domingo, 18 de enero de 2015

UNA TEORÍA DIFERENTE SOBRE LA EVOLUCIÓN



Estoy convencido de la llegada de la Nueva Era a nuestro planeta, afectando por ende a la humanidad, y el desarrollo de la civilización. A este respecto, especialmente en la segunda mitad del siglo XX y en este siglo XXI que comienza, se ha escrito bastante, especialmente de los cambios que hemos de afrontar como sociedad. Cuál más, cuál menos, los distintos autores, filósofos, contactados, visionarios, esoteristas, y un largo etcétera, han definido sus particulares modo de ver sobre los cambios que ha de experimentar el mundo. Los hay aquellos excesivamente drásticos y alarmistas, que han vaticinado el fin del mundo para estas fechas; a modo ejemplo hasta hace poco, estuvo de moda las supuestas fechas de término del mundo otorgadas por el “calendario maya”, y aunque no pereció el planeta ni la cultura, obviamente no debemos desconocer que se están experimentando cambios y efectos bastante significativos, que, de una u otra forma, nos piden o exigen que cambiemos nuestra forma de establecer relaciones con la naturaleza y entre nosotros mismos, los seres humanos.
A continuación les dejo con un capítulo de la obra “Guía para la Nueva Era” de Moira Timms, escritora y conferencista estadounidense, en donde expone un punto de vista referente a el advenimiento de la Nueva Era y los cambios que ya se experimentan y han de esperarse. 
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Una teoría diferente… ¿no es la que ha prologado todos los adelantos científicos e inventos importantes a lo largo de la historia? Descubrimos un conjunto de reglas, fórmulas o teorías que se aplican y sirven para determinado propósito hasta cierto punto, y luego descubrimos que deben modificarse o cambiarse a fin de que podamos seguir progresando. Parecería que las leyes de la lógica son inviolables, pero, en ocasiones, pueden ser eclipsadas por otras que las reemplazan. Los principios más elevados gobiernan a los más bajos y nutren el progreso del conocimiento humano. Sin embargo, una cosa es cierta: el comprender las leyes más altas hace que las más bajas sean más fáciles de manejar.
Por ejemplo, las fórmulas simples de la aritmética funcionan muy bien hasta que la necesidad de computaciones más complejas plantea un problema. Entonces, uno puede volverse al cálculo o a las computadoras. También la teoría de un mundo plano era muy buena hasta que la curiosidad de los hombres los llevó hasta los bordes conocidos del planeta. A ellos les debe haber parecido extraordinario el hecho de que el mundo se hubiera hecho redondo gradualmente para complacer su búsqueda de nuevas tierras. Posteriormente, parecía imposible que un aeroplano volara más rápido que el sonido, porque cuando el aparato se aproximaba a la velocidad necesaria, se precipitaba a tierra, fuera de control. Finalmente, contrariando a la lógica de tal emergencia, un piloto de pruebas accidentalmente accionó al contrario la palanca de mando mientras entraba en picada y descubrió que eso sacaba al aeroplano de la picada y, en el proceso, le hacía penetrar en la barrera del sonido.
Una sinopsis de la teoría alterna de la evolución se presenta en este libro en un breve bosquejo precisamente como un cuso así. A causa dc los dictados evolutivos y del impulso de los patrones humanos de energía como la política, la tecnología, la economía y las necesidades materiales de la civilización de nuestros días, el progreso dc los acontecimientos mundiales no puede evitarse en modo alguno. Sin embargo, los cambios constructivos de la conciencia de las masas pueden mejorar o modificar su intensidad y evitar una catástrofe tonal.


 Los capítulos que siguen son, en el peor de los casos, indudablemente perturbadores, pero por lo menos nos muestran que aceptar la responsabilidad plena de las creaciones y la vida individual de uno nos facilitará, en forma colectiva, ¡salir de la picada!
Los tres ciclos.
A estas alturas del siglo veinte la humanidad se acerca al final dc un ciclo menor: el paso dc la Era de Piscis a la Era de Acuario. Los acontecimientos entre ahora y el fin del siglo serán los que sufrirán más transformaciones y nos prepararán a todos para la culminación dc un ciclo mayor; el de la precesión de los equinoccios. Sucede que esos dos ciclos van a coincidir con cl punto de repolarización de un ciclo final de la historia humana, el fin del Yuga. Así pues, con tres ciclos cósmicos a punto de terminar, puede usted estar seguro de que nos espera un periodo de cambios drásticos. La explicación dc tales ciclos viene más adelante. A fin de ser más claros acerca dc lo que todo esto significa, regresemos al principio (una definición arbitraria) y veamos cómo empezó todo.
La evolución del tiempo cósmico se divide en secciones conocidas en la tradición hindú como Yugas. Al final de cada yuga —un periodo de cientos de miles de años— ocurre un fenómeno conocido como “la progresión de las ondas de la vida”, o la graduación del plano terrestre de todas las almas humanas en existencia durante determinado Yuga. Todos nosotros, aquí sobre la Tierra, actualmente estamos en diferentes etapas de nuestro desenvolvimiento personal, pero todos formamos parte de la misma ola de la vida.
La "caída"
Hace mucho tiempo, como extensiones individuales del Creador, éramos en realidad muy felices, pero después dc la “calda” de ese estado idílico, descendimos a la forma física aquí, en el planeta Tierra, para ejercer nuestro libre albedrío entre las maneras fijadas por Lucifer y las del Creador. (Lucifer, aparentemente, lo había retado, y en la lucha por el poder que siguió, fue vencido y arrojado del reino celestial a la vibración más cruda del plano físico, acompañado de sus seguidores). En Su infinita sabiduría, el Creador permitió la voluntaria separación de la divina armonía y dio en arrendamiento la “reservación” de la Tierra hasta que la humanidad llegara a la comprensión de que la única parte adonde podía ir mientras siguiera permitiendo que la negatividad controlara, era hacia abajo. Naturalmente, el retorno al hogar, a nuestro origen, es la alternativa más brillante y ahora hemos descubierto que es necesario librarnos nosotros mismos de todas las argucias e ilusiones de la materia (maya) antes de que podamos lograr el regreso a ese estado original de perfección con el pleno poder de Dios. Esa antigua magia negra ha mesmerizado a la Tierra desde hace tanto tiempo, que ya no nos es tan fácil simplemente hacer las maletas y regresar a casa, con el Padre.

Con el paso del tiempo, cada época se fue haciendo menos propicia para emprender dicha tarea. Éste, el kali Yuga, es el más negativo de todos los ciclos. Existe muy poca percepción de la verdadera naturaleza de la realidad y la ignorancia crónica de la Ley (esto es, de la ley cósmica natural o divina) parece ser el estado natural del hombre. Sin embargo, como todos las cosas al final cierran su propio círculo (o, más correctamente, cierran su espiral) y actualmente nos aproximamos a la fase final dcl Yuga,[1] va a iniciarse una transición humana y planetaria entre la era antigua de la oscuridad y el nuevo giro hacia arriba de la conciencia dirigida a la Nueva Era dc la luz, a la que a veces se le llama le Edad de Oro. Con ese paso cl Sol recibirá la influencia de las energías cósmicas cambiantes que proyectarán sus rayos de una energía transformada en todo el sistema solar. Éste será un período de gran influencia y comprensión positivas porque representa el punto más alto y la culminación de la civilización en nuestro tiempo.
La raza humana estará plenamente equipada para completar el resto de este viaje terrestre en un estado de perfección: de armonía entre unos y otros, entre la naturaleza y el Creador. Al obtener el dominio del plano físico, esta onda de vida estará entonces lista para avanzar a una esfera de existencia más alta en su viaje evolutivo.
La escuela en la Tierra
La vida en la Tierra es una escuela para los co-creadores de Dios, y las almas que fracasen  en aprender sus lecciones kármicas antes de la próxima “graduación” serán dejadas atrás después dc la transición para poblar  todavía otro Yuga en otro tiempo en el futuro, donde “lo seguirán haciendo una y otra vez hasta que lo hagan bien.” De hecho, es algo muy cierto que la mayoría dc las personas son los rezagados que se quedaron en cl último ciclo. Sin embargo, antes de que pueda suceder el cambio al nuevo estado de armonía, nos están reservados algunos acontecimientos verdaderamente drásticos.
Una crisis curativa
El caos internacional, la angustia de las naciones, la hambruna, las catástrofes naturales y las ocasionadas por el hombre, las anomalías geofísicas y celestes, son las manifestaciones externas de esos acontecimientos que han sido profetizados por muchas culturas y muchas religiones. Sin embargo, pueden describirse con mayor precisión como una limpieza de la Tierra, como el karma de lo que se adeuda y habrá que pagar antes de que la nueva fase pueda ponerse en operación. Sólo el agua más pura se convierte en vapor y es así como sucederá con nosotros, los humanos que quedemos atrapados en ese proceso evolutivo. Las probabilidades de supervivencia están en estrecha relación con el estado del ser interior de cada uno y su pureza relativa. Si una persona desea explorar más de su potencial divino, tendrá primeramente que ponerse en armonía con esa frecuencia más alta que es espiritual por naturaleza. Esa radiación divina proviene de la energía dc la vida universal y la persona puede ponerse en contacto con ella por medio de cierto número de disciplinas y caminos. Todo mundo necesita, de la manera más urgente, purificarse... física, mental y espiritualmente. Las técnicas dc purificación y servicio a la humanidad lo ayudaran a uno a librarse dcl karma negativo (el karma negativo representa lecciones no aprendidas). Por lo tanto, el progreso a una condición más elevada solo es posible tan pronto como pueda salvarse ese obstáculo, obteniendo una nueva comprensión y discernimiento de los errores pasados según vayamos avanzando.
Stress planetario
El planeta mismo ha sido tratado muy mal por el hombre moderno, precisamente porque las culturas civilizadas, como se definen en la actualidad, están fuera de armonía con el universo. Las necesidades y los resultados da la producción y la tecnología han profanado y contaminado el planeta en cl proceso dc sostener ese modelo propio dc cultura. Estas condiciones, en particular, serán kármicamente rectificadas de maneras apropiadas a las mismas. Al planeta le ha ido muy mal en el pasado, sosteniendo calladamente, nutriendo con bondad y siendo arrasado en el proceso. Pero todo eso inevitablemente está a punto de cambiar: alteraciones diversas en la naturaleza, cambios geográficos, erupciones y terremotos no serán sino los síntomas de la reacción del planeta a los desequilibrios ecológicos producidos por el hombre, en el transcurso de los siglos que ha habitado la Tierra son tantos y tan perjudiciales que ya no pueden soportarse. Al igual que un cuerpo enfermo, la Tierra se rebelará en un intento por recuperar el equilibrio. Los indios Hopi se refieren a ese fenómeno como el tiempo de la gran purificación.

El Sol central
Por la fotografía  Kirlian sabemos que hay un cuerpo de energía que rodea a todas las formas vivas. Este es un paso significativo para comprender que todas las formas naturales tienen una energía refinada o contraparte espiritual. Nuestro propio planeta y los otros de este sistema solar también tienen un cuerpo espiritual. Nuestro Sol recibe su radiante energía dc un Sol más grande y más poderoso que está en las profundidades del espacio. Este irradia más allá del extremo ultravioleta del espectro y, porque su luz es científicamente indetectable en la actualidad y sus emanaciones no son tan refinadas, nos referimos a él como el Sol central o el Sol espiritual. A su luz se le llama luz espiritual o energía. A su vez, ese Sol central es energizado por otro Sol intradimensional que arde con un resplandor inimaginable en otro nivel y, así, sucesivamente, a través dc una serie de soles suprafísicos.
La revolución elíptica de nuestro sistema solar alrededor del Sol central, produce estaciones espirituales en la Tierra y dentro de nosotros mismos, igual que una revolución alrededor del Sol de nuestro sistema solar ocasiona las estaciones de primavera, verano, otoño e invierno. Estamos entrando ahora al aura invisible del Sol central, cuya influencia es responsable de la nueva conciencia que, hasta cierto grado, todos estamos experimentando. Según la luz se hace más fuerte, afecta a nuestros cuerpos espirituales, despejando las acumuladas nubes del karma negativo y purificando así nuestro planeta y nuestro ser. Las épocas difíciles, la enfermedad y la adversidad en muchas de sus formas a niveles mentales, físicos y emocionales, son la manera física como estas nubes se disipan. Ninguno dc nosotros puede hacer nada para evitar el proceso o prevenirlo. Sin embargo, a través de la gracia y las aspiraciones adecuadas, puede aminorarse tanto individual como colectivamente. Y esa es la razón por la cual comprender el significado de los cambios por venir y el dejarnos llevar por ellos nos ayudara a entrar a una mayor aceptación de los mismos, a sabiendas de que la purificación es el lado positivo de las privaciones.
La Biblia nos habla de señales y maravillas en los ciclos en los últimos días. Cualquier forma que ellas adopten, indudablemente estarán relacionadas con muchos otros fenómenos que tendrán lugar dentro y alrededor de la Tierra y que afectarán su estabilidad. El giro axial del planeta se está retardando y contribuyendo a los cambios de clima precisamente ahora, antes de la inversión de los polos. Este fenómeno particular ha ocurrido antes y sucederá nuevamente en una fecha indeterminada en el futuro cercano. Y eso es porque la inversión de los polos representa una fase principal dc la evolución cósmica para nuestro sistema solar y todas sus formas de vida. Después de los acontecimientos que culminen en el desplazamiento dc los polos de la Tierra, un nuevo Sol y una nueva Luna gobernarán a nuestro sistema planetario. Le aliviará a usted saber que ese cambio drástico no representa el “fin del mundo”, sino el fin del actual sistema mundial y el principio de la Nueva Era. “Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra porque cl primer cielo y la primera tierra ya habían pasado”. (Revelación 2l:1). Con un cambio en las posiciones de los polos, el mapa de los cielos, visto desde la Tierra, ciertamente, parecerla como un “nuevo cielo”, y los cambios de la Tierra que acompañarán a un evento de tal magnitud, con toda seguridad crearían la geografía de una “nueva Tierra”.
Aunque lo anterior pudiera parecer una noción espacial de ciencia-ficción, el objeto de este libro es demostrar a los lectores su realidad de una manera más práctica. Cada uno de los capítulos siguientes representa un fragmento del cuadro total, que encarna los variados aspectos de esta sinopsis. Los ciclos cósmicos y astrológicos, las matrices dentro de las que se desarrolla el drama, se explican en ellos, además de los significados de los cambios del tiempo y las anomalías de la Tierra relacionadas con el desplazamiento de los polos. Las profecías forman también parte del futuro que será explotado, junto con las introspecciones en nuestro medio ambiente y las crisis económicas y de alimentos. Es importante tener presente que la promesa y ls aspiraciones de la Nueva Era están programadas para estabilizar el planeta dentro de nuestro propio tiempo de vida y para ponerles fin a los errores del pasado.
La preparación física tiene su lugar en términos de sobrevivir a la fase de transición futura, pero es el cambo de conciencia y de actitud espiritual lo que es el verdadero foco de esta crisis particular. No puede insistirse demasiado en que la armonía con los principios más altos y el Dios Único serán la última protección, y que el formar grupos de apoyo de amigos íntimos, sinceros y buenos, generará mucha energía creativa y contrarrestará el miedo y la desesperación. Esta es la oportunidad de los miembros de la familia planetaria de llegar a conocerse unos a otros.
Moira Timms


[1] Arthur E. Powell, “The Solar System” (Theosophical Publishing House, Londres, p. 89). Nota: existe una traducción al español de esta obra en edit. Kier.
 


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