A continuación la portada y los contenidos de esta publicación en particular:
Espero que las ideas expresadas en el artículo a continuación puedan servir para el desarrollo de conceptos, ideas y eventuales trabajos a realizar.
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La obscuridad respecto al origen de la Iniciación primitiva debe
principalmente atribuirse a la creencia general de que sus diversos grados
fueron establecidos en una misma época y por una reunión de filósofos que
vivían en común.
Pero si antes de considerar el sistema de la Iniciación como
homogéneo, se hubiera primero estudiado cada una de las partes que le
constituyen, fácil sería conocer que los hechos y conocimientos contenidos en
la mayor parte de sus grados, indican que el sistema de la iniciación sólo
podría ser creado, sucesivamente y según los progresos más o menos lentos que
hizo la civilización del Mundo primitivo, siendo esta aserción tanto más
positiva cuanto que los tres grados simbólicos de la Iniciación representan
separadamente el elemento predominante del siglo que les dio origen.
Pero como el carácter distintivo de la Iniciación ha sido la reunión
de los símbolos y jeroglíficos, y como éstos aludieron siempre al progreso de
las artes y a la religión de los pueblos de Oriente, tales como Persia, India y
Egipto, se cree que la Iniciación parece haber tenido allí su origen.
Recordemos que los jeroglíficos eran ciertas señales o caracteres por
medio de los cuales, sin el auxilio de la palabra, los sacerdotes de Egipto
ocultaban al vulgo ciertas verdades. Los árboles, piedras, plantas, animales y
otros objetos eran otros tantos enigmas, que simbolizaban hechos sagrados o
profanos. Así, para representar la Naturaleza en jeroglíficos, los sacerdotes
de Egipto formaban un hombre con alas, el rostro color de fuego, cabeza con
cuernos, barba, bastón en la mano; derecha y siete círculos en la izquierda. El
color y los cuernos significaban el sol con sus rayos; la barba figuraba los
elementos; el bastón era símbolo del poder que el sol ejerce sobre los cuerpos;
los muslos representaban la tierra llena de árboles y frutos, el pene era el
emblema de la reproducción; las rodillas indicaban las montañas; las alas el
curso de los vientos, y los siete círculos eran el símbolo de los siete
planetas.
Por esta demostración, que podríamos multiplicar, se ve que los
jeroglíficos eran representaciones de cada cosa en particular y que para marcar
una época, consignar un hecho o fijar una sentencia, era preciso unir y
acumular muchos jeroglíficos, que no podían estar al alcance del vulgo.
Esta gran dificultad unida a otros motivos, fue el origen de los
Pequeños y Grandes Misterios.
En los Pequeños Misterios, que eran populares, se enseñaba la moral, consistiendo
en ellos el secreto de persuadir que ciertas regiones estaban pobladas de las
almas de los hombres que se habían distinguido por su gran amor a la patria. En
los Grandes Misterios, reservados a los Iniciados, se señalaban los errores de
la Metempsicosis y se enseñaban las Ciencias. A no dudarlo, los primeros tenían
por objeto el hacer ciudadanos virtuosos y los segundos formar sabios y
filósofos que sirviesen de faro a la Civilización.
Tales eran las ventajas de la Iniciación primitiva y sus misterios;
pero por no haber sido conocidos todos estos beneficios, la Iniciación o mejor
dicho la Masonería, ha tenido y cuenta aún con enemigos, calumniadores y
perjuros. Hay enemigos que han sostenido que la Masonería es una liga odiosa contra
los tronos y el altar. Por cierto que éstos han sido los más benévolos, ya que
otros nos han achacado crímenes y desórdenes. Claro que en la antigüedad
tuvimos defensores como Sócrates, Cicerón, Plutarco y muchos otros.
Antiguos autores han definido la Masonería con esta frase: Unión de
los Pueblos. Esta definición, eminentemente filosófica, no encierra nada más que
uno de los resultados de la Iniciación, otros la han llamado “filosofía simbólica”
porque dicen que la filosofía positiva tiene por misión encarecer las
abstracciones más útiles bajo diferentes formas y hacerlas patentes al vulgo
como verdades; en tanto que la filosofía simbólica tiene por objeto ocultar las
mismas verdades bajo velo impenetrable y
no mostrarlas sino a sus adeptos. Nosotros la definimos como una escuela
filosófica en donde por medio de símbolos, el hombre se convierte en buen
padre, buen amigo y buen patriota.
La definición que acabamos de dar, bien lacónica en apariencia, es de gran
importancia por el género de pruebas que exige para su observancia.
La multitud de Misterios que encontramos en la historia de las
diversas edades del Mundo: unos son puramente religiosos, otros revelan costumbres
populares y otros, en fin, abrazan conocimientos científicos y morales. Son los
emblemas de estos últimos los que se hallan diseminados en los diversos grados
de la Masonería Moderna.
Hay autores que refiriéndose a estos Misterios hablan de:
Los Misterios Persas 100.000 años a de J. C.
id. Indios 5.000 "
id. Egipcios 3.000 "
id. Griegos 2.000 ”
id. Francos 1.120 "
id. Británicos Franc. M.: 1.700
"
Estas instituciones tenían por objeto conservar los vestigios de las
Artes y de las Ciencias de los tiempos primitivos y también La formación de un
dogma religioso que, sin alarmar a los espíritus timoratos, pudiese oponerse a los
deseos inmoderados de algunos hombres.
De estas instituciones nacieron los símbolos, por medio de los cuales,
la doctrina podía, generalizarse sin peligro. La luz que encerraba la enseñanza
simbólica empezó, desde entonces a brillar insensiblemente, y es así como los
reyes, los legisladores y los grandes sabios antiguos adquirieron los profundos
conocimientos que los hicieron célebres a la posteridad.
Las pruebas materiales y simbólicas por las cuales el iniciado debía
pasar, eran tan severas que estaba prohibido a los mismos adeptos hablar entre sí
de las cosas que veían en los Misterios, castigándose las infracciones de esta
clase con la expulsión del Templo y hasta de la sociedad.
El autor Andrés Cassard, refiriéndose a la Logia que fundara Pitágoras,
dice:

Si en estos tres primeros años de prueba, quedaba el Maestro
satisfecho; consentía al discípulo pasar a la segunda clase. Durante cinco años
permanecía en el segundo grado, condenado a un silencio profundo, no llegando
la voz de Pitágoras hasta él sino a través del velo que ocultaba la entrada del
Templo.
Por fin era admitido, al perfecto conocimiento de la doctrina sagrada,
ocupándose desde aquel instante en ayudar al Maestro en la instrucción que
debían recibir los nuevos iniciados.
Tenían además los miembros de esta gran familia, esparcidos por
distintos climas, ciertas señales para reconocerse y se trataban como si
siempre hubiesen sido los mejores amigos.
La celebridad de la escuela de Pitágoras provocó los ataques injustos de
hombres perversos e ignorantes, y muchos de sus discípulos, virtuosos y sabios,
perecieron en las llamas, pero los que escaparon fueron raíces poderosas que
retoñaron con más fuerza y vigor.
Misterios de los Hebreos.-
En estos misterios podemos encontrar también la explicación de muchos emblemas
de la Masonería. En efecto, se sabe que algunos israelitas, que habían residido
en Egipto y regresaron después a Judea, fundaron en el 1.550, antes de nuestra
era, las tres sectas conocidas de Cicianos, Recabitas y Esenios, muy importante
esta última por ser la fuente del Cristianismo y que tan ligada se halla a la
iniciación masónica.
Entre los Esenios era muy difícil la Iniciación; así era que el
candidato quedaba sujeto a las reglas de la más estricta disciplina, los
miembros de la Orden en general, lo vigilaban muy de cerca y juraba antes de
ser admitido en la Sociedad, servir a Dios, amar y proteger a, los hombres de
bien y guardar los secretos de la Sociedad, con peligro de la vida, en caso de
revelarlos. A esta secta pertenecía Jesu-Cristo.
Causa admiración que ninguno de los Evangelistas hubiese hablado de una
Secta tan conocida y célebre entre los judíos y que tanto honor hacía a su
religión masónica, si bien algunos escritores pretenden que la doctrina de Cristo
ha sido una simple revelación de la Iniciación Esénica.
Se afirma que Salomón reorganizó los antiguos Misterios Esenios,
prescribió el politeísmo y más tarde hizo construir el magnífico Templo
material de Jerusalén y fundó además, un Templo alegórico para la Iniciación,
tomando como modelo la construcción del primero, al cual dio el nombre místico
de Masonería.
La iniciación de Salomón tuvo por objeto un triple fin: la tolerancia,
la filantropía y la civilización de los israelitas, siendo después de esta
época que los Esenios merecieron el concepto de hombres ilustrados, benéficos y
tolerantes.
Hay mucho más que decir respecto de los misterios esénicos, pero esto se
refiere a los altos grados de la Masonería.
Misterios del Cristianismo.-
Compadecido Cristo de la humanidad por las doctrinas erróneas que los doctores
de la ley profesaban, resolvió sustituir nuevos misterios a los Esenios. Fundó
su apostolado el año 30 de nuestra era y transcurrieron diez años sin que se
hiciese pública la nueva iniciación, pasando luego a la misma Roma. Si en los
dos siglos posteriores hizo progresos tan rápidos, fueron debidos a las 11 persecuciones
que había sufrido en dicho tiempo.
No se comprende cómo una moral tan santa y pura, hubiera servido de pretexto
para condenarlo. Es claro que Cristo se hallaba ligado; por ser iniciado, a un
juramento solemne y terrible. Los sacerdotes que entonces se hallaban al
cuidado de los misterios, ofendidos con las reformas que aquél intentaba, se
unieron para perderle, sublevaron al pueblo y éste pidió la muerte del reformador.
Los misterios del cristianismo primitivo fueron por dos siglos
celebrados en lugares secretos y apartados, y solamente en el año 221 Alejandro
Severo, séptimo emperador romano, permitió a los iniciados cristianos la
construcción de un templo.
Cristo había puesto en práctica tres virtudes: empezaba por recomendar
el amor al prójimo, y estimulaba a los hombres, sus hermanos, al trabajo y al
estudio de las ciencias, prometiendo otra vida mejor cuando los buenos resultados
de sus doctrinas, hayan proporcionado a estos la felicidad suprema que su autor
esperaba.
Desgraciadamente los sacerdotes católicos han violado la doctrina de Cristo,
sustituyendo la tolerancia por el fanatismo, la libertad por la esclavitud, el
desinterés por la ambición al poder, el dulce nombre de hermano por el de
señor.
Si el catolicismo intolerante proclamara las verdades que encierra la doctrina
cristiana, desde luego quedaríamos convencidos de que los sacerdotes católicos
han sido los únicos que se han opuesto a que el Cristianismo primitivo sea la
religión universal.
Misterios de los Francos.- Muchos escritores pretenden que los antiguos Galos
fueron los primeros pueblos de Europa que reconocieron los dogmas que
profesamos en Masonería. Los más notables fueron los Misterios celebrados por
los Druidas, los Caballeros y los Templarios.
Los Druidas perseguidos por los romanos se retiraron a los despeñaderos
de la isla de Mena, en donde se dedicaron al culto de sus creencias religiosas.
Esta Isla conservó durante un siglo en sus impenetrables bosques el altar triangular,
las espadas y el cofre místico. Se afirma que los Druidas habían tomado de los
persas el culto del Dios Mitra, emblema del Sol y de los Egipcios el
conocimiento de Isis y Ceres, bajo formas alegóricas que representaban la
fecundidad. Los Druidas conservaron fielmente en Dinamarca, Suecia y Noruega la
iniciación primitiva que, venida directamente de Oriente, fue la primera en
florecer en Europa, no civilizada todavía.
Cuando los romanos se vieron subyugados por monarcas insensatos y torpes
encontraron en estos Misterios un refugio para su expirante libertad, contribuyendo
ellos la que la Orden, proscrita, en todas partes, lograse restablecerse y
conservarse.
Alentados con tan bella perspectiva y penetrados de las ventajas de la
iniciación, muchos de los iniciados se hicieron apóstoles, dejaron la Grecia Moderna
y fueron a refugiarse a Escandinavia. A contar desde entonces los iniciados
conservaron para sí los signos, palabras y tocamientos de la fraternidad.
Misterios de la Caballería.-
Largo tiempo hacía que la Iniciación, confinada a las playas del Báltico
hiciera grandes progresos, gracias a los reyes de Inglaterra y a Carlo Magno en
Francia, a despecho de cuya autoridad, la anarquía feudal violaba todas las
leyes y abría el camino a los desórdenes y desconciertos de la Edad Media,. Es
entonces cuando para remediar estos males, apareció la Orden de los Caballeros,
en del siglo VIII de nuestra era, quienes, como campeones de la humanidad,
supieron, castigar el crimen y sus excesos, imitando cuanto pudieron a los
masones, llegando ya ser una especie de masonería practicada en público.
Orden del Templo.- Los
Templarios se distinguieron por su valor inalterable, recibiendo con frecuencia
de los reyes fondos y donaciones cuantiosas en premio de sus hazañas, llegando
a ser tal su opulencia, que más tarde ésta sirvió de pretexto y ocasionó su
ruina.
La iniciación de los Templarios viene a ser como un eslabón de la gran
cadena, colocado entre los tiempos antiguos y modernos.
Sus fundadores reunieron en ella todas las ventajas obtenidas hasta entonces
por medio de la Iniciación y de la Caballería, siendo el intento de éstos, que
la milicia fuese útil a la patria por el brazo y que los jefes lo fuesen por la
libertad de sus ideas. Los preceptos fundamentales de aquella asociación eran
la beneficencia y la tolerancia. Cuando en el siglo catorce tuvo lugar la persecución
de esta ilustre Orden la mayor parte de sus miembros regresaron a la gran
familia masónica a la cual pertenecían.
Misterios de la Gran Bretaña.-
Los Druidas, habiendo en los primeros siglos del Cristianismo estado en comunicación
directa con los pueblos de la antigua Albión, tomaron de ellos la iniciación
que extendieron luego por todas las islas Británicas.
En el siglo III, el emperador Caurasius protegió las artes y
especialmente la Institución Masónica. Fue no obstante en el año 900 durante el
reinado de Alfredo el Grande; que la corporación masónica se estableció bajo
formas regulares.
Esta corporación se dividió en reuniones parciales que se denominaron Logias.
Todas dependían de un cuerpo central o Gran Logia que tuvo su local en York, siendo
el objeto principal la construcción en común de edificios públicos y de todas
las catedrales de aquel país.
En el siglo XVII la corporación Masónica admitió como miembros externos
a personas extrañas al arte de construir y les acordó el título de Masones Libres
y Aceptados.
Desde esta época la corporación ha conservado el mismo esplendor y en sus
cuadros figuran hombres de todas las profesiones que gozan de los mismos derechos
y prerrogativas masónicos.
Tan sabia reforma atrajo a personas recomendables y particularmente a
muchos sabios y literatos que, volviéndose celosos partidarios de ella, 1legaron
a ser decididos e infatigables propagadores.
Además de esta reforma la Logia Antigüedad añadió otras que se referían
a las formas y ceremonias internas de las Logias, naciendo así el Rito Moderno
Inglés.
Ha sido desde esta memorable época que la Institución masónica ha florecido
en Inglaterra extendiendo sus brazos paternalmente por los cinco continentes
del mundo.
A.T. O.
Rep. Lo No
9.
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