jueves, 22 de diciembre de 2016

ESQUEMA DE LA ENERGÍA CREADORA

Lo que a continuación se publica corresponde a la enseñanza de la doctrina masónica, un artículo anónimo publicado en la "Revista Masónica de Chile", año XLII, marzo-abril de 1965.

Esta publicación es el órgano oficial de la Gran Logia de Chile (R.E.A.A.) de Santiago.

A mi parecer, si bien es cierto es un enfoque plenamente masónico, es interesante observar como se puede aceptar para los tiempos actuales, a pesar de que ya ha pasodo medio siglo.

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La Ciencia actual establece que en el Universo existen "constantes y permanentes creaciones"; mundos que nacen en el momento que otros mueren en interminables ciclos cósmicos. Las estrellas Novas, las gigantes azules, las enanas blancas y todo ese maravilloso cortejo estelar que tachonan los espacios siderales nos demuestran, palmariamente, que la organización de los sistemas galácticos y solares responde a funciones propias de una estructura viva. Y, así, como en nuestro cuerpo nacen y mueren millares de células para permitirnos la vida que disfrutamos y podemos llegar a tener plena conciencia de lo que acontece en toda la longitud y profundidad en que pueden aplicarse nuestros actuales sentidos, se realiza lo propio en los espacios infinitos.
En esta renovación constante y sistematizada de los organismos cósmicos se observa que éstos son procesos determinados por ciertas leyes inmutables, que imprimen los impulsos a los movimientos de ordenación, que le da la periodicidad a los elementos constitutivos de la materia y un ritmo propio que individualiza las especies, todo lo cual permite una perfecta armonía en la mecánica celeste, como en los más insignificantes microcuerpos.
 La creación permanente en todos los estadios de los procesos cósmicos es la razón excluyente de toda idea creacionista que tienda a identificar a la manifestación objetiva como un acto providencial que se ejecute por una sola vez en un determinado tiempo cronológico.
Esta última y falsa premisa sustentada por la Iglesia y sus panegiristas, dejan de manifiesto que, en un momento señalado, todo el Universo volverá al caos primordial, lo cual constituye una flagrante negación a la realidad objetiva y de todos los fenómenos que se pueden comprobar por medio de los instrumentos que dispone en la actualidad, la ciencia contemporánea.
Por otra parte, los racionalistas “químicamente puros” afirman que lo único permanente en el drama humano que vivimos, son los valores del espíritu, los cuales pueden estimarse como simples productos sublimales de la materia.
Sobre este particular, tenemos que observar que toda permanencia, donde jueguen los factores de tiempo y espacio, no puede construirse con materiales fungibles, sino con aquellos que presenten, como propia, la cualidad de temporalidad y espacialidad incorporadas a su propia esencia; es decir: lo perecedero genera únicamente lo perecedero como es, en su integridad, nuestra estructura psicosomática; y lo que es permanente, da origen a lo permanente, como son los valores espirituales que surgen de nuestra existencia finita, en la cual se manifiestan dichos valores en un proceso de desarrollo cósmico.
Por lo general, los valores del espíritu más que manifestaciones cualitativas de bondad o virtud, las cuales también se presentan con ciertas limitaciones en les animales superiores, que se adscriben al campo psíquico-mental de las especies animadas, se objetivan en su plenitud, en el sentido creador del sujeto. De esta manera, florecen los supremos valores del espíritu, exclusivamente en los ejemplares más evolucionados de la especie humana.
Inteligencia, memoria, sacrificio, lealtad, fidelidad, mansedumbre, abnegación y otras cualidades abstractas no son patrimonio propio del Hombre, pues muchos animales presentan estas características y algunos de ellos, son los símbolos representativos vivientes de ellas. (Debemos reconocer que, en algunas circunstancias, estas cualidades son más acendradas y pueden llegar a los estados más heroicos en los animales domésticos).
No obstante, estas “virtudes y bondades”, · en ningún ser viviente, excepto el Hombre, se manifiestan las funciones creadoras, pues los animales, carentes de lenguaje apropiado, quedan encuadrados en un patrón rígido, cuyos márgenes no pueden traspasar, en ningún momento o circunstancia, y si algo extraordinario podemos observar en algunos ejemplares aislados, es a instancias de las enseñanzas que recibe del amo. Llegará, en muchos casos, a imitarlo; pero en ninguno logrará superarlo, salvo estados psicopáticos.
Por otra parte, el sentido creador del Hombre, no es un fenómeno esporádico ni se concentra en un solo individuo, pues, la acción o el hecho de crear algo más allá del contorno doméstico, responde a un complejo proceso de plasmación de una necesidad cósmica de la especie, como cuerpo orgánico. En otras palabras, la Humanidad imprime cierto impulso creador a sus “neuronas” cerebrales incorporadas a la especie, requiriendo de ellas la plasmación de algún medio, artefacto, dispositivo, máquina, sistema, método o planificación a desarrollar, que le permita aligerar el esfuerzo físico y le otorgue mayores comodidades, confort y bienestar en el terreno material y una gradación más en la escala de la expansión espiritual.
Si consideramos a la especie humana como “un cuerpo cósmico estructurado”, vale decir, un cuerpo orgánico como el nuestro, que tiene apetitos, pasiones, sentimientos y necesidades, llegaremos a la conclusión de que descubrimientos, invenciones, creaciones, sistemas, métodos y planificaciones son frutos o productos de un requerimiento tácito de la estructura orgánica de la Humanidad y que se manifiesta en forma amplia y concreta en sus células capaces de realizar estos cometidos.
Considerando estas expectativas para la especie humana, nos es dable testificar que los mayores descubrimientos, inventos y sistemas de convivencia social que han señalado rutas a la Humanidad, —el transporte a ruedas, la navegación a vapor, el telégrafo, el teléfono, la radiotelefonía, la televisión, la navegación interplanetaria y otros que se orientan a acortar las distancias y establecer la integración de la Humanidad—, no son el producto de la inventiva o investigación de un hombre o de determinados grupos de hombres, sino es un fenómeno natural que se manifiesta en diversas partes del planeta con características similares, aun con diferentes modalidades de vida, idiomas, culturas, etc. Lo mismo podemos considerar la confección de armas de exterminio, lo cual hace imposible su aplicación en nuestros días, pues ninguna potencia puede detentar el absoluto predominio de los frutos y creaciones que fluyen del cerebro humano, ya que responden todos a una misma estructura orgánica.
En estas condiciones, ¿podemos considerar que un sabio ha imitado groseramente a otro? ¿Es posible motejar de plagiario, o falta de originalidad, a algún científico, artista o artesano que realice, en diferentes latitudes, labores paralelas, con algún otro, aunque sus resultados finales sean semejantes?
Debemos responder categóricamente que no, pues individuos y grupos científicos, culturales y artísticos reciben, por decirlo así, un mismo “llamado” superior, que los insta a desarrollar “independientemente” ciertas ponencias de un determinado Plan, tendiente a brindarles nuevas conquistas a nuestra especie en su ritmo incesante de evolución creadora.
Es curioso e interesante hacer notar que los inventos, particularmente los destinados a estrechar las distancias del planeta y del espacio, tiendan a unificar solidariamente a la Humanidad y surjan, simultáneamente, en los vórtices científicos más apartados unos de otros, y aun completamente divergentes en sus estructuras socio-económicas.
Ningún invento o descubrimiento puede considerarse, en forma alguna, como esporádico o circunstancial, pues todos “obedecen” inconscientemente a una necesidad de nuestra especie en la suprema lucha por su integración.
A la idea o el pensamiento, que, en esencia no son otra cosa que energía vibratoria, orientada, con un determinado fin, les es posible penetrar imperceptiblemente por todos los ámbitos del planeta de acuerdo con la "intensión" impulsora. Tampoco se le puede considerar como una fuerza desvaneciente que se pierde en los espacios. Muy por el contrario, es “algo” que tiene vida y potencia, y que adquiere mayor intensidad en relación a los aportes individuales que, a su vez, reciba; que capitaliza, permitiendo, en el proceso de madurez estructural, las más grandiosas concepciones, especialmente en los centros donde pueden ser captadas estas ondas emitidas de las “Broadcastings” vivientes de la especie humana. Esta energía vibratoria, concreta los sentidos, anhelos y necesidades de la especie y tiene la facultad de despertar a muchas individualidades del letargo en que se encontraban postradas.
El pensamiento que fluye espontáneo del Hombre que se identifica, como parte integrante de la estructura orgánica de su especie o, en otras palabras, “aquel” que ha recibido la Iniciación, instado por su Amor al Prójimo como a sí mismo, aun cuando su acción sea débil o pasiva en el campo de las concreciones, surca todos los espacios, penetra en las fortalezas más sólidas y derrumba las Bastillas más herméticas. El factor tiempo, Gran Maestro del Devenir histórico, es su mejor aliado... Y no es aventurado pensar que los impulsos vibratorios de la Energía Creadora que no han hecho impacto en una época determinada, lo harán en la siguiente o en las venideras; pero siempre como un decisivo factor de progreso en la estructura material de la especie humana y en la liberación espiritual de sus exponentes más evolucionados.
Este portentoso fenómeno que sólo podemos apreciarlo fragmentariamente, la ciencia actual recién lo empieza a vislumbrar, —y al que, por carecer de un vocablo adecuado, llamaremos telepsiquia—, va adquiriendo mayor potencia al irse integrando en cada uno de los miembros que forman la familia humana.
Un hecho notable que confirma lo precedente, es aquel que ocurrió hace escasos decenios, cuando un hombre débil y esmirriado, predicó la resistencia pasiva para liberar a una sexta parte de la Humanidad... Y su idea magnifica, potenciada por la Energía Creadora, venció pacíficamente al poderío bélico del que fuera el más grande imperio contemporáneo.
En consecuencia lo que se ha expuesto trae, como corolario, el que la idea o pensamiento (logos, verbo, o razón discursiva) orientado en una finalidad trascendente de bien a la Humanidad, es más poderoso que todas las fuerzas artificiales mancomunadas para acallarlo o desvirtuarlo.
No obstante, muchos procesos cósmicos (de ordenamiento) pueden diferirse o demorarse, principalmente por falta de madurez ambiental; pero, finalmente, se realizan pasivamente cuando no se le ponen obstáculos y, “violentamente”, en el momento que tienen que vencer diques, barreras y obstáculos psicológicos interesados que traten de detener su marcha evolutiva.
La Idea o Pensamiento surgido del cerebro humano, como la suprema manifestación objetiva de la ENERGIA CREADORA es, en esencia y potencia, la HERRAMIENTA CÓSMICA, por excelencia, con la cual ha sido posible estructurar los universos, arquitecturar las especies y realizar, posteriormente, los descubrimientos e invenciones que sean requeridos por la Especie Humana, en su incansable labor de unificación.


El hombre considerado como simple individualidad, no puede desarrollar la potencia creadora, que está incorporada a él, en toda su amplitud, por las razones expuestas precedentemente.
A estas razones debemos agregar que el drama cósmico que vivimos y presenciamos, es una continua “DACIÓN Y RECEPCIÓN DE FUERZAS”, y es lógico asegurar que un mayor número de individualidades que se sumen a estos cometidos, aumentara la POTENCIALIDAD REALIZADORA y le permitirá adquirir una mayor frecuencia. En consecuencia, fluirá con mayor intensidad la ENERGÍA CREADORA, de modo que si queremos dar mucho, tenemos que congregarnos numerosos individuos cada vez en mayor cantidad. De este modo serán más fuertes y numerosos los frutos que se obtengan. Tal cual ocurre en la Cadena de Unión donde nuestras energías se unifican pasando de Hermano a Hermano, aumentando considerablemente las propias.
La Cadena de Unión dramatiza este proceso de ordenamiento, y si nuestra Augusta Orden ha salido airosa y fortalecida de los enconados ataques que le infieren los que se erigen como sus gratuitos detractores, ha sido particularmente por ese Cuerpo Espiritual estructurado por la Energía Creadora que se forma al finalizar las labores de Logia, que permite potenciar a la Orden y cada uno de sus integrantes de una FUERZA gigantesca, capaz de resistir los mayores embates que les pueda presentar otras organizaciones subalternas, carentes en absoluto, de estas Energías Espirituales, que son las únicas generadoras del pensamiento liberador, de audaces invenciones y constante orientadora de la evolución creatriz.
El Hombre, como DÍNAMO VIVIENTE, agrupado, por afinidad espiritual, en fraternidades solidarias, cuya orientación doctrinaria es la consecución de elevados fines que dignifiquen la personalidad humana, multiplica sus Energías Creadoras que iluminan su entendimiento, entrega y recibe de sus Hermanos importantes aportes energéticos y se convierte en la vida profana en un indiscutible baluarte de la vanguardia del progreso y en la perfección de la Humanidad.
Nuestro Ritual y Ceremonial nos lleva consciente o inconscientemente a estos cometidos, pues la gimnasia masónica, exenta de dogmas, fanatismos y supercherías, nos condiciona, en forma conveniente, para que nuestra eficiencia sea más positiva y eficaz en los campos mentales y espirituales, tendientes a lograr para el Hombre el lugar que le corresponde en este drama en que hemos sido los autores, somos los actores, hacemos de críticos e integramos al público a la vez.
Aunar nuestras Energías Creadoras, estructurar nuestras ideas y pensamientos hacia el supremo objetivo de liberación, polarizar nuestras fuerzas en el sentimiento indiscriminado del progreso y bienestar de la Humanidad, construir arquitectónicamente las bases de un nuevo mundo fundamentado en la justicia y la equidad, cimentar la igualdad de derechos y deberes, sembrar la verdadera y solidaria fraternidad entre los pueblos, es, en resumen, aprovechar integralmente nuestras ENERGÍAS CREADORAS puestas a. nuestro servicio y elevarnos del nivel terráqueo de seres marginados por los espacios y los tiempos, y podamos ostentar con dignidad los supremos atributos que emergen de nuestra personalidad.

Sobre este planteamiento, no cabe ninguna alternativa, o somos sumisos y resignados dependientes de las deidades de confección doméstica al igual que los hombres primitivos, o constituimos, como ESPECIE, los SUPREMOS PRINCIPIOS ORDENADORES DEL COSMOS, y la ENERGÍA CREADORA que se evidencia en nosotros mismos y tiene una permanencia más allá de los espacios y los tiempos. Y si nuestro planeta Tierra, en que circunstancialmente desarrollamos nuestra existencia, se nos hace inconfortable por motivos ajenos al nuestra voluntad o debe de integrarse a la pléyade de los organismos maduros y anquilosados y se convierten en una “enana blanca”, tenemos la suficiente capacidad para crear una perfecta técnica espacial, como ya estamos viendo en sus inicios, para emigrar a otros planetas, o sistemas planetarios, donde podamos desarrollar, en mejores condiciones, nuestra existencia y mantengamos incólume nuestro “cetro”, como los únicos rectores del acontecer universal.
En consecuencia, la ENERGÍA CREADORA DEL COSMOS, que subyace “aletargada” en nuestro Templo interno, nos libera de la triste condición de considerarnos “viles gusanos de la tierra” y obligarnos a depender de entidades imaginarias, que nos trasladarán muellemente a fantásticos paraísos o arrojarán a tenebrosos infiernos, pues, nuestros potenciales energéticos HAN SIDO, SON Y SERÁN los decidores indiscutibles e insustituibles de los destinos del UNIVERSO y, en esta calidad y cualidad, debemos “guiar nuestros pasos con la regularidad del Compás” dejando, en el desván de las cosas olvidadas, cualquier “complejo de inferioridad cósmica” que se mantuviere latente o se hubiera infiltrado en nuestro campo mental y que, como verdaderos Iniciados, tenemos el imperativo de rechazarlo violentamente.
Como Francmasones libres y especulativos, nos concierne emplear nuestra ENERGÍA CREADORA, que surge espontáneamente en el espíritu, que florece en nuestras Logias, en beneficio directo de la PERFECCIÓN DE LA HUMANIDAD y. con la ayuda de esta herramienta magistral, superar todos los obstáculos que se opongan al progreso y al bienestar a que tienen derecho todos los seres humanos, cuyo patrimonio y heredad es el UNIVERSO ENTERO.

martes, 13 de diciembre de 2016

¿QUÉ ES EL KARMA?



El Universo en el cual estamos insertos es muy complejo, y antes de definir que es el Karma, es necesario considerar algunas premisas básicas, sobre las cuales fundamentar el posterior desarrollo de los conceptos a verter aquí.
La Creación o Universo es un todo organizado y ordenado; por esta razón los antiguos griegos lo denominaron “Cosmos”, que justamente en griego significa orden; al contrario de “Caos”, que significa anarquía o desorden.  La ciencia tradicional con sus progresivos descubrimientos revela cada vez más esto del orden universal. Cada cosa tiene una razón de ser y cumple una función determinada en un orden establecido por “El Creador”.  Las relaciones entre los distintos componentes de este vasto universo parecen estar determinados por ciertas reglas completas y totales; de hecho en el esoterismo desde hace mucho tiempo se conoce esta realidad, y es así como se conocen las “Leyes Universales”, es decir aquellas directrices que actúan en todos los planos de manifestación de la creación, y que por lo tanto posibilitan que este Universo se presente como tal y no degenere y llegue al caos.
 

 La Creación en forma completa tiene muchos matices de expresión, lo que se refleja en una gran gama de niveles de existencia; todos los cuales obedecen a estas “Leyes Universales”. La creación posee distintas dimensiones las cuales interactúan entre sí conformando en andamio perfecto para su completa expresión, y las Leyes Universales son las energías que permiten que esta estructura se sustente no sólo en la forma, sino que en funcionamiento perfecto.
El Karma es una de esta Leyes Universales, y el término proviene del sánscrito, y una traducción del concepto vendría a ser como hechos producidos por las acciones; lo que grafica exactamente el concepto que encierra esta ley; en palabras más accidentales el karma no es otra cosa que la Ley Universal de Causa y Efecto, o bien el Destino; es decir, toda causa genera uno o más efectos, y cada efecto proviene de una causa. De esta manera todas las cosas están íntimamente entrelazadas en una continua y compleja cadena de causas y efectos, los que a su vez nuevamente se conforman en causas para generar más efectos y así sucesivamente por toda la magnitud de la Creación.
Esta ley al ser universal se verifica en todas las dimensiones o niveles de expresión del vasto cosmos o creación, no solamente actúa en el nivel físico, en donde muchas veces se le reconoce como la ley de acción-reacción que enuncia la mecánica y la cinemática, dentro del campo de la física; sino que también se produce en aspectos que van más allá de lo físico y material, como son el energético más sutil, el anímico o afectivo, el mental, y aún en aquellas dimensiones trascendentes y espirituales.
Y he aquí que tenemos que detenernos otro momento en el análisis de esta ley propiamente tal para desarrollar otra premisa necesaria, para posteriormente unirla con la ya expuesta referente a las Leyes Universales y la condición de tal del karma; este nuevo postulado es la evolución de la consciencia.
El Creador al realizar su Creación tuvo una finalidad u objetivo final para con ella. Las razones que tuvo para realizarla son imposibles de conocerlas; ya que ello implicaría pretender conocer al Creador mismo, lo que está fuera de nuestro alcance, esta es la razón por la cual en las Escuelas de Iniciación es absurdo tratar de imponer una idea o concepto respecto a Dios. No obstante, podemos esforzarnos en conocer su Creación, y es más el ser humano está llamado o por lo menos tiene las potencialidades para conocerla ampliamente, y así transformarse en un ayudante consciente y voluntario para que esta creación logre su objetivo o finalidad. Pero, la pregunta obvia que surge es ¿cuál es ese objetivo universal de la creación?; la enseñanza esotérica e iniciática simplemente lo plantea como la reintegración de todo a su origen divino. Explicado en otras palabras, El Creador crea Su creación y para ello entrega parte de su esencia, la que debe involucionar o cristalizar hasta lo más denso para poder cumplir el objetivo, posteriormente debe comenzar el camino de la sutilización, el camino inverso: la evolución. La materia sólida debe comenzar a sutilizarse y de esta manera surgen nuevos reinos y dimensiones, como son el vegetal y el animal; cada vez más sutiles y evolucionados, pero aún no aparece la autoconsciencia. Esta última etapa sólo se logra, en nuestro planeta, en el reino humano; y desde aquí es necesario proseguir evolucionando para finalmente retornar a Dios en total y completa consciencia de las acciones y de lo que está pasando. Este camino de sutilización o evolución es lo que llamamos la “evolución de la conciencia”.
El reino humano alcanza un estado especial en este camino ya que posee la posibilidad del conocimiento de la ley del karma, es decir tiene la conciencia suficiente para poder actuar con ella o contra ella, se transforma en un ser conocedor de lo que está haciendo, y por lo tanto puede transformarse en el señor de su propio destino.



Por otra parte cada persona viene a esta vida a aprender. El camino de evolución de la conciencia es a través del aprendizaje en esta vida, ya sea que se crea en la reencarnación o no; cada cosa que internalizamos como producto de la experiencia nos permite ascender un peldaño más en el camino de evolución de la conciencia, hasta que finalmente llega un momento de dar un salto evolutivo cualitativamente significativo, pasando a una dimensión o reino superior totalmente distinto y más elevado al que se deja y acortando de esta forma significativamente el Objetivo final: la reintegración al Creador.
El karma es la herramienta principal sobre la cual aprendemos y desarrollamos experiencia, lo que a su vez nos permite expandir la conciencia.
Cada uno de nosotros es el producto de las causas anteriores, en nuestras manos está la posibilidad de construir nuestro destino, por lo que el azar y la suerte ya no existen como conceptos ajenos a nuestra influencia; nosotros hacemos nuestra propia suerte.  Se cosecha lo que se siembra, somos el resultado de nuestras acciones pasadas. Así por ejemplo nuestra vida de adulto depende de los acondicionamientos y prejuicios que hayamos adquirido en la infancia. Nos encontramos limitados por los traumas que podamos haber adquirido. También hemos desarrollado algunas cualidades gracias a una adecuada educación y a que se nos hubiera proporcionado adecuadas situaciones de aprendizaje.
El karma puede ser cancelado. Una toma de conciencia de lo ocurrido en el pasado, una evaluación de eso, nos permite aprender y no quedar determinados. Al venir a esta vida a aprender, debería ser motivo de alegría adquirir experiencia y aprender nuevas cosas, lamentablemente los acondicionamientos negativos adquiridos en forma errónea respecto al proceso de aprendizaje eliminan ese gusto natural por él. El temor al fracaso nos inhibe generalmente a tomar la experiencia o aprendizaje necesarios. Si nos vemos enfrentados a una situación problemática, la única forma que tenemos de aprender es enfrentándola y llevándola a término. Si finaliza como esperábamos aprendemos que así debe hacerse, si termina de otro modo nos sirve para aprender que debemos intentarlo de otro modo. Cada intento que no llega al objetivo propuesto nos acerca a la solución correcta: nos acerca al ÉXITO.
Si hemos de creer en la reencarnación, en donde venimos una y otra vez a este mundo a experimentar y a aprender, entonces el karma se transforma en la herramienta utilizada para el perfecto aprendizaje; ya que es justamente éste quién nos está enrostrando constantemente las situaciones que aún no hemos internalizado y nos las hace vivir nuevamente, hasta que definitivamente las superemos. Por tanto, en anteriores vidas acumulamos karma negativo en el sentido de experiencias no evaluadas, de acciones no realizadas correctamente y no aprendidas. Solamente a través de muchas vidas el alma podría aprender todo lo necesario y reintegración al Creador. Este postulado incorpora la Justicia divina al sistema de existencia, ya que solamente así se puede explicar las diferentes situaciones en las que nacen los distintos seres humanos, sin que aparentemente nada hayan hecho para merecerlo. El karma se extiende más allá de una vida de 80 o 90 años, para seguir vigente en las vidas que siguen, y solamente cancelando o pagando las deudas contraídas es cuando ya no se volverá a sufrir más los efectos de las causas establecidas en el pasado.
Además de cancelar karma es necesario también diseñar nuestro propio destino, ya que la conciencia adquirida para cancelar las deudas, también nos debe servir para poder tener dominio de nuestro destino. Para esto es necesario saber obrar bien y en conciencia. Cada cosa que hagamos, sintamos, digamos o pensemos ahora necesariamente repercutirá en algún efecto hacia nuestra persona, tarde o temprano, por ello que en conciencia debemos ir acercándonos a nuestra propia suerte o destino; solamente así seremos Amos y Señores de nuestras vidas.
Las Escuelas de Iniciación facilitan la aceleración de la cancelación del karma, ya que todo iniciado puede ingresar a este camino solamente si está dispuesto a ir mejorando aceleradamente, y con ello estar pronto a punto para la ayuda y servicio a los demás, y para la posterior reintegración. Todo estudiante que ingresa a una Escuela de Iniciación Real, sufre, en un primer momento, el agobio de tener que enfrentarse a numeroso problemas; pero esto es desde el punto de vista particular de quien lo experimenta, en realidad no existe nada malo, como muchos quieren creer, y por ello no abandonan rápidamente el camino acelerado de desarrollo de la conciencia. Simplemente la persona ya está en condiciones de enfrentar y cancelar intensivamente su propio karma y vive dos o tres veces lo que vive una persona que sigue la evolución de la conciencia standard. Sin embargo, por el hecho de pertenecer a una Escuela de Iniciación, no está desvalido ni mucho menos, ya que se le otorgan las herramientas necesarias para poder enfrentar tan dura prueba, así como los participa de elementos sutiles de protección dados por la cadena iniciática a la cual ha accedido. Luego de un tiempo las cosas ya se estabilizan, pero no es porque la vorágine de cancelación de karma haya disminuido, sino que tan sólo el iniciado se acostumbra a la nueva dinámica en su vida y recobra nuevamente el equilibrio, pero solamente para perderlo más adelante cuando tenga que enfrentarse al Guardián del Umbral, cosa inevitable para ingresar a los estudios y conocimiento de los Misterios Mayores, los misterios del alma. La batalla con este terrible ser se producirá en una dimensión psíquica y solamente aquel que sea lo suficientemente fuerte podrá superarlo o si no sucumbirá para caer nuevamente en la realidad estéril y superficial, hasta que se le dé nuevamente otra oportunidad de combatir con él.
ALV.