sábado, 21 de mayo de 2016

LA INICIACIÓN

A continuación un breve artículo publicado en "Cuadernos Templarios", de Centro de Estudios Templarios de Argentina. Específicamente aparecido en el Nº 17 de Junio de 2013.

La autoría del artículo es de Sor Pilar Berenguer, Jefa de la Cruzada Humanitaria P.G.A.




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Podríamos definir La Iniciación como el proceso por el cual el individuo puede pasar de un estado inferior del ser a un estado superior. Este proceso lo transforma de un profano a un iniciado y lo realiza a través de actos simbólicos que tratan de dar al individuo la sensación de que “muere” para “renacer” en una vida nueva, convertirse en un ser nuevo. Es empezar a transitar un camino que invita a la reflexión, al análisis y la investigación interior, a desarrollar una nueva conciencia, es en realidad lo que podemos llamar el “segundo nacimiento”, es entrar a un estado superior, más perfecto que el estado profano. R. Guenon dice: “que no se trata de comunicarse con otros seres, sino de alcanzar uno mismo tal estado de supra-individual”. Es pues una realización puramente interior del ser humano que hasta ese momento la llevaba en sí, pero en forma virtual.
La muerte iniciática nos permite comenzar a transitar por el camino de la vida espiritual. Es el nacimiento a un modo de ser más elevado.
El significado propio de la palabra es: iniciar, entrar, comenzar. Un iniciado es alguien que entra a transitar en un nuevo sendero.
¿Cuál es la meta que lo lleva a entrar en ese nuevo sendero? La meta es encontrar a Dios dentro nuestro, sumergirnos profundamente dentro de nosotros mismos y poder así lograr la unidad del Ser. Por el poder de la iniciación podemos llegar a obtener desde adentro toda la inspiración y todas las bendiciones de nuestra vida y tornarnos más aptos para servir a la humanidad. Por lo tanto nuestra meta no debe ser conseguir bondad, salud, poder. Eso es algo que podemos llegar a desarrollar naturalmente, aunque puede ocurrir que en algún momento sintamos la necesidad de pedir ayuda externa que nos facilite el trabajo pero, lo cierto, que es que cada uno debe realizarlo por sí mismo. Acá no se trata de aprender sino de experimentar.
Por la iniciación el ser se realiza, hace que sus posibilidades latentes de la potencia pasen al acto. Es permanente, es un estado adquirido una vez para siempre y que nada podrá borrar. Cuando nos “iniciamos” como miembros de nuestra sagrada Orden, no importa lo apartado que pudiéramos llegar a encontrarnos, en algún momento de nuestra vida, de ella, es también un estado adquirido para siempre y que nada podrá borrar.
Existe una diferencia entre “iniciado” y “místico”. Este último puede alcanzar en forma rápida la intuición, en cambio el iniciado la puede llegar a adquirir en forma progresiva. La vida iniciática es activa, larga y laboriosa para quien se ha iniciado.
No es un proceso pasivo, sino todo lo contrario es activo, que puede convertirse en algo virtual si no cooperamos con todo nuestro ser. Es el camino del servicio, del testimonio, de la comprensión humana, no del estudio o la educación, sino la vivencia del servicio.
Debemos tener en cuenta que para considerar como verdadera iniciación se deben lograr dos objetivos:
1. Despertar en nosotros la aspiración de auto-superación, de auto-transmutación, de cambiar los modelos de vida que hayamos desarrollado, sean éstos conscientes o subconscientes, tanto físicos, como mentales y emocionales.
2. Hacernos introspectivos, es decir que nuestra conciencia se vuelva hacia el interior para mirarnos a nosotros mismos y vivir en una constante comunicación con nuestro Maestro interior. La iniciación completa sería a la vez, según G. Persiguot: Purificación del ser, que muere a sus deseos profanos, es la gran obra espiritual de los alquimistas. Iluminación que da el medio de llegar al Conocimiento”.
El auténtico progreso en el camino espiritual tiene que ver con el desarrollo de la paciencia y el deseo de aprender a través de las diversas pruebas que la vida va sembrando en nuestro camino. Para ello es necesario desarrollar la sinceridad, la veracidad, la resistencia y la humildad.
Todo iniciado no debe vivir como si fuera un ángel, lo importante es ser sinceramente humano, o sea equilibrar el mundo material y espiritual.  No aislarse de las relaciones ni de las obligaciones. Es un ser reconciliado consigo mismo y, esta reconciliación tiene lugar cuando toma conciencia de la chispa divina que brilla dentro de cada uno de nosotros.
Para ciertas personas la vida ordinaria puede ser considerada como una iniciación. Son aquellas que pasan en su vida con verdaderas “Pruebas de Fuego” por grandes experiencias de tal índole que su confianza en sí mismas, su valor y su firmeza se vigorizan de manera positiva, ya que llegan a soportar el dolor, las decepciones y los fracasos con calma y fuerza inquebrantable. Quien ha pasado por estas experiencias es muchas veces un iniciado sin darse cuenta y no le faltaría mucho para llegar a descubrir que existe también la vida espiritual y que existen mundos superiores que pueden otorgarle una mayor y más firme confianza en sí mismo, una grandeza de alma que no se pueden adquirir en el mundo inferior.
Los seres humanos nacemos pero somos incompletos, pero por el segundo nacimiento, que es el espiritual, nos convertimos en iniciados y es así que llegamos a lograr entrar en contacto con nuestro espíritu inmortal.
Algo que podríamos decir que tiene como significado la iniciación, sería lo que una vez dijo Jesucristo: “Si no volvieras a nacer de nuevo no entrareis en el Reino de los Cielos”.  Este Reino podía ser la Iniciación.
Es a través de la Iniciación que podemos acceder a comprender el significado de la famosa frase “Conócete a ti mismo”, ya que es a través de ella que podemos lograr un auto-conocimiento que nos permita lograr nuestra propia evolución y crecimiento espiritual y poder así cumplir con uno de los Objetivos de nuestra Orden; “Colaborar con el Crecimiento Espiritual de la Humanidad”.

domingo, 8 de mayo de 2016

EL DISCERNIMIENTO

A continuación un breve artículo sobre un tópico muy importante para tener en consideración en un camino de desarrollo iniciático y espiritual.
Muchas veces, los estudiantes de un sendero esotérico, se olvidan de que es necesario tener fundamentos sólidos, de tal manera que esto impida que la construcción personal zozobre en aguas de ilusión y el fanatismo.
Este escrito fue desarrollado por Sergio Valdivia Correa, en Santiago de Chile, hacia la década de los 80 del siglo XX, en el contexto de una breve conferencia entregada sobre el tema.  

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El discernimiento es la capacidad que posee la mente humana que le permite conocer algo, distinguirlo ante otros semejantes y formarse un juicio de valor sobre el objeto de conocimiento.
Para llevar a cabo este proceso, la mente necesita la participación de la mayoría de las facultades cognoscitivas que posee, pues la capacidad de discernimiento es una de las más complejas conductas de la mente.
Un moderno educador, Benjamín Bloom, ha creado nueva reformas educacionales, tendientes a desarrollar esta capacidad en los educandos y para evaluar si ya posee esta conducta, pide en sus pruebas que el alumno evalúe, discierna, establezca juicios con respecto a lo que se postula, pero previamente es ponderada su capacidad de conocimiento, de comprensión, de aplicación, análisis, síntesis y como conducta más compleja ponderable, se encuentra esta capacidad, pues requiere de todas las anteriores.
Cada una de las conductas mencionadas requieren de otras, tales como: atención, concentración, orden de las ideas, etc. Podríamos decir que al desarrollar esta capacidad, estamos poniendo en actividad nuestra mente completa. Requiere cierta capacidad de reflexión, puesto que implica el análisis personal con respecto al objeto de conocimiento.
Ejemplo: en mi familia hay una discusión a la hora de almuerzo. Yo puede sentirme involucrado automáticamente en la situación, defenderme o atacar, según me sienta internamente. Esto es lo que generalmente hacemos y mi conducta altera la de los otros y nadie entiende que ocurre pasado un rato de la discusión.
El desarrollo del discernimiento implica que:
a)  Debemos conocer lo que se discute. Conocer, implica le emocionalidad relajada, de modo que debemos ser objetivos en nuestras apreciaciones, tener las premisas fundamentales, ordenar esos datos y reparar las posiciones planteadas.
b)  Luego, trataremos de comprender la situación desde el punto de vista de los que discuten, es decir, dada toda su experiencia anterior, es como verá el ángulo tratado y este se hace con cada uno de los que discuten.
c)   La aplicación, que consiste en hacer nosotros mismos la práctica equivalente, en este caso recordar, o imaginar cómo lo haríamos, tan vívidamente como podamos. Es ideal que tomemos un tiempo, para realizar realmente algo análogo o equivalente a lo planteado, ya que esta experiencia de aprendizaje sería valiosísima, pues nosotros buscamos la vivencia por razones de estudio y en forma controlada.
d)  El análisis de los datos, que es la conducta que sigue a la anterior. Para esto es bueno utilizar el método de análisis científico, aunque sea un problema trivial. Se estudian y ordenan los datos por separado, se formula una hipótesis, se somete a comprobación, se formula una TESIS o Ley si es el caso. Este análisis de los datos debe ser ordenado, respecto a cada uno de los elementos que lo componen.
e)   Luego sintetizamos nuestros resultados objetivos en una ponencia determinada. Esto es producto del experimento realizado por nosotros.
f)   Por último, nos acordamos de nosotros mismos, de nuestra posición, de nuestra experiencia, de lo que nos parece. Todo esto en forma reflexiva, es decir, la conclusión obtenida es distinta y separada de mis consideraciones particulares, pero como están claras esas separaciones, puede juntarlas o combinarlas en un juicio personal objetivo.
Por supuesto, que esto está muy lejos de ser, ni siquiera similar, a algunos de los conflictos en lo cotidiano. Las personas establecen juicios “a priori”, llevados por sus condicionamientos, hábitos, costumbres e impulsadas por sus emociones del momento.
Es claro que las emociones obnubilan la razón. Con nuestras emociones alteradas, perdemos la capacidad de ver objetivamente una situación, porque el proceso que se produce es el siguiente: Nuestra emoción es estimulada por imágenes mentales. En ocasiones, esas imágenes mentales son producto de una situación real, objetiva y en otras, esas imágenes son combinaciones y superposiciones de ant1guas, archivadas en la mente y con la emoción afloran con tal vivencia que se toman por reales o se hacen calzar con ella, de modo que le reacción será obviamente proporcional a la imagen y no a la realidad.
Todo esto afecta enormemente a la seguridad en sí mismo, puesto que el no poder separar lo objetivo de lo subjetivo, provoca que se tornen nuestros temores imaginarios por reales y nos afecten en nuestras reacciones físicas, con lo que se va haciendo realidad, poco a poco, esos temores.
Todo lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, es lo que somos realmente y esta importante técnica de triunfo es efectiva, porque nuestra mente, al menos una parte de ella, el subconsciente, no tiene en absoluto la capacidad de discernir, ya que esto es propiedad de la mente consciente.
El subconsciente recibe todos los estímulos en forma de imágenes y los capta y acepta como reales, cualesquiera que sean y esto puede ser una gran inconveniencia en el camino al éxito y a la realización si nuestra mente consciente, la otra parte, hace todo el trabajo apropiado de discernimiento, porque puede elegir, captar, separar lo que ella quiere realmente ser de lo que no desea, convertirlo en imágenes bien representadas y todo esto enviado al subconsciente, que aceptará lo que nosotros le enviemos.
Es el subconsciente quien maneja le emoción, la domina con su forma nítida y bien representada y la acción coherente es siempre apropiada. Nunca una acción será distinta de la imagen subconsciente, pues ella es quien cualifica la energía emocional, para que se exprese en lo físico.
Donde hay más desacuerdo en la mayoría de las personas, es en lo que hay almacenado en su subconsciente, aquello que fue ingresado por nuestros padres, maestros, experiencias no razonadas, etc.; además de lo que hoy en nuestra vida de adulto pensamos.
Una de las razones por las cuales no cambiamos esas malas imágenes por otras mejores es que las ideas no están lo suficientemente claras las ideas por parte de la mente consciente. Se quieren cosas poco nítidas, poco definidas. Conocemos poco, porque estamos siempre pendientes de nuestras reacciones ante el medio, de cómo nos afecta el ambiente y perdemos de vista como son las interrelaciones desde un punto de vista más general y el conocer es sólo un punto de partida en el camino para llegar a discernir.
Recordemos el siguiente esquema:







Desde el punto de vista de la evolución, existen muchas esperanzas respecto a la activación rápida de las facultades mentales y existen grandes avances en el campo del superaprendizaje holístico, ya que contempla un desarrollo global, integral de todas las facultades en forma armoniosa, en corto tiempo y sin esfuerzos.
También ayudará a este trabajo de discernimiento, una actitud mental positiva, un control emocional, porque nos permite capturar los acontecimientos con más amplitud de criterio.
A modo de conclusión podemos decir que aunque el discernimiento es una de las más complejas actividades de la mente concreta, hoy la humanidad está suficientemente madura como para alcanzarlo en su gran mayoría. SÓLO DEBEMOS SABER QUÉ HACER, CÓMO HACERLO Y HACERLO.
SVC