sábado, 26 de mayo de 2012

LA CONSTRUCCIÓN DE FORMAS MENTALES


 El siguiente es un artículo que se publicó en el Holograma Nº 3, de la "Fraternidad de los Servidores de la Nueva Era", en Chile en la decada de los 80 del siglo XX, agrupación hoy en día ya inexistente pero que sigue su acción bajo otras formas de expresión (ver www.iniciados.org).

El artículo aparece bajo la autoría de un nombre iniciático de un componente de dicha institución en el tiempo ya especificado: hermano Prometeo.

Si bien es cierto ser este un artículo básico y sencillo, orientado a aquellas personas que comienzan con este tipo de estudio, puede darnos algunas pautas respecto al trabajo personal con nuestra mente o nuestro pensamiento.



"El Todo es Mente; el Universo es mental' (El Kybalión).

La sentencia que determina la primera Ley Universal o Hermética nos introduce a una verdad tan importante, tan difundida hoy por la ciencia, sin embargo, tan mal comprendida. Esta ley fue enunciada, estudiada y comprendida por los iniciados del antiguo Egipto hace más de 4.000 años. No obstante, solamente hoy en día gracias al desarrollo de la ciencia y la tecnología puede ser comprobada.
Toda creación natural es percibida por la Mente del hombre. Gracias a la mente, a nuestros pensamientos, podemos captar el mundo que nos rodea. Puede ser que la captación no sea lo más fidedigna posible, sin embargo, nos sirve para conocer las cosas que nos rodean. De esta misma forma también toda creación artificial o cultural es primero creada mentalmente para que después se exprese plenamente en el plano físico. Todo lo que el hombre puede pensar, puede llegar a ser un día una realidad concreta. ¡Absolutamente Todo!
Ya que podemos captar la creación natural y podemos recrear cualquier cosa que pase por nuestra mente, cabe preguntarnos ¿qué maravillosa energía tenemos dentro de nuestro ser que permite todo esto? Para responder a esto debemos, una vez más, meditar sobre la sentencia de la primera Ley universal, o en otras palabras, EL TODO ES MENTE.
Formamos parte de este Todo, de esa Gran Mente Cósmica, en cuyos pensamientos se verifica todo el Universo. Además poseemos la capacidad de ponernos en contacto o resonancia con esta Gran Energía, ya que también poseemos una mente, la cual en esencia forma parte de esa Gran Manifestación Cósmica. Gracias a esto podemos crear, a semejanza (en menor escala por supuesto) de esa Gran Fuente de donde proviene nuestro ser y nuestra mente. Por todo esto es tan importante el uso adecuado de nuestra mente, ya que con ella realmente podemos alcanzar una realidad insospechada.
A semejanza de la Gran Mente Cósmica, nuestra mente produce “formas menta1es”. Generalmente estas formas son llamadas pensamientos por la mayoría de las personas. Estas entidades se envuelven de materia astral, es decir de fuerza emocional, para de esta forma poder actuar o motivar la acción en el plano físico. Podríamos decir que las "formas mentales" piensan, son animadas y motivadas por la fuerza de las emociones y finalmente se expresan en el plano físico a través de la acción.
Todos los seres humanos están creando constantemente diversas formas mentales, las que al ser animadas por la vida afectiva darán paso a las acciones correspondientes.
Al considerar todo esto debemos tomar conciencia de la gran importancia y responsabilidad que nos cabe a cada uno en la creación de formas mentales armónicas y evolutivas, es decir, que sirvan para el desarrollo positivo de la persona que las crea y quienes se ven afectadas por ellas.
Estas formas mentales, producto de la actividad pensante personal, tienen directa influencia sobre la persona o las personas que las producen y también sobre los seres que la o las rodean, dependiendo de la consistencia y fortaleza que tengan estas formas.
El destino de nuestras vidas está determinado por nosotros mismos. Todo depende de qué tipo de formas mentales estamos creando, éstas nos acompañarán como nuestros hijos mentales y determinarán los acontecimientos positivos o negativos que nos acontezcan. Esto forma parte de lo que en oriente llaman el karma. Y es nuestro deber, si es que queremos desarrollarnos como seres espirituales ir limpiando esta aglutinación de formas mentales negativas de las que estamos imbuidos.
Una de las formas de ir limpiando este karma, es estar conscientes y aprender a crear formas positivas de pensamiento que contrarresten la acción de las negativas.
Es importante tener en cuenta además que estas formas mentales se potenciarán y ejercerán influencia sobre nosotros dependiendo si nosotros la seguimos alimentando permitiendo que se expresen a través de alguna emoción que les de vida. Incluso pueden llegar a ser tan potentes que pueden controlarnos y transformarse en una obsesión. No debemos alimentar las formas mentales indeseables, para ello no debemos pensar en ellas, ni que a través de nuestra vida afectiva se vuelvan a expresar frente e nosotros.
Para crear formas mentales duraderas y definidas es necesario:
a) Tener los objetivos claros y definidos. La mayor nitidez en las formas de pensamiento determinará un mayor vigor en ellas. Es así como un objetivo bien delimitado tendrá una mayor influencia en la persona y el medio que la rodea, ojalá sea esto con fecha, lugar y condiciones, que aquel que se enuncia en una forma muy vaga.
b) Concentración para pensar dichos objetivos. Es necesario poder enfocar nuestra energía mental concentradamente sobre los pensamientos que queremos crear y animar.
c) Alimentación constante. Esto lo debemos realizar con visualizaciones y repetición de objetivos en forma constante y periódica. Es importante que al hacer esto estemos bien conscientes que nuestra mente es la que controla las acciones, de tal forma que en cualquier momento podamos dejar de pensar en los objetivos una vez que se hayan cumplido. De esta forma evitamos el problema de la obsesión.
d) Evaluación constante para ir mejorando y rectificando las distintas formas mentales creadas.
Es nuestra responsabilidad y deber guiar los rumbos que toma nuestra mente y, por ende, toda nuestra vida, es más, somos responsables de las vidas de las otras personas, ya que podemos influenciarlas con nuestros pensamientos. Esto último es más evidente en la medida que la persona vaya desarrollándose y vaya sustentando una mente fuerte y vigorosa.
Así como cada ser humano crea constantemente formas mentales personales, así también la unión de estas formas mentales personales da origen a formas mentales grupales, si es que existen elementos en común.
Estas formas mentales grupales generalmente son de una mayor fuerza y vigor que las individuales, especialmente si los objetivos del grupo están bien definidos, existe una buena guía y se trabaja constantemente. Se puede crear una forma grupal tan formidable que a través de ella se puede establecer contacto con planos de manifestación distintos.
Cuando estas formas grupales han alcanzado gran desarrollo y están orientadas en un sentido positivo en cuanto al desarrollo y evolución de la humanidad, existiendo un Guía espiritual real que las dirija, se convierten en un Egrégor, forma grupal que establece un nexo real, duradero y constante entre las fuerzas superiores (de otros planos) y las personas que participan de este grupo. Este Egrégor les protege, ayuda, guía, les interrelaciona entre sí y con los planos superiores, entre otras cosas.
Una Escuela o Colegio de Iniciación Real, cualquiera sea, están al amparo de un poderoso Egrégor, lo que les permite avanzar más rápido y en forma más segura que al hacerlo sólo e independiente.
Para recibir la influencia de este Egrégor es necesario interiorizarse de los trabajos que la Escuela o Colegio en sí realiza, ayudar y servir en sus acciones hasta donde las obligaciones individuales cotidianas lo permitan y mantenerse en contacto espiritual con el Guía Espiritual (encarnado o desencarnado), quien es el guía de esta forma grupal y de todos los que componen el grupo, ayudándole así con los pensamientos, sentimientos y acciones individuales de los componentes del grupo o colegio o escuela, para que pueda cumplir con su misión. Pero muy importante es que cada uno de los integrantes tenga muy bien desarrollado el discernimiento para no caer en fanatismos y sectarismos, lo cual puede estar sólo un palmo de narices.
Una forma grupal (Egrégor) positiva, consistente, vigorosa y bien encauzada, podrá ayudar a cada uno de las personas que aportan a ella y a toda la humanidad. Y así ha sido siempre en la historia de la humanidad.
Hno. Prometeo

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