domingo, 11 de marzo de 2012

APUNTES SOBRE LA CONCENTRACIÓN MENTAL


La concentración como facultad mental al parecer es una de las herramientas básicas a desarrollar y fortalecer para posteriormente adentrarse en dimensiones y realidades que escapan al ser humano promedio. Al mismo tiempo el desarrollo de esta  facultad y su aplicación en nuestra expresión diaria permite una mejor condición de vida y nos acerca un poco más a la meta de convertirnos en un ser humano integral y completo. Todo esto redunda en la posibilidad de acercarse un poco más la tan buscada felicidad y realización.
Desde el punto de vista exotérico, el desarrollar y potenciar la concentración mental nos permitirá un mejor aprovechamiento de los recursos que debemos manejar diariamente en nuestra vida cotidiana. La realización personal a través de la vida familiar, el trabajo, el estudio y otras actividades pueden verse también realmente facilitadas gracias la desarrollo de esta facultad. Tan solo esta razón bastaría para querer trabajar en esto; pero hay más. Desde el punto de vista esotérico, el despertar y vigorizar los distintos aspectos que caracterizan nuestra mente, tales como la concentración, la memoria, la visualización, el raciocinio, el discernimiento y otros;  permiten que la persona se adentre y desarrolle un poco más su ser interno, en otras palabras se coloca en el umbral de la iniciación real; ya que en Occidente , uno de los caminos de la ampliación de la conciencia más usado es el de potenciar fuertemente en un primer momento la mente y físico y así entre ambos controlar el aspecto emocional. Por lo que estamos cumpliendo con esta primera parte.
Por otro lado esotéricamente se plantea que cada ser humano posee distintos niveles de manifestación, los que interactúan y se entrelazan entre sí, influyendo unos sobre los otros. La menta es uno de esos campos o dimensión de existencia  que cada uno de nosotros posee. Y ella, la mente, de por sí tiene la fuerza o fuerzas que realmente al desarrollarse pueden ser de gran poder e influencia. La concentración es la antecámara o el requisito esencial para el desarrollo de cualquiera de estas potencialidades mentales.
Los maestros iniciático-esotéricos plantean además que el primer trabajo que anhele crecer y convertirse en algo más que eso, es la de conocerse a sí mismo, y en Occidente, considerando las condiciones en que ha sido desarrollada la cultura, la mente es una de las principales herramientas para llevar a cabo este trabajo. Por ello debemos aguzar esta herramienta para que esta labor no sea infructuosa y adelantemos significativamente en este camino de evolución.
Este trabajo de conocimiento de sí debe comenzar por la observación constante y lo más objetivamente posible de los distintos de nuestra existencia. Y sobre ello podemos decir que nuestra mente, nuestras emociones, nuestra energía o vigor e incluso nuestro cuerpo físico, en otras palabras nuestra personalidad completa, ha sido fuertemente influida y lo es aún hoy, sin que la mayoría se dé cuenta cabal de que así es, por el medio o entorno en el que nos desenvolvemos. De este modo cada uno de nosotros carga con un cuerpo, una vida afectiva y un desarrollo mental principalmente moldeado por el medio en que nos tocó vivir y crecer. Los cuerpos emocionales y mentales creados de esta forma, especialmente ya que se establecen en planos más sutiles, son llamados por algunos esoteristas elementales artificiales, y en casos extremos éstos pueden llegar a controlar la vida de su huésped o creador, y así aparecen las emociones incontrolables, las fobias, las ideas obsesivas, etc.
El hecho de que somos desarrollados principalmente por influencia del medio no debe ser considerado como algo malo en sentido absoluto, sino que lo malo está en que la mayoría de las personas  nacen, crecen, viven y mueren sin cuestionarse en los más mínimo si están conformes de cómo los ha hecho el medio, y por lo tanto llevan una vida totalmente reactiva, mecánica y automática.
 Esotéricamente es la principal razón para desarrollar los distintos aspectos mentales de nuestro ser, ya que así podremos ir poco a poco independizándonos de la influencia del medio, y así poder decidir, también en forma creciente, si estamos conformes como somos y en aquellas cosas en que no lo estamos poder ir cambiando de acuerdo a como queremos ser. La concentración nos permitirá aislarnos por momentos del entorno, concentrarnos en nosotros e ir descubriéndonos. Posteriormente para cambiar se requerirá de trabajo que también necesita de la concentración, así como de la memoria, de la voluntad, el discernimiento, el razonamiento claro, la imaginación, la aspiración, la fe, la esperanza, etc.
Desde un punto de vista iniciático-esotérico existe otra poderosa razón para querer desarrollar la concentración, que reside en que puede transformarse en una herramienta fundamental de comunicación y contacto con la parte trascendente de nuestro ser, ya que si aceptamos que somos algo más que la personalidad que, por lo demás, la mayoría la tiene muy poco desenvuelta y perfeccionada; entonces necesariamente deberemos creer en la existencia de “eso”, que podríamos llamar Individualidad. Recordemos tan sólo que la concentración es la antesala obligada de la meditación y la contemplación.
Aunque todas las Escuelas de Iniciación Real de Occidente, de una u otra forma desde siempre han promovido el desarrollo y la vigorización de la mente humana y sus potencialidades, entre los cuales está la concentración, hasta límites que en muchos períodos de la historia se han considerado superhumanos; paradójicamente el paso que sigue a este control y crecimiento mental es el de desechar lo que lamente y sus poderes pueden darnos, porque esotéricamente se plantea que la mente es la Gran proveedora de Ilusión o la Gran Mentirosa, que puede alejar al Iniciado de su camino y su eventual comunicación ulterior con la Divinidad.
Pero remitámonosperseverancia y la constancia en realizar los ejercicios, e igual como sucede con el trabajo en un gimnasio y el desarrollo muscular, de igual manera se irá desarrollando la concentración en la medida que logremos un training constante de las prácticas.
Consideraciones esotéricas sobre la concentración ya las hemos mencionados en los párrafos precedentes, pero en general se han dado como parte del poder mental global que todo Iniciado debe desarrollar, para que paradójicamente luego de haber logrado esto, deba abandonarse voluntariamente. Pero, específicamente en referencia a la concentración como facultad mental que consiste en prestar atención con el pensamiento, la emoción y la acción en lo que se está realizando, podemos relacionarla con el centro nervofluídico (o chakra)  laríngeo, es decir aquel que se encuentra en la base de la garganta, el que a su vez posee relación con el sonido. Todo esto nos hace deducir que la concentración tiene mucho que ver con el silencio y el adecuado uso y control de éste. De hecho una de las primeras cosas que debe aprender un Iniciado es el silencio, tanto en el plano físico, como emocional y mental; y eso se logra solamente logrando prestar atención a voluntad y discriminando adecuadamente lo que se genera o sucede en nosotros (estados) y lo que se genera o sucede en nuestro entorno (eventos).
Esta facultad del silencio como primera herramienta de un Iniciado es algo que siempre se ha manejado den las Escuelas de Iniciación Real. Por ejemplo, entre los antiguos Pitagóricos (Escuela de Pitágoras, hacia VI – II siglos antes de Cristo), el primer nivel, al cual accedían los candidatos,  se llamaba Akouistikoi, traducido a nuestro idioma: Oyente; ya que en el lapso de tres años, ellos no debían pronuncia palabra como medida disciplinaria para impregnarse de la idea del silencio y de los beneficios que trae consigo.
Existen cuatro verbos que todo Iniciado debe aprender a conjugar, en otras palabras saber realizarlos solos y combinados entre sí. Uno de estos verbos es Callar  y otro es Saber, y lo primero de debe aprenderse es una conjugación de ambos: Saber Callar, en otras palabras la disciplina del silencio. Pero este manejo del silencio no implica solamente el manejo externo, sino que más importante es el silencio interno, es decir el control y aquietamiento del aspecto físico, emocional y mental. El candidato a la Iniciación debe aprender a ir controlando progresivamente su cuerpo físico, de tal forma que no albergue ninguna tensión o energía contraproducente; de igual manera debe proceder con sus cuerpos emocional y mental, en lo que a la quietud de sus afectos, sentimientos y pensamientos se refieren. La práctica y dominio de la relajación psicofísica está totalmente enfocada  a conseguir el éxito en estos objetivos; pero a ello debemos sumar el dominio de la concentración, ya que solamente así podremos conseguir el pleno éxito. En verdad la relajación y la concentración son dos facultades que van muy unidas y se potencian mutuamente. Por esta razón es que no debemos nunca realizar ejercicios de concentración sin habernos relajado previamente, lo que a su vez nos llevará a una concentración más profunda. La práctica y el dominio en conjunto de la relajación y la concentración nos pueden llevar al éxito en la conjugación Saber-Callar.
Logrando este silencio interno y externo damos cabida a que se produzca una comunicación rica en extremo  con superiores e internos, los que seguramente podrán enseñarnos muchísimo. Por otra parte la concentración mental es fundamental de lograr en un camino de iniciación, ya que tal como su nombre lo indica, su acción permite alcanzar multiplicar la actividad de las energías internas que se expresan no sólo en el ser interior, sino que también en el exterior. El verdadero Iniciado domina fuerzas que están más allá de cualquier ser humano común y corriente, y por ello posee mayor poder, el que lamentablemente puede ser utilizado para el bien y para el mal. El descubrimiento y uso de estos poderes, que por lo demás todos los seres humanos los tenemos en potencia, es lo que constituye la verdadera magia, es decir, la facultad de poder cambiar a voluntad efectos internos o externos. Los puntos cardinales a desarrollar por parte del mago real son: voluntad, concentración, autocontrol y autoconocimiento, además del conocimiento de las Leyes Universales en base a la cuales actuará. Las facultades de la voluntad y de la concentración necesariamente deben ser desarrolladas en forma eficaz como el principal prerrequisito ante cualquier trabajo práctico de magia.
El mago potencia sus energías con la voluntad y las dirige con exactitud hacia el blanco escogido con la concentración mental. La voluntad generalmente motiva la acción de los sentimientos, las emociones, los anhelos; en general la afectividad, que es el motor de nuestra vida. Sin embargo, esta gran fuerza desarrollada por estas energías no significa nada sino es dirigida adecuadamente por la mente a través de la concentración sobre el objetivo escogido. En otras palabras la gran diferencia entre una persona que se deja llevar por los avatares del destino y aquella que es dueña de su destino, es que la primera no puede enfocar sus energías, porque no sabe cómo hacerlo o simplemente ignora que las tiene.
Concluyendo la concentración como facultad mental es algo básico para la ampliación de la conciencia en el ser humano. Por un lado permite el autoconocimiento y el autocontrol facilitando el silencio interno y externo necesario. Por otro lado permite exteriorizar adecuadamente y con éxito las energías internas para lograr cambios, y finalmente también permitirá el contacto con aquellas energías de dimensiones trascendentes, las cuales se mantienen inalcanzables a la mayoría de las personas.
A continuación analicemos brevemente lo que nos explica un reconocido autor de materias esotéricas, me refiero a Arthur Powel, en su obra “El Cuerpo Mental”.
Según Powel, la concentración mental se puede lograr adecuadamente a través de dos caminos:   1) La práctica constante y 2) La indiferencia.
Analicemos ambas rutas en sentido inverso, es decir empezando por la número dos.
La ruta de la indiferencia se refiere a que uno de los grandes obstáculos para lograr el desarrollo de la concentración mental es la distracción constante que ofrece nuestro Cuerpo de Deseos. Considerando que la concentración es una facultad del Cuerpo Mental. Esta teoría mantiene que el deseo, la emoción, el ímpetu motiva a la mente para que sirva como un instrumento de placer, y por esta razón es difícil establecer la concentración. Las emociones, los deseos manejan a la mayoría de los seres humanos, y como obedecen a una naturaleza de tipo astral, su energía es mucho más dinámica que la de la mente. Por ejemplo aquí en nuestra cultura occidental, los deseos, llámense sueños, ilusiones, expectativas o como quieran presentarse, motivan y mueven la vida de las personas; pero todo esto es un obstáculo serio para lograr desarrollar poderes mentales, ya que la mente es más pasiva y se deja influenciar por la emoción.
El remedio de la indiferencia, está más orientado a un punto de vista filosófico de la vida más oriental que occidental, ya que se plantea que es necesario ir ahogando estos deseos, hacernos indiferentes a ellos, renunciar a los placeres cotidianos, tratando de colocar nuestro objetivo de vida en el total autocontrol. Vuelvo que este método está más orientado al temperamento oriental, en donde justamente se han desarrollado filosofías y teologías que apuntan a esto, tal es el caso del Budismo y el Yoga. Sin embargo, en nuestro mundo occidental, en donde difícilmente podemos renunciar a los sistemas de vida cotidianos: familia, trabajo, convivencia social, etc., se torna bastante difícil acceder a una solución por esta vía.
Sin embargo, para a aquellos que poseen un carácter devocional, podrían lograr desarrollar la indiferencia frente a los deseos que perturban la mente, justamente asociando el firme anhelo de desarrollar la concentración en pos de alcanzar un mayor acercamiento y final unión con el ser superior amado. Es el camino de la devoción, en el cual el deseo principal es alcanzar al Ser Superior al cual declaramos nuestro amor y por ello le seguimos. El o los placeres mundanos que podrían perturbar la mente del que se quiere concentrar, es reemplazado por el placer que causa la imagen del ser del cual es devoto, y de esta forma se logra anular todo otro tipo de deseo y se puede finalmente concentrar utilizando este apoyo. Este método puede ser utilizado en un paso posterior a la concentración: la meditación y la contemplación. La indiferencia a través de la devoción puede ser muy provechosa para discípulos en trabajos místicos, o personas especialmente religiosas, que han escogido este camino; pero difícilmente podrá ser de gran utilidad para el ser humano promedio.
El otro camino para desarrollar la concentración mental, según Powell, es el de mejores resultados en nuestra cultura occidental y en la forma en que vive la mayoría de las personas, es decir, el más indicado para la mayoría de nosotros: la práctica constante.
Específicamente Powell dice: “Pero como la materia mental está sujeta a leyes del hábito, lo mismo que toda materia es posible entrenarla mediante práctica constante para que habitúe a quedar estable, para que de esta manera poderla moldear a voluntad y convertirla en un sirviente verdadero del verdadero hombre, el Pensador”.
Se refiere como el Pensador a aquel aspecto que está más allá de nuestra Personalidad y en donde se albergan las ideas provenientes de la dimensión más trascendente de nuestro ser. E aquel que nos da las ideas brillantes o intuiciones que salen de lo común y que están llenas de sabiduría.
Por lo tanto este segundo camino es el más aconsejable para el temperamento de los occidentales. Y tal cual dijimos en un comienzo, la mente debe ser sometida a ejercicios en un gimnasio mental en forma constante y metódica. Al respecto es interesante observar que en nuestra vida cotidiana podemos con voluntad estar conscientes y estar practicando la concentración mental. Para ello algunas pequeñas sugerencias prácticas:
1.       No diluir o disgregar el pensamiento, la emoción y la acción. Cualquiera que sea la labor que estemos desempeñando, tratemos de estar todos nuestros sentidos concentrados en ella, así como toda nuestra afectividad enfocada en realizarla bien y por supuesto no permitir que los pensamientos se deriven a otra cosa.
2.       En el día de cada uno por un pequeño instante vivir el presente, no permitiendo que asomen a nuestros pensamientos las preocupaciones de lo que posiblemente vendrá, ni las culpas o nostalgia de lo que pasó. Este período de tiempo en el que vivimos el aquí y el ahora puede ser muy corto en una primera instancia, pero poco a poco podemos ir aumentándole en duración y ¿quién dice que finalmente si podamos vivir así las veinticuatro horas del día?
3.       Hasta los Iniciados necesitan dejar divagar la mente, pero la diferencia es que ellos lo hacen cuando quieren y por el tiempo que quieren, a diferencia de los profanos, en que la propia mente y los deseos deciden por ello cuando se hace. Si se va a dejar divagar la mente, hacerlo conscientemente y dar un plazo para ello.
4.       Los pequeños actos cotidianos y mecánicos como son el comer, el aseo personal al iniciar la jornada, copiar o transferir datos, caminar, etc., podemos hacerlos conscientes y concentradamente aunque sólo sea por un momento al día. Naturalmente no es práctico hacer conscientes todos los actos que realizamos, ya que sería atiborrar nuestra mente con nimiedades, pero si hacerlos conscientes aunque sólo sea una vez en la vida, para posteriormente dejarlos mecánicos porque ya los hemos percibido y permitimos que formen parte de nuestra parte arraigo automático. El hecho de volver estos actos conscientes una vez en la vida nos permite además a desarrollar la concentración, ya que obligamos a nuestra mente a prestarles atención.
5.       Por último, pero no por esto ser una de las prácticas de mayor importancia, antes de dormirnos realizar una retrospección consciente de nuestra jornada, detectando nuestras reacciones frente a los estímulos externos e internos, descubriendo así pensamientos, emociones y acciones; haciendo una posterior evaluación de nuestro comportamiento, reafirmando aquellas cosas con las que estamos de acuerdo y comprometernos para trabajar en cambiar aquellas cosas con la que estamos disconformes.
Esta última práctica: la Retrospección diaria, se torna en una herramienta muy útil y potente para el  trabajo de autoconocimiento y trabajo sobre sí. Pero eso es materia para instruir y guiar al interior de una Escuela de Iniciación Real.
ALV

domingo, 4 de marzo de 2012

LA ALQUIMIA Y LA MASONERÍA

 




A continuación un pequeño artículo que lleva por título "La Alquimia y la Masonería" publicado en la Revista Pitágoras, órgano oficial del Soberano Santuario de Memphis-Mizraim para Chile y América Latina. Santo Imperio de los Ritos Egipcios. Año1, Nº 1 de Enero de 1984.


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¿Qué es la alquimia? ¿Es una ciencia? Efectivamente, es la ciencia del pretendido arte de fabricar oro. Esta es una respuesta muy primitiva, pero tiene la ventaja de no contener ninguna exactitud. De ella Se desprende la pregunta: ¿Qué es el oro? El oro Sigue Siendo actualmente el valor—patrón de nuestro dinero, polo de la economía de una Sociedad consumista. ¿Qué es entonces este oro, que se esconde detrás de los valores creados por una civilización capitalista? ¿Se trata de algo más que una autosugestión que esclaviza al hombre?
Cuando el oro fue extraído de la tierra por primera vez, hace más de cinco mil años, era algo sagrado. Era el sol dela tierra, y el sol era Dios. El sol y la luna eran los ojos del Dios egipcio Horus, quien era hijo de Ra, Dios del sol. Pero también los reyes de Egipto eran hijos de Ra, y así, Horus era hermano del Rey, e incluso en ocasiones, éste se identificaba con aquel. Por ello no resulta sorprendente que el rey pusiera la mano sobre el sol salido de la tierra negra, y que la fórmula para la elaboración del oro fuera un secreto de los sacerdotes. Hasta la Edad Media, la relación del valor de los dos metales nobles, estaba fijada de acuerdo con los ciclos de los dos cuerpos celestes. Incluso, la forma redonda de las monedas de oro y plata hacen referencia a sus modelos celestes. Las más antiguas monedas muestran signos que guardan relación con el sol o con su ciclo anual.
La noble naturaleza del oro, la terrena y la celeste, era algo irrefutable para los alquimistas. Siguiendo las tradiciones egipcias comenzaron a desarrollar su ciencia en los primeros siglos después de Cristo. De acuerdo con los conceptos de la época, lo que hacían los alquimistas, era una ciencia exacta. Basaban sus principios en la doctrina aristotélica, según la cual, todos los cuerpos no eran sino formas fenoménicas de una misma materia. Por ello, era absolutamente posible transformar una materia en otra. Este principio parecía estar al alcance de la mano.
Del mismo modo ocurría en los primeros decenios de nuestro siglo con la posibilidad de la separación del átomo. La doctrina de la teoría de la relatividad. Los principios de la ciencia natural aristotélica fueron vigentes hasta bien entrado el siglo XV. Este es el motivo fundamental de que la alquimia se mantuviera tanto tiempo actual. La alquimia entonces, se basa en un cúmulo de experiencias heredadas de la antigüedad y se referían al laboreo de los metales y las aleaciones. También se practicaba la producción de piedras preciosas artificiales.
Durante toda la Edad Media, los trabajos experimentales siguieron adelante, dando origen a la química moderna.
Paracelso fue el primero en definir la vida del hombre cómo un proceso químico. Así, afirmó la necesidad de superar por procedimientos químicos las fallas del proceso en la que veía las causas de las enfermedades. Todo aquel, que hoy día acepta tomar una pastilla o deja colocarse una inyección, está aceptando de hecho la teoría del alquimista Paracelso. Y Robert Boyle, propulsor de una institución secreta para el desarrollo de la ciencia, descubrió la composición del aire.
La Masonería busca el oro interior y lo encuentra en la perfección humana. Esta es la comparativa y complementación entre los valores espirituales y materiales contenidos en una concepción científica filosófica única: el convencimiento del alquimista de que Dios sólo confiaría este secreto a quien hubiera alcanzado el más alto grado de perfección humana. Otra razón coincidente de estas dos escuelas actuando en diferentes épocas de una misma civilización les ha permitido a través de los tiempos, preservar una misma inquietud: La búsqueda de la Luz, de la Verdad y de la Vida, para que individualmente se revele el conocimiento eterno y se manifieste a través de nosotros, convertido en impulso y factor de todo progreso. El Origen de la Masonería también se hunde en tiempos en que los datos históricos se aúnan y confunden con la tradición y la leyenda alquímica. Es preciso remontarse a épocas tan lejanas como las de Egipto antiguo y primitivo para encontrar vestigios de los primeros pasos de una y otra, y que al correr de los siglos habían de transformarse en una heredad propia, por lo menos si atendemos a la significación de sus innumerables ritos y símbolos, doctrinas espirituales y morales, todo lo cual ha ido perfeccionándose a través de las centurias.
El carácter universal del conocimiento humano atinente a una sola disciplina histórica se deduce lógicamente al establecer que nada puede ser verdadero sino contiene un principio universal. Al decirlo con palabras del más grande de los filósofos griegos "si no hay ciencia más que en lo universal", la universalidad masónica como  ciencia del espíritu, como índice orientador en la esfera moral, como diáfana expresión del bien que debemos a todos nuestros semejantes, conforma categóricamente un cuerpo doctrinario de normas de conducta individual y de acción social que convierta a todos los hombres en múltiples sistemas y procesos de trasmutación alquímica por elevados caminos, que les permita lograr la total identificación con el Ser Supremo o el Todo en un maravilloso estado de interrelación y armonía propios de todo ser viviente en analogía con la constitución del universo.
Existe a través de la historia de las civilizaciones y su tiempo, un parangón indiscutible entre la enseñanza masónica y el conocimiento del esoterismo universal a través de todas sus épocas. Así, la ciencia cabalística, la teoría de Hermes, la masonería oculta, la masonería jesuítica, el carbonarismo y sus demás instituciones análogas, la Biblia y sus relaciones con la tradición y los mitos de la masonería, la iconografía, la mitología y su historia son algunos de los tantos estudios de la masonería universal, en un compendio que abarca desde la organización primitiva de la Orden hasta nuestros días. Coincidente en todos sus simbolismos la masonería y la alqumia nos muestra todo un mundo de simbolismos creados: la serpiente que se muerde la cola, el león rojo y verde, el monocerote, el hermafrodita alquimista como criatura perfecta por llevar en sí caracteres masculinos y femeninos, el ave fénix que resurge de sus cenizas, el dragón que ha de ser sacrificado para convertirse en un ser superior, son parte del contexto de infinitas obras, fórmulas y recetas alquímicas, que fueron expresadas siguiendo una tradición de los sacerdotes egipcios.
Muchas de estas obras que componían el Serapeion, una parte de la biblioteca alejandrina fueron hechas quemar en el año 389 por el Patriarca Teófilo, para eliminar de una vez para siempre la competencia de los sabios.
En la Edad Media, los sabios ya no constituían oposición alguna para los teólogos como San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. Tampoco lo eran otros médicos cuya ciencia no rezaba como tal para los teólogos. El Papa Clemente V que residía en Aviñón, no tuvo inconveniente en hacer venir al alquimista y médico Arnaldo de Vilanova, que en numerosas ocasiones debió huir de las autoridades religiosas, acusado de herejía.
EL CONOCIMIENTO GNOSTICO.
La alquimia en su actitud intelectual es de origen gnóstico. Característica de la gnosis es la contemplación estática del cielo, de la Luz y del Ser Supremo. En ella aparece una completa jerarquía de Eones, Demiurgos, Demonios y Ángeles, juntos a la Divinidad que desciende hasta la materia caótica e inánime para animarla, con lo que poco a poco van perdiendo su divinidad hasta quedar aprisionados en la materia. En la concepción alquimista del mundo, volveremos a encontrar esta herencia babilónica de la gnosis, así como la polarización masculino-femenina de cada fenómeno. El empeño gnóstico para liberar a los elementos espirituales de su ligazón material se convierte en receta alquimista, al igual que la fusión de los elementos masculinos y femeninos del cosmos. Por ello, un lema alquimista reza: "Solve et coagula" (Disuelve y Coagula).
La fe en la magia procede de la sensación de independencia, fuerzas cuya acción y poder resulta incomprensible y, por ello, se consideran ilimitados. Lo que se busca es una fórmula que actuando sobre los sentidos, defina categóricamente el secreto.
Los alquimistas presentan esta fórmula en la Tábula Smaragdina de Hermes Trismegisto, nombre griego que significa "El tres veces Supremo Hermes". Este profeta fue considerado personaje histórico por los alquimistas. Según la leyenda, fue Alejandro Magno quien, después de conquistar Egipto arrancó de las manos del cadáver de Hermes Trismegisto, enterrado en la Cámara Sepulcral de la Gran Pirámide de Gizeh, la Tábula Smaragdina, tabla de esmeraldas provista de un epígrafe.
Desde mucho tiempo, el nombre de Hermes hizo pensar a los historiadores de la alquimia. Hermes, el mensajero griego de los dioses responde en el sincretismo alejandrino al Dios Egipcio Toth, inventor de los números de la escritura. Se podría decir también, de la actividad intelectual y de la ciencia. En los años veinte del siglo noveno, se encontraron dos papiros llamados de Leyden y de Estocolmo que contenían el texto de la Tábula Smaragdina. Estos papiros fueron encontrados en una tumba de Tebas, Egipto. El texto es el mismo que los alquimistas han venido transmitiendo desde el siglo III y que han llegado hasta nosotros en dos versiones: una latina y otra árabe del siglo IX que fue descubierta en 1923, y su texto dice:
"Es cierto sin duda y en verdad que lo de abajo es igual a lo de arriba y que lo de “arriba es igual a lo de abajo, para la real y cabal realización del Milagro de la “Unidad.
"Y del mismo modo que todas las cosas han salido de la palabra del Uno, así “también todas las cosas, gracias al proceso, nacerán de la Unidad.
"Su padre es el Sol, su madre es la Luna. El viento la ha llevado en su vientre; “nodriza suya de la Tierra.
"Ella es la madre de todas las obras maravillosas del Universo.
"Su poder es absoluto.
"Desciende sobre la Tierra; la Tierra será separada del Fuego, lo fino de lo tosco.
"Con agudo sentido se alza mansamente desde la tierra hasta el cielo.
"Luego desciende de nuevo sobre la tierra y reúne en sí la fuerza de lo superior y “de lo inferior.
"Así poseerás tú la famosa Luz del Mundo y toda oscuridad, huirá de ti.
"Esta es la más fuerte de todas las Fuerzas Poderosas, pues ella domina todo lo “fino y escruta todo lo tosco. Así fue creado el mundo.
"Así de este modo se realizan maravillosas combinaciones. Por esto me llamo “Hermes. El tres veces Supremo, pues poseo las tres facetas de la Sabiduría del “Universo. Concluido está lo que yo he anunciado de la Obra del Sol".
Hermes en otro escrito ha dicho que el hombre es un microcosmos, pues contiene todos los elementos del macrocosmos y por lo tanto está sometido a las mismas influencias que éste.
Sí Se toma la Tábula Smaragdina como una receta para fabricar oro y los alquimistas así lo nacen, entonces las sentencias claves del misterioso Hermes no representaban ninguna dificultad. La naturaleza se recrea en la naturaleza, la naturaleza vence a la naturaleza, dice en la obra "Physika Kai Mystika" el llamado "falso Demócrito", quien recibió sus conocimientos del mago meda Ostanes, que no debe confundirse con el filósofo griego Demócrito de Abdera, entre 360 y 460 A.C. Este descubrió el concepto del "átomo", pues pensó que toda la naturaleza estaba compuesta de átomos, o sea de partículas  inmutables e indestructibles. Las formas fenoménicas que aparecen en la naturaleza, incluido el hombre y hasta los dioses, eran debidas según él, a la disposición de los átomos provocada por el movimiento. Y ESTO LO PENSO CASI DOS MIL AÑOS ANTES DE QUE SE DESCUBRIERA LA FUERZA ATÓMICA Y CASI SETECIENTOS AÑOS ANTES DE QUE APARECIERA LA ALQUÍMICA.
La práctica alquimista de los primeros tiempos se desarrolló en forma continuada a partir de Demócrito. En los siglos anteriores al nacimiento de Cristo se siguió cultivando la alquimia, Según lo demuestra un autor llamado Zósimo de Panópolis. Escribió hacía el año 300, una enciclopedia de la alquimia que constaba de veintiocho tomos. A diferencia de sus legendarios precursores, Zósimo era teórico y práctico y poseía muchos conocimientos químicos. Conocía el arsénico que definía como "segundo mercurio". La afirmación de Zósimo de que con ayuda del "segundo mercurio" se puede transformar el cobre en plata. Zósimo atribuye la invención del alambique a la alquimista "María la Judía". María era griega y explica así el sobrenombre de "la Judía": Zósimo bien por su manía de ocultarlo todo o bien por mantener su autoridad rígida, llamó a María "Miriam" la hermana de Moisés. Y sobre su libro sagrado escrito por él había preconizado: "No lo toques sí no eres de la estirpe de Abraham. Sí no eres de nuestro pueblo".
C.G. Jung, en su libro "Psychologíe und Alchemis", dice: "Zósimo cita en su obra "Sobre el arte y la interpretación" a una de las más antiguas autoridades de la al quimia, concretamente a Ostanes, situado cronológicamente en los límites de la historia, conocido de Plinio. La relación de Ostanes con Demócrito pudo haber tenido lugar en el siglo I. A Ostanes se le atribuyen las siguientes palabras:
«Ve a las corrientes del Nilo y allí encontrarás una piedra que tiene alma. Toma esta piedra, pártela, penetra con tu mano en su interior y extrae su corazón pues, precisamente en él, se esconde su alma. Tú encontrarás allí esta piedra que tiene alma», —comentario que hace referencia a la extracción del mercurio”.
Sinesio, contemporáneo de Zósimo, decía, que los alquimistas se expresaban a base de figuras, símbolos y analogías, para que sólo pudieran ser comprendidos por los iniciados, devotos e iluminados.
Demócrito de Abdera fue iniciado en la ciencia secreta en el Templo de Menfis, junto con otros, entre los cuales se hallaba María y un tal Pamenes. Demócrito y María supieron guardar el secreto de su arte en forma inteligente. No así Pamenes, calificado traidor de los secretos alquimistas.
Otros documentos alquimistas de la época mencionan que en Egipto se escribía en griego acerca de este arte para mantener ocultos los procedimientos y conocimientos alquimistas. Un mensaje de Isis a su hijo Horus, contiene en forma detallada el horrible juramento que le obligó a prestar a Isis el ángel Amnael, de que no comunicara a nadie, excepto a su hijo el secreto alquimista que le iba a revelar.
Isis, la diosa egipcia de la fertilidad, aparece aquí como "la hija de los hombre” a que se refería Zósimo. El ángel Amnael la instruye acerca de la naturaleza de los minerales que se forman de sus iguales. En ocasiones, en los documentos alquimistas, el nombre de Isis, es substituido por el símbolo de la Luna.
En cierta ocasión, Isis dice abiertamente que el ángel Amnael le reveló sus secretos en recompensa por su entrega. El juramento que el ángel le hace prestar es como sigue:
"Te hago jurar por el cielo y por la tierra, por la luz de las tinieblas; por el fuego, el agua, el aire y la tierra, por lo alto del cielo, por lo profundo de la tierra y el abismo de Averno; por Toth y "Anubis; por el ladrido del Cerbero tricéfalo, guardián de Averno; por la barca de Caronte y por Caronte barquero, por "las tres diosas de la fatalidad, por el látigo y la espada: no comunicaré a nadie el secreto, sino sólo a mi querido "hijo, para que sea él Tú y Tú seas él".
El Secreto contiene no sólo la receta para la fabricación de oro, sino también el nombre del Dios Ra, su oculto y verdadero nombre, cuyo conocimiento concede un poder espantoso. Un dios Egipcio, un mito adoptado por los egipcios y un método cabalístico y la idea de que el conocimiento del nombre secreto del Señor es la clave que hace saltar todas las cerraduras, es de origen hebreo.
En los siglos II y III hubo también un culto secreto de orientación gnóstica a Hermes. Hermes era venerado como espíritu puro. Como el demiurgo que creó el mundo y lo escruta como Logos. Se le identifica como el Salvador, como el mediador entre Dios y el mundo, al que consigue liberar del maligno influjo de loa planetas. El único planeta bienhechor en este culto, es el Sol, que es precisamente Dios mismo. Sólo se salvarán los elegidos, los perfectos, que beben ambrosía y que fueron hallados dignos de entrar en el reino de los cielos, después de la resurrección.
La iglesia, cada vez más poderosa, se volvía contra estas sectas eclesiásticas, que pese a sus buenos propósitos, no hacían sino malograr la esencia de la doctrina de salvación. La Iglesia reprochaba a la gnosis su apropiación de toda la religión natural babilónica. Esto se advertía en que a cada divinidad y a cada ángel se los emparejaba con una mujer. Esto constituyó una traída de dioses superiores, que para los babilonios se formaba con Anu, Dios del Cielo; Bel, Dios de la Tierra; y Ea, Dios del Averno y de los Mares. Luego existía toda una jerarquía de divinidades menores hasta Belcebú.
La popularidad entre Dios y el Mal, entre la Luz y las Tinieblas, para quienes el mundo no era sino fruto de la rivalidad entre Ormuz, Dios de la Luz, y Ahrimán, Dios de las Tinieblas.
ESQUEMA DE LA ALQUIMIA.
Al intentar trazar un esquema sobre la alquimia, no podemos limitarnos a una sola época como la de Zósimo, o a la de los médicos árabes ó a la del Emperador Rodolfo Il. Eliminaremos lo accidental y lo contradictorio. Nos facilita el trabajo el hecho de que los alquimistas hayan permanecido fieles a sus objetivos, métodos y mentalidad, a lo largo de los siglos.
La meta del "arte hermético" es el "magisterium" de la Gran Obra. A partir de Hermes Trismegisto quedó apuntado el método para extraer al oro su germen y luego lavarlo. Pero para ellos se requería un   elemento auxiliar, y muy pronto se encontró en "la piedra que no es piedra alguna". Este elemento ha recibido en la literatura hermética muy diversos nombres: "tintura", "elixir", pero el más usado es el de "Lápiz philosophorum" o "piedra filosofal".
Imaginemos que en este proceso un mineral era sometido a la acción de "la piedra". En ningún caso debería ser mineral de oro, pues según la teoría alquimista, este está contenido en los demás metales y todos ellos no son sino formas fenoménicas de la materia prima de Aristóteles. En consecuencia, la materia prima debe contener la "piedra". Entonces sólo hay que abrir la materia prima y extraer de ella "la piedra”. Este elemento llamado "materia prima" y también "tierra virgen" y "leche virgen", corresponde al caos, al desorden. Sólo se sabe de él que está formado por los cuatro elementos aristotélicos que los alquimistas llaman "esencias", y son: Fuego, Agua, Aire y Tierra. Además estas cuatro esencias deben contener asimismo una quinta, la "quinta essentia", o sea, "la piedra". Según Aristóteles, cada uno de los cuatro elementos puede transformarse en otro. Cada elemento posee dos características básicas: humedad (estado líquido) y sequedad (calor o frío).El fuego es caliente y seco. La tierra, seca y frîa. El agua, fría y liquida. El aire, húmedo y caliente.
Si la tierra pierde sequedad, se convierte en agua. Si el agua pierde el frío se convierte en aire. Si el aire pierde humedad se convierte en fuego. En consecuencia, según Aristóteles, lo UNICO QUE CAMBIA ES LA FORMA, LA MATERIA SIGUE SIENDO LA MISMA.
Los alquimistas se preguntaron entonces, qué fuerzas formaban las materias y los elementos. Y obtuvieron la Siguiente respuesta:
"Hay dos principios que determinan la forma exterior de la materia prima: el principio del mercurio. En su opinión, todos los metales constan de azufre y mercurio. Mientras que el azufre está emparentado con el fuego, el oro y el sol; el mercurio lo está con el agua, la plata y la luna. Penetrando aún más profundamente en el lenguaje simbólico alquimista, tenemos que el sol, donador, es para ellos masculino, y la luna, receptora, femenina. Por ello la secuencia simbólica sol-oro-azufre, aparece siempre como masculina preferentemente (como rey) y la secuencia luna-plata-mercurio, como femenina (como reina).”
¿Por qué precisamente azufre y mercurio? ¿Por qué los primeros alquimistas calentaron estos dos elementos en sus retortas?
El azufre se sublimaba y seguía siendo azufre. El fuego no podía arrebatarle nada. Estaba emparentado con el fuego, y por lo tanto, también con el sol y con el oro.
El mercurio se evapora y, no obstante, se vuelve otra vez líquido. Es un metal y al mismo tiempo un líquido. Está emparentado con el agua y por ello también con la luna que rige el agua del mar y tenía el color de la plata. Del mismo modo el azufre es amarillo como el oro.
La idea inmediata fue unir el azufre con el mercurio. Unirlos en una determinada proporción, emparejarlos como hombre y mujer, sol y luna, oro y plata, fuego y agua. Entonces tenía que surgir la quinta­esencia. Por eso la piedra filosofal aparece frecuentemente como andrógino, como hermafrodita, como persona que es medio rey y medio reina, y que pisa con los pies al dragón de la materia prima, al caos.
En la filosofía alquimista, el espíritu corresponde al principio del azufre, y el alma al principio del mercurio. Pero faltaba aún un cuerpo para tener el trinomio. Los alquimistas lo encontraron en la sal. No en la sal común o alguna otra sal, sino en el principio de la sal, o sea, en lo que da forma, en lo que cristaliza y también en la forma misma.
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LA MASONERÍA, que de "operativa" evolucionó a "especulativa", para el empleo precisamente de su lenguaje simbólico, con el respaldo de una "vigorosa voluntad" para el mejor logro de una superior conducta humana, debe realizar la moderna y permanente tarea de TRANSMUTAR sus vicios, hábitos, instintos, pasiones, defectos, desvíos y humanas limitaciones, en actitudes y normas virtuosas que le permitan una mayor y ejemplar relevancia moral y equilibrada sapiensa, ante el contorno humano que la rodea.

J.R.R.  -  M:. M:.


miércoles, 15 de febrero de 2012

TRINIDADES, TRÍADAS Y TERNARIOS

Como mi intención es mostrar los diversos matices que aparecen en la Tradición occidental, a continuación un pequeño artículo que escribí en la década de los 80 (1980), que apareció en el primer número de una publicación e la "Fraternidad de los Servidores de la Nueva Era", con sede en Santiago de Chile. La publicación llevaba el nombre de "Holograma". 
Esta enseñanza está enmarcada en lo que se ha dado conocer como el movimiento de la Nueva Era o Era de Acuario, por esto en ella encontrarán elementos esotéricos de antigua data, pasando por elementos de desarrollo personal, hasta conceptos modernos de psicología.
 Que lo disfruten 
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Nos encontramos en muchas religiones con trinidades. Un solo ser que presenta tres manifestaciones diferentes o aspectos distintos, pero que mantiene su esencia, su naturaleza.
Las manifestaciones trinas, en las distintas religiones y filosofías, generalmente, se simbolizan con un triángulo equilátero. Esta figura geométrica es ideal para representar esto, ya que tiene tres lados iguales. No podemos decir que uno es distinto o más importante que el otro: los tres están comunicados y de esta forma conforman un sólo elemento o unidad.
A continuación veamos algunas trilogías o trinidades de distintas religiones, filosofías o formas de pensamiento:
En la religión cristiana encontramos, dentro de esta idea de trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, formando la unidad completa: DIOS.
Por otro lado en la religión Hindú nos encontramos con la unidad superior llamada BRAHAMAN, la cual se manifiesta en Brahama, representación del padre, Shiva indicando el cambio y Vishnú como elemento conservador.
En la filosofía Yoga existen tres principios universales, llamados los 3 Gunas, que son: Rajas, principio de la actividad, elemento expansivo; Tamas, principio de la inercia, elemento de la contracción; y Sattva, principio conciliador, elemento equilibrador.
Siempre dentro de una de las líneas filosóficas indias podemos observar a  Sat, que significa ser o realidad; Chit, conciencia e inteligencia; y Ananda, paz y beatitud.
En el Egipto antiguo tenemos a Osiris, Isis y Horus, queriendo significar la misma idea. Recordemos que Osiris es el elemento paterno, Isis el materno y Horus el fruto de la unión de los dos primeros.
Los alquimistas también representan los tres elementos constituyentes de las triadas y trinidades, a través del Azufre (principio masculino), Mercurio (principio femenino) y Sal (resultante de la unión de los anteriores).
Finalmente podemos poner como ejemplo las enseñanzas masónicas con respecto a esto, en que: la plomada representa el principio activo o masculino, el nivel el principio pasivo o femenino y la escuadra, el principio resultante de la unión de los dos primeros.
El triángulo equilátero expresa un equilibrio en el triple aspecto que nos señala las distintas creencias a las cuales hemos hecho mención. La enseñanza que nos deja esta figura geométrica es que el ser humano debe encontrar esa triple manifestación dentro de sí, puesto que es un fiel reflejo de lo Superior, y una vez hallada equilibrarla.
Trascendiendo las distintas formas religiosas o filosóficas y aplicando las conclusiones que se generan de esto, llegaremos a lo que la enseñanza espiritual en su aspecto más elevado nos otorga ahora y siempre como clave de perfección:
Toda la Creación está fundamentada en las tres características principales del Creador:
FUERZA    -   SABIDURÍA    - AMOR
Podemos comprobar a través de un estudio comparado de religiones y antiguas filosofías, que todas las enseñanzas y pruebas impuestas a los candidatos e iniciaciones de diverso tipo, buscan el desarrollo de uno, dos o los tres aspectos.
Como quiera que tomemos estos estudios, una aclaración de los conceptos citados nos dará la pauta si son o no válidos para nuestra vida actual.
FUERZA: Asociado a este atributo divino se encuentra el desarrollo de la voluntad. Su símbolo es la fuerza física, que en la mitología griega o romana estaba representado por Heracles o Hércules respectivamente, en la cultura Judía por Sansón, en la antigua cultura caldea por Gilgamesh, etc. Cada uno de estos símbolos representa el Poder de realización, el dominio de sí, de la naturaleza y la capacidad de influir armónica O positivamente sobre otros seres humanos.
SABIDURÍA: Representa todas las facultades que nuestra mente es capaz de desarrollar, unido a la práctica que permite probar y comprobar que debemos hacer en el momento oportuno. La sabiduría está dada por la aplicación oportuna de los conocimientos que hemos adquirido, en beneficio de todos.
AMOR: Se refiere a la fuerza de atracción universal en sus aspectos puramente altruistas. La única manifestación posible es en el servicio desinteresado y en la sensación gratificante para quien se siente pleno por estar actuando de acuerdo a una elevada Ley Universal.
Podríamos tomar estos aspectos como lineamientos generales para un camino de evolución segura. Pero sus límites sobrepasan a nuestra comprensión, de modo que estamos tocando aspectos ideales. Para que un ideal sea realidad hay que ir definiendo cada vez más en diferentes formas concretas y factibles.
Desde un punto de vista filosófico y universalista podemos decir que la vocación del alma de todo ser humano es:
TRIUNFAR
                                                                              AMAR-SERVIR
                                                                                                                             APRENDER
Aquí tenemos un triple aspecto que alude a lo mismo. El triunfar radica en encontrar y comprender la vocación (el "tener que ser") de cada uno. Nacemos con disposición innata para el triunfo, pero por programas educacionales, condicionamientos y formaciones erradas, la mayoría se queda sumido en su mediocridad. Todo ser viviente está preparado para ser un tipo de especie capacitada para enfrentarse a su medio. El aprender a tener éxito depende principalmente de que la persona rompa su resistencia inicial, al hacerlo, queda lo más fácil: aplicar las sencillas técnicas de éxito, que derivan, por otro lado, de principios universales. Otro aspecto fundamental para tener éxito, y que pronto la persona lo aprende, es que debe conseguir la colaboración de los demás. Y para conseguirla debe aprender a amar. De donde se deduce que el verdadero éxito es siempre espiritual, lo que no significa que el no tener éxito en lo material no sea necesario para lo primero.
El amor―servicio alude también tanto al triunfo en las relaciones humanas como financieras. Debemos aprender a relacionarnos sin egoísmos y comprender que el amor nos hace feliz porque nosotros poseemos la capacidad de amar y entregar. Y no por el ficticio placer de ser amado. Esto también implica romper algún tipo de condicionamiento. Pero cuando se da ese paso, cuando nos decidimos, ya no podemos detenernos en este camino hacia las relaciones positivas y fructíferas. Incluso en el "frio mundo de los negocios" debe haber calidez y espíritu de servicio.
El tercer aspecto de nuestra vocación es el aprendizaje. Como el conocimiento a adquirir es tan vasto, debemos tan sólo aprender a aprender. O mejor aún a superaprender. Ocurre lo mismo que en los aspectos anteriores. Es evidente que el niño aprende a una velocidad increíble, hasta que por alguna manipulación errada de sus facultades empieza a autolimitarse, a perder el interés gradualmente hasta llegar a adulto, en que su capacidad disminuye considerablemente por este condicionamiento.
Todo esto se puede apreciar y comprobar fácilmente, haciéndose las siguientes preguntas:
— ¿Hace cuanto tiempo que no se maravilla frente a algo?
— ¿Puede entrar en un estado de concentración relajada (Estado alfa) fácilmente, o predomina en Ud. una constante tensión?
―­¿Cuándo se va enfrentar a algo desconocido y nuevo, siente deseos y contento de que va a aprender algo más?
Hay métodos fáciles y sencillos para restaurar las condiciones naturales que poseemos cuando nacemos. Es mucho más fácil desarrollarlas que tenerlas adormecidas.
Uno de los métodos usados más frecuentemente es la complementación entre:
Mente  -  Afectividad  -  Cuerpo
(pensar -       sentir        -  actuar)
Esotéricamente estos tres grandes aspectos tienen relación con tres centros energéticos en el cuerpo humano. El pensar con la cabeza, el sentir con el pecho y el actuar con el bajo vientre. Recordemos que se piensa con la mente, cuyo asiento o contraparte física es el cerebro. Las emociones y la vida afectiva, por otra parte, han estado milenariamente asociadas con el corazón. Finalmente, en el bajo vientre encontramos los órganos de reproducción, la contraparte física de los instintos básicos para la supervivencia de la especie y, por Io tanto, símbolo de la acción física.
La complementación equilibrada de estos tres aspectos permite la completa y perfecta expresión del triángulo equilátero. Cada uno de nosotros se convierte en un ser humano perfectamente equilibrado, armónico y bello, porque de esta forma permitimos que se reflejen  en nosotros, en plena magnitud, los atributos divinos.
Desde el punto de vista psicológico, también encontramos la relación trina dentro del ser humano. El Análisis Transaccional o conciliatorio es un ejemplo de ello. El conocer y comprender que existen, por lo menos, tres aspectos conviviendo dentro de cada una de las personas, incluyéndonos, puede reportarnos grandes avances en el desarrollo personal y de las comunicaciones con los demás. 
El Análisis Transaccional nos dice que en cada persona existen tres aspectos: El Padre, el Adulto y el Niño. Su desarrollo equilibrado y sano es indispensable para una interrelación madura, sana y exitosa.
El Padre está constituido por una enorme colección de grabaciones en el cerebro de acontecimientos indiscutidos e impuestos, de tipo externo, percibidos por una persona en los primeros años de su vida... Lo importante es que estas reglas (impuestas por los adultos) tanto si son acertadas como erróneas a la luz de una ética razonable, se graban como verdaderas emanadas de la fuente de toda seguridad, de las personas que "miden metro ochenta“ en una época en que, para el niño de sesenta centímetros, es importante obedecerles. Es una grabación que está a punto de ser reproducida durante toda la vida.
El Niño... es la grabación de los acontecimientos internos, las respuestas del niño ante lo que ve y oye... el sujeto siente de nuevo la emoción que la situación produjo originalmente en él, y es consciente de las mismas interpretaciones, verdaderas o falsas, que dio el mismo a la experiencia original. Así, el recuerdo evocado no es la fotografía o la reproducción fonográfica exactas de escenas o acontecimientos pasados, si no la reproducción de lo que el sujeto vio, oyó, sintió y comprendió.
El Adulto en cambio, se ocupa principalmente de transformar los estímulos en elementos de información, y de ordenar y archivar esta información basándose en la experiencia adquirida.
Hay que hacer notar que el "Adulto", como lo define el análisis transaccional se desarrolla posteriormente al Padre y al Nino. Es uno de los aspectos menos desarrollados por la mayoría de las personas y, paradójicamente, en forma ideal este aspecto debería coordinar y dirigir nuestras vidas y a los otros dos.
ALV



sábado, 11 de febrero de 2012

EL MAGO




A continuación un breve capítulo titulado El Mago de la obra "EL NUEVO MAGO: La magia ritual como proceso personal" de Donald Tyson.
Si bien es cierto que podemos coincidir o discrepar con muchos de los conceptos vertidos aquí, también es verdad que seguramente hay muchas cosas para pensar y para tomar en cuenta.




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Un Mago es aquel que porta el fuego original desde los cielos hasta Tierra.
El fuego que lleva el Mago es la fuerza de propósitos que conduce al orden y a la dirección toda creación. Es el Espíritu que anima y guía.
El cielo es el cuerpo sin dimensiones del Todo no diferenciado, No Manifiesto, presente en todo punto del universo eterno e ilimitado.
La Tierra es el lugar fundamental sobre el cual se basan todas las formas, no sólo formas materiales y de energía, sino de ideas, movimientos y también creencias.
Teniendo en cuenta la definición desde esta perspectiva, el Mago puede distinguirse de un científico, que sólo desea manipular las formas del universo creado, sin reconocer el Espíritu de la Luz de lo No Manifiesto.
También se diferencia del místico, que busca la perfecta unión con el Todo y no desea manipular el universo de las formas más allá de sus propósitos.
El hombre mecánico, el científico, niega el cielo y se deleita en los placeres terrenales. Para él, el fuego de Vulcano lo es todo y supone el fin de la existencia. El místico, el santo, niega las formas de la Tierra y las glorias del Espíritu. Encerrado en su carne, insiste en que su Cuerpo no existe.
El Mago se encuentra en una estable plataforma entre los dos platillos de la balanza, el cual no niega ningún aspecto de la realidad, sino que busca su unión en armonía, tal como se encontraban antes de la gran caída que condujo a la humanidad a apartarse del Todo.
El Mago no siente una gran admiración por los científicos, atrapados en el mundo de las formas, que inevitablemente se golpean la cabeza una y otra vez contra el muro de la ignorancia que rodea el mundo material. Tampoco siente un gran respeto por el místico que, egoístamente busca saltar al universo antes de realizar sus objetivos, para poder mecerse en los rayos tranquilizadores de lo No Manifiesto.
La humanidad no llegó a la Tierra para olvidar el cielo y perder una eternidad echando raíces en la inmundicia. La raza tampoco vino aquí para despreciar la Tierra y huir a los cielos. El hombre es un instrumento cuyo único objetivo es el de llevar a cabo el deseo de Dios, con todas sus dificultades, tal como se expresó en la evolución del universo. Debido a que el hombre fue creado a imagen y semejanza de su Creador, el deseo de Dios es también el deseo más importante y mejor de un hombre.
Mercurio-Hermes, mensajero de los dioses, es un símbolo del Mago. Prometeo, que facilitó el secreto del fuego a los hombres, también es un símbolo del Mago. Odín, que arrancó las runas de poder de las raíces del árbol cósmico Yggdrasil, también es parte del Mago.
El Mago de hace quinientos años se llama el hombre del Renacimiento, y se dedicaba a las matemáticas, al arte y a la alquimia. Dos mil años antes de que existiera Pitágoras, filósofo que viajó a Egipto y Caldea para estudiar sus misterios. Un millón de años antes, existió el chamán que bailaba alrededor de una hoguera.
Actualmente no pertenece a ninguna clase y se encuentra apartado de la sociedad. Generalmente su educación fue buena, pero no le satisfacía el papel impuesto. Inclusive cuando las normas sociales cambian, él ve a través de la ilusión de sus seguidores sus huecos centros. Es un líder sin sucesores, un maestro sin estudiantes. Su vida únicamente está justificada por la Luz y la Oscuridad. Rara vez es feliz pues su máximo objetivo es escurridizo, y no existe un grupo de personas al que pedir ayuda cuando fracasa. Nunca está contento, pero se mueve sin cesar, cambiando las formas para adaptar las circunstancias en las que se encuentra.
La fuerza que guía su carácter es el equilibrio. Evita cualquier exceso que pueda inclinar la balanza de la ley cósmica. Demasiado ascetismo es tan condenable como el exceso de sensualidad. La excesiva preocupación por el Cuerpo es tan mala como el total descuido del mismo. El Mago se esfuerza por armonizar perfectamente con el despliegue del universo, que es la Voluntad de lo No Manifiesto expresado a través de la creación. Reconoce que la supremacía Natural del Espíritu sobre el cuerpo es igual a la supremacía del jinete sobre el caballo, pero sabe que si el jinete golpea al caballo hasta que muera no llegará a ninguna parte.
El Mago no será feliz con el equilibrio de su vida en un único nivel. Intenta conducirlo al grado final de la perfección. Su entendimiento de la perfección se basa en la Luz y es una revelación personal. Su doble tarea radica primero en comprender sus aspiraciones y después en llevar a cabo ese ideal.
No reacciona ante las circunstancias irreflexivamente a menos que un impulso sea necesario dada la naturaleza de las circunstancias. Debido a que su deseo es llegar a su destino personal —la Voluntad del Todo en su vida— no se distrae fácilmente con las extravagancias de los acontecimientos que tienen lugar en el mundo. Si un hombre le maldice, él no le maldecirá inmediatamente. Si un hombre le hace un favor, no le abrirá su corazón inmediatamente. Él sirve a la Luz, no a sus caprichos y vanidades.
No importa cual sea su clase social o su condición material, el Mago siempre sobresaldrá por encima de otros. Físicamente tenderá a mantenerse en forma. Mentalmente será más agudo. Moralmente será más fuerte. Esto no quiere decir que su vida esté exenta de problemas, pues en ocasiones se verá forzado a contraponer lo que está bien a ojos de Dios, con respecto a las reglas sociales del momento. No obstante, se dominará a sí mismo y por extensión a todos los que se encuentren en su esfera consciente.
No puede ser dirigido por otros. Llegará a ser un líder si es ese su destino, pero nunca será seguidor. La voluntad de la muchedumbre no le afectará. Se muestra indiferente ante las modas y reglas sociales, siempre y cuando éstas no le ayuden a alcanzar sus propósitos. Aquellos que ocupen lugares públicos no le inspirarán con su culto a los héroes. No se perderá en una relación amorosa. Es capaz de ver a través de los intentos más sutiles para engañar. Una vez que ha encontrado su verdadero centro no podrá ser desviado por la voluntad de otros.
Cristo era el Mago arquetípico. Luchó por cumplir la Voluntad de lo No Manifiesto en la Tierra, aceptando su destino como líder y maestro, aun cuando al principio nadie deseaba seguir o aprender, y conocía perfectamente la angustia a la que le conduciría su papel. Consciente de la gran importancia del Espíritu, se preocupó por los sufrimientos de los hombres y utilizó su gran Arte para socorrer sus cuerpos. No admitía una deidad intermediaria, pero se reconocía a sí mismo como el verdadero Hijo del Padre Celestial.
Con su poder, Cristo podría haber obtenido riquezas y placeres para sí mismo, pero consideró más importante la ley cósmica, que su bienestar personal. Podría haberse retirado en soledad y haberse dedicado a comunicarse con la Luz, pero aceptó que había nacido en la Tierra y que su objetivo era terrenal. Era el Mago supremo del mundo Occidental.
No todos han nacido para ser cristos. El Mago, raras veces está equilibrado en todos los aspectos. Sus prejuicios y deseos le ciegan. Progresa con más rapidez en unas materias que en otras. Pero sigue siendo el Mago, pues siempre se esfuerza por llegar a su destino, sin importar cuantas veces puede llegar a apartarse del camino debido a su ignorancia y debilidad. No se engaña a sí mismo. Las dificultades nunca le llevarán a confundir la Luz con la Oscuridad. Si fracasara al final sabría por qué y cómo, y en lo que ha fracasado —un logro en sí mismo.
D. T.