domingo, 22 de julio de 2012

EL SUSURRO DE LOS SÍMBOLOS


Lo siguiente corresponde a un trabajo especial para la Fiesta del Aprendiz, realizado por la Resp:. Log:.Renacimiento Nº 13 de Concepción, de la Gran Logia Mixta de Chile, y publicado en la Revista oficial de la Institución, número 6, de diciembre de 1995. Otros artículos en esta misma edición: Instrospección, autocrítica y acción. - Ikebana y Masonería. - Jinarajadasa. - El color, símbolo de expresión. - Los verdaderos orígenes de la Francmasonería. - La importancia del Ritual en Masonería.
Considero que, aunque no todos han tenido la experiencia de ser inciados en este Escuela, no obstante, los símbolos tienen alcance trascendente y por ello igualmente se puede aprender de ellos en este contexto. Y aquellos que si conocen a la Masonería por dentro, no está demás tener distintos puntos de vista al respecto, o bien volver a revisar lo substancial de su simbología.

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Todos tenemos en nuestras mentes ese día tan especial que fue nuestra iniciación, en el que cada uno muere para nacer a una nueva vida. ..
Ese día me convertí en viajero. .. y fui protagonista de una hermosa aventura en la que necesité de mucha templanza y valor, ya que , el paso de neófito, significó tener que superar varias pruebas simbólicas.
Al final. .. me encontré solitario y perplejo. .. en medio de columnas y de un universo extraño y confuso, donde el día y la noche se funden, conservando sus propias características.
Brilla la luna con su pálida luz mercurial y un Sol radiante inunda ese mundo con su calor, mientras, en torno mío, palpita la vida con ecos distintos. Y descubro que he llegado ante mí mismo. .. como un fantasma que encarna mi cuerpo, he ido al encuentro de mi conciencia... al encuentro de mi propio yo...
He sido purificado por el agua, el aire y el fuego; ya soy un Iniciado.
Un iniciado que, inundado de luz, ha jurado solemnemente, ante el Altar, por los principios y estatutos de la Francmasonería Universal, explotar el significado de los símbolos, desentrañar su mensaje de Verdad, su valor iniciático e interpretarlos, conforme a las inquietudes, valores y esperanzas de una época o de un momento determinado.
Hoy, en esta fiesta, en que como aprendiz soy personaje principal, me he ubicado silente en mí Columna del Norte, para que, junto a todos vosotros, escuchemos... "El susurro de los Símbolos".

APRENDIZ: Cuando pisé este Templo, por primera vez, inicialmente estaba vendado, por lo que no pude ver las cosas; luego, al sacárseme la venda, me encandilé con la luz, percibiendo vagamente todo mi entorno. Hoy, cuando he comenzado a observar, quiero preguntar, quiero respuestas, quiero saber...
Yo se que te llamas Ara, y que te ubicas al centro del templo, que tu forma tradicional es de base y cara superior triangular y descansas sobre tres gradas. También sé que, sobre ti, durante los trabajos, está abierta la Biblia en el Salmo 33 y que aquellos actos más solemnes se ejecutan frente a ti. Sin embargo, quiero saber de ti, qué es lo que me quieres decir.
EL ARA: Mi querido Aprendiz, yo soy uno de los principales símbolos de la Masonería. Represento al Sol y, como la Logia representa al Universo, me ubico precisamente en el centro, para significar mejor al Sol que, se le supone en el centro de un Universo o, cuando menos, en el centro de su sistema planetario.
Todo aquél que pase ante mí, seguirá por el lado de la columna del Norte, para ir a Oriente y, para venir a Occidente, bajará por la Columna del Sur, a fin de que siempre quede a la derecha del que pase a mi frente.
Soy el altar de tu Conciencia, ya que me acompañan el Libro del Entendimiento, el Compás y la Escuadra, a quienes ya conocerás.
Ahora te presento a la Biblia, quien te podrá explicar, de mejor forma, que es lo que ella te quiere dar.
LA BIBLIA: Querido Hermano Aprendiz, cuando prestaste promesa solemne, de estricto cumplimiento de los deberes de tu calidad de Masón, lo hiciste posando tu mano sobre mí, que represento tu valor intelectual y recuerdo la necesidad de elevarte de lo terrenal a lo espiritual, de lo transitorio a lo eterno, de lo vulgar a lo digno.
Soy una obra impregnada de sabiduría y espero que mis enseñanzas filosóficas y morales inspiren todos tus actos y tu conducta, cualesquiera que sean tus creencias y opiniones particulares sobre mi contenido.
 Yo no estoy sola; sobre mí descansa la Escuadra, junto al Compás, inseparables compañeros. La Escuadra quiere hablarte. .. ¡escúchala! . ..
LA ESCUADRA: Querido Hermano Aprendiz, si bien es cierto soy un instrumento geométrico, con la forma de un ángulo recto, no soy tan fría, ya que, junto al constructor, podemos dar perfección a las obras, de acuerdo a las leyes naturales del equilibrio.
Simbolizo la exactitud, la corrección, la perfección, la moral, la Sabiduría y la Justicia, elementos que siempre debes llevar en tu andar por la Vida.
Pero, me acompaña el Compás, mi fiel compañero y amigo, quien desea conocerte...
EL COMPÁS: Yo soy el Compás, Querido Hermano Aprendiz tengo dos brazos, con los que puedo medir ángulos, comparar distancias, determinar cálculos, etc. Simbolizo lo infinito, lo espiritual, lo fraternal. Cuando mis brazos se abren, abarco la Humanidad entera, cobijando a todos ustedes, sin excepciones, haciéndoles sentir más cerca los unos de los otros. Cuando mi Hermana Escuadra está sobre mí, indicamos que lo material aún está por sobre todo lo espiritual, y que hay mucho camino por recorrer.


APRENDIZ: Gracias a los tres. Creo que puedo sentirme privilegiado porque ustedes me han hablado tan amorosamente, tratando de llevarme por la mejor senda. Ahora me doy cuenta que sois lo más importante del Templo. . .
EL MOSAICO: ¡Cuidado, Querido Hermano!, ¿acaso no te das cuenta dónde pisas?... mira hacia otros lados, mírame a mí! Me forman cuadros iguales de color blanco y negro y soy, también, parte importante del Templo, ya que sobre mí caminas.
Simbolizo, por lo tanto, la tierra donde vives. Los cuadrados que me forman indican la Tolerancia y la Igualdad que deben unir a todos los masones, no obstante la diversidad de las razas, opiniones y tendencias. También simbolizo la diversidad de seres que decoran y ornamentan la Creación.
En mi cuerpo puedes advertir los rasgos configurativos de la Escuadra, lo que puede, indicarte que, a través de las vicisitudes de la Vida, entre el goce y el dolor, el amor o el odio, la dicha o la desventura, tus pasos deben ir enderezados por el camino de la rectitud. Luces y sombras, alegrías o sinsabores, tu meta debe estar orientada hacia el Bien.
Mis colores no son caprichosos; representan la cooperación a un mismo fin, que no es otro que el perfeccionamiento individual y colectivo, para que forméis un espíritu fraternal, una sola familia de todos los masones del mundo.
APRENDIZ: Esta bien, Hermano Mosaico; al parecer, me apresure un poco en mi juicio inicial... Creo que es mi deber abrir bien mis ojos y mis oídos, antes de dar otra opinión. Sin embargo, hasta aquí, aún no logro visualizar bien... hay oscuridad...
LAS LUCES: Sabiduría, Fuerza, Belleza, somos las luces que iluminan tu camino a la Verdad. Desde el Oriente, la luz de la Sabiduría concibe, dirige e irradia su luz, a través del Templo, hacia la Fuerza, la que, al encenderse, ejecuta y transporta su luz a la Belleza, la que adorna la obra del masón, que no es otra que la búsqueda de la Verdad, Otros elementos del Templo también simbolizan estas tres luces; así, la Sabiduría de la Biblia, la Fuerza de Escuadra y la Belleza que proporciona el Compás, son ejemplos materiales de esta armónica trilogía, así como también lo son vuestros orientadores: el Venerable Maestro, ubicado en Oriente, el Primer Vigilante, ubicado en Occidente y el segundo Vigilante, ubicado al Sur. Al meditar sobre cualquier obra de la Creación, podrás constatar que nada ha sido concebido sin la intervención de las Tres Grandes Luces que iluminan la Bóveda.
APRENDIZ: Es verdad... las obras más hermosa de la Naturaleza tienen Sabiduría, Fuerza y Belleza... creo que mis ojos ven mejor, gracias a la luz del Entendimiento. Pero, me falta algo... ¿me nombrasteis la Bóveda?
LA BÓVEDA: Sí, Querido Hermano Aprendiz, estás hablando de mí. Soy el infinito que te rodea, mostrándote los misterios que hay en mí, hacia donde debes dirigir tus dudas... ¡Mira mis estrellas, mis constelaciones, cómo eres de pequeño frente a mí!... pero, no me temas, ¡al contrario!, tu misión es crecer, acercarte a mí, elevar tu espíritu y proyectarte en mí. Debes desarrollar todos tus sentidos para alcanzar mis más recónditos secretos. Yo albergo las estrellas que ves tan lejos de ti y que forman las constelaciones que dan origen a los signos zodiacales que, de una u otra forma, se relaciona contigo.
La estrella más cercana a ti es el Sol...¡escúchalo!, sus palabras te darán Calor...
EL SOL: Yo soy, Querido Hermano Aprendiz, la luminosa estrella que se ubica en el centro del sistema solar y te entrega diariamente la claridad del amanecer y el calor de mis rayos, para bien de todos los seres vivos de tu planeta y, para la alegría de vuestra existencia.
Así como las Tres Luces iluminan tu caminar, mi luz, acompañada de mi calor, es la que abre tus ojos, después de haber estado en tinieblas. Mi luz despeja tu ignorancia espiritual; es la luz de tu Conciencia y la energía que necesitas para llegar a la meta de ser cada día mejor, libre en pensamiento y acción.
Represento al Padre, elemento guiador, masculino, quien amorosamente ilumina el camino de su progenie.

APRENDIZ: Pero tú me acompañas sólo una parte de mi jornada... cuando te vas, llega la oscuridad... ¿no iré a entrar nuevamente en las tinieblas cuando tú no estés?
LA LUNA: No, Querido Hermano Aprendiz, ninguno de nosotros te dejará a merced de la oscuridad, en la medida que tú no lo quieras. Yo soy quien te iluminará cuando el Hermano Sol no lo haga.
No poseo luz propia, pero reflejo la luz del Sol, la que se hace suficiente para guiar tu camino y no dejarte caer en las tinieblas. Represento a la Madre que amamanta y da Vida y energía a sus hijos.
Puedes admirar la Belleza de mi plateada luz, que se ubica en Oriente. Junto a la Fuerza del Sol y a la Sabiduría del Delta.
EL DELTA: El Ojo que todo lo ve, todo lo observa, ese soy yo... ubicado en Oriente, me encargo de velar el trabajo de los masones. Vivo dentro de un triángulo equilátero, cuyos lados simbolizan la perfección, la armonía y la Sabiduría; y, como suma de todo esto, simbolizo lo Celestial y lo Divino.
Soy la conciencia del ser y, por lo tanto, la realidad; y, como tal, irradio por todos mis lados rayos de luz que simbolizan la fuerza expansiva del ser.
Todo tu Templo tiene Vida, Q.: H.:, incluso los cimientos que lo levantan. .. Hermanas Columnas, ¿qué tenéis que decir a nuestro Hermano Aprendiz?
LAS COLUMNAS: Nosotras somos la base, el soporte del Templo y, ubicadas en Occidente, debemos ser perfectas, fuertes y resistentes para cumplir con dicha función.
Tú eres uno de los elementos que nos forma, por lo que debes ser un buen cimiento, para ayudarnos a levantar el Templo del Saber, por medio de tu inteligencia, con esfuerzo y perseverancia, para llegar a obtener el conocimiento espiritual y moral.
Una de nosotras, la Columna de los Aprendices, está en las tinieblas, indicando el comienzo de la claridad que aumenta hacia Oriente, en la medida que vayas venciendo las dificultades que se te presenten en tu camino por recorrer.
APRENDIZ: Si yo soy uno de los elementos que forman las Columnas, ¿quiénes son los otros?
LA CADENA: Querido Hermano Aprendiz, aquí me ves, rodeando el Templo y representando a todos los QQ.: HH.: que conforman la Logia. Cada uno de mis eslabones es uno de tus Hermanos que, junto a ti, me forman.
Simbolizo la Fuerza y la Solidaridad que debe unir a todos los hermanos de la Orden, siendo mi Fuerza equivalente a la del más débil de mis eslabones, de donde puedes aprender que todos los Masones tienen la obligación de hacerse fuertes, para hacerme más resistente.
No estoy cerrada, porque siempre esperaré a un nuevo eslabón, como tú, que llegará desorientado a preguntar muchas cosas, dispuesto a escuchar, a observar, a empaparse de lo que cada uno de nosotros representa, para ir asimilando, gradualmente, la Sabiduría con la que se hará un Hombre Fuerte que irradiará la Belleza de la formación masónica en todos los rincones del Universo.
APRENDIZ: Hoy, después de haber escuchado el Susurro de los Símbolos, y de haber trabajado junto a mis Queridos Hermanos Aprendices, mi Querido Hermano Segundo Vigilante y algunos Maestros, ante la pregunta de: "¿SOIS MASÓN?", puedo responder que: "POR TAL ME RECONOCEN MIS Hermanos".
CONCLUSIONES
Cada uno de los símbolos que nos acompañan tiene una definición, una ubicación y un significado, sujeto a la interpretación de cada uno de nosotros. Cuando creemos haber avanzado un paso, al interpretar el significado de un símbolo, y escuchamos la interpretación de otro Hermano, nos damos cuenta que la nuestra no es única. Y, por muchas interpretaciones que haya, juntas se complementan y constituyen una Verdad más amplia, aunque no total. Por eso, no debemos caminar solos, porque nuestros Hermanos nos dan el complemento de lo que nosotros vemos.
Ningún símbolo, por sí solo, es el más importante. Sin embargo, todos, en conjunto lo son. Ningún símbolo es primero que el otro, ni último. La importancia de cada uno de ellos radica en su entrega al perfeccionamiento del masón.
Hoy hemos avanzado un paso (al menos eso creemos), porque hemos sido capaces de escuchar la voz de los símbolos, virtud que debe ser la vara que guía el caminar del Aprendiz.

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