El 21 de Marzo los rayos solares caen directamente sobre la línea del Ecuador, lo que trae como consecuencia que el día y la noche tengan la misma duración. Este evento astronómico marca el comienzo de la estación de otoño en el hemisferio sur. Este evento se llama Equinoccio, es decir, que la noche es igual al día.
La tierra, sufre una serie de cambios en su paso por las cuatro estaciones. Es el gran ciclo anual de los cultivos, algo que la humanidad conoce hace mucho tiempo y la ha retratado en diversas formas, yendo desde la representación simbólica y gráfica, pasando por la mitológica, hasta el aspecto científico―agronómico. Este ciclo nos indica que en invierno se siembra, en primavera brota y florece, en verano se abona, se desmaleza y se riega para permitir la maduración del fruto y en otoño se cosechan los frutos.
La ley universal de la analogía nos dice que así como en la tierra se cumple este ciclo, así también se debería cumplir en el ser humano. La ciencia esotérica enseña que existe un Macrocosmos y un Microcosmos. El primero es el gran universo en el cual estamos insertos y el segundo es el universo pequeño que existe dentro de cada ser humano y que potencialmente es igual al primero. Ambos universos están en directa relación y lo que hay en uno, existe en el otro. Por lo tanto, este ciclo anual del sol también se da internamente en cada uno de nosotros.
La verdad es que todo el Universo funciona en base a un ciclo, llamado "ciclo de creación", el cual actúa como modelo para las evoluciones de la tierra alrededor del sol, así como también para los distintos ciclos personales que tienen cada ser humano. No podemos, ni nada o nadie, puede escapar de esta forma de operar del Universo.
Este ciclo creativo está conformado por cuatro elementos, a saber: principio activo, principio pasivo, principio neutro y principio de transición. El primero actúa como el que hecha a andar algo, entrega la energía. El segundo, el que recoge esta energía, se fecunda con ella. El tercero es el resultado de la fecundación de los dos anteriores. Y el cuarto es la trascendencia total de los tres anteriores, para así dar paso a algo renovado para que comience nuevamente el ciclo.
Las cuatro estaciones también tienen su correspondencia con estos cuatro factores, así tenemos que: la primavera corresponde al principio activo, el verano al principio pasivo, el otoño al principio neutro y el invierno al principio de transición.
Por lo tanto el equinoccio de otoño da inicio a algo más que la estación correspondiente, da principio además al período llamado neutro en la naturaleza. Pero, ¿qué significa y que sucede en estos momentos? Es la hora de la cosecha, de la recolección de los frutos sembrados en invierno, brotados en primavera y madurados en verano.
El trabajo personal que tiene relación con este principio es el recuento y análisis de todas las cosas obtenidas en el año, para posteriormente evaluarlas concienzudamente en invierno y así poder sembrar los objetivos a lograr el próximo año.
Para poder hacer este trabajo, es condición previa que en el invierno anterior se hayan sembrado objetivos personales para el año que comenzaría en primavera, con la germinación y brote de dichos objetivos. En verano deberíamos haber revisado y alimentado dichos propósitos.
Es importante, por consiguiente, recapacitar en las cosas o hechos que cosechamos, ya que según la "Ley de causa y efecto" (Karma), todo obedece a una razón o causa. Al hacer una adecuado y objetivo recuento, podremos evaluar nuestra cosecha lo más correctamente posible en invierno y de esta forma llegar realmente a un crecimiento y desarrollo, con el paso de cada uno de estos ciclos en nuestra persona.
La recolección se puede hacer en base a defectos y virtudes, a objetivos logrados y no logrados o una combinación de ambas cosas.
Este es el momento preciso para revisar nuestra persona, observarla y ver qué cosas tenemos y que no, que cosas nos gustan de nuestra personalidad y cuáles no, que cosas quisiéramos tener, que situaciones nos traen problemas, etc. Es el momento del inventario de las bodegas que somos nosotros mismos.
Debemos tomar en cuenta que cosecharemos, de acuerdo a como hayamos cuidado y alimentado nuestra siembra a través de todo el ciclo, para ello es necesario constancia y claridad en lo que queremos, herramientas fundamentales para lograr éxito en toda misión que nos encomendemos. Mientras más alimentamos y más cuidamos lo que sembramos, mejores y mayores frutos cosecharemos.
Después de recolectar es necesario evaluar esta cosecha, para así poder separar las mejores semillas para sembrar en invierno. Debemos desde ya ver qué quisiéramos en el próximo año, a fin de sembrar estos objetivos, en invierno para que germinen en primavera.
El año solar es el día nuestro para el planeta Tierra, y así como existen cuatro estaciones que delimitan bastante claramente los cuatro principios de la creación, así también nosotros, en un día los tenemos delimitados. La primavera corresponde a la mañana, el verano al mediodía, el otoño al atardecer y el invierno a la noche. Por tanto así como el trabajo con los objetivos personales esta circunscrito por grandes ciclos como es el año, así también por unos más pequeños como son los días.
El otoño diario es el atardecer o bien momentos antes de irnos a dormir, en donde realizamos la cosecha o recolección de todas las cosas hechas en el día con la técnica de la “Retrospección“, en donde en forma secuencial analizamos qué cosas externas y sobre todo internas han sucedido en el día. Una vez que se hace el recuento se realiza una evaluación y se configuran los objetivos para la siguiente jornada. Éstos se pueden repetir a medida que nos vamos quedando dormidos y de esta forma los sembramos en nuestro subconsciente, de tal forma que queden internalizados y así se prepara todo nuestro ser para el trabajo que nos espera al nacer el nuevo día.
La semana también puede ser abordada como un ciclo de creación, dejando los dos primeros días como elementos activos, los dos que siguen como pasivos y los dos siguientes neutros y el último día generalmente es el de descanso, lo cual justo calza con el elemento de transición (el invierno o la noche).
Finalmente permítanme entregar algunas sugerencias prácticas para este periodo:
1. Haga un recuento de su cosecha personal en este año con una lista en la cual por un lado estén todas las cosas logradas por Ud. y por otro las que no pudo lograr.
2. Analice los logros y los no logros. ¿Por qué algunas cosas se dieron y por qué otras no?
3. Haga una lista de todos los objetivos que tenga y ordénelos en cuanto a prioridad. En esta lista deben ir también los objetivos no logrados de esta cosecha.
4. Seleccione tres objetivos a sembrar en la próxima estación de invierno.
Finalmente es importante considerar que muchas de las Escuelas Iniciáticas de Occidente conmemoran los solsticios y equinoccios con eventos y trabajos esotéricos significativos, y aunque la participación personal esté restringida a los “iniciados” en dichos Colegios o Escuelas, todos pueden participar contactándose con la intención y pensamiento con estos trabajos; por lo tanto sugiero que piense, ore, medite, etc., verá como se establece un contacto real que irá en beneficio personal y de los que le rodean.
ALV
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