El siguiente es un artículo que se publicó en el Holograma Nº 3, de la "Fraternidad de los Servidores de la Nueva Era", en Chile en la decada de los 80 del siglo XX, agrupación hoy en día ya inexistente pero que sigue su acción bajo otras formas de expresión (ver www.iniciados.org).
El artículo aparece bajo la autoría de un nombre iniciático de un componente de dicha institución en el tiempo ya especificado: hermano Prometeo.
Si bien es cierto ser este un artículo básico y sencillo, orientado a aquellas personas que comienzan con este tipo de estudio, puede darnos algunas pautas respecto al trabajo personal con nuestra mente o nuestro pensamiento.
"El
Todo es Mente; el Universo es mental' (El Kybalión).
La sentencia que
determina la primera Ley Universal o Hermética nos introduce a una verdad tan
importante, tan difundida hoy por la ciencia, sin embargo, tan mal comprendida.
Esta ley fue enunciada, estudiada y comprendida por los iniciados del antiguo Egipto
hace más de 4.000 años. No obstante, solamente hoy en día gracias al desarrollo
de la ciencia y la tecnología puede ser comprobada.
Toda creación natural
es percibida por la Mente del hombre. Gracias a la mente, a nuestros
pensamientos, podemos captar el mundo que nos rodea. Puede ser que la captación
no sea lo más fidedigna posible, sin embargo, nos sirve para conocer las cosas que
nos rodean. De esta misma forma también toda creación artificial o cultural es
primero creada mentalmente para que después se exprese plenamente en el plano físico.
Todo lo que el hombre puede pensar, puede llegar a ser un día una realidad concreta.
¡Absolutamente Todo!
Ya que podemos captar
la creación natural y podemos recrear cualquier cosa que pase por nuestra
mente, cabe preguntarnos ¿qué maravillosa energía tenemos dentro de nuestro ser
que permite todo esto? Para responder a esto debemos, una vez más, meditar
sobre la sentencia de la primera Ley universal, o en otras palabras, EL TODO ES
MENTE.
Formamos parte de este
Todo, de esa Gran Mente Cósmica, en cuyos pensamientos se verifica todo el
Universo. Además poseemos la capacidad de ponernos en contacto o resonancia con
esta Gran Energía, ya que también poseemos una mente, la cual en esencia forma
parte de esa Gran Manifestación Cósmica. Gracias a esto podemos crear, a semejanza
(en menor escala por supuesto) de esa Gran Fuente de donde proviene nuestro ser
y nuestra mente. Por todo esto es tan importante el uso adecuado de nuestra
mente, ya que con ella realmente podemos alcanzar una realidad insospechada.
A semejanza de la Gran
Mente Cósmica, nuestra mente produce “formas menta1es”. Generalmente estas
formas son llamadas pensamientos por la mayoría de las personas. Estas entidades
se envuelven de materia astral, es decir de fuerza emocional, para de esta
forma poder actuar o motivar la acción en el plano físico. Podríamos decir que
las "formas mentales" piensan, son animadas y motivadas por la fuerza
de las emociones y finalmente se expresan en el plano físico a través de la acción.
Todos los seres humanos
están creando constantemente diversas formas mentales, las que al ser animadas
por la vida afectiva darán paso a las acciones correspondientes.
Al considerar todo esto
debemos tomar conciencia de la gran importancia y responsabilidad que nos cabe
a cada uno en la creación de formas mentales armónicas y evolutivas, es decir,
que sirvan para el desarrollo positivo de la persona que las crea y quienes se
ven afectadas por ellas.
Estas formas mentales,
producto de la actividad pensante personal, tienen directa influencia sobre la
persona o las personas que las producen y también sobre los seres que la o las
rodean, dependiendo de la consistencia y fortaleza que tengan estas formas.
El destino de nuestras
vidas está determinado por nosotros mismos. Todo depende de qué tipo de formas
mentales estamos creando, éstas nos acompañarán como nuestros hijos mentales y
determinarán los acontecimientos positivos o negativos que nos acontezcan. Esto
forma parte de lo que en oriente llaman el karma. Y es nuestro deber, si es que
queremos desarrollarnos como seres espirituales ir limpiando esta aglutinación
de formas mentales negativas de las que estamos imbuidos.
Una de las formas de ir
limpiando este karma, es estar conscientes y aprender a crear formas positivas
de pensamiento que contrarresten la acción de las negativas.
Es importante tener en
cuenta además que estas formas mentales se potenciarán y ejercerán influencia
sobre nosotros dependiendo si nosotros la seguimos alimentando permitiendo que
se expresen a través de alguna emoción que les de vida. Incluso pueden llegar a
ser tan potentes que pueden controlarnos y transformarse en una obsesión. No
debemos alimentar las formas mentales indeseables, para ello no debemos pensar
en ellas, ni que a través de nuestra vida afectiva se vuelvan a expresar frente
e nosotros.
Para crear formas
mentales duraderas y definidas es necesario:
a) Tener los objetivos
claros y definidos. La mayor nitidez en las formas de pensamiento determinará un
mayor vigor en ellas. Es así como un objetivo bien delimitado tendrá una mayor influencia
en la persona y el medio que la rodea, ojalá sea esto con fecha, lugar y
condiciones, que aquel que se enuncia en una forma muy vaga.
b) Concentración para
pensar dichos objetivos. Es necesario poder enfocar nuestra energía mental
concentradamente sobre los pensamientos que queremos crear y animar.
c) Alimentación
constante. Esto lo debemos realizar con visualizaciones y repetición de objetivos
en forma constante y periódica. Es importante que al hacer esto estemos bien
conscientes que nuestra mente es la que controla las acciones, de tal forma que
en cualquier momento podamos dejar de pensar en los objetivos una vez que se hayan
cumplido. De esta forma evitamos el problema de la obsesión.
d) Evaluación constante
para ir mejorando y rectificando las distintas formas mentales creadas.
Es nuestra
responsabilidad y deber guiar los rumbos que toma nuestra mente y, por ende,
toda nuestra vida, es más, somos responsables de las vidas de las otras
personas, ya que podemos influenciarlas con nuestros pensamientos. Esto último
es más evidente en la medida que la persona vaya desarrollándose y vaya sustentando
una mente fuerte y vigorosa.
Así como cada ser
humano crea constantemente formas mentales personales, así también la unión de
estas formas mentales personales da origen a formas mentales grupales, si es
que existen elementos en común.
Estas formas mentales
grupales generalmente son de una mayor fuerza y vigor que las individuales,
especialmente si los objetivos del grupo están bien definidos, existe una buena
guía y se trabaja constantemente. Se puede crear una forma grupal tan formidable
que a través de ella se puede establecer contacto con planos de manifestación
distintos.
Cuando estas formas
grupales han alcanzado gran desarrollo y están orientadas en un sentido
positivo en cuanto al desarrollo y evolución de la humanidad, existiendo un
Guía espiritual real que las dirija, se convierten en un Egrégor, forma grupal
que establece un nexo real, duradero y constante entre las fuerzas superiores
(de otros planos) y las personas que participan de este grupo. Este Egrégor les
protege, ayuda, guía, les interrelaciona entre sí y con los planos superiores, entre
otras cosas.
Una Escuela o Colegio
de Iniciación Real, cualquiera sea, están al amparo de un poderoso Egrégor, lo
que les permite avanzar más rápido y en forma más segura que al hacerlo sólo e
independiente.
Para recibir la
influencia de este Egrégor es necesario interiorizarse de los trabajos que la Escuela
o Colegio en sí realiza, ayudar y servir en sus acciones hasta donde las obligaciones
individuales cotidianas lo permitan y mantenerse en contacto espiritual con el
Guía Espiritual (encarnado o desencarnado), quien es el guía de esta forma
grupal y de todos los que componen el grupo, ayudándole así con los pensamientos,
sentimientos y acciones individuales de los componentes del grupo o colegio o
escuela, para que pueda cumplir con su misión. Pero muy importante es que cada
uno de los integrantes tenga muy bien desarrollado el discernimiento para no
caer en fanatismos y sectarismos, lo cual puede estar sólo un palmo de narices.
Una forma grupal
(Egrégor) positiva, consistente, vigorosa y bien encauzada, podrá ayudar a cada
uno de las personas que aportan a ella y a toda la humanidad. Y así ha sido
siempre en la historia de la humanidad.
Hno. Prometeo