Si bien es cierto es un artículo muy sencillo y escueto, siempre es bueno destacar los conceptos que se manejan al interior de la Masonería, así como la forma en que se entregan estos contenidos.
Por otra parte, es bueno rescatar algunos escritos desarrollados hace más de medio siglo en le pasado.
Que lo disfruten...
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Desde
los instantes mismos en que el neófito llega a iniciarse con los ojos cubiertos
por la venda, su conciencia se ve conturbada por interrogaciones que afloran
naturales, al percibir una gran cantidad de símbolos en sus primeros pasos
hacia la luz.
El
verdadero masón no puede contentarse con la forma, sino que debe hacer cuanto
es posible para descubrir la idea que el símbolo representa. El simbolismo es
como un lenguaje propio y especial de la Masonería, que todos los hermanos
deben procurar comprender.
Los
´símbolos masónicos son ricos en enseñanza y adecuados para facilitar a la
inteligencia los medios de comprensión. Encierran elevadas significaciones
morales, intelectuales y espirituales. Sin embargo, no debemos confundirnos y
dejar bien en claro que los símbolos no son la esencia de la Masonería, sino
constituyen su lenguaje con que expresa sus ideas, o, en otras palabras, constituyen
los medios y no el fin.
Las religiones, las escuelas esotéricas y
filosóficas también se sirven del sistema del símbolo para expresar sus ideas.
Innumerables son las personas que encuentran anacrónico este sistema y estas
personas que tan irreflexiblemente juzgan estas cosas, no ponen reparo en
criticarlas por medio de palabras, no dándose cuenta que las palabras son
símbolos de sus ideas.
Muchos
actos de nuestra vida están basados en la simbología la que nos presta
utilísimos servicios para expresar ideas, sentimientos o emociones. Cuando al
saludaros nos dan la mano y se quitan el sombrero, con el primero simbolizan la
amistad., y con lo segundo, el respeto, ya que dar la mano y quitarse el
sombrero, en sí mismo, nada significa. Cuando se nos muere un ser querido,
simbolizamos nuestro dolor vistiéndonos de negro y enviamos una corona a sus
funerales. Cuando leemos, miramos los símbolos, que son las letras que forman
las palabras y las frases. Es instintivo mover la cabeza, simbólicamente, para
negar o afirmar. Nadie se negaría darle un abrazo a su madre, simbolizando el
cariño que le profesamos.
Todas
estas manifestaciones anteriormente descritas y muchas más encontraremos, si
analizamos todas nuestras formas de manifestación substantiva, encontrando el
símbolo como esencia riquísima de expresión.
Ahora
bien, coloquemos el símbolo y la palabra frente a frente para observar la
amplitud del primero sobre la segunda. Es manifiesta la amplitud del símbolo al
libertar, al mismo tiempo que da acción, en cambio la palabra localiza y
limita. Sírvanos de ejemplo comparativo en este examen del símbolo y la palabra
un sustantivo muy conocido en nuestra Orden: el Compás. Como palabra nos
expresa un instrumento geométrico destinado a trazar círculos y a medir
ángulos. Como símbolo representa lo infinito o lo inmenso. Se traza con él
líneas que no tienen principio ni fin y representa a nuestra Institución como
símbolo de amor fraternal, de amor a la Humanidad, que abraca y encierra a
todos sin excepciones ni exclusiones. Es el Símbolo que podría representar en
su infinito a la Gran Cadena de la Fraternidad Universal. Aún podríamos seguir
empleando el significado del Compás como símbolo, pero con lo anterior nos
basta en el presente caso.
So
continuamos observando el ritual masónico, expresado en símbolos, llegaremos a
la conclusión de que es riquísimo en enseñanzas de todo género, al extremo de
que puede asegurarse, sin lugar a dudas, que nos basta una vida para
desentrañar de cada símbolo todas las enseñanzas que encierra, toda vez que
mientras más se piensa acerca de cada uno, siempre se encuentran nuevas vetas
aún inexplotadas.
Por
último, agregaremos que es necesario dedicarnos con verdadero tesón a
perfeccionarnos en todo sentido para esparcir al viento los beneficios que
atesoran nuestros símbolos. Y sabemos que cuanto símbolo nos cierra el paso a
cada instante, nos está impulsando a no acatar otra voluntad, otro dogma, que no
sea el de que la conciencia, en su libre ejercicio, nos señale.
T. Z. M.
Resp. Log. Nº 23