martes, 29 de julio de 2014

EL CONTROL DEL PENSAMIENTO

A continuación un artículo publicado en la revista Rosa-Cruz de Oro, de Colombia. específicamente el
número 44  (Año V, número 7) de Abril de 1940.

El artículo aquí expuesto es de Orison Swett Marden (1850-1924), estadounidense de nacimiento, escritor inspiracional de técnicas de éxito. Fundador del movimiento moderno del éxito en Norteamérica, quien tendió un puente entre las viejas y estrechas nociones del éxito y las nuevas.

Considero interesante como hace ya un siglo se comentan sistemas y modelos que están más vigentes que nunca hoy en día.

En este número de la revista ya mencionada, además publicó lo siguiente: ¿Qués la Rosa-Cruz? - Regenerando la raza - datos biográficos sobre el Dr. Ernesto Gómez Campusano (Zanoni) - la armonía del universo - El misterio de Isis - Deslumbramiento (poesía).

Que lo disfruten 

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Es fácil cambiar la índole de la mente, controlando habitualmente los pensamientos. No hay ninguna razón para que dejemos vagar la imaginación y que se fije, al acaso, en toda clase de asuntos.  El YO, la voluntad, o como llamamos a1 ser real, al que gobierna la mente, puede dominar al pensamiento. Con un poco de práctica, podemos controlar y concentrar la mente de una manera razonable a voluntad.
Por eso la atención, controlada por la voluntad y dirigida por la razón y un recto criterio, puede disciplinar hasta tal grado, la sensación y el pensamiento para dirigir los altos ideales, hasta qua los pensamientos elevados lleguen a convertirse en hábito. Entonces los pensamientos e ideales mezquinos serán despedidos de la mente y el espíritu se mantendrá a muy alto nivel. Es sólo cuestión de disciplina.

Muchos y muy variados son los métodos que han recomendado varios escritores para alcanzar el deseado control del pensamiento; pero comparándolos tienen mucho do común, y esa es la parte más sencilla y práctica. Las fórmulas más complicadas y profundas, pueden dejarse para los que gusten de esta clase de ejercicios.
“No es posible dar instrucciones bien explícitas a un norteamericano para ejecutar ciertas prácticas hindúes”, porque las necesidades generales de la raza anglosajona, no son manifiestamente las mismas que las de sus hermanos de piel oscura del oriente; pero las grandes palabras “Concentración y meditación tienen tanta fuerza y significación en occidente como en oriente.”
Para concentrarse en un fin deseado, para ver con los ojos del entendimiento el premio como si ya estuviera ganado, teniendo la conciencia entre tanto de que vamos acercándonos cada vez más a exteriorización, es colocarnos de tal modo en relación con todo o que puede ayudarnos para nuestros fines, que los obstáculos se desvanezcan uno a uno y que lo que una vez nos pareció demasiado difícil para que fuerzas humanas lo realizaran, aparezca como fácil y hasta sencillo. Lo primero, lo más importante, es mantener a la vista la meta y no dejar que decaiga el interés o que se borre la visión íntima.


“Una buena lección que todos pueden practicar, es mantener callada una aspiración especial y realizarla en nuestra mente con toda la intensidad de poder visual. Imagínate que estás ocupando el lugar preciso en que más deseas estar; estar precisamente el trabajo que tú más desearías llevar a cabo. Empleando un poco de celo perseverante en este ejercicio, muy luego la mente lo cumplirá sin gran cansancio y gradualmente se hará apta para comprender realizar lo que de otra manera sería irrealizable. Nada hay en el universo entero que pueda sustituir al trabajo; no ni imagine, pues, nadie que se pueda recomendar un estado de concentración inactiva, soñolienta. La verdadera meditación no nos exime de hacer esfuerzos que es menester emplear y cómo debe emplearse.”


“La atmósfera que nos rodea, es un producto de nuestro pensamiento. Él la convierte en lo que es y sólo el pensamiento puede cambiarla como quiera.” La atmósfera que indica una vigorosa individualidad es universalmente reconocida como un producto de la emanación invisible del pensamiento concentrado en una idea. Siendo tu atmósfera un producto de tus pensamientos, recibe su fuerza y poder de la energía creadora que le da la vida.”
“Nuestra posición, pues, en cuanto se refiere al control, se reduce a esto: Si nos reconocemos dueños de nuestro mecanismo mental, sabemos que podemos conservar nuestros pensamientos y formar, así, nuestra atmósfera. Si, en silencio, diariamente, nos mantenemos receptores del bien particular que más deseamos, abrimos el camino para que se cree la atmósfera que buscamos. Debemos llegar a estas sesiones en un estado lo más receptivo posible; pero sobre todo libre de toda duda. Para muchos será bastante difícil aprender a mantenerse en actitud receptiva. Los momentos empleados de esta manera, contribuirán más que a nada a que te acerques al fin que te propones.”
Hablando especialmente de los medios de controlar el pensamiento en beneficio del cuerpo, Carlos Patterson dice: “Mantengamos clara y limpia la mente; llenémosla de sanos pensamientos de vida, seamos bondadosos y caritativos en nuestros sentimientos hacia los demás. No temamos a nada, sino que penetrémonos de que somos uno con el Poder Universal, el poder que puede proveernos de todo lo que necesitamos; que la salud, la fuerza y la felicidad nos pertenecen por legítimo derecho; que ellas existen siempre poderosas en nuestro interior y que nuestros cuerpos pueden darle expresión. Si asumimos esta disposición mental y persistimos en ella firmemente, el cuerpo dará muy luego manifestaciones de salud y fuerza.”
Siguiendo estas varias indicaciones conocidas experimentalmente por personas que las han vivido y que las han observado en otras, no parece muy difícil levantar nuestro ideal de vida forzando a penetrar en nuestro pensamiento lo más alto y a eliminar de él lo más bajo.
 Si te rodeas de una atmósfera positiva, es decir, si alejas de tu mente todo lo negativo, lo que destruye, todos los pensamientos que sugieren la discordia, las enfermedades, la desgracia y el fracaso, y conservas en ella sólo las palabras y los pensamientos que crean, que levantan, cambiarás pronto el carácter de tu alma entera, de tal manera que aborrecerás a los enemigos del éxito y de la felicidad y los expulsarás de tu mente en cuanto traten de penetrar en ella; darás abrigo únicamente a pensamientos y palabras nobles, que alienten, que den luz y belleza e inspiren y eleven.
Alienta también el que algunos pensadores e investigadores hayan llegado hasta le origen mismo de los enemigos del pensamiento y hayan así reducido su número.
“No es preciso luchar con el pequeño ejército de las pasiones menores”, dice Horacio Fletcher, “si concentras tus esfuerzos en contra de la ira  y las preocupaciones, porque todas ellas son hijas de estos padres. Combátelas con valentía; defiéndete heroicamente contra ellas y tanto ellas como sus hijos huirán. Renunciando una vez a ellas desaparecerá la capacidad de adoptarlas otra vez.”
En un libro publicado más tarde, Mr. Fletcher llama a la ira y a las preocupaciones sólo formas del miedo, y W. Atkinson dice también: “Las preocupaciones son hijas del miedo y tienen mucho parecido con su padre. Trata a la familia del miedo como tratarías a cualquier sabandija: Líbrate de las ya crecidas antes de que se les presente la oportunidad de que se reproduzcan.”
Después de que ya hayamos obtenido el poder de concentración, debemos cultivar esa perfecta serenidad y confianza, a las cuales acompaña la alegría, la eficiencia, y que proporcionan el resultado seguro de la felicidad y la prosperidad.
Practica las siguientes sugestiones y desarrollarás el poder de tu voluntad: Mantén, resuelta, persistente e inteligentemente una ambición de verdad, ejerciendo la voluntad constantemente y con firmeza en las cosas elevadas, hermosas, las ideas rectas, la salud, la paz, la verdad, el éxito, el altruismo, amistades honorables y las instituciones más nobles de la época.
En tus relaciones con las otras personas, mantén en tu atmósfera personal una perfecta y constante calma, que no revele, ya sea en las ondas perturbadoras del éter o en movimientos en que la subconsciencia de la otra persona reconozca como frialdad u hostilidad sofocada, los esfuerzos que se hacen.
Evita toda agitación. No levantes antagonismos.
No reveles a la conciencia íntima de los demás, nada que pueda lastimar sus sentimientos.
Destierra los sentimientos de desprecio o de burla.
No permitas que te penetren pensamientos de ira o de irritación.
Destierra absolutamente toda sensación de temor hacia las personas con quienes tratas.
Mantén una atmósfera personal cargada con la fuerza dinámica de una expectación confiada.  

O. S. Marden

miércoles, 9 de julio de 2014

LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD, EL IDEAL DE LA NUEVA ERA

A continuación un breve artículo aparecido en una revista llamada "Holograma", especifícamente el número 4. Revista publicada en las dos ultimas decadas del siglo XX, por la Fraternidad de los Servidores de la Nueva Era, con sede en Santiago de Chile.

Además del artículo entregado, también se entregan en este número:
  • Las jerarquías espirituales y el espíritu grupal.
  • El uso del poder creador y de la experiencia
  • La sabiduría, como usar el conocimiento.
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La necesidad de unidad se presenta, para nuestro conocimiento, en todos los ámbitos de la naturaleza. Desde lo más denso a lo ideal, de lo pequeño a lo mayor.
Se deduce que la primera organización donde aparece el concepto unidad es el átomo, el cual está compuesto por protones, electrones y neutrones, formando un sistema estable y dinámico a la vez. La agrupación organizada de distintos átomos es la base física de todo cuanto podemos concebir, ver y utilizar en el plano físico, y que llamamos materia.
La vida se va organizando y tiende a la unidad como una necesidad para subsistir, para permanecer. Los átomos se agrupan en moléculas, estas originan todos los elementos que conocemos en los diferentes sistemas de clasificación que hemos aprendido.
Tomemos como ejemplo un ecosistema, una organización dinámica de distintos organismos vivos y su medio, el cual debe permanecer unido por sus reglas internas para mantener la vida. Si uno de los eslabones de la cadena desaparece, el sistema se desequilibra, muchas veces de forma irreparable.

En la actualidad escuchamos a menudo que en distintos lugares se trabaja por la vida evitando la extinción de distintas especies animales y vegetales. Este arduo trabajo se produce por la falta de conciencia de esta “necesidad de unidad” de la vida por parte de los seres humanos, los que indiscriminadamente alteran su medio, limitando las condiciones de vida del planeta.
Es necesario todo este trabajo de unificación y restauración de los deterioros en todos los aspectos de la naturaleza. Pero siempre hay una solución más fácil que reparar y esta es prevenir.
El prevenir implica adelantarse mentalmente al acontecimiento y tomar medidas para que no ocurra lo previsto, si esto daña la unidad, el equilibrio o la continuidad de la vida.
En otros términos diríamos que idealizamos la unidad, la concebimos en nuestras mentes como una necesidad vital y nos abocamos a defenderla, buscarla, a “verbalizarla” y actuarla.
No sólo es necesaria en el aspecto ecológico, también es necesaria, hoy, desde el punto de vista político, religioso, social, científico, filosófico, etc.
Para mantener la salud en el cuerpo físico es necesario velar por la unidad y coordinación del trabajo en los distintos órganos. Y para conseguir lo que queremos en la vida también es necesario unificar los objetivos y encauzar las fuerzas en un propósito unitario.
La unidad es un ideal en la Nueva Era y es la tendencia actual que emerge de la diversidad en que vivimos actualmente. Divergencias en todos los sentidos fragmentan el mundo, los credos y las relaciones entre los seres humanos. Toda esta división hace sentir la necesidad imperiosa de unirse. Quizás de esta misma forma lo sintió el hombre de las cavernas, el cual intuyo que para sobrevivir debía agruparse y organizarse.
La tarea de los “cavernícolas del siglo XX” es diferente por cierto. No se trata de agruparse físicamente. En algunos lugares se está ya tan “agrupado” que esto impide la libertad de movimiento. Esto es tan esencial para el ser, como el sentido de unidad.
 

Lo que se necesita es “unanimidad”[1], unidad de alma, unidad de propósito, coordinación en la intención de movimiento realizado.
A nivel del universo existe la unidad y coordinación perfecta, a nivel de átomos también. A nivel humano, organismo intermedio entre ambos, es que se plantea el problema de falta de unidad. Sin embargo, el ser humano permanece a pesar de ello.

Podríamos aventurar que el ser humano está unido y muy unido a los demás por condiciones inherentes a su ser, pero él no lo sabe, no se da cuenta y lucha en un movimiento desordenado para liberarse de su interrelación con los demás, reinar e imperar sobre los demás.
Concluiríamos, de aceptar esta proposición, en que la unidad existe y es anterior a nosotros mismos. La alternativa para ser feliz será darse cuenta de ello, y para darse cuenta hay que participar activamente en la formación de nuestra mentalidad, de ello dependerá toda actividad posterior.
Técnicas para desarrollar la conciencia de la unidad
1.- Podríamos dejar a un amigo en una discusión (deliberadamente) y luego analizar en casa ambos puntos de vista, defendiendo a los dos y procurando conciliarlos.
2.- Participar en un grupo de estudios y procurar mientras lo hacemos ser conscientes de la totalidad de propósitos del grupo, olvidándose de los objetivos particulares y participación personal. Luego en casa analizar la experiencia.
3.- Ser empáticos en nuestras relaciones afectivas. Esto implica comprender a los demás, pero sin involucrarse emocionalmente con el problema presentado, de este modo es posible ayudar a solucionarlo.
4.- En un estado de relajación y positividad, buscar “sintonía” con las personas que nos rodean, procurando primero sentirnos unidos a través de ideales, principios o condiciones vivenciales y luego imaginar que miramos el mundo y las circunstancias a través de sus ojos, desde su propia perspectiva.
5.- Pronunciar la bendición matinal del Grupo de Meditación de la Nueva Era: “Benditos sean hoy todas las personas con las cuales entraré hoy en contacto” e imaginar que desde nosotros salen rayos de luz y llegan hasta las personas con las cuales nos vamos encontrando.
6.- La técnica de pronunciación consciente del saludo “Namaskar”, el cual proviene del indostaní y significa: “Saludo a la divinidad que mora en ti”.
Una verdad bella y trascendente es el hecho innegable de que en cada criatura está el “espíritu” de su creador y que nosotros llamamos divinidad al creador de la vida y de nosotros mismos.
Constituye pues, una forma de conexión con este creador el saludarlo en la criatura que tenemos en frente. Saludarlo con respeto y reverencia, además de todos los sentimientos particulares que despierta en nosotros la idea del Creador.
7.- Adiestrarse en las técnicas de meditación para construir una Nueva Era, actuando unánimemente a nivel de una comunión de pensamientos. A nivel de una unión afectiva y positiva con las personas que trabajan para la evolución de la humanidad. Y a nivel físico, ordenando y organizando nuestra vida y nuestras disponibilidades de tiempo, energéticas y económicas. De esta forma alcanzamos a realizar, además de nuestras actividades personales, actividades en beneficio de la comunidad.
 



[1] Unanimidad: Etimológicamente la palabra quiere decir una sola ánima o una alma. Este término se refiere a una unidad en las cosas más trascendentes, a la unidad que se produce cuando las distintas almas se encuentran y se comunican. Es una unidad de propósitos superiores o ideales. Por el contrario la uniformidad pretende aunar a las personas de acuerdo a una forma determinada, de acuerdo a las apariencias, y por ello es que a través de este segundo método se restringe la libre expresión de los individuos.