, de hecho, poco efectivos y la dirección insegura. Sin el timón sólidamente amarrado no hay dirección segura; sin una propulsión continuada es imposible el avance.
No hay que olvidar cosas exteriores no son sino la expresión o el presionar hacia  afuera nuestros pensamientos y creencias internas. Encontramos también que como “emperadores” tenemos el dominio o poder de guiar a voluntad el curso de nuestros pensamientos, por lo cual indirectamente somos nosotros quienes hacemos nuestras vidas conforme a la índole de nuestro pensar.
Por el poder que emana de esta carta nos elevamos hasta el “gran código cósmico” y leemos en él la gran ley del universo qué dice: “lo que llevamos en nuestra mente es la causa determinante de nuestra experiencia, cómo lo de dentro, así es lo de afuera.”
No podemos pensar en una cosa y producir otra. Si queremos tener “control” sobre las circunstancias que nos rodean, para hacerlas armónicas, tenemos primero que hacer armoniosos a nuestros pensamientos, y entonces lo exterior tomará el mismo cariz.
Aprendiendo a pensar voluntariamente y de una manera juiciosa que necesariamente el determinismo primitivo, se escapa a las fatalidades bajo cuya estrella se ha nacido.
En síntesis, el Emperador, el cuarto naipe del Tarot es el iniciado vencedor de las dificultades. La piedra cúbica sobre la que se apoya simboliza la absoluta estabilidad de los principios, de los que emanan las leyes rectoras de los hechos. Estable él mismo sobre esta base inamovible, por su postura representa la vigilancia siempre atenta del hombre constantemente dispuesto a la iniciación actuante. Los 12 puntos que adornan el casco del emperador adepto significan claramente que ha sometido a su voluntad la virtualidad planetaria-
Haberse hecho consciente de las leyes de la creación psíquica individual, de la consecuencia causal inseparable del juego del pensamiento y del ejercicio de la voluntad, es ver con plena luminosidad lo que siempre ocultaron opacas tinieblas a los ojos del más grande ser humano.
Este fulgor ilumina la inextricable sed en medio de la cual el hombre debe moverse, y le permite orientar sus pasos con absoluto conocimiento del camino. Resueltamente puesto sobre este camino, elegido deliberadamente, sobre los obstáculos, previsibles por otra parte por medio de la meditación intuitiva y de las diversas prácticas reveladores, se resuelven en nada bajo la acción de una indefectible persistencia; que una serie de auxiliares dóciles le ayudan en la edificación de los planos trazados en relieve preciso y seguro en la pantalla astral; que la enérgica asiduidad de querer asegurar la mayor rapidez posible en las realizaciones<, y que una vez que se haya apropiado del objeto justo o arbitrario, de sus deseos, debe prepararse a recoger las consecuencias fastas o nefastas que exija su acción.
Como mensaje de año nuevo, recordémonos que los únicos pensamientos que importan son los de hoy. Los pensamientos de ayer o del año pasado ya no importan, porque nuestros si nuestros pensamientos de hoy son justos, todo se encontrará rectificado en este mismo momento. La mejor manera de prepararnos para mañana es hacer serenos y armoniosos los pensamientos de hoy. Todo lo bien que queramos, seguirá eso.
Kosmos
Concluirá...