martes, 31 de octubre de 2017

CRISTIANISMO ESOTÉRICO

El texto que publico a continuación pertenece a una enseñanza que fue entregada a mediados del
siglo XX en el Grupo Martinista Bethel, en Chile, y correspondería a archivos de la venerable Orden Martinista y a las enseñanzas Rosa Cruces.

Entre líneas se encuentra un profundo mensaje, el cual se iba esclareciendo y profundizando a medida que se avanzaba en las enseñanzas al interior del Templo...

Que lo disfruten.

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La verdadera historia de la vida de Jesús de Nazaret jamás ha sido relatada abiertamente al mundo, ya sea en los evangelios o en los apócrifos, a pesar que en algunos antiguos documentos relacionados con el  Cristianismo primitivo podemos datos muy interesantes y muy esclarecedores, escritos por los padres de la Iglesia anteriores al Concilio de Nicea (325). Los hechos referentes a la identidad y a la misión de Jesús el Cristo están entre los inapreciables misterios preservados en los archivos secretos en las Casas de los Hermanos. Una parte de la extraña historia les fue confiada a algunos de los Caballeros Templarios que representaban el Círculo Interno de esta Orden y que fueron iniciados en las doctrinas y rituales de los Drusos, Nazarenos, Esenios, Joanitas y otras sectas que aún se perpetúan en las remotas e inaccesibles soledades de Tierra Santa. El conocimiento que tenían los templarios, referente a la primitiva historia del Cristianismo fue, sin duda, una de las principales razones para su persecución y aniquilamiento final. Los escritos de los primeros padres de la Iglesia  presentan discrepancias irreconciliables y ponen en evidencia que aún dentro de los primeros cinco siglos después de Cristo, estos hombres doctos no tenían por base de sus escritos algo un poco más substancial que el folklore y relatos conservados de oídas. Para los creyentes fáciles todo es posible y para ellos no se plantea ningún problema. La persona que no es emotiva y que busca afirmarse en los hechos, sin embargo, es confrontada por un conjunto de problemas que conectan elementos inciertos, de los cuales los siguientes son típicos:
De acuerdo con una concepción peculiar, Jesús fue crucificado en el trigésimo tercer año de su vida y en el tercer año de su ministerio, a contar de su bautismo. Alrededor del año  180 de la era cristiana, San Irineo, obispo de Lyon, uno de los más eminentes teólogos anteriores al Concilio de Nicea (325), escribió una obra titulada “En contra de las Herejías”, la cual constituía un ataque en contra de las doctrinas de los gnósticos. En esta obra Irineo declaraba, fundamentándose en la autoridad de los Apóstoles mismos, que Jesús vivió hasta una edad avanzada. Dice Irineo textualmente: “Ellos, sin embargo, a fin de poder establecer una falsa opinión con respecto a lo que está escrito, para proclamar el año aceptable en que comienza la era cristiana, mantienen que predicó durante un año solamente y luego sufrió el calvario en el duodécimo mes. (Al hablar así), olvidan, para su propia desventaja y destruyen todo su trabajo y le hurtan de esa edad que es más necesaria y más honorable que cualquier otra; porque esa edad más avanzada significó aquella durante la cual también como instructor Él sobrepasó a todos los demás. ¿Cómo es posible que haya tenido discípulos si no enseñara? ¿Y cómo puede haber enseñado a menos de haber alcanzado la edad de un Maestro? Porque cuando fue bautizado aún no completaba su trigésimo año, sino que recién comenzaba a vivir su trigésimo año (es por esto que Lucas que menciona su edad dice: «Jesús  estaba como si fuera, comenzando a tener treinta años, cuando vino para recibir el bautismo»; y (de acuerdo a estos hombres) predicó sólo un año a partir del bautismo. Al completar su trigésimo año sufrió, siendo muy joven, y no habiendo alcanzado una edad avanzada. Ahora bien que la primera fase de su vida abarca treinta años todos lo admiten; pero, desde el cuadragésimo al quincuagésimo el hombre comienza a declinar y a encaminarse hacia la vejez y que nuestro Señor poseía esa edad mientras aún desempañaba el oficio de Maestro, lo testifican el evangelio y todos los ancianos; aquellos que en Asia estaban relacionados con Juan, discípulo del Señor (sostienen) que Juan les trasmitió esa información y que Él permaneció entre ellos hasta la época de Trajano. Algunos de estos discípulos contemplaron no solamente  a Juan, sino también a los otros Apóstoles y escucharon de ellos el mismo relato y atestiguan (la validez) de este hecho. ¿A quién debes creer entonces? ¿A Ptolomeus, que jamás vio a los Apóstoles, ni siquiera en sueños?”
Comentando el pasaje anterior, Godfrey Higgins señala que afortunadamente escapó de las manos de aquellos destructores que habían intentado transformar los Evangelios en relaciones en armonía con los hechos según ellos los aceptaban. También señala que la doctrina de la crucifixión fue una VEXATA QUESTIO entre los Cristianos, aun durante el siglo II. “La evidencia de Irineo, dice, no puede ser controvertida”.

Debe observarse por otra parte, que Irineo esgrimió este argumento para contradecir otro que en apariencia era corriente en su tiempo, que el ministerio de Jesús no duró sino un año. De todos los primeros padres, Irineo, que escribió ochenta años después de la muerte de Juan el Evangelista, debe haber contado con una información razonable y segura. Si los discípulos mismos relataron que Jesús vivió corporalmente hasta una edad avanzada, ¿por qué el misterioso número 33 aparece relacionado con la duración de su vida?  Lo que ocurrió es que los incidentes de la vida de Jesús intencionalmente fueron alterados de manera que sus actos armonizaron más completamente con el modelo establecido por los numerosos salvadores que le precedieron. Es evidente que esta analogías fueron reconocidas y usadas como recurso y medio para convertir a los griegos y romanos, lo que se desprende de la lectura cuidadosa de las obras de Justino Mártir, otra autoridad que vivió en el siglo segundo. En su “Apología”, Justino se dirige de esta manera a los paganos: “Y cuando decimos también que la Palabra, que es el primer nacido de Dios, fue generado sin unión sexual y que nuestro Señor Jesús Cristo, nuestro Maestro, fue crucificado y murió, resucitó y ascendió al cielo, no proponemos nada diferente a lo que vosotros creéis con respecto a los que estimáis Hijos de Júpiter. Y así aseguramos que la Palabra de Dios nació de Dios en una peculiar manera, diferente de la generación ordinaria. Permitidme que os diga, como ya lo dije antes, que no es algo extraordinario para vosotros, puesto que afirmáis que Mercurio es la palabra angélica de Dio, pero si alguien objetara que fue crucificado, en esto también está a la par con aquellos que reputáis Hijos de Júpiter y que sufrieron en la forma que ya hemos enumerado.”
De todo esto resulta evidente que los primeros misioneros de la Iglesia Cristiana estaban deseosos de admitir la similitud entre su fe y la de los paganos, pues estaban destinados a ser sus sucesores en los siglos siguientes. En un esfuerzo para resolver algunos de los problemas que surgen de cualquier intento para trazar una cronología precisa de la vida de Jesús, se ha sugerido que puede haber vivido en Siria en la época en que vivieron dos o más instructores religiosos que tenían el nombre de Jesús, Ihoshua, o bien Ioshua y que la vida de estos hombres puede ser confundida en los evangelios. En su obra “Secrets Sects of Syria and the Lebanon”, Bernard  H. Springett, un autor masónico, cita de un antiguo libro cuyo nombre no tenía libertad para revelar a causa de su conexión con el ritual de una secta. La última parte de su cita se relaciona con el tema que estamos tratando: “Pero, Jehovah hizo prosperar la semilla de los Esenios, en santidad y amor, por muchas generaciones. Luego vino el jefe de los ángeles, de acuerdo con la orden de Dios, para levantar un heredero a la voz de Jehovah. Y en cuatro generaciones más nació un heredero que fue llamado JOSHUA, hijo de José y Mara, devotos adoradores de Jehovah, quienes vivían apartados de todo otro pueblo que no fueran los Esenios. Y este Joshua, en Nazareth restableció a Jehovah y restauró muchos de los ritos y ceremonias que estaban olvidados. En el trigésimo sexto año de su vida fue condenado a muerte en Jerusalén.”
En el último siglo se publicaron varios libros para suplementar las descripciones incompletas de los evangelios acerca del ministerio de Jesús. En algunos casos pretenden complementar la historia de su vida con antiguos manuscritos recientemente descubiertos. En otros casos se fundamentan en una directa revelación espiritual. Algunas de estas obras son plausibles pero algunas son increíbles. Existen rumores persistentes que Jesús estudió tanto en Grecia como en la India y que en esta incluso se acuñó una moneda en su honor en el siglo I, la cual fue descubierta. Se sabe, por otra parte, que en el Tíbet existen archivos cristianos y que los monjes budistas de un monasterio de Ceilán aún conservan archivos que indican que Jesús permaneció con ellos quedando muy versado en sus doctrinas filosóficas.
A pesar que los primeros cristianos evidencian haber experimentado influencias orientales, la iglesia moderna se rehúsa a discutir este tema.  Si se llegara a establecer fuera de dudas que Jesús fue un Iniciado de los Misterios paganos de Grecia y Asia, el efecto que tal hecho produciría en los miembros del credo cristiano sería semejante a un cataclismo. Si Jesús fue Dios encarnado, según fue promulgado en los Concilios de la Iglesia, ¿por qué en el Nuevo Testamento se hace referencia a él como “llamado de Dios como alto sacerdote según el Orden de Melchisedek”?   Las palabras “según el orden”, hacen a Jesús miembro de una línea u orden de sucesión, lo cual significa que debe haber habido otros de igual o aún superior dignidad. Si los “Melchisedeks” fueran los gobernadores divinos o sacerdotales de las naciones de la tierra antes de la inauguración del sistema de los gobernantes temporales, entonces, la anunciación atribuida a  Pablo indicaría que Jesús fue unos de estos “filósofos elegidos” o que intentó restablecer dicho sistema de gobierno. Debemos recordar que Melchisedek también realizó la misma ceremonia de beber el vino y partir el pan, al igual que lo hizo Jesús en la última cena. George Faber sostiene que el nombre original de Jesús fue JESCHUA HAMMASSHIA. Godfrey Higgins, descubrió dos referencias, una en el MIDRASH  JOHELETH y la otra en el ABODAZARA (antiguos comentarios hebreos de las Escrituras), en el sentido de que el apellido de la familia de José era PANTERA, pues en ambas obras se dice que un hombre fue llamado “con el nombre de Jesús ben Pantera”. El nombre Pantera sugiere una directa conexión entre Jesús y Baco, quien fue alimentado por las panteras y a veces se le figura cabalgando sobre una pantera o bien sobre un carro tirado por estos animales. La piel de pantera era una vestidura sagrada en ciertas ceremonias iniciáticas del Egipto. El monograma IHS, que hoy se interpreta como IESUS HOMINUM SALVATOR (Jesús Salvador de los Hombres) insinúa otra conexión directa ante los ritos cristianos y los ritos báquicos. IHS se deriva del griego, cuyo valor numérico (608) es emblema del sol y constituía en nombre sagrado y oculto de Baco.[1] . Se plantea en consecuencia el problema de determinar si la antigua cristiandad romana estuvo confundida con la adoración a Baco, dado el aparente paralelismo que existe entre los sistemas religiosos. Si se encontrara una solución afirmativa a este problema, muchos enigmas, hasta aquí incomprensibles, del Nuevo Testamento, quedarían resueltos.
No es improbable que Jesús originalmente haya recurrido a las alegorías para explicar fenómenos cósmicos, los que posteriormente fueron confundidos con su propia vida. Es incontrovertible que el CHRISTOS representa el PODER SOLAR, reverenciado por todas las naciones de la antigüedad. Si Jesús reveló la naturaleza y la finalidad de este Poder Solar bajo el nombre y personalidad de CHRISTOS, dado consecuencialmente a este Poder Abstracto los atributos de un Dios-Hombre, con ello no hizo sino continuar enseñando una doctrina invariablemente sustentada por los anteriores Maestros del mundo. Este Dios-Hombre, dotado de esta manera, con todos los atributos de la Divinidad, alude a la Deidad latente en cada hombre. El hombre mortal alcanza la deificación solamente a través de la armonización con este Ser Divino. La unión con el Ser Inmortal constituye la inmortalidad y quien encuentra su verdadero Ser, obtiene en consecuencia, la salvación. Este CHRISTOS u Hombre Divino en el hombre, constituye la real esperanza de salvación del ser humano, porque es el viviente MEDIADOR entre la Deidad Abstracta y la humanidad mortal. Como Atys, Adonis, Baco y Orfeo, que con toda probabilidad fueron originalmente hombres iluminados que más tarde fueron confundidos con los personajes simbólicos que ellos crearon como personificaciones de este Poder Divino, de la misma manera, podemos afirmar, Jesús fue confundido con el CHRISTOS o Dios-Hombre, cuyas maravillas predicó. Puesto que el CHRISTOS es el Dios-Hombre aprisionado en cada creatura, el primer deber del iniciado era y es liberar u obtener la “resurrección” de este Eterno Uno dentro de sí mismo. Quien lograba alcanzar la unión o reunión con el CHRISTOS era denominado, en consecuencia, CHRISTIANO o un hombre CRISTIANIZADO.
Una de las doctrinas más profundas de los filósofos paganos se refería al Dios Salvador Universal, quien levantaba las almas de los hombres regenerados a través de su propia naturaleza. Fue incuestionablemente este concepto el que inspiró las palabras atribuidas a Jesús: “Yo soy el Sendero, la Verdad y la Vida; ningún hombre viene al Padre sino por mí”. En un esfuerzo para hacer a Jesús y el CHRISTOS una sola persona, los escritores refundieron una doctrina que debe ser resuelta en sus elementos originales; de esta manera, el significado íntimo del cristianismo puede ser nuevamente descubierto. En los evangelios, las narraciones acerca del CHRISTOS representan al hombre perfecto que, habiendo pasado a través de las fases del “Misterio del Mundo”, simbolizado por sus 33 años, asciende a la esfera celeste donde se reúne con el Padre Eterno. La historia de Jesús es, como ahora se preserva, al igual que la masónica de Hiram Abiff, parte de un ritual secreto de Iniciación que pertenece a los antiguos Misterios  Cristianos y Paganos.
Durante los siglos precisamente anteriores al Cristianismo los secretos de los Misterios Paganos lentamente habían caído en manos de los profanos. Para el estudiante de las religiones comparadas resulta evidente que estos secreto, reunidos por un pequeño grupo de filósofos y místicos, fueron recubiertos con nuevas vestiduras simbólicas y de esta manera fueron conservados por varios siglos bajo el nombre de Cristianismo Místico o Cristianismo Esotérico. Se supone generalmente que fueron los Esenios los custodios de estos conocimientos. En realidad, fueron ellos los educadores e Iniciadores de Jesús. Por esto no nos puede extrañar que Jesús fuera Iniciado en el mismo Templo de Melchisedek, donde Pitágoras había estudiado seis siglos antes.
Los Esenios, la más importante de las antiguas sectas de Siria, era una Orden formada por hombres y mujeres piadosos que vivían ascéticamente, dedicando sus días al trabajo en oficios sencillos y honorables, y la tarde a la oración. Josefo, el gran historiador judío, se refiere a estos iniciados en los términos más elevados: “Enseñan la inmortalidad del alma, dicen que las recompensas que se derivan de la rectitud deben ser buscadas interiormente.” En otra parte añade: “Sin embargo, su comportamiento en la vida es mejor que el de los otros hombres y son completamente adictos al matrimonio”. Se supone que el nombre Esenio deriva de una antigua palabra siria que significa “médico”, pues se cree que la única finalidad de estos seres bondadosos era sanar las enfermedades de la mente, del alma y del cuerpo. De acuerdo con Edouard Schuré, tuvieron dos comunidades o centros principales, uno en Egipto, en las riberas del lago Meris y el otro en Palestina, cerca del Mar Muerto. Algunas autoridades trazan el origen de los Esenios hasta la Escuela de Samuel el Profeta, pero la mayoría está de acuerdo en su origen egipcio u oriental. Sus métodos de oración, meditación y ayuno no eran diferentes del de los hombres santos del lejano oriente. Sólo era posible ingresar como miembro de la Orden Esenia después de un año de probación. Esta Escuela de Misterios, al igual que muchas otras, tenía tres grados y únicamente unos pocos lograban con éxito por esta jerarquía. Los Esenios estaban divididos en dos comunidades diferentes, la de los célibes y la de los casados.
Los Esenios jamás practicaron el comercio ni participaron en la vida comercial de las ciudades, sino que se dedicaban a la agricultura y a la crianza de ovejas para aprovechar su lana; de igual manera practicaron los oficios de alfareros y carpinteros. En los Evangelios y en los Apócrifos, José, el padre de Jesús, es descrito como carpintero y alfarero. En el Evangelio Apócrifo de Tomás y en el pseudo-Mateo, el niño Jesús es mencionado haciendo figuritas o gorriones de arcilla que luego vivían y emprendían el vuelo cuando golpeaba sus manos. Se consideraba a los Esenios entre las personas más educadas de entre los judíos y se refiere que generalmente eran escogidos como tutores y maestros d los hijos de los oficiales  romanos destacados  en Siria. La circunstancia de que tantos artífices figuraran entre los miembros de la comunidad Esenia es responsable de que se les considere como os progenitores de la Francmasonería moderna. Los símbolos de los Esenios incluyen numerosas herramientas de construcción y secretamente se dedicaban a la construcción de un Templo Espiritual y filosófico para que sirviera de morada al viviente Dios.
Al igual que los Gnósticos, los Esenios eran emanantistas. Uno de sus principales temas de estudio era la interpretación de la Ley Mosaica de acuerdo con ciertas secretas claves espirituales preservadas en la Orden desde su fundación. De esto se desprende que los Esenios fueron Quabalistas y que, al igual que otras sectas que florecieron en Siria en esa época, esperaban el advenimiento de un Mesías prometido por las antiguas escrituras bíblicas. José y María, padres de Jesús, se cree que fueron miembros de la Comunidad Esenia. José tenía mucha mayor edad que María. De acuerdo con el Protoevangelio, María era una viuda con hijos mayores y el Evangelio del pseudo-Mateo  se refiere a ella como una muchachita menor aún que su nieto. En su infancia, María fue dedicada al Señor y los Evangelios Apócrifos incluyen relatos asociados con su niñez. Cuando tenía doce años los sacerdotes celebraron un consejo para preocuparse del futuro de esta niña que se había consagrado al Señor y el sumo sacerdote hebreo, llevando el Pectoral entró en el Santo de los Santos, donde se le apareció un Ángel, diciéndole: “Zacarías, anda y haz comparecer a los viudos del pueblo y que cada uno tome una varillita y será María la esposa de aquel a quien el Señor muestre un signo. José compareció ante los sacerdotes a la cabeza de los viudos, José recogió las varillas e los demás viudos, entregándoselas a los sacerdotes. Pro, la varilla de José era la mitad más corta que las otras; sin embargo, los sacerdotes no prestaron atención a José sino que le dejaron permanecer detrás del Santo de los Santos. Cuando todos los viudos recibieron las varillitas, los sacerdotes esperaron que se produjera una señal del cielo, pero nada ocurrió, José, por lo avanzado de su edad, no trató de devolverla pues estimó inconcebible que fuera elegido. Pero, un Ángel se apareció ante el Sumo Sacerdote ordenándole recuperar la varita que permanecía ignorada en el Santo de los Santos. Cuando el Sumo Sacerdote la recibió, una blanca paloma surgió de un extremo y se posó sobre la cabeza del anciano carpintero y a él le fue confiada la niña y su futuro hijo.”
Los editores de los “Libros sagrados y Antigua Literatura del Oriente”, llaman la atención al espíritu peculiar con la cual se trata la niñez de Jesús en la mayoría de los libros apócrifos del Nuevo Testamento, especialmente en una obra atribuida al dudoso Tomás, que es la versión griega más antigua que se conoce, ya que data del año 200 después de Cristo. En esta versión el niño Jesús es presentado como un pícaro, maldiciendo y destruyendo a quienes le molestaban. Este evangelio apócrifo fue calculado para inspirar a sus lectores el temor y fue muy popular durante la Edad Media, ya que calzaba con el espíritu cruel y de persecución que animaba al cristianismo medieval. Como muchos otros antiguos libros sagrados, el libro de Tomás fue elaborado con dos finalidades: primero, para eclipsar a los paganos en la realización de milagros; segundo, para inspirar en los incrédulos paganos el “temor del Señor”. Los escritos apócrifos de esta clase no tienen asidero posible en la realidad. En una época los “milagros” del Cristianismo llegaron a constituir los relatos más abundantes. Los fenómenos sobrenaturales, en una edad crédula, estaban calculados para impresionar a los ignorantes; en este siglo sólo pueden ser considerados como destinados a producir una alienación en los inteligentes.
En el “Evangelio Griego de Nicodemo” se refiere que cuando Jesús fue llevado a la presencia de Pilatos, los estandartes sostenidos por los guardias romanos, inclinaron sus astas en homenaje al Hijo de Dios no obstante los esfuerzos hechos  por los soldados para evitarlo. En las “Cartas de Pilatos” también figura que el César quedó irritado con Pilatos por haber hecho ejecutar a un hombre justo y ordenó que fuera decapitado. Orando para pedir perdón, Pilatos fue visitado por un Ángel, quien tranquilizó al gobernador romano prometiéndole que toda la cristiandad recordaría su nombre y que cuando Cristo volviera por segunda vez para juzgar a su pueblo, Pilatos comparecería ante Él como su testigo.
Relatos como el anterior no son sino agregados al cuerpo del Cristianismo en el transcurso de  los siglos. La mente popular misma fue el autonombrado guardián y perpetuador de estas leyendas ingenuas para separar de la auténtica fe cristiana estas dudosas acumulaciones. Mientras que la tradición popular a menudo contiene ciertos elementos básicos verdaderos, están generalmente tan distorsionados que se hacen inaceptables. De esta manera, mientras la generalidad de los relatos pueden ser fundamentalmente verdaderos, los detalles son erróneos sin lugar a  dudas. De la verdad como de la belleza puede decirse que nunca están mejor adornados que cuando carecen de adornos.
A través de la densa niebla de los relatos fantásticos que oscurecen el verdadero fundamento de la fe cristiana, es apenas débilmente visible para los pocos que disciernen la elevada y noble doctrina comunicada al mundo por un alma grande y noble dotada de la más bella y profunda estructura moral y religiosa.

José y maría, dos almas devotas, consagradas por vida al servicio de Dios y soñando con la venida del Mesías que salvará a Israel, obedecieron los mandatos del Sumo Sacerdote Esenio, en el sentido de preparar un cuerpo para la llegada de una gran alma a este plano terreno. De esta manera, Jesús nació de una inmaculada concepción. Por inmaculada debemos entender limpia y pura más bien que sobrenatural.
Jesús fue instruido y educado por los Esenios y posteriormente fue iniciado en los más elevados y profundos de sus Misterios. Al igual que todos los grandes Iniciados debió viajar hacia Oriente y los años silenciosos de su vida sin duda que estuvieron dedicados a familiarizarse con esa enseñanza secreta que posteriormente comunicó al mundo. Habiendo consumado las prácticas ascéticas de su Orden, obtuvo el bautizo. De esta manera, Jesús se reunió con su propia fuente espiritual. Luego, prosiguió su misión en el nombre del UNO, que ha sido crucificado desde antes que los mundos fueran y, reuniendo a su alrededor discípulos y apóstoles, les instruyó en la doctrina secreta que había sido perdida, en parte a lo menos, en el pueblo de Israel.
Su destino es desconocido pero, con toda probabilidad, sufrió aquella persecución que es inevitable para quienes buscan construir los sistemas éticos, filosóficos o religiosos de su época.
A las multitudes Jesús les habló en parábolas; a sus discípulos también les habló en parábolas, aunque de una naturaleza más exaltada y filosófica. Voltaire dijo que Platón debía ser canonizado por la Iglesia cristiana, porque siendo el primer expositor del misterio del CHRISTOS, contribuyó en mayor grado al establecimiento de las doctrinas fundamentales de la nueva fe. Jesús reveló a sus discípulos que el mundo inferior se encuentra bajo el control de un gran ser espiritual que lo conformó de acuerdo con la Voluntad del Padre Eterno. La mente de este gran Ángel es tanto la Mente del Mundo como también el Mundo de la Mente. A fin de que los hombres no murieran en una esfera de exclusiva mundanidad inferior, el Padre Eterno envió a lo creado al más antiguo y más exaltado de Sus Poderes: la Mente Divina. Esta Mente Divina se ofreció a sí misma en un viviente sacrificio, quedando dispersada  y crucificada en el mundo. Habiendo dado Su Espíritu y Su Cuerpo en una santa y sagrada cena a las doce modalidades de las creaturas racionales, esta Mente Divina llegó a formar parte de cada cosa viviente. El hombre, en consecuencia, quedó capacitado para emplear este Poder como un puente a través del cual poder pasar y alcanzar la inmortalidad. Quien levante su alma hasta armonizarla con esta Mente Divina y la sirve en corrección y virtud, libera a esta Mente Divina, la que vuelve otra vez en gloria a Su propia Fuente Divina. Porque Él ha transmitido este conocimiento a los Electos, los discípulos dicen entre ellos: “¡He aquí, Él es, es Él mismo esta Mente personificada!”.


[1] Consultar la obra “The Celtic Druids” de Godfrey Higgins

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