Arcano XI del Tarot: "La Fuerza" |
En esta ocasión les entrego un breve escrito, que aunque muy suscinto, bastante esclarecedor respecto al trabajo y desarrollo de la Voluntad y la relació de fuerza que se produce al unirse y conformar un grupo sobre un ideal común (Egrégor).
La autoría es de Serval, del cual ya he publicado anteriormente.
Que lo disfruten
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Ninguna enseñanza tiene sentido si no
provoca en el estudiante un cambio conductual. La voluntad individual debe
sintonizarse con la Voluntad Superior. El ser humano está llamado a transformarse y transformar lo que
le rodea. Para ello ha sido dotado de ciertos elementos como la voluntad al
bien y la buena voluntad.
La disciplina iniciática tiene por
objeto desarrollar la voluntad al bien y la conexión con la voluntad superior.
En el Arcano XI [véase lámina del inicio] encontramos a una
joven en actitud serena y relajada, quien sujeta el hocico de un león,
manteniéndose este tranquilamente sentado.
El significado fundamental de esta
lámina es la fuerza de voluntad, la capacidad de conseguir lo que una persona
se propone.
Sobre la cabeza de la joven se suele
representar el símbolo del infinito. En este caso, quiere significar el dominio
del astral, el conocimiento de la afectividad. Sin embargo, esta afectividad no
es emocionalidad, puesto que la joven aparece es una actitud de serenidad.
Para conseguir un propósito
determinado debemos reunir tres cosas fundamentales:
1. Tener claro y definido el objetivo a
conseguir;
2. Tener el sentimiento que impulse a
perseverar en el objetivo establecido;
3. La acción resultante de los dos
factores anteriores, el aprovechamiento de las oportunidades que se presenten
para llevar a cabo lo que se quiere.
Para que la fuerza actúe en forma
correcta y nos lleve a lo que se desee, debe aplicarse con discernimiento, en
forma inteligente y perseverante.
TODA PERSONA TIENE VOLUNTAD. Es una
cualidad inherente al ser humano. Solamente debemos distinguir que hay fuerzas
de voluntad dirigidas, desarrolladas y otras no desarrolladas.
Además podemos distinguir dos tipos
de voluntad:
a) Voluntad Inferior
b) Voluntad Superior
La Voluntad Inferior se refiere a
lograr aquellas cosas que se refieren a la Personalidad; provienen de ella. El
profano sólo satisface a ésta, no dejando que la Voluntad Superior se
manifieste, lo que lleva a la vanidad, el empecinamiento, el egoísmo, etc.
La Voluntad Superior consiste en
sentir influencias cada vez más sutiles que nos llegan de un nivel superior, en
la forma de Fuerzas.
Para que la Voluntad Superior se
manifieste en nosotros, es necesario:
1. Estar consciente que en nosotros
existe una individualidad, un "Yo Superior".
2. Observarse a sí mismos para que de
este modo nos demos cuenta que en nosotros coexisten varios "yoes".
En la persona no entrenada, cada "yo" tiene su propia voluntad y la
resultante de todos sus deseos es la Voluntad que generalmente se tiene. Por
eso los individuos cambian tan a menudo de propósito, ya que proviene de la
falsa personalidad. A medida que un propósito logra mayor profundidad se vuelve
más esencial, se convierte en un propósito sin palabras.
3. Generalmente, se ve a la Voluntad
como algo negativo, como una resolución empecinada, porque vemos la Voluntad
como una cosa que se ha de ejercer contra otra. Asociamos la Voluntad a
resistencia. La Voluntad ordena, une, por eso crea algo nuevo, contiene nuevas
posibilidades. No hay contradicción, no hay negación. Tiene que ver con la
certeza de que es posible una solución y con cierta clase de paciencia activa y
cierta confianza en que la situación presente, no resuelta actualmente, tendrá
solución.
4. La clave está en encontrar el
significado nuevo. Darse cuenta de que la Voluntad es deleite antes que
privación.
5. Se necesita sinceridad interior,
realmente aspirar a lo Superior, querer dejar lo que somos actualmente, la
falsa personalidad. Tener un objetivo que se encuentre sobre lo que somos
actualmente.
La Voluntad Superior proviene de lo
alto, no de la vida y su nivel de intereses. Si una persona no tiene esto en
perspectiva, no tiene oportunidad alguna de atraer esta voluntad; lo cual
sucede cuando dejamos de ser egoístas, de auto-admirarnos, va más allá de los
prejuicios, de la vanidad.
La voluntad Superior ignora todo lo
del mundo externo, las cosas y personas captadas por los sentidos, no proviene
de lo superior.
La voluntad es una fuerza y como tal
tiene tres características que la determinan:
- · Magnitud (medida o intensidad de la fuerza)
- · Sentido
- · Dirección
Efectos:
a a)
Efecto
directo: canalizando toda la fuerza en un solo punto y en forma directa.
b b)
Efecto
de carambola: la fuerza se aplica a varios puntos a la vez, por lo que llega
con menor intensidad; el efecto es menor. Sí uno aplica la fuerza de voluntad a
varias cosas a la vez, la magnitud de ella es menor
Debemos perseverar para mantener la
magnitud de la fuerza el tiempo suficiente. Debemos tener claro el objetivo para
aplicar la fuerza en el punto apropiado y darle el debido sentido y la correcta
dirección.
Una de las mayores dificultades para
conseguir algo es el problema que la persona no entrenada, no consciente de sí,
tiene ese conjunto de "yoes" y cada uno tiene propósitos distintos.
Uno puede decir "quiero comer esto" y otro puede decir "no debo
comer eso". Finalmente triunfa el más fuerte o el propósito común a la
mayoría de los yoes.
Debemos tomar conciencia que tenemos
que transformar los viejos hábitos inconscientes por otros conscientemente
determinados. Para ello podemos empezar a actuar con pequeños esfuerzos
diarios, pequeñas cuotas. La perseverancia en ello nos llevará a construir
nuevos hábitos. Trasladar una montaña de piedras puede parecemos algo muy complicado,
pero podemos hacerlo piedra por piedra y pronto nos encontraremos con la montaña
trasladada. Recordemos el cuento de Gulliver y los liliputienses. Estos últimos
eran seres muy pequeñitos que aprovecharon el hecho que el gigante estaba
dormido para atarlo. Lo hicieron con unos hilitos muy finos, pero les dieron
tantas vueltas que finalmente lo consiguieron y el gigante con toda su fuerza
no logró liberarse. Los liliputienses tuvieron paciencia, perseverancia,
claridad de objetivos y confianza en sí mismos.
Tener confianza en sí mismo es un
requisito fundamental para desarrollar la voluntad. Esta confianza puede irse adquiriendo
precisamente a través de esos pequeños pasos, de pequeñas acciones que nos
llevan a pequeños triunfos. Así veremos que vamos siendo capaces de obtener lo
que nos proponemos y tendremos cada vez más confianza para emprender tareas
mayores. Esto permitirá tener mayor motivación en lo que hacemos, mayor afectividad,
mayor corazón, lo que es otro requisito para tener voluntad disciplinada.
Procuremos no compararnos con los
demás, porque puede desanimarnos sin fundamento. A veces se observa que una
persona en pocos minutos puede desarrollar con mucha facilidad una tarea. Creen
muchas personas que pueden hacer otro tanto y al intentarlo, fracasan. Esto es
porque no han comprendido que para que la otra persona llegue a esa maestría ha
requerido un trabajo perseverante de muchos años. Nadie puede llegar a esa perfección
si no ha perseverado paso a paso, si no ha pasado por muchos fracasos. Una
persona que no se ha dado ese esfuerzo, sin ello no puede llegar a conseguirlo.
Pero tengamos presente, que todos pueden llegar a una maestría si se persevera
el tiempo suficiente en cada cosa. La comparación debe ser consigo mismo.
Observar si esta semana estamos consiguiendo más que la semana anterior.
Entonces estamos avanzando. La persona que tiene maestría en algo no nació con
esa cualidad, la conquistó a través de un esfuerzo dirigido. Vemos una vez más
que la explicación de las cosas está en lo invisible, en lo que no se aprecia a
simple vista. La causa de las cosas está más allá de nuestra primera impresión.
Esto es una actitud esotérica. Esoterismo no es intelectualizar, sino
comprender y practicar esta enseñanza.
Adiós ―dijo el zorro― He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con
el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. ―Lo esencial es invisible a
los ojos― repitió el principito, a fin de acordarse.[1]
La imaginación es una facultad que
apoya la voluntad. Con ella podemos anticiparnos en el tiempo y visualizar el
objetivo propuesto ya conseguido y con ello impregnar al subconsciente con esta
idea. Esto permitirá mantener nuestro esfuerzo y aprovechar cada oportunidad
que se nos presente para conseguirlo. Podemos también escribir los objetivos y
cada día leerlos para grabarlos en nuestra mente. Imaginando lo que queremos,
el subconsciente lo acepta como real, porque esa es la forma en que capta las
cosas, entonces se va a cumplir inevitablemente lo que se quiere. La mente debe
aceptar la idea que es capaz de conseguir lo que se ha propuesto. Esta convicción,
esta certeza en que se puede conseguir lo que se desea, si se persevera en
ello, si se actúa con disciplina, con un ritual, es lo que nos da la serenidad.
Nace una seguridad en sí mismo. Por esto, la joven de la lámina actúa con seguridad,
con tranquilidad y serenidad. Sabe que puede conseguir lo que se ha propuesto.
El último aspecto que podemos
estudiar en esta ocasión es que la unión hace la fuerza. Si se junta un grupo de
personas para conseguir un objetivo, aumenta la rapidez con que pueden
conseguirlo. Puede ser cualquier propósito. Un grupo de personas deportistas
puede reunirse y formar un club. Con la acción conjunta conseguir equipamiento
y terreno para hacer sus actividades. Un grupo de personas que siente deseos de
ayudar, puede agruparse en una institución de servicio y aumentar así su
acción, conseguir la cooperación de la comunidad para estos objetivos.
Ahora si la persona tiene objetivos
más espirituales, más trascendentes, entonces puede agruparse para estudiar y
desarrollarse. O mejor aún, integrarse a algún grupo de desarrollo real que
posea un guía espiritual que haya realizado los objetivos deseados. En este
caso es posible entonces incrementar enormemente la capacidad de evolucionar.
Pero además hay una gran diferencia en este tipo de grupos.
Existe una "forma" mental,
un '‛sentimiento'‛ grupal, formado por la suma de los pensamientos y
sentimientos de los integrantes. Esta "forma" grupal se une a través del
espacio y tiempo con todos los maestros y grupos que trabajan en lo mismo o que
trabajaron en ello. Esto naturalmente, si el grupo es realmente un grupo de desarrollo
espiritual y si tiene a lo menos un guía espiritual. Hay nombres muy hermosos,
estatutos con palabras hermosas, puertas muy bellas y macizas, pero que no
conducen a ninguna parte. Es sólo letra.
Los integrantes se alimentan de esta
forma grupal. Si sus objetivos coinciden con los del grupo, entonces resuenan
con esta ’‛forma" y se produce una conexión que une a través de toda una
cadena que trasciende el espacio y tiempo. Además, como son objetivos conformes
a las Leyes y Principios Universales, hay un alimento con el Todo, con la
creación, con la divinidad. De allí que sus integrantes al participar de una
reunión en la cual comparten los objetivos, salen completamente fortalecidos.
Pero sí hay personas que no comparten
sinceramente un deseo de superación, de aprender, de perfeccionarse, de amar,
de servir, entonces no entenderán nada. Sólo verán lo externo. Entonces se les
mostrarán las cosas y no verán, se les hablará y no oirán. Son como ciegos y sordos,
y por lo tanto, terminan separándose. Sólo quien sinceramente abre su corazón y
es humilde, puede avanzar y llegar a construir su destino y encontrar el cielo.
Sólo quien comprende que necesita de los demás, que necesita servir lo
superior, que se requiere buscar la unidad y la unión podrá avanzar a gran
velocidad y transformarse en un superhombre, en un ‛‛mago'‛ como lo indica la
página l del Libro del Tarot. En resumen, tenemos que la unión hace la fuerza si la fuerza es la de la Unidad.
Esta fuerza unitaria, esta '‛forma'‛
mental de un grupo iniciático real se llama "egrégor". Veamos un poco
lo que esto significa.
Un conjunto de personas que tienen
objetivos comunes y mantienen ciertas relaciones internas entre sí, constituyen
un grupo. Si este grupo se reúne regularmente, inspirado en estos objetivos, va
formando poco a poco un sentimiento grupal. Este sentimiento o ‛'espíritu‛‛
grupal está formado por la suma de los pensamientos, deseos, ideales, sentimientos,
etc., de los integrantes del grupo. Si el grupo se reúne y trabaja en forma
sistemática, esta ‛'forma‛‛ grupal va adquiriendo fuerza y vitalidad. Comienza
a hacerse tan real que puede ser sentido de alguna forma por los integrantes.
Este sentimiento grupal adquiere así una característica definida. De allí que
podamos denominarla "forma'‛ grupal. Cada integrante aporta algo de su
energía "psíquica'‛ para su formación y esta adquiere así, entonces,
existencia. Se produce una interacción entre esta "forma" y los
integrantes. Cada miembro del grupo la alimenta con sus pensamientos y deseos,
y a la vez se estimula por la presencia de este sentimiento grupal. Las
características de esta forma grupal serán más o menos positivas o negativas, según
los pensamientos y deseos de los integrantes. Cuando un nuevo miembro se
incorpora al grupo, se sentirá más o menos cómodo en él según sea su modo de
pensar y sentir. Si su manera de ser está en general acorde con el espíritu
grupal, se sentirá bien. Si no es así, deberá adaptarse o irse.
En los grupos con objetivos
espirituales, esta forma puede adquirir nuevas e importantes características.
Si sus directivos tienen los objetivos bien claros y definidos, si tienen siempre
presente los principios de la organización a la cual pertenece, si tienen en cuenta
las Leyes Universales y si actúan conforme a todo esto, entonces podrán hacer un
trabajo consciente para la creación de una forma grupal que reúna las
siguientes características:
1. Estar provisto solamente de
cualidades y pensamientos positivos (evolutivos), y
2. Estar conectado con las jerarquías
superiores o con formas superiores más altamente evolucionadas.
Serval