Además del artículo entregado, también se entregan en este número:
- Las jerarquías espirituales y el espíritu grupal.
- El uso del poder creador y de la experiencia
- La sabiduría, como usar el conocimiento.
La
necesidad de unidad se presenta, para nuestro conocimiento, en todos los
ámbitos de la naturaleza. Desde lo más denso a lo ideal, de lo pequeño a lo
mayor.
Se
deduce que la primera organización donde aparece el concepto unidad es el
átomo, el cual está compuesto por protones, electrones y neutrones, formando un
sistema estable y dinámico a la vez. La agrupación organizada de distintos
átomos es la base física de todo cuanto podemos concebir, ver y utilizar en el plano
físico, y que llamamos materia.
La
vida se va organizando y tiende a la unidad como una necesidad para subsistir,
para permanecer. Los átomos se agrupan en moléculas, estas originan todos los
elementos que conocemos en los diferentes sistemas de clasificación que hemos
aprendido.
Tomemos
como ejemplo un ecosistema, una organización dinámica de distintos organismos
vivos y su medio, el cual debe permanecer unido por sus reglas internas para
mantener la vida. Si uno de los eslabones de la cadena desaparece, el sistema
se desequilibra, muchas veces de forma irreparable.
En
la actualidad escuchamos a menudo que en distintos lugares se trabaja por la
vida evitando la extinción de distintas especies animales y vegetales. Este
arduo trabajo se produce por la falta de conciencia de esta “necesidad de
unidad” de la vida por parte de los seres humanos, los que indiscriminadamente
alteran su medio, limitando las condiciones de vida del planeta.
Es
necesario todo este trabajo de unificación y restauración de los deterioros en
todos los aspectos de la naturaleza. Pero siempre hay una solución más fácil
que reparar y esta es prevenir.
El
prevenir implica adelantarse mentalmente al acontecimiento y tomar medidas para
que no ocurra lo previsto, si esto daña la unidad, el equilibrio o la
continuidad de la vida.
En
otros términos diríamos que idealizamos la unidad, la concebimos en nuestras
mentes como una necesidad vital y nos abocamos a defenderla, buscarla, a “verbalizarla”
y actuarla.
No
sólo es necesaria en el aspecto ecológico, también es necesaria, hoy, desde el
punto de vista político, religioso, social, científico, filosófico, etc.
Para
mantener la salud en el cuerpo físico es necesario velar por la unidad y
coordinación del trabajo en los distintos órganos. Y para conseguir lo que
queremos en la vida también es necesario unificar los objetivos y encauzar las
fuerzas en un propósito unitario.
La
unidad es un ideal en la Nueva Era y es la tendencia actual que emerge de la
diversidad en que vivimos actualmente. Divergencias en todos los sentidos fragmentan
el mundo, los credos y las relaciones entre los seres humanos. Toda esta división
hace sentir la necesidad imperiosa de unirse. Quizás de esta misma forma lo
sintió el hombre de las cavernas, el cual intuyo que para sobrevivir debía
agruparse y organizarse.
La
tarea de los “cavernícolas del siglo XX” es diferente por cierto. No se trata
de agruparse físicamente. En algunos lugares se está ya tan “agrupado” que esto
impide la libertad de movimiento. Esto es tan esencial para el ser, como el
sentido de unidad.
Lo
que se necesita es “unanimidad”[1],
unidad de alma, unidad de propósito, coordinación en la intención de movimiento
realizado.
A
nivel del universo existe la unidad y coordinación perfecta, a nivel de átomos
también. A nivel humano, organismo intermedio entre ambos, es que se plantea el
problema de falta de unidad. Sin embargo, el ser humano permanece a pesar de
ello.
Podríamos
aventurar que el ser humano está unido y muy unido a los demás por condiciones
inherentes a su ser, pero él no lo sabe, no se da cuenta y lucha en un
movimiento desordenado para liberarse de su interrelación con los demás, reinar
e imperar sobre los demás.
Concluiríamos,
de aceptar esta proposición, en que la unidad existe y es anterior a nosotros
mismos. La alternativa para ser feliz será darse cuenta de ello, y para darse
cuenta hay que participar activamente en la formación de nuestra mentalidad, de
ello dependerá toda actividad posterior.
Técnicas para desarrollar la
conciencia de la unidad
1.-
Podríamos dejar a un amigo en una discusión (deliberadamente) y luego analizar
en casa ambos puntos de vista, defendiendo a los dos y procurando conciliarlos.
2.-
Participar en un grupo de estudios y procurar mientras lo hacemos ser conscientes
de la totalidad de propósitos del grupo, olvidándose de los objetivos
particulares y participación personal. Luego en casa analizar la experiencia.
3.-
Ser empáticos en nuestras relaciones afectivas. Esto implica comprender a los
demás, pero sin involucrarse emocionalmente con el problema presentado, de este
modo es posible ayudar a solucionarlo.
4.-
En un estado de relajación y positividad, buscar “sintonía” con las personas
que nos rodean, procurando primero sentirnos unidos a través de ideales,
principios o condiciones vivenciales y luego imaginar que miramos el mundo y
las circunstancias a través de sus ojos, desde su propia perspectiva.
5.-
Pronunciar la bendición matinal del Grupo de Meditación de la Nueva Era: “Benditos
sean hoy todas las personas con las cuales entraré hoy en contacto” e
imaginar que desde nosotros salen rayos de luz y llegan hasta las personas con
las cuales nos vamos encontrando.
6.-
La técnica de pronunciación consciente del saludo “Namaskar”, el cual proviene del indostaní y significa: “Saludo
a la divinidad que mora en ti”.
Una
verdad bella y trascendente es el hecho innegable de que en cada criatura está
el “espíritu” de su creador y que nosotros llamamos divinidad al creador de la
vida y de nosotros mismos.
Constituye
pues, una forma de conexión con este creador el saludarlo en la criatura que
tenemos en frente. Saludarlo con respeto y reverencia, además de todos los
sentimientos particulares que despierta en nosotros la idea del Creador.
7.-
Adiestrarse en las técnicas de meditación para construir una Nueva Era, actuando
unánimemente a nivel de una comunión de pensamientos. A nivel de una unión
afectiva y positiva con las personas que trabajan para la evolución de la
humanidad. Y a nivel físico, ordenando y organizando nuestra vida y nuestras disponibilidades
de tiempo, energéticas y económicas. De esta forma alcanzamos a realizar,
además de nuestras actividades personales, actividades en beneficio de la
comunidad.
[1]
Unanimidad: Etimológicamente la palabra quiere decir una sola ánima o una alma.
Este término se refiere a una unidad en las cosas más trascendentes, a la
unidad que se produce cuando las distintas almas se encuentran y se comunican.
Es una unidad de propósitos superiores o ideales. Por el contrario la
uniformidad pretende aunar a las personas de acuerdo a una forma determinada,
de acuerdo a las apariencias, y por ello es que a través de este segundo método
se restringe la libre expresión de los individuos.
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