domingo, 18 de diciembre de 2011

LA INICIACIÓN (1º PARTE)


A continuación la primera parte del capítulo “La Iniciación” de R. Swinburne Clymer, editado en su libro llamado: “La Ley Divina: la senda hacia la maestría”. Este capítulo lo entregaré en tres partes.

Cabe mencionar que el Dr. Clymer, Rosacruz estadounidense, nacido en noviembre de 1878 y fallecido en junio de 1966, fue Gran maestro de la Fraternitas Rosae Crucis, cargo que desempeñó desde 1922 hasta el año de su muerte. Además encabezó el movimiento llamado “Sacerdocio de Aeth”, junto a la misión RC.

Si bien es cierto la Fraternitas Rosae Crucis tiene su sede principal en Estados Unidos, en distintas partes del mundo existen “centros”, y para ver su localización en Chile un link de contacto: www.rosacruz.cl

Espero que sirvan los conceptos e ideas que se expresan en este capítulo para todos aquellos que buscan lo esencial en el materialismo de hoy.


LA INICIACIÓN (1ª parte)

La Iluminación Filosófica tiene su objetivo en un propósito tetrámero que el Neófito debe alcanzar, si ha de lograr éxito completo.

Primero: Durante el curso se deben excitar todas las fuerzas que se encuentran potenciales en todo el complejo ser: el cuerpo físico, la mente y el Alma. Lo fundamental debe alcanzarse en cada plano del ser, asegurando una completa medida de salud, fuerza, éxito y poder, en su verdadero sentido. Esto permite el dar Servicio a la humanidad en lo general.

Segundo: Antes o durante el curso debe surgir un deseo dominante. Este deseo debe ser constantemente ferviente en la mente y Alma del Aspirante, la que aun se encuentra latente. Debe dominarlo a tal grado que no encuentre reposo, a memos que se encuentre activo haciendo todo esfuerzo para el logro del ideal inspirado o deseado.

Tercero: La concentración o centralización de todas las fuerzas en potencia dentro de todo el ser, da al individuo el vigor necesario, la potencia y la fortaleza para trabajar incesantemente para la realización del deseo.

Cuarto: (a) Debe haber el deseo y el esfuerzo para el despertamiento y la iluminación del Cristo o Centro del Alma. (b) El establecimiento del contacto, es decir, adquiriendo la unión con uno de los Centros Jerárquicos de actividad.

Hacia este objetivo, el Neófito debe aprender a Obedecer; a Saber, a tener voluntad o Querer, a Osar y, sin embargo, a permanecer en Silencio. Debe reconocer el axioma que en el silencio se encuentra fuerza.

Es natural que existan conceptos erróneos y dudas tocantes a esta materia en las mentes de aquellos para quienes sea relativamente nueva. El anticipar dificultades que se presentarán en la búsqueda a las mentes inquisitivas, y ofrecer explicaciones claras sobre ellas, es el propósito de este trabajo. Múltiples impresiones erróneas existen entre los Neófitos, como se comprueba por las preguntas constantes que hacen acerca de la Iniciación, en especial sobre sus aspectos esotéricos o Arcanos.

Escasa información se ha dado al público lector sobre el esoterismo de la verdadera Iniciación, aunque múltiples libros puede conseguir en esta materia el investigador. Muchos de estos tratados son de poca utilidad práctica. Algunos de ellos son en realidad perjudiciales porque nublan los problemas que encierran, y con frecuencia alientan las prácticas de ocultismo, en especial las síquicas, que tienden a la mente negativa y exactamente lo opuesto de lo que requiere el alcance de la Iniciación Filosófica.

La Iniciación trata principalmente con el proceso del desarrollo espiritual del fuero interno —un despertar gradual del Cristo o Alma— y la obtención de la Conciencia del Alma. En lenguaje Bíblico esto es el renacimiento, o segundo nacimiento, el del espíritu, y que, una vez obtenido, trae consigo TODO EL BIEN Y TODA COSA DESEABLE.

Una presentación racional de este problema debe basarse en el establecimiento de una claridad mental y salud física; en, la fortaleza de la mente y el cuerpo físico, en el vigor y la virilidad, y en una fuerza superior que proporcione el estado alerta de las facultades que disciernen. Cualquier sistema que menosprecie el cuerpo físico, y sus funciones tiendan a la apatía mental; es peligroso y debe evitarse.

Desgraciadamente los conceptos erróneos prevalecen con respecto a la localización y la función de la Voluntad. La impresión general y casi universal es que la Voluntad puede desarrollarse por todos, prescindiendo del deseo interno y de la energía de llevar a cabo el propósito del deseo. Esto es un sofisma.

Por mucho que uno quisiera desarrollar una labor especial, Si el deseo hacia tal fin no es lo suficientemente fuerte, y si el ejecutante no se encuentra diligente, mayormente, ansioso de dejar todo lo demás para el cumplimiento de este único deseo, y si este único deseo no es lo suficientemente potente para inducir toda actividad mental y física para realizarlo, entonces el fracaso es seguro.

La Voluntad siempre se encuentra basada en el deseo, porque el deseo es Siempre el principio que activa y gobierna. El deseo es comparable al amor. Donde el amor es fuerte, hasta la certeza de la muerte no puede intervenir en sus dictados.

Está reconocido que el desarrollo elevado, o espiritual, exige el cultivo de una Voluntad imperiosa. Es, por lo tanto, que se debe subrayar esta parte de la Gran Obra. Métodos simples, sanos y razonables deben seguirse en su desarrollo. Los métodos más apropiados para este propósito son en verdad tan simples que con frecuencia Se ignoran, y los medios están presentes tan a menudo, que su poder con frecuencia se desdeña. En el proceso de la Iniciación Filosófica y en el cultivo de la Voluntad, la Ley Divina es:

Ejecuta lo que debe hacerse, independientemente de lo insignificante que pueda Ser. HAZL0 CUANDO DEBA HACERSE; EN LA FORMA QUE DEBE HACERSE, sin repugnancia. Si es algo que por lo general disgusta, hazlo con la buena voluntad de lograr algo útil en el deber, y terminarás con un sentimiento de satisfacción, de que se llevó a cabo debidamente tu deber y misión, y por lo tanto, un medio para lograr el fin.

Igual empeño debe ponerse en la importancia de dirigir la Voluntad en los conductos de la obediencia al Ideal Divino. Aparte de los factores que ya se han mencionado, aún existen otros importantes en el desarrollo de una Voluntad superior y del poder que la acompaña: Primero, la virtud de la Verdad, esto es, el conocimiento relacionado con las leyes de la rectitud y la benevolencia. En segundo término: la virtud del amor imparcial y de la buena voluntad en toda sección de la creación de Dios. El poseer una fuerte Voluntad es en sí poco deseable. Puede terminar en terquedad estéril.

Una recia Voluntad resulta en posesión inapreciable siempre y cuando se induzca y guíe por la luz del verdadero entendimiento y se haga radiante al calor del amor de la bondad del corazón. En este campo de actividad, la bondad basada en la moderación y cordura se torna en un poder creativo. Una Fuerza de Voluntad cuidadosamente guiada, aunada al entendimiento de las leyes que gobiernan la vida, vitalizada por una bondadosa justicia y rayos geniales de amor y bondad, son una prueba en contra de las tendencias irracionales y destructivas.

Basado en un incentivo irresistible que nada puede descartar, una Sobresaliente Voluntad puesta en actividad para lograr un deseable propósito constructivo, aporta el Saber y el poder necesario para cualquier realización que se desea. Esta es una Ley que se basa en el principio que suprime toda impresión equivoca al tratar del desarrollo de la Voluntad.

Como resultado de la lectura de las obras que tratan del poder de la mente, o mental, hay una muchedumbre que piensa que por entrar a un curso del cultivo de la Voluntad, puede desarrollar el poder suficiente para sobreponerse a todos y cada uno de los defectos mentales y corporales, sin siquiera recapacitar sobre el Alma.

Tal superación resulta imposible por medio de una mera fuerza de Voluntad, sin considerar el modo que se tiene de pensar, de vivir, de lo higiénico del medio ambiente y de la preparación que se tenga para lograr lo que se desea.

Demasiados —hay una muchedumbre— que toman el estudio de la mente y de la cultura mental con la idea de que solamente con eso se encuentra el medio para lograr la finalidad, sin necesidad de trabajar o hacer el esfuerzo físico para realizar sus deseos. Han sido hipnotizados por el lema: "LA MENTE ES TODO", o, "PIENSA Y SÉ RICO". Ellos en verdad creen que al sentarse a pensar, y QUERER, se les derramarán riquezas en su regazo.

Esto es una ilusión y una decepción. El despertar es por lo general triste, y con frecuencia sobreviene después de que se han tornado tan inactivos, que ya no poseen la energía para hacer un esfuerzo verdadero para alcanzar el éxito por medio del cuchillo de doble filo que nunca falla: VOLUNTAD Y ESFUERZO (trabajo).

En nuestra experiencia de cuarenta y cinco años como médico y maestro hemos visto que muchos de los fracasos y grandes desastres se forjaron por el sistema irracional del desarrollo de la Voluntad. En la mayoría de los casos, aquellos que sufren, son por si mismos culpables. Los gobierna el interés personal innoble; el viejo engaño de que es posible obtener algo por nada; ignoran el hecho, de que el intercambio perfecto es la Ley; que aquel que obtiene o acepta aquello que no ha ganado es un ladrón, y que todo lo que se logra así, en última instancia se le quitará. El más grande de los Iniciados Filosóficos lo pronunció como una ley:

Sólo '‛el trabajador es merecedor de su salario".

Esto significa que nadie puede honestamente recibir hasta que haya dado algo en cambio por aquello que desea.

Los estudiantes que han sido instruidos parcial o erróneamente Se hacen las ilusiones de que es posible desarrollar tal poder Superior de la mente y de la Voluntad, que con sólo la gimnasia mental, pueden corregir toda condición insatisfactoria de Vida. Creen que exclusivamente, por la fuerza mental y la fuerza de Voluntad pueden desarrollar la salud corporal, y adquirir la fuerza suficiente para conservarla ya que es tan esencial para la ciencia Oculta. (Continuará…)

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