martes, 10 de septiembre de 2013

LA REINTEGRACIÓN

A continuación un breve pero interesante trabajo sobre este aspecto que constituye la meta fundamental en los seres humanos, al modo de ver del Martinismo. Este trabajo fue presentado en una reunión de un Grupo Martinista (1er. grado) en trabajo activo en la ciudad de La Serena - Chile, y está firmado por el nombre místico de quien lo elaboró y expuso: H. Aisha
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La reintegración es la vuelta necesaria que el ser humano debe realizar hacia el mundo invisible, hacia el seno del creador, pero este proceso no se realiza de una sola vez, el ser humano debe ir y volver varias veces del mundo invisible hacia el mundo visible, morir y nacer hasta lograr el proceso de la reintegración.

Este camino, es de perfeccionamiento a través de los filtros de las existencias terrenales como son los mundos densos.

Todo lo creado tiene su momento de retorno, de integración. El proceso de la reintegración es un componente básico de la ecuación creativa: Nacimiento  — desarrollo   muerte. Ley de inexorable cumplimiento que no admite excepción, salvo el caso del creador mismo. 

Este camino a la reintegración está dado por la forma de escapar a las ataduras que se nos ha impuesto por el mundo material que nos rodea y que nos tiene preso en una rueda que no para de girar, vida, muerte, muerte y vida (o sea la reencarnación).



Como podemos escapar a estas cadenas de la rueda que nos aprisiona al mundo material, algunos estudiosos plantean que existen dos caminos.

Uno es el conocimiento de Dios y que puede ser adquirido por el estudio sistemático del camino intelectual, estudio tras estudio, libros, trabajos etc., y el otro es el camino del corazón, un camino místico de iluminación y que no está exento de un trabajo interno por parte del discípulo. Es lo que se refiere a las dos puertas el corazón y el espíritu.

Según el maestro Saint Martin(1) la segunda es preferible a la primera, sobre todo cuando se tiene la felicidad de participar en ella. Pero ninguna es exclusiva de la otra, sobre todo cuando se debe estar en constante relación con otras personas y hablarles de estas enseñanzas.

El método en ambos casos es de idéntica inspiración. Es en el hombre que se encuentra Dios, pero en cuanto al descubrimiento místico, este es netamente personal, individual, en cambio el otro es un proceso racional y que se revierte de un valor universal.

Saint Martin admite que el ser humano posee la llave para la revelación inmediata, Dios podría manifestarse precozmente y sin preparación.

El ser humano desde siempre ha buscado la unión con Dios, que es el camino de la reintegración, por ello es preciso procurarla, pedirla, solicitarla.

EI alma crece aprendiendo las grandes lecciones de amor, desapego, recta acción, entrega y servicio a la humanidad, que son las verdaderas claves o llaves maestras que abren las puertas del paraíso (Reintegración) (Unión con Dios).

Si somos conscientes de la importancia de estas frases o momentos de la creación, no habría motivos o razón para temerle tanto al morir y a envejecer, cediendo nuestro espacio a otros seres.

El mayor error del hombre seria renunciar a esta búsqueda o desinteresarse de la verdad. El pedir esta gracia ya representa una base para lograr desarrollar este camino. El martinismo no desconoce la voluntad, sobre todo cuando encuentra su plena expresión.

En el primer paso que conduce hasta Dios el Ser humano debe contribuir con su esfuerzo y como aun no actúa sin razón ni motivación debe ser asesorado por escuelas o grupos que le procuren el acompañamiento necesario para su desarrollo.

Si bien es cierto que existen estos dos caminos, ninguno es excepción del otro, cada uno es complementario, es imprescindible conocer y desarrollarlos juntos o por separado, pero en algún momento se debe lograr.
El ser humano debe aprender que para lograr la reintegración se tiene que convertir en un todo.

Es mi palabra, H. Aisha

(1) Se refiere a Louis Claude de Saint Martin, también conocido como “El Filósofo Desconocido”, sobre cuya enseñanza, a la vez que la de su maestro Martínes de Pasqualli, se originó el movimiento iniciático y esotérico llamado “Martinismo”. 

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