martes, 21 de enero de 2014

PRISIÓN Y LIBERACIÓN DEL ALMA


A continuación tres capítulos de la pequeña obra de Serval, llamada "Prisión y liberación del
alma". Específicamente los capítulos 3, 4 y 5 llamados El desapego. ¿Qué hacer? y El sueño y la muerte, respectivamente.

A mi modo de ver esta obra explica muy bien, en términos simples y precisos, que debemos hacer para alcanzar la iniciación, la iluminación y finalmente la reintegración. Está escrita de acuerdo al símbolo cabalístico "El Árbol de la Vida", enseñanza en la cual Serval demuestra un amplio conocimiento y maestría fuera de lo usual.


 
Este libro no lo encontrarán en el comercio actualmente y sólo vio a la luz una poca cantidad de ejemplares hacia los años 80 del siglo XX; y pensando que todos deberían tener acceso a ella, es que decidi digitalizar mi copia y si quieren bajarla completa lo pueden hacer haciendo click aquí.


El contenido completo es: Introducción- Prólogo - 1. El Árbol de la Vida - 2. La Energía y la Forma de Vida - 3. El Desapego - 4. ¿Qué hacer? - 5. El Sueño y la Muerte - 6. La Atracción sensual - 7. El Combate del Alma - 8. La Conquista de la Armonía - 9. Saltar etapas - 10. Sobre los 72 - 11. Resumiendo - Glosario

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EL DESAPEGO
Tenemos pues que tener una actitud de neutralidad frente a los sucesos de la vida. No dejarnos llevar por el drama, la depresión ni por la euforia, sino que por la serenidad que está sobre esos opuestos. La serenidad que se produce cuando se comprende lo que es la vida en sí.
Y para alcanzar bien esta neutralidad, hay que desapegarse de las cosas. Está bien que tengamos bienes materiales necesarios, que realicemos cosas, que trabajemos, que hagamos todo lo que tenemos que hacer. Bien, siempre que eso no nos esté comprometiendo demasiado. Cuando algo nos absorbe mucho o nos lleva hacia lo que la vida no es, nos está desviando de la percepción del alma. Debemos, entonces, desapegarnos de las cosas y de la posesión de las mismas e, incluso, de las personas.
Lo anterior no significa un desapego y una indiferencia de no hacer, de no comprometerse ni que nada importe. No, eso es no servir a la voluntad superior. Pero hay que asegurarse de actuar sin identificarse para discernir cuando uno no está desviándose de la ruta por entusiasmarse con algo y dejarse llevar por ello. Debemos cumplir seriamente lo que tenemos que hacer, pero no identificarnos.
La comprensión y la realización de lo explicado, está en el servicio desinteresado. Un servicio de servir no por servir, sino un servicio dirigido. Es decir, servir a un servidor que a su vez sirve a otro superior y así hasta formar una cadena de servidores (valga la redundancia). Una cadena de tipo espiritual y DESINTERESADA.
Si el servidor desarrolla la humildad y la simplicidad, logra ir eliminando su propio orgullo personal, vanidad y voluntad personalista. Se va transformando en un mejor servidor. Cada día su vida va canalizándose hacia el desapego.
Cuando una persona está haciendo las cosas porque le gustan solamente o porque le da la gana, se está apegando a ello. Así es común ver a personas que se definen como serviciales, pero que están haciendo lo que realmente les gusta. Y estas personas, que han servido en muchas actividades y por algún motivo no pueden seguir sirviendo allí, no saben qué hacer. Es porque se apegaron a lo que estaban haciendo y no al servicio. Pero cuando uno es sirviente de un servidor espiritual y el servidor dice “haz tal cosa porque es lo que se necesita hacer”, entonces se produce una lucha. La voluntad personal del servidor dice “es que no tengo ganas de hacerlo”, pero la voluntad superior insiste en que hay que hacerlo porque es necesario para dar cumplimiento a un determinado plan. Entonces, la personalidad y la individualidad (que es donde está lo eterno y divino en nosotros) entablan su lucha. ¿Quién va a predominar? ¿La voluntad personal, la voluntad del apego, la voluntad de lo ilusorio o va a despertar la conciencia de lo superior? Es una definición que se logrará con el tiempo, pero que se afianza cada vez que el servidor va sirviendo con más humildad. Y por lo tanto, al ser elevado y conducido a un servicio perfecto, debe vivir todas las experiencias necesarias y hacer aquello que se le ha indicado lo más perfectamente posible.
Pero todo esto el estudiante lo podrá vivenciar cuando sea indiferente, desapegado, humilde y sea un Servidor Incógnito perfecto. Si se le indica hacer algo y no tiene muchas ganas de realizarlo, tiene que alejar esos pensamientos y hacerlo lo mejor posible. Así se enriquece su experiencia, fortalece su personalidad y despierta su alma. Para lograrlo necesita perfeccionarse y, si carece de alguna cualidad para hacer mejor el servicio, entonces el estudiante va a esforzarse por adquirir esa condición de la que momentáneamente carece. Y en la medida que vaya sirviendo más, va a descubrir que posee más limitaciones y va a ir superándolas una a una.
Al tener una meta superior, se vencen todos los obstáculos que se presenten y esto es una manera muy rápida y eficiente de cancelar las deudas que se tengan pendientes, superar los efectos indeseados. En otras palabras, la acción de servicio desinteresado cancela rápidamente el karma negativo. La única manera de purificarse de éste es con trabajo personal. Nadie puede hacerlo por nosotros, excepto un Redentor y de los cuales hay pocos. Cualquier otra fórmula es falsa y si se la ofrecen, rechácela pues, o le están estafando o está con ignorantes.
Para darnos cuenta dónde está la vida en sí tenemos que entender que el mundo, todos los planos inferiores, han sido creados por la acción de una energía. Esta energía ha sido aprisionada y condensada en las formas, y éstas no son la vida ni la energía.
Y sin embargo, la energía está cerca de nosotros y lo importante es saber de dónde viene. Debemos olvidarnos que somos un cuerpo físico, sacarnos de la cabeza la preocupación por el mismo. La atención no debe estar centrada en éste sino en las energías que lo mueven, ya que él es sólo una máquina.
Esta máquina está directamente movida por lo etérico, por lo sensual, lo sensorial (impulsos y tendencias que están en nuestro fondo mental, en el lenguaje de la sicología). Y según lo que percibimos, así es como se va a comportar la máquina. Es la sensualidad la que permite que ésta se mueva.
¿De dónde proviene la energía que percibe la máquina? ¿De dónde viene la energía que activa lo etérico y lo sensual? Estas son observaciones que cada uno debe hacerse constantemente. ¿Viene de sus emociones, de sus sentimientos, de su mente, de dónde?
El trabajo con el desapego, con la no identificación y con el servicio desinteresado, va a permitir paso a paso que esta máquina (cuerpo) sea activada por la energía proveniente del alma. Sólo cuando no sea activada por las energías inferiores nos daremos cuenta de cuál es el Plan Universal, cuál es la voluntad superior. Solamente allí lo vamos a conocer, cuando se tenga por lo menos la posibilidad, en algunos momentos, de desactivar todas las otras energías inferiores que mueven la máquina.
Este proceso es lo que se llama “iluminación”. La energía de tipo superior proveniente de la esfera de la Corona ilumina, impregna, enciende la conciencia crística (conciencia de la Armonía). Este nivel de conciencia nos conecta con el Creador (“A través de mí, El Hijo, conoceréis al Padre”). Aquí el iniciado puede distinguir realmente la diferencia entre la voluntad de tipo superior y la voluntad de tipo personal; la diferencia entre los planes que su mente elaboró y el Plan Universal

¿QUE HACER?
¿Qué hacer mientras tanto? Debe tratar de servir, de dejarse guiar por alguien capacitado. Es decir, hollar el sendero del maestro, caminar donde él ya anduvo. Al principio no se sabe dónde conduce el sendero, pero se ven las huellas. Entonces, para asegurarse de no caer y marchar rápidamente, debe pisar donde están las huellas ya hechas. Una vez que se ha caminado un buen trecho, pisando exactamente donde están las marcas, va a ser conducido a ese sendero y que tiene un punto de iluminación.

 Esta energía de que hablamos proviene de la primera manifestación. Va expandiéndose y densificándose gradualmente dando origen a los distintos planos de manifestación. Se puede hacer la analogía con una fuente de agua en forma de platos Comenzando en uno más pequeño hasta finalizar en uno más grande abajo. El agua sale y llena el plato de arriba, este se desborda y deja caer el agua en el plano de más abajo; éste a su vez también se llena y desborda en el siguiente y así sucesivamente. Cada plato, plano o recipiente permanece en su lugar.
El agua es como la energía que se va desbordando y cayendo en planos donde imaginamos que se densifica cada vez acercándose a los inferiores. Pero cada uno de los platos permanece en su función, no se identifica con los inferiores, no se hacen uno solo. 

 Análogamente se van creando y “energizando” los distintos planos de manifestación de la Creación, simbolizado por las esferas del Árbol de la Vida. Podemos apreciar cómo se han gestado los distintos planos de manifestación hasta llegar al mundo físico. Como nosotros estamos en el plato de abajo, es decir, la esfera del mundo físico, creemos que la vida es ese plato. Y esto es un error, una ilusión. Y cuando decimos que es una ilusión no queremos significar que no existe, sino que es de una realidad distinta, no trascendental. Hacemos la diferencia que no es la vida, sino que es la manifestación de ésta. Pero tanto la vida como la manifestación de ella existen. Se trata de centrar el ojo de la visión del alma en un punto distinto en el que se ha fijado hasta ahora. Lo que debe hacer es volver la mirada hacia el interior, hacia lo trascendente, hacia lo no evidente, hacia lo esotérico, invisible, sutil.
Debe tratar que la máquina sea activada por la fuerza de la vida, por la energía vital y no por la forma de la vida. Ambas existen, pero el asunto es dónde poner la atención y desde dónde se deja dirigir.
Por esta misma razón, vamos a ser siempre dependientes. Mientras no seamos Dios mismo, vamos a depender siempre de algo o de alguien. La única alternativa posible es decidir de qué vamos a depender. Se puede depender, por ejemplo, de una persona, de quien se enamora del trabajo, de una situación social, de un guía espiritual, del alma, de la Divinidad o de sus servidores. No se trata que no haya dependencia. Siempre existirá porque formamos parte de una Vida Una.
Busque depender de algo superior a usted. Afírmese a un buen árbol, que nos dé buena sombra. Un maestro espiritual es como un frondoso árbol que le protege de las inclemencias del tiempo y que, además, le arrojará frutos si tiene la paciencia de esperar.
Si hay que caminar, no lo haga por cualquier parte. Hágalo por el lugar más seguro, más rápido y con menos complicaciones. Finalmente, tarde o temprano va a tener que entender que se llega a un camino inevitable. Llegado el momento, el alma se da cuenta que sólo tiene una alternativa y que lo demás fue un vagar adquiriendo experiencias, para concluir que lo que tenía que hacer era someterse a la Voluntad del Creador. Descubrirá algún día que el camino de retorno es uno solo. A medida que se vaya acercando a la meta final, los senderos se van uniendo. Lo que hoy nos parece muy separado, muy distinto, a medida que el alma se va liberando de su prisión, empieza a verse muy junto y unificado hasta llegar a un solo punto (Corona}.
Todo lo demás es ilusión de la personalidad. Nuestro destino es tener que ir hacia una meta y todos los eventos de su vida ocurren para que esto se cumpla. Lo demás es una lucha tonta que libra la personalidad contra el alma. Pero el alma sabe qué hacer y también lucha contra la personalidad para liberarse de ese obstáculo e ir rectamente donde debe llegar, Por esto decimos que el alma está prisionera del cuerpo y combatirá hasta liberarse.
Lo anterior no significa que no vivamos las experiencias sensoriales. No podemos saltarnos etapas. Hemos de vivir en el mundo, tenemos que sentir, experimentar, hacerlo bien y plenamente. Eso no es obstáculo para el desarrollo del alma siempre y cuando la energía que esté moviendo la máquina lo esté haciendo con un propósito superior. Entonces, si está dirigido desde “arriba” o está canalizando en función de un ideal, no se va a dejar llevar hacia el camino equivocado. Gran ayuda es pertenecer a un grupo espiritual real, puesto que si hay un guía éste le podrá alertar cuando se está desviando. El trabajo grupal, las reflexiones periódicas, posibilitan que eso suceda. El estudiante de la Nueva Era se desenvuelve en grupo, conservando su individualidad, pero compartiendo experiencias, pues es la forma de avanzar sin ilusiones: los demás actúan como espejos de sí mismo. Hay ignorancia espiritual cuando alguien dice que es mejor estudiar solo o en forma individual.

EL SUEÑO Y LA MUERTE
No hay que identificarse, hay que mantenerse neutral, pero haciendo cosas, actuando, experimentando. Sin embargo, no hay que dejarse llevar por las formas de la experiencia. Si se alcanza esta conciencia de sí, entonces podemos actuar en el medio, pero sin sufrir con él. Es por eso que no importa que las demás personas se muevan en las imágenes e ilusiones. Hay que dejarlas en sus sueños. El iniciado tiene el alma despierta y si hay que meterse en el sueño, lo hace para salir luego de él.
Muchos temen a la muerte, ignorando que el destino nuestro es que el cuerpo muera para que el alma viva plenamente. Allí, usted se dará cuenta que lo que llamaba vida es como un sueño (bueno o malo, de usted depende) y que cuando el alma se libera, comienza a despertarse y a vivir experiencias con verdadera libertad. Muchos tienen miedo a morir y. . . ¡nunca han estado vivos!
Pero estando en sueños hay toda una trampa para hacerle creer que éste es lo real y que lo que tiene que hacer es pasarse la vida durmiendo.
Todo el medio así lo condiciona. La educación sistemática está orientada a hacernos caer en el sueño de un sistema que alguien ya pensó y creó. Todo un sistema social en el cual se nos mete, se nos forma y condiciona. No es que esto sea bueno o malo. Lo que está mal es que nos haga creer que es algo absoluto. Y eso es malo, porque es lo que crea las guerras y las divisiones entre los hombres. Se pierde la percepción de que a fin de cuentas es algo creado por los hombres para tratar de darse una organización, pero eso no tiene una validez absoluta. Pero así se nos hace creer y hace que los mejores años de nuestras vidas la pasemos sentados frente a una mesa, ya sea para estudiar, o para hacerle el trabajo a otros. ¿Se da cuenta de la trampa que el propio ser humano se ha hecho? Nos toca vivir en un mundo que ya tenía esta trampa y seguimos jugando a que no existe.
No se trata de abandonar los trabajos. No podemos hacerlo, pero tampoco podemos olvidar que es un juego. Debe poder decirse que va a jugar a esto, pero que se da cuenta que es una trampa y que la vida es otra. Luche para que su conciencia de lo espiritual se desarrolle más. Si el medio está revuelto, no se meta en ese huracán.
Recuerda que en el centro del mismo (llamado “ojo”) reina la calma. Ubíquese al centro y espere pacientemente hasta que todo se calme para intervenir. Permítame que se lo repita.
Ubíquese al centro y espere pacientemente hasta que todo se calme para intervenir.

EI actuar con serenidad le dará mayor discernimiento y claridad de ideas. Por ejemplo, puede comprender que usted puede vivir con mucho menos de lo que tiene, que no necesita enfermarse tanto para ganar una ilusoria seguridad material. La mayoría de las cosas que se hacen en la vida cotidiana son para satisfacer la personalidad de lo mental, lo etérico, lo físico. Lo que debe alimentarse es el alma, pues ella es la vida, es lo divino que hay en nosotros. (Perdone que sea majadero).
La sociedad (las demás personas) le impulsan a adquirir bienes que satisfacen lo sensorial, es la satisfacción de las formas de la vida, pero no satisfacen la vida. Esta es la trampa fundamental.
Un día usted descubre que la vida está en su espíritu y en su alma. Sabrá que las necesidades del alma son totalmente distintas a las de la personalidad, Descubre que para satisfacerlas requiere muy pocos bienes materiales (¿o ninguno?). El alma se satisface con amor, servicio, comunicación, trabajo grupal, amistad.
Cuando “miramos con ojo espiritual”, vemos a todos los autómatas terrícolas, nos damos verdaderamente cuenta de cómo funcionan y nos es más fácil actuar en el medio. Si en algún momento se quiere jugar al robot, pues bien, se juega. Pero en cualquier momento se puede desactivar el juego y volver a la realidad. Como ve, el asunto es saber cuál es la energía que está moviendo a este autómata.
Una analogía más para ayudar a la comprensión de este punto crucial. Imagínese que desea calentar una habitación. Lo puede hacer con kerosén, petróleo, gas, leña, electricidad. Todos cumplen la finalidad de calentar, Si usted cuenta con el calefactor apropiado. Así el cuerpo debe ser movilizado con energía. Usted se mueve en el mundo usando una fuerza. Esta puede ser mental, emocional, etérica (hormonal) o puede ser la fuerza del alma. Es su decisión cual empleará y de ello dependerá su acción más o menos eficiente en la vida.
Serval



















martes, 31 de diciembre de 2013

EL AÑO NUEVO


 A continuación una conferencia muy a propósito de la fecha, de Omraam Mikhaël Aïvanhov, Maestro espiritual de origen búlgaro, el que nos dejó hace ya algunas decenas de años; pero es mi opinión que su enseñanza es de una gran profundidad y al mismo tiempo entendible a todas las personas. No me cabe duda que la Luz superior brilló en este espíritu y fue difundida a todos aquellos que quisieron escucharle.
Si quieren saber más acerca de su mensaje, les sugiero que se dirijan a la siguiente dirección: http://www.omraam.es/ y allí encontrarán más información a este respecto.

Que lo disfruten

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Hoy quisiera deciros unas palabras sobre lo que nos enseña la tradición esotérica respecto al primer día de año nuevo. Como sabéis, los únicos conocimientos que me interesan son aquellos que pueden ponerse en práctica; así pues, lo que voy a deciros encontrará aplicaciones inmediatas en vuestra vida cotidiana.
Generalmente el primer día del año encuentra a las personas bailando en las discotecas; están contentas por saludar el año nuevo, por esto lo empiezan divirtiéndose, entre placeres y locuras. Luego, durante todo el año, vivirán en la futilidad y la inconsciencia, y como la inconsciencia acarrea tribulaciones, éstas se presentan inmediatamente. Es estúpido empezar el año con semejantes manifestaciones, porque demuestra que no se tiene noción alguna del aspecto espiritual y mágico de las cosas. Ahora bien, a mí, precisamente, es esto lo que me interesa.
La Cábala nos enseña que cada nuevo día es un ser vivo, sensible, que graba toda nuestra actividad física y psíquica. Así pues, se puede decir que los 365 días del año son como una cinta magnética en la que cada día se graba todo lo que ha habido de bueno y de malo, de feliz y de desgraciado. Cada año de nuestra vida representa así una cinta magnética grabada.
El año nuevo es enteramente nuevo, pero al mismo tiempo es viejo por todo lo que el hombre ha vivido ya. Como el agua pura de las montañas que viene a mezclarse con el agua estancada de la llanura, el año nuevo, que es original, no lo es del todo, porque los hombres arrastran multitud de cosas viejas con ellos. Por esto, aunque sea todo nuevo, no llegan a vivir una vida nueva. El año nuevo está virgen y sin mácula, pero, ¿adónde va? ¿en casa de quién se introduce? El pasado, es decir, los estados y los acontecimientos que el hombre ha vivido, se inscriben y quedan grabados en él. Por esto le es muy difícil borrar esas huellas, esas grabaciones, esos clichés del pasado. Para conseguido le es necesaria una gran ciencia y también mucha paciencia y voluntad.
Pero cuando yo hablo del pasado, no sólo me refiero al pasado de esta encarnación, de los días y de los años que hemos vivido, sino también al de otras encarnaciones, pues el hombre arrastra las marcas de su pasado cercano y lejano. Sólo los Iniciados saben trabajar sobre sí mismos para limpiarse de las manchas del pasado; los demás no sospechan siquiera que hay un trabajo a hacer para que el presente que brota siempre nuevo no sea contaminado por lo viejo, por lo caduco. La cuestión no es tan simple como parece. Desgraciadamente la mayoría de la gente no piensa que tiene que estudiar, profundizar, transformar: esperan el año nuevo en la convicción de que por fin este año les proporcionará lo que desean: el gordo de la lotería nacional, el matrimonio con un príncipe, la fabulosa herencia de una abuela o de un tío de América. Otros buscan noche y día las fórmulas que les permitan descubrir los tesoros enterrados en las cuevas o en el fondo de los mares. Siempre están viviendo de ilusiones, diciéndose: «El año nuevo me traerá esto o aquello», y esperan. Pero el año transcurre como los demás, y a veces peor que los anteriores. No han sembrado nada, ¡y esperan que crezca algo! Pues no, en esas condiciones, nunca ha fructificado nada en ninguna parte. Sólo si hubiereis plantado, tendréis el derecho a esperar frutos, de lo contrario, no hay nada que esperar.
¿Habéis trabajado, habéis labrado la tierra, vuestra propia tierra? ¿habéis sembrado y plantado algo en vosotros mismos? En este caso, podéis esperar que el año nuevo os traiga alegría, felicidad y paz, y aunque no lo esperéis, os lo traerá. Pero si no habéis plantado nada y sin embargo esperáis... ¡qué esperanza tan desesperante, os lo aseguro!, pues no está basada en ninguna ley natural.
El año nuevo no está absolutamente separado del viejo; quizás no directamente, pero indirectamente está siempre en relación con él. Porque este año nuevo parece virgen y fresco como un niño... De un niño que acaba de nacer se dice que es puro, que es inocente. Sí, pero sólo en apariencia, pues este niño que ya está atado a sus padres, abuelos, bisabuelos, a la sociedad, al espíritu del siglo, lleva consigo las marcas de sus vidas pasadas, y un día, de una forma u otra, todo esto se manifiesta. El año nuevo está virgen, es puro, inocente, como hecho de una tela de blancura inmaculada, pero en cuanto entra en contacto con el hombre, ya se colorea: como el agua pura que desciende del cielo y toma el color de las tierras que debe atravesar.
El año llamado nuevo es pues ya viejo desde el comienzo, porque se encuentra con un hombre que ya es viejo en sus pensamientos, sentimientos y costumbres. No se acordó de limpiar los recipientes, las cacerolas o los cántaros con los que debe recogerse el agua pura del año nuevo. Sin embargo, esto es lo primero que se aprende en una cocina: cuando hay que verter agua limpia en un recipiente, éste debe estar limpio, y además es necesario raspar las paredes, de lo contrario el agua se vuelve sucia a causa del recipiente; hasta los niños saben esto. Pero cuando se trata de verter agua pura en su alma, en su cabeza, en su corazón, el hombre no piensa en limpiarse: no ha asimilado la lección que aplica cada día en su cocina, no ha comprendido que también en el espacio interior debe aplicar las mismas reglas: tirar lo que está sucio y guardar sólo lo que es puro. ¡Cuántos detalles en la vida cotidiana pueden hacemos comprender esta verdad! En una casa, por ejemplo, hay cuadros, muebles hermosos o joyas de valor que se conservan durante años, y a veces durante siglos, pero todo lo que, no tiene ningún valor se echa; en cuanto a las flores ocurre lo mismo; se conservan dos o tres días, y después hay que reemplazarlas... ¡Pero el hombre cree poder conservar eternamente en sí mismo todo lo que está viejo, sucio y corrompido!
Para comprender mejor el año nuevo debemos recibido con la profunda convicción de que es un ser vivo y rico que trae estupendos regalos, y que para recibirlos adecuadamente hay que preparar numerosos aspectos de uno mismo, pulir profundamente estos aspectos para eliminar lo caduco acumulado en el corazón y en la cabeza. Antes de que llegue, hay que dejar un hueco para el año nuevo en el propio yo. La Cábala dice que el año nuevo está influenciado por las estrellas. El nacimiento de un año se parece al nacimiento de un niño. Es el nacimiento de una vida que va a durar un año. Cuando nace un niño, se hace su horóscopo según el día y la hora de su nacimiento para determinar el desarrollo de los acontecimientos que ocurrirán en su vida. Lo mismo ocurre para el año, y hay que saber que el primer día va a determinar el primer mes, el segundo día el segundo mes, el tercer día el tercer mes, y así sucesivamente... Por consiguiente hay que vivir, pensar, sentir y comportarse correctamente por lo menos durante los doce primeros días para establecer una base inteligente, luminosa, gracias a la cual los doce meses del año quedarán influenciados, determinados por el bien.
Algunos dirán: «Yo he hecho todo lo posible durante los doce primeros días, pero no ha sido un año maravilloso». Es porque os habéis dejado influir por las viejas cosas del pasado. Hay que limpiarlo, raerlo todo, lavarse y purificarse. Pero no se hace, porque no se piensa en ello. Evidentemente es imposible limpiarlo todo, purificarlo todo en un día: la influencia de siglos pasados está ahí, y el año nuevo estará siempre mezclado con el viejo. Para obtener una mejora del cien por cien, habría que ser una divinidad. Pero mejorar la situación en un veinte, treinta, cincuenta por cien, es suficiente para los discípulos.
Si queréis establecer el horóscopo de lo que el año será para vosotros, no debéis tomar la hora de medianoche, porque a pesar de las diferencias de latitud, de longitud, sería un horóscopo para toda la humanidad y no correspondería a los acontecimientos que pueden ocurrir en la vida de cada uno. Seguro que es posible compensar este horóscopo colectivo con vuestro horóscopo natal para prever o explicar los sucesos. Pero si se quiere establecer el horóscopo del año para alguien en particular, se debe elegir el momento de despertarse, o de empezar a manifestarse. Este es el momento de su «nacimiento», o primer día del año nuevo. Si un hombre se levanta a las once de la mañana, es a las once horas cuando hay que hacerle el horóscopo, porque en ese momento ha empezado a moverse, a chillar, a pedir a su mujer: «¿Dónde están mis calcetines, mi camisa»?.. ¡Y sobre todo los gemelos, que no aparecen! Sí, la vida de cada cual está determinada por lo que empieza a hacer el primer día del año al despertarse.
Para nosotros, que formamos parte de una colectividad, el año empieza ahora, en el momento en que nos reunimos para rezar y cantar. Luego, durante todo el día, debéis vigilar vuestros pensamientos y sobre todo vuestras palabras; si la lengua os escuece, id a esconderos en cualquier parte, pronunciad algunas palabras para tranquilizaros, y volved sonrientes. Al día siguiente también debéis vigilaros para conseguir las condiciones óptimas para el mes siguiente... Aún así, puede que vuestro año no sea absolutamente ideal porque, como ya os he dicho, el presente está atado al pasado, es decir, a los años precedentes y también a las vidas anteriores. Si por ejemplo debéis dinero a alguien, puede que venga a reclamároslo el primer día del año; no dejará que éste transcurra, incluso puede que venga justamente ese día... y si tenéis enemigos en el plano astral, la fecha del 1 de enero no impedirá que os atormenten. ¿Cómo desembarazarse de esos enemigos interiores? He aquí una cuestión muy importante porque debéis saberlo el hombre tiene enemigos internos, y esos son los peores. Pero a pesar de que no obtengáis resultados absolutos, esto que os digo siempre será útil porque os permitirá mejorar la situación, y sobre todo evitar que empeore.
Ahora, podemos levantamos y empezar nuestras plegarias como de costumbre. Así inscribimos el primer día del año 1963 en los registros akásicos viviéndolo sumidos en la plegaria, en la adoración, en el amor y en los cantos. Y que Dios clemente y misericordioso se incline sobre la Fraternidad, que Él le dé posibilidades de expansionarse, de proyectar luz en el mundo entero para que su Reino venga lo más pronto posible sobre la tierra, y que la paz y la armonía se instalen por fin entre los hombres. ¡Si las personas están demasiado interesadas en sus asuntos o demasiado ocupadas en las discotecas y en los cabarets para anhelar, desear y pedir la realización del Reino de Dios sobre la tierra, que haya al menos algunas personas que lo piden!
Ved, pues, cuál es el trabajo a hacer durante este año. Primero fijaros este ideal, este fin sublime: realizar el Reino de Dios y su justicia sobre la tierra. Además, estad siempre despiertos, conscientes, para observaros, ved si os aproximáis a este ideal o si os alejáis de él. Por fin, el tercer punto, se sobreentiende: consagrar todas vuestras fuerzas y vuestras capacidades para la realización de esta tarea. De esta manera, el intelecto, el corazón, y la voluntad van en la misma dirección: el intelecto está siempre atento, vigilante, es claro y perspicaz, lúcido; el corazón alimenta este alto ideal, lo desea, lo ama, está siempre en comunicación con él; y la voluntad se pone a trabajar para servir, a la vez, al corazón que desea lo más elevado, y al intelecto que, como un guía, un consejero, un instructor, vigila, ilumina y orienta. En estas condiciones, cualesquiera que sean los obstáculos y las dificultades, el espíritu del hombre triunfará siempre; tarde o temprano triunfará, porque estos tres factores primordiales disponen de elementos extremadamente poderosos que, por el momento, desconocemos.
Si no obtenéis los resultados que deseáis, se debe a que aún no habéis reunido totalmente estos tres factores, no los habéis conciliado ni entrelazado. Cada uno trabaja, pero por cuenta propia, sin relación con los demás, sin armonía. Si el intelecto ha comprendido que orientarse hacia las alturas es algo magnífico, así como alcanzar las cimas, fundirse con el Creador, a menudo las preferencias del corazón van en otra dirección. Y por este motivo debéis intentar esclarecerle, orientarle, dirigirle. Es realmente posible empujar a vuestro corazón hacia aquello que vuestro intelecto encuentra razonable, sabio y útil, e incitar a vuestra voluntad a ejecutarlo. Pero la mayoría de las personas no se dan cuenta de la existencia en ellos de estas contradicciones, de estos desórdenes, de estas luchas, y aún dándose cuenta, lo aceptan como una fatalidad, porque ignoran la causa. Y es que no han encontrado aún un guía que les aconseje para reunir estos tres poderes, el intelecto, el corazón y la voluntad, a fin de orientados en la misma dirección.
En realidad, el hombre puede remediar todas sus divisiones internas creándose un ideal divino y estando dispuesto a seguido a cualquier precio, nutrirlo, desearlo y alimentarlo hasta que este ideal se posesione en él, se instale y se concrete, encarnándose en él hasta el punto de que finalmente sean una misma cosa. Todos aquellos que viven sin un ideal advierten que sus fuerzas se dispersan con rapidez y arruinan completamente su existencia.
Desgraciadamente, esta asociación formidable es la unión indivisible entre el intelecto, el corazón y la voluntad para la realización de un ideal; ¿sabéis dónde se la encuentra muy a menudo? En los criminales. Inconscientemente han conseguido, como los Iniciados, unir estos tres factores, pero en este caso con la finalidad de robar, matar, destruir. Y, en general, entre esos criminales y los Iniciados se encuentran muchas personas sin verdadera orientación, en las que esos tres factores están desunidos o luchan entre sí.
Está dicho en el Apocalipsis: «Tú puedes mostrarte frío o cálido, pero si te muestras tibio, yo te vomitaré de mi boca». Estas palabras sobreentienden toda una ciencia. «Tú puedes mostrarte frío o cálido», quiere decir: inclínate por el bien o por el mal, pero no permanezcas vacilante, flotante; que tu intelecto, tu corazón y tu voluntad trabajen conjuntamente, aunque sólo sea en pocas cosas. El Cielo no ama a los criminales, pero al menos son seres fuertes, decididos, capaces, y el Cielo ama estas cualidades. Porque aunque por el momento esos seres hacen el mal, el Cielo se dice: «algún día cambiarán. Una pequeña zancadilla y se les obligará a cambiar de dirección. Desde el momento en que se han ejercitado durante largo tiempo en obrar asociando su corazón, su intelecto y su voluntad, son preciosos para nosotros, podremos utilizados». Pues en tanto que han tenido el coraje, el espíritu de decisión, la voluntad para robar, destruir, exterminar, los tendrán también para hacer el bien. Mientras que los indecisos, los débiles, puede que no hagan mal alguno, pero tampoco son capaces de hacer el bien, y el Cielo se desespera porque no sabe en qué emplearlos. En ellos todo está desordenado, no tienen ninguna convicción, cualquiera puede influirles, y la misma Logia negra puede servirse de ellos. Son, pues, peligrosos y por esta razón se dice que serán «vomitados», es decir, rechazados.
Si algunos no consiguen cierta realización interna, ni tan siquiera externa, es porque los tres poderes del intelecto, corazón y voluntad están desunidos.
Exactamente lo mismo ocurre en una familia: cuando el padre marcha en una dirección, la madre en otra y los niños en una tercera, ¿qué pasa? Esa familia se disgrega. Pues bien, las mismas leyes existen en la familia interior: el padre, el intelecto, tiene su objetivo; la madre, el corazón, tiene también el suyo, totalmente diferente; y la voluntad, es decir, los hijos, sin directriz alguna, no hacen más que tonterías.
Vosotros estáis en una Escuela Iniciática a fin de tomar conciencia de muchas verdades nuevas que os sirvan para enderezar vuestra vida, reorientarla, organizarla y darle una dirección divina. Probadlo, poned orden en vosotros mismos, en vuestro intelecto, en vuestro corazón y en vuestra voluntad, unid estos tres factores y dirigidlos hacia un mismo fin: el cumplimiento de la voluntad de Dios. Veréis como cambia vuestra vida. Lo cual no quiere decir que no volváis a ser sacudidos por nuevos tomados y temblores de tierra; no, mientras se viva sobre la tierra tendréis sacudidas, pero pasarán deprisa y sólo dejarán huellas superficiales. La casa se mantendrá en pie porque está construida con materiales resistentes. Mientras que en el pasado, al menor choque todo se derrumbaba.
Yo no os hago grandes promesas, no os digo que entrando en la Enseñanza obtendréis todo tipo de riquezas, de gloria, y la amistad de los poderosos. La única cosa que puedo deciros es que, si llegáis a dirigir vuestro intelecto, vuestro corazón y vuestra voluntad hacia un mismo fin, se producirá un cambio en vuestra conciencia. Este cambio será minúsculo al principio, pero el Cielo y la tierra están en él. Acordaos de lo que dijo Jesús a propósito del grano de mostaza: « Esta es la más pequeña de todas las simientes, pero cuando ha crecido es la más grande de las plantas del huerto; y se transforma incluso en un árbol, en el que los pájaros del Cielo vienen a posarse». No es pues el grosor o la pequeñez del frasco lo que cuenta, es su vigor. Podemos identificar al grano de mostaza con un pensamiento, un sentimiento, en apariencia imperceptibles pero que, si son intensos y las condiciones adecuadas, tienen el poder de producir realizaciones gigantescas. «Los pájaros del cielo vienen a abrigarse en sus ramas», dice Jesús. Los pájaros son los espíritus del mundo invisible que vienen a visitamos e incluso a encontrar un abrigo en vosotros.
Yo no os hago pues grandes promesas, sólo os digo que si procuráis comprenderme bien, si recogéis con amor la pequeña promesa que os hago hoy, si la cuidáis, si la alimentáis, crecerá un árbol donde los mismos ángeles vendrán a posarse. El grano que hoy os doy, es transmitiros el ideal de asociar estos tres factores: la inteligencia, el corazón y la voluntad, para un mismo fin, pues sólo en estas condiciones son posibles las grandes realizaciones. Como estos factores son de origen divino, cada uno contiene tesoros inauditos, y una vez unidos y reconciliados con el Cielo, están en comunicación constante con él. Cuando el intelecto tiene sus raíces en el Cielo, su luz aumenta y recibe continuamente inspiraciones y revelaciones. Cuando el corazón está ligado al Cielo, en donde tiene su origen, bebe el elixir de la vida inmortal, bebe del amor, está siempre maravillado, siempre embelesado y se vuelve vasto como el universo. En cuanto a la voluntad, si está constantemente ejercitada, se vuelve tan poderosa que derriba todos los obstáculos: unida al Cielo, puede ser tan fuerte como Dios mismo.
Dicen que la unión hace la fuerza, pero hasta el momento esta unión sólo ha sido entendida exteriormente, en el terreno social, político, militar: unión para destruir, o unión para construir, pero siempre se trata de una unión externa. En adelante, hay que comprender la unión interiormente. Debemos estar unificados por nuestro ideal, debemos estar unificados por una idea divina, por nuestro amor fraternal; unificados en los trabajos que realizamos para traer el Reino de Dios. Es entonces cuando la unión se convierte en un poder extraordinario. La unión externa no es mala, pero es incompleta. Las personas se asocian momentáneamente, pero al poco tiempo, esta asociación se deshace y cada uno se va por su lado. Mientras que la unión de la que estamos hablando, la unión que da lugar a la verdadera fuerza, dura eternamente. Cuando os unáis a los Ángeles, al Cielo, a vuestro Yo superior, no será por un día, o dos, ni siquiera por algunos años. No os uniréis para obtener un resultado cualquiera después del cual os hundís de nuevo en la ignorancia y las tinieblas, ¡no! Se trata de una unión para siempre, para toda la eternidad... Esto es lo que debéis entender.
Hoy es el primer día del año y durante doce días como mínimo tenéis que vigilaros, tenéis que estar atentos a vuestras palabras, a vuestros sentimientos, a vuestros gestos, siempre con el pensamiento puesto en el Reino de Dios y en la Fraternidad universal. Evidentemente es muy difícil, pues siempre surgen cosas imprevisibles; pero si vuestra conciencia está ahí para vigilar, para orientar, para remediar, podéis hacer un trabajo glorioso, un trabajo divino. Es posible que durante esos doce primeros días tengáis tentaciones, pruebas, solicitudes de criaturas inferiores... son cosas que hay que prever. Yo no os prometo durante estos doce días tarea fácil ni para vosotros ni para mí; pero al menos, todos juntos, unidos, podremos ayudamos mutuamente. Lo más importante es la unión, pero prioritariamente la unión en nosotros mismos de corazón, intelecto y voluntad.
Algún día, cuando tengáis la posibilidad de recordar todo lo acaecido en los diferentes momentos de vuestra existencia, constataréis sin duda alguna, que los minutos que habéis pasado en la Fraternidad entre meditaciones, cantos y rezos, habrán sido los más importantes y los más preciosos de vuestra vida. Actualmente no lo veis, no lo sabéis, pero algún día, cuando veáis las cosas con más claridad, comprenderéis el tipo de trabajo en que habéis participado, y entonces diréis: «¡Que Dios sea loado, que Dios sea loado por haberme permitido participar en esta grandiosa obra!» Y cuando os sean mostradas las consecuencias de este trabajo, las maravillas realizadas en el mundo entero gracias a este trabajo, quedaréis deslumbrados, pues este trabajo en el que os pido que participéis, ha sido ya emprendido en lo alto por los ángeles y las divinidades, y los que estamos aquí sólo deseamos abrir una pequeña puerta para que esta labor divina obtenga también resultados en nuestro plano físico.
Omraam Mikhaël Aïvanhov, en Sevres, 1 de Enero de 1963

jueves, 12 de diciembre de 2013

APUNTES SOBRE LA NAVIDAD



Antecedentes de su origen

El hecho de que la navidad o natividad (nacimiento de Jesucristo) se conmemore el 25 de Diciembre, no significa necesariamente que este hecho haya acontecido en esta fecha. Las modernas investigaciones históricas y filológicas sobre este evento parecen convenir que esta fecha no corresponde realmente al hecho en sí. Según parece todo apunta a que el nacimiento de Cristo se haya producido en realidad en Marzo o Abril, es decir en primavera en el hemisferio norte.

Entonces, ¿por qué se conmemora este magno acontecimiento el 25 de Diciembre? La Fe cristiana sostiene que Jesucristo fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, en el vientre de una santa virgen como era María. La Fecha de nacimiento de la concepción divina fue escogida per las autoridades eclesiásticas una vez que se instauró la Iglesia Católica como la religión oficial del Imperio Romano, es decir, unos 300 años después del supuesto acontecimiento. Esta fecha fue escogida, entre otras cosas porque el 25 de Marzo se supone no sólo el aniversario de la crucifixión, sino que también la anunciación de la Virgen, vale decir en esta fecha se produce la divina concepción en el vientre de María. Por lo tanto nueve meses después exactamente debía nacer el sagrado producto de esa unión, ya que este es el tiempo que corresponde a la gestación perfecta en el género humano.

 
Pero, cabe preguntarse ¿esta es la única razón para estas fechas? La verdad es que no. Existen razones muchos más trascendentes que aquellas que sólo nos llevan a un ajuste matemático con los ciclos biológicos de los seres humanes. El 21 de Marzo corresponde al equinoccio de primavera, momento en el cual renace la naturaleza, germinan las plantas, se expresa la fuerza creadora en el medio ambiente. Por otra parte el 21 de Diciembre corresponde al solsticio de invierno, fecha en la cual el sol, aparentemente, se ha alejado lo máximo de los hombres y comienza su camino de retorno, por lo tanto nace nuevamente la esperanza. Cabe destacar que las fechas citadas para estos estos dos eventos astronómicos corresponden al hemisferio norte. En el hemisferio sur,  las cosas son totalmente opuestas, sin embargo, el cristianismo se desarrolló en el hemisferio septentrional, por eso debemos ver las cosas desde esta perspectiva.

 Solsticios y Equinoccios en el Hemisferio Norte

Seguramente habrán notado la extrema cercanía entre las fechas de equinoccio y solsticio, y las fiestas de conmemoración religiosa católica de que hablábamos al principio. Todo esto no es pura coincidencia, ha sido planeado para que así sea. La concepción divina (Anunciación de la Virgen) se lleva a cabo en el equinoccio de primavera, es decir en el momento preciso en el cual se expresa la energía cósmica en la naturaleza.

Que mejor fecha para una Gran Germinación que la fecha en que comienza la primavera. Cabe hacer notar que el año nuevo se celebraba en el equinoccio de primavera, es decir el 21 de Marzo en el hemisferio norte. Es decir, en esta fecha se daban inicio las cosas en un nuevo ciclo que constituía un año. Sin embargo, posteriormente con las innovaciones del calendario llevadas a cabo fundamentalmente per Julio César y por Augusto César, esta fecha ha sido desplazada al 1 de Enero.

Por otro lado, no puede ser más propicia la fecha del nacimiento, a aquella que corresponde al retorno del sol. En el solsticio de invierno nace la esperanza, porque el sol físico comienza su camino de vuelta para alumbrarnos cada vez con más calor y mayor cantidad de luz y poco a poco sacarnos del periodo de oscuridad en el cual estamos inmersos. De esta misma forma el nacimiento de un Gran Redentor de la humanidad es la esperanza y la promesa de ese Gran Sol Espiritual que retorno para guiarnos en la luz de su Verdad y en el calor de su Bondad.

Estas verdades no son patrimonio de la fe cristiana, sino que fueron tomadas de las formas religiosas que existían con anterioridad. No obstante, era necesario un cambio en la forma, aunque la idea se mantenga, ya que es de trascendencia divina.

La historia del esoterismo nos plantea que el Ideal, el cual transfunde del Creador, es enseñado a les seres humanes, a fin de que estos cada vez más vuelvan a su origen celestial. Este Ideal es uno sólo, sin embargo se va desarrollando a través de las edades dentro de distintas formas. Para la evolución de la humanidad es necesario las formas religiosas y para otros el Ideal tal cual se enseña en las Escuelas de Iniciación Real. Pero sea de una manera u otra, a medida que el tiempo pasa y la humanidad evoluciona se hace indispensable cambiar los modelos de expresión. Por esta razón es que se establecen ritos, ceremonias, enseñanzas distintas a las religiones antiguas, porque es necesario cambiar de formas cuando las antiguas ya no sirven o han degenerado, como sucede con todas las manifestaciones formales. Sin embargo, la base fundamental de la nueva religión sostiene aquellas cosas que son trascendentes y universales, y solamente, les cambia nombre, manteniendo el mismo espíritu.

Avalando las opiniones de los esoteristas, se puede observar que históricamente las religiones y Escuelas de Desarrollo anteriores al cristianismo, celebraban fiestas muy especiales en las fechas cercanas al solsticio de invierno.

Para les creyentes de la religión del dios Mitra, el 25 de Diciembre era el aniversario del “Sol Invicto”, una fiesta en que se celebraba el nacimiento del Sol Invencible. Según su tradición, Mitra habría nacido de una roca el 25 de Diciembre. Cabe hacer notar que se consideraba a Mitra como un redentor de la humanidad y un intermediario entre les seres humanos y el Padre Creador.


Por otra parte el 25 de Diciembre era para les romanos el fin de las Saturnalias, siete días de fiestas paganas con que celebraban en solsticio de invierno, en honor a Saturno, que también era dios de la agricultura.

Los puebles nórdicos en el solsticio de invierno llamaban al sol, que había llegado al máximo de alejamiento, a través de antorchas que colocaban en los abetos y hogueras en los bosques. De aquí surge la tradición del árbol de pascua. La lógica en esto es que lo similar se atrae. Por ello es que el fuego de las antorchas era un llamado a su hermano mayor: el fuego del Sol.


Así como estos ejemples, existen muchos más que nos indican que la navidad es una fiesta que en esencia se arrastra mucho antes del cristianismo, la cual por contener verdades esenciales y cósmicas fue adoptada per la naciente religión cristiana como la fecha más apta para conmemorar la venida del Gran Redentor de la humanidad: Cristo.

El verdadero sentido de la navidad

Es una lástima que una fecha en la cual se celebra algo tan trascendente y universal haya perdido su verdadero significado, para caer en una fiesta en la cual combaten las ideas de Buena Voluntad, de Amor y Paz por un lado , y la del consumismo, el personalismo y egoísmo por el otro.

Actualmente la navidad es un indicativo de compras, regalos, compromisos, engalanamientos y adornos, etc. En esta época que debería ser la época del amor, unidad y fraternidad universal, las personas se han olvidado de lo superior, de su erigen celestial. Simplemente queda, en la mayoría de los casos, el compromiso de intercambio de bienes materiales. Sin embargo, cabe preguntarse ¿dónde está y cuál es el espíritu verdadero u original de la navidad?

Aún existen vestigios del ánimo original de la navidad. Por esta razón es que es la fiesta que inspira amor y paz; y es la más universal que existe en el planeta. Les distintos puebles, sean o no cristianos, en su mayor parte reservan un espacio de sus quehaceres a la meditación de la paz y de lo superior en el planeta.
Ne obstante, es necesario que nos preguntemos cada uno de nosotros en algún momento de quietud y soledad individual, ¿cómo contribuyo a la realización del Ideal Crístico en la tierra?

El nacimiento del Redentor debe acontecer siempre los 25 de Diciembre, no importa cuantas veces sea. Este nacimiento debe verificarse dentro de cada uno de nosotros. Cada uno en el silencio, la meditación y la oración podrá ser agraciado con el nacimiento interno del Cristo que mora dentro de sí.


Cada ser humano lleva en su interior la Chispa Divina, el Christos griego, y es responsabilidad nuestra permitir que nazca en nuestro seno. Recordemos esto esta natividad, y propongámonos dedicar, aunque sea un momento, nuestro ofrecimiento a lo superior. Procuremos convertirnos  en los reyes magos y regalémosle a nuestro Redentor (Yo superior), los mejores regalos que podamos obtener, es decir, nuestras virtudes y objetivos superiores y mejores, entre los que marchan a la vanguardia: la Fe, la Caridad y la Esperanza. 

ALV