_______________________________________________
La
muerte es un tema que siempre ha preocupado al ser humano. Algunos piensan que
es un temor atávico que le es posible superar y tiene su comienzo en el útero
materno cuando en ocasiones falta oxígeno y acompañará a lo largo de toda la
vida.
Hay
teorías y posiciones materialistas que afirman que no hay nada más allá. Que
los átomos constituyentes del cuerpo humano retornarían a sus respectivas
fuentes en la naturaleza y eso sería todo. Otros piensan que todo lo que vemos
es ilusorio, que la única vida comienza después de la muerte, por lo tanto, hay
que pasar pronto por este mundo de dolor.
Sólo
hoy en día, la humanidad tiene la capacidad de abstracción suficiente, como
para captar lo esencial de ambas teorías y combinarlas armónicamente e incluso
comprender y aplicar sus concepciones.
Para
muchos pensadores, médicos, psicoterapeutas, filósofos modernos, esto es una
alternativa de concepción y conducta capaz de satisfacer plenamente las
inquietudes de los seres humanos. Necesitamos creer que en el ser humano,
además de la materia física que retorna a la naturaleza al momento de morir,
existe algo más, que tiene una finalidad como todo lo existente y que perdura
más allá de la muerte física.
También
es necesario que al momento de vivir, podamos hacer uso de todas nuestras
capacidades, vivamos plenamente momento a momento, porque el enriquecimiento
adquirido a través de la experiencia, va a servir a esta alma, para su vida
posterior al deceso.
Pero
aunque esto es claro para muchos, la tendencia a temer a la muerte persiste y
tal vez por mucho tiempo más en la mente colectiva de las personas, lo desconocido
y todos los cambios de formas (que son una pequeña fracción de la muerte total
para nosotros).
Existe
una excelente forma de vencer este temor y esta es amando la vida, viviéndola
minuto a
minuto. Todos tenemos la misma posibilidad de vivir, un número similar
de años tal vez. Si enfrentamos estos años con temor a la muerte, temor al
cambio, sentiremos apego a todo lo que nos rodea. Como las cosas físicas
terminan algún día, lo mismo que las emocionales e incluso las mentales,
sufrimos ante esta pérdida, sea de juventud, afecto, pertenencias, etc., y
reaccionamos con más apego, pues el temor subconsciente de cambio, de muerte,
nos induce a remediar lo ocurrido y aferrarnos para que no vuelva a suceder.
Elaboramos
una teoría sobre lo que hay más allá y por ella despreciamos todo lo
contingente. Esta actitud nos traerá tantos problemas y sufrimientos como lo
anterior, puesto que si estamos en un universo donde todo es movimiento y
acción, no podemos detenernos en el desarrollo sin sufrir por ello.
El
desarrollo del alma irá siempre de acuerdo con la capacidad de desarrollarnos y
crecer en este mundo material. Sólo cuando se haya completado de experiencias
en el mundo de la acción, será posible retirarse a los mundos espirituales, por
lo tanto, la tarea es bastante larga.
Una
forma de llevarla a cabo es viviendo un minuto por vez, sin abrumarse o preocuparse
por la tarea futura, ni detenerse en contemplaciones hacia el pasado.
El
futuro se planificará siempre, pero inteligentemente desde el presente y el
pasado nos servirá como experiencia. Una vez que se analiza y se aprende por
ello, no tiene validez como vivencia, pues lo único posible de vivir es el
momento presente.
¿Cómo
vivir plenamente este momento presente? La sabiduría de la vida consiste en
sintetizar todo lo que somos, sabemos y sentimos en un momento. Para llegar a
esa capacidad de síntesis, primero debemos haberlo analizado. Esto permite su
conocimiento y comprensión plena.
Ejemplo:
Me encuentra en una mañana, de compras por el centro. En el aspecto físico, ml
vestimenta, mi forma de caminar, mis palabras al dirigirme al vendedor,
reflejan o deberían reflejar lo que yo soy, pienso y siento, en forma armónica
y bella. El físico lucirá limpio, cuidado, vestido según mis costumbres, mi
posición social pero sobre todo, podría reflejar parte de ml concepción ante la
vida y como la práctico. El orden de las
compras, localidad, interés demostrado ya estarán diciendo mucho más de mí. La
forma de tratar a los vendedores, dirá en definitiva mí concepción y actitud
ante los seres humanos. Ahora bien, todo esto puede darse sólo en unas pocas
horas, pero necesito de un trabajo sistemático con cada uno de esos aspectos,
una toma de conciencia de mis conceptos y mis emociones, para hacerlas
armónicas. La síntesis se produce sólo cuando yo domino y tengo la actitud
apropiada.
Este
ejemplo se refiere únicamente a la personalidad. Mis concepciones mentales
estarán dadas siempre por mis creencias y sentimientos superiores, de modo que,
si hay consecuencia en mí, un pequeño acto en el día será reflejo de todo lo anterior
y así satisfago todas las necesidades de ml vida.
Cuando
tenemos oportunidad de vivir plenamente y en forma coherente cada minuto de
nuestra existencia, se produce una satisfacción interna que hace perder para
siempre el miedo a la muerte.
Tal
vez porque hay una familiaridad con el cambio constante, pues para llevar ese ritmo
acelerado de vida y en ese nivel consciente, es necesario vivir en permanente
cambio, ocuparse en vez de preocuparse y cerrar las puertas del pasado cada vez
que termina una experiencia.
Una
buena forma de vivir sólo un día por vez es: Llegar a tener en forma permanente
la actitud de vivir el día como si fuera el último (no sabemos sí es así), no
dejar deudas emocionales, ni cosas inconclusas. Planificar ese día al máximo y
dedicarse a vivirlo y disfrutarlo. Se entiende que por disfrutar en la
actividad cotidiana es tomarle el sentido a todas aquellas cosas que antes
hacíamos maquinalmente.
Para
perderle el miedo a la muerte, que es en otros términos miedo a los cambios, es
necesario variar de actitud ante la vida.
¿Cómo
se cambia de actitud? Cambiando las creencias y concepciones mentales. A este
trabajo ayuda el mayor conocimiento, la adquisición de nuevas concepciones como
elementos de juicio. Hay distintas teorías al respecto y es bueno conocerlas. Cuando
hemos elegido una que nos parece a nuestro juicio la más convincente, le
agregamos afecto, es decir, mediante la imaginación le damos calor, vida,
realidad afectiva.
No
basta con planificar un día de nuestra vida, es necesario darle acción en la imaginación,
“ver" cómo nos sentimos afectados positivamente con esa acción. De este
modo tenemos una imagen síquica de lo que deseamos se reproduzca en la realidad
y ya es una actitud ante los eventos y circunstancias que nosotros hemos
elegido.
Recordemos
que la evaluación de cada actividad es indispensable. Cuando trabajemos con las
actitudes, también podemos evaluarlas y hacer que siempre sean lógicamente coherentes
con la acción. Si ponemos a evaluar en nuestra mente estos procesos, nuestra
vida estará mejor dirigida que si lo hacen las emociones.
Ejemplo:
Evento
= Fui al cine con una amiga
Estado
o actitud = De aburrimiento total
Evaluación
= Si lo hago desde ml emocional será que es coherente el aburrimiento porque es
ella es muy aburrida.
Si
lo hago desde mi mente será preguntarse ¿es coherente ir al cine o aburrirse?
No, uno va para divertirse o no va. Por lo tanto, la actitud fue errónea y allí
debemos procurar calificar el por qué nuestra actitud estuvo equivocada.
SVC
No hay comentarios:
Publicar un comentario