martes, 25 de marzo de 2014

LA MENTE, UN RADIO HUMANO

Les entrego un artículo preparado en su oportunidad por Herbert Spencer Lewis, y publicado en la revista oficial de la organización A.M.O.R.C. llamada "El Rosacruz", en su número de Mayo de 1982.

La organización "Antiqua y Mística Orden Rosae Crucis" (A.M.O.R.C.), fue fundada por el mismo H. S. Lewis, en la primera mitad del siglo XX, en Estados Unidos. Reclamando esta persona haber recibido la cadena iniciática de antiguas y tradicionales fraternidades Rosacruces en Europa. Actualmente esta organización es una de las organizaciones Rosacruces más ampliamente difundidas en el mundo, seguramente gracias a la cobertura que realizan merced a su instrucción impartida por correspondencia.

Es muy frecuente que las personas asocien el término Rosacruz, con todo lo que pueda implicar, con esta organización, por el hecho de ser la más conocida; pero es necesario dejar bien en claro que "Rosacruz", es un nombre usado para designar a una línea trabajo iniciático y esotérico (fraternidad si se quiere), que es muy antiguo (varios siglos), y se transmite a través de cadenas iniciáticas ocultas de maestro a discípulo ; y dadas estas características es que hoy en día existen una variopinta variedad de organizaciones o agrupaciones que asumen ser los herederos legítimos de esta enseñanza, y toman su nombre. No es mi intención quién o quienes son "verdaderos" y quienes no. Estoy seguro que en toda esta gran gama de enseñanzas que de todas estas organizaciones derivan, se puede rescatar información válida para la persona que inicia un sendero de búsqueda espiritual.

Espcíficamente, en el número de la revista "El Rosacruz", del cual extraje este artículo, se publica el siguiente contenido: El misterio de la creación - El agua y la salud - Invitación a la vida - La mente, un radio humano - China - Hasta la vista - Procesos de aprendizaje y el desarrollo psíquico - Reflexiones sobre la evolución del hombre - Los sonámbulos - Actividades Rosacruces.

Espero que les sirva.   

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Se dice mucho en la literatura oculta y mística acerca del poder del pensamiento y de las radiaciones de la energía mental que, el estudiante con frecuencia se despista en comprender precisamente como estas radiaciones se manifiestan y cómo puede ser en verdad que existan radiaciones en modo alguno.
Para entender completamente el poder del pensamiento sin recurrir exclusivamente a los principios de psicología, deberíamos dirigirnos primero a la fisiología y comprender que cada energía nerviosa es eléctrica.
Este hecho abre inmediatamente la puerta de un campo amplio de investigación e incidentalmente conlleva a un campo más extenso de especulación. Muchos escritores en literatura oculta y mística, que no están preparados adecuadamente en los principios verdaderos, cavan muy honda y libremente en el campo de las especulaciones tomando en cuenta la naturaleza de la energía nerviosa, y muy casual y superficialmente en el campo de la investigación. En otras palabras, tales escritores o estudiantes están profundamente impresionados con la declaración científica de que la energía nerviosa es eléctrica y con ese hecho como una premisa o punto de partida empiezan a especular amplia e ilógicamente, y por lo tanto llegan a todo tipo de conclusiones erróneas. Las conclusiones verdaderas, que deberían ser el resultado de un razonamiento adecuado, son mucho más interesantes y sorprendentes que las especulativas.
  Los Experimentos de Mesmer
  Fue Mesmer quien descubrió un método para probar un antiguo principio místico de que toda energía nerviosa es eléctrica. Hasta en su época este principio había sido impartido en las enseñanzas Rosacruces, y Mesmer fue un estudiante dedicado del trabajo Rosacruz en su país. Pero, mientras los Rosacruces en sus laboratorios tenían maneras y medios de probar que un impulso nervioso era un impulso eléctrico, Mesmer quería probar que ellos causaban u originaban en el campo alrededor de ellos ciertas vibraciones de una naturaleza eléctrica o magnética. Si Mesmer viviera hoy, no tendría que recurrir a los métodos complicados que él usó para establecer el hecho de que cada impulso eléctrico origina un campo eléctrico o magnético de radiaciones.

Hay miles de experimentos registrados en los anales de la ciencia de la electricidad mostrando que en años recientes este hecho ha sido bien establecido. Muchos dispositivos eléctricos, maravillosos, ahora en uso, dependen enteramente del principio que un campo eléctrico rodea a un punto de impulso eléctrico; y si esto no fuera así, no tendríamos teléfono, radio o muchas otras cosas de uso común.
Sin embargo, en la época de Mesmer la ciencia de la electricidad no estaba ampliamente avanzada excepto en los laboratorios del místico, el alquimista y el investigador independiente que no estaba ligado por las tradiciones o principios de la ciencia; por lo tanto, muchas cosas que ahora son de conocimiento común en electricidad no eran conocidas.
Mesmer creyó que si el impulso nervioso en el cuerpo humano era eléctrico en su naturaleza, entonces algo más que la pura manifestación psicológica resultaría de tal impulso y allí se pondría en funcionamiento algún impulso o radiación secundario del impulso original, el cual se movería fuera del cuerpo humano. En otras palabras, él llegó a la conclusión de que si la energía nerviosa en el cuerpo humano fuera dirigida y concentrada a puntos en los dedos, entonces por añadidura el producir simplemente un efecto psicológico dentro del dedo, un efecto secundario en la naturaleza de las radiaciones de esa energía resultaría, v este efecto secundario tendría a irradiar o moverse hacia afuera del punto o lugar del impulso original. Esto lo llevó a creer que había radiaciones en los extremos de los dedos en la forma de ondas muy sutiles de poder o energía que podrían ser detectadas por personas sensibles o quizás por instrumentos sensibles.
No es mi intención repasar los experimentos de Mesmer, aunque cada estudiante de misticismo los encontrará intensamente atrayentes, especialmente en vista de que Mesmer fue grandemente malentendido por las personas comunes de su época y absolutamente condenado como un impostor o una persona que se engañó a sí misma, por los científicos y aquéllos que no estaban listos a aceptar sus descubrimientos. Fue, verdaderamente, desafortunado que los primeros experimentos de Mesmer, adoptaran la forma de tal prueba de estas radiaciones como que sosegaban y calmaban los sistemas nerviosos de otras personas, y que les provocaba sueño o se entregaban a una condición calmada, apacible y relajada.
Poder Curativo
Sabemos hoy en día que tales condiciones como éstas no sólo calman los nervios y provocan somnolencia, sino que tienden a remediar los problemas nerviosos y establecen una condición de armonía en el cuerpo donde la enfermedad y el dolor son disminuidos. Esa es la razón por la que los así llamados curadores magnéticos han sido capaces de producir tales efectos maravillosos por medio del uso de sus manos y esto explica por qué muchos de los grandes Maestros en el pasado y especialmente los esenios fueron capaces de llevar a cabo tal curación maravillosa, aplicando las manos.
Sin embargo el pueblo ignorante se volvió temeroso de esta condición soñolienta y la compararon a algún coma extraño o condición hipnótica que pudiera afectar al paciente. Ellos creyeron erróneamente que si el "fluido magnético" que emanó de los extremos de los dedos de Mesmer o de otras personas podía producir un sueño ligero o una condición serena, entonces un poquito más de tal fluido o una continuación de tales tratamientos podría causarles entrar en un sueño muy profundo o eterno. Tal conclusión era absolutamente falsa y sin fundamento, como sabemos hoy en día, pero en la época de Mesmer el miedo y las creencias supersticiosas, basados en la ignorancia de los hechos, siempre se desarrollaban fácilmente en las mentes de las personas y se aceptaban como verdades, sin investigación.
Por lo tanto, Mesmer fue acusado de haber inventado un método de inducir un trance o sueño profundo. Esta condición fue llamada mesmerismo, y más tarde fue relacionada al hipnotismo, mientras que de hecho no había ninguna relación con el sueño hipnótico en ninguna cosa que Mesmer hizo en realidad. Porque sus experimentos fueron llamados y considerados erróneamente en esta manera, los mundos médico y científico lo ridiculizaron y su trabajo tuvo que terminar con desgracia para él mismo y para las ideas que trató de establecer.

 Entonces la verdad completa del asunto es que no sólo es la energía nerviosa en el cuerpo humano eléctrica, sino que es como una energía eléctrica del tipo que conocemos en relación con todas las otras manifestaciones eléctricas. En otras palabras, se compone de una polaridad negativa y de una positiva, y es un resultado de la relación de una tensión negativa y positiva tratando de coordinarse en un flujo adecuado a través de un canal provisto, Por lo tanto, la manifestación de esta energía nerviosa es una manifestación alterna, consistente en fases de descanso y acción, o inactividad y actividad, causando un impulso ondulante de tan rápido latido o a tal tasa de velocidad que aparenta ser un flujo continuo e ininterrumpido.
He dicho que la ciencia reconoce esta naturaleza eléctrica de la energía nerviosa y aun así debo decir que tal reconocimiento es solamente de una fecha reciente, y fue presentado a fondo sólo hace pocos años en algunos libros de texto, muy completos, sobre psicología, escritos por autoridades eminentes ' con motivo de eliminar toda duda de la validez de las declaraciones[1]. Hasta que este hecho de la naturaleza eléctrica de la energía nerviosa fue establecido, nadie sabía científicamente lo que era; y los científicos, y los médicos especialmente, no lo conocían y no parecía importarles, ya que ellos estaban interesados principalmente en el flujo de la energía nerviosa y sus manifestaciones.
La relación de esta energía nerviosa con el pensamiento es interesante. Sabemos que el cerebro es el tablero de control del sistema nervioso humano, y es por lo tanto, el tablero de mando del sistema eléctrico del cuerpo humano. Todos los impulsos que pasan por los nervios del cuerpo humano lo hacen tan eléctricamente, como si pasaran por cables eléctricos. Cuando colocamos nuestros dedos sobre algunas cosas, el contacto con una substancia diferente, les causa recibir un contacto reflejo o eléctrico con la materia que tiene una polaridad o potencialidad diferente de la del sistema nervioso humano. El resultado es que ese contacto o impulso es transmitido eléctricamente a lo largo del sistema nervioso hasta el cerebro humano, y allí es transmutado o transformado en una impresión y tenemos consciencia de lo que hemos tocado.
Es como el sistema de disco selector en el teléfono; moviendo el disco de marcar y permitiéndole girar de vuelta a su posición, hacemos que una rueda gire emitiendo cierto número de impulsos eléctricos a medida que regresa a su posición de descanso. Estos impulsos, del uno al nueve en número, son llevados consigo a un cable eléctrico para el tablero de control del sistema de disco selector, que es como el tablero de control del cerebro humano, en donde se registran haciendo el mismo número de impulsos que tenían en el disco marcador. Los impulsos son transformados en acción, lo cual pone en funcionamiento otros dispositivos eléctricos y así el circuito se completa. En el sistema nervioso humano una función similar toma lugar. Cierto número de vibraciones viajan por el sistema nervioso al cerebro y al registrarse allí, crean impresiones o formas de pensamientos que son comprendidas por la consciencia.
Vibraciones y Formas de Pensamiento.
Ahora bien, vemos con esto que las ideas son formas de pensamiento, y éstas a su vez, son impulsos eléctricos. Una nota en una cuerda de violín está compuesta de un cierto número de vibraciones y la diferencia entre una nota y otra es una diferencia en vibraciones. La diferencia entre un color y otro es una diferencia en la tasa de vibraciones. Y la diferencia entre la sensación de una substancia que es dura y una que es suave es una diferencia en la tasa de vibraciones comenzada en las puntas de nuestros dedos y transmutada en nuestro tablero de control del cerebro. Por lo tanto, en los centros del cerebro humano los nervios de nuestro cuerpo están grabando y registrando constantemente impulsos de diferentes tasas de vibraciones, que a su vez producen formas de pensamiento.
Mientras dicto este artículo, mis ojos se pasean alrededor de mi oficina y estoy recibiendo muchas
impresiones por medio de la vista, todas ellas son transmitidas por vibraciones a los centros del cerebro, donde son transformadas en formas de pensamiento de imágenes. Escucho a mi propia voz hablando y mi taquígrafa escucha mis palabras. Las palabras que pronuncio son transmitidas, por medio de las vibraciones de una naturaleza eléctrica, a través del espacio a los nervios ligados a los tímpanos de sus oídos, y allí a través de los impulsos recibidos en el tímpano, despiden vibraciones nuevamente a lo largo del sistema nervioso a los centros de su cerebro, donde tales vibraciones se registran y crean formas de pensamiento que se convierten en sonidos.
Lo mismo es verdad con el gusto y el olfato. Cuando nuestra consciencia está despierta a medida que nos movemos de acá para allá, vemos, oímos, olemos, gustamos y sentimos, probablemente tenemos miles de impresiones transmitidas a nuestro cerebro cada segundo, y éstas son transformadas rápidamente en formas de pensamiento y comprendidas como tales por el proceso de transformación de nuestra consciencia.
Estoy omitiendo los otros fenómenos del sistema nervioso que se encargan de la transmisión de los impulsos de los centros cerebrales hacia diferentes partes del cuerpo, como por ejemplo, cuando uno está escribiendo, el cerebro despide vibraciones por los nervios a las manos y a los dedos, lo cual causa pulsaciones de energía muscular, provocando a los músculos contraerse y extenderse, y debido a eso mover la mano y los dedos en el proceso de escribir. Lo mismo sucede con el proceso de caminar, respirar, comer y hacer cualquiera de los cientos de cosas que resultan del funcionamiento de la energía nerviosa en los músculos del cuerpo humano.
Sin embargo, volviendo nuevamente a las formas de pensamiento producidas en la mente humana por medio de las radiaciones de los impulsos eléctricos allí, debemos entender una manifestación adicional de estas formas de pensamiento o impulsos que la ciencia general no toma en consideración, porque está fuera de sus campos de experimentación e investigación. El místico sostiene y demuestra, por medio de varias aplicaciones de la ley natural, que cada vez que un impulso eléctrico y vibratorio en los centros del cerebro causa que una forma de pensamiento sea creada, el impacto sobre la consciencia de esa forma de pensamiento y el encauzamiento de las vibraciones más altas de la consciencia hacia ésta, hacen que la forma de pensamiento irradie vibraciones de sí misma hacia el exterior, en el espacio.
Estas vibraciones irradian como las vibraciones de una antena de una estación transmisora. Ellas se irán al espacio y se chocarán con los centros nerviosos de otros seres humanos que pueden o no estar conscientes de la recepción. Así como una estación receptora o un equipo receptor debe afinarse por medio de un balance adecuado y una armonía apropiada de su capacidad e inducción, de modo que el cambio más leve de polaridad que lo afecta sea muy patente, así la consciencia humana y el sistema nervioso deben armonizarse con las vibraciones entrantes de pensamientos.

Esta es la razón por la que existen muchos experimentos en la labor de las enseñanzas Rosacruces, dedicadas a ayudarnos a balancear y armonizar nuestro sistema nervioso y especialmente la parte psíquica de éste, que tiene que tratar con las tasas más altas de vibraciones como aquéllas emitidas por las formas de pensamiento.
Esto me trae al punto importante y concluyente en relación a la forma de pensamiento. Durante el proceso de transformación de las vibraciones bajas de la energía nerviosa del sistema nervioso en el campo humano a formas de pensamiento que serán reconocidas por la consciencia humana, las vibraciones de estos impulsos nerviosos deber ser aumentadas o intensificadas a las tasas más altas de modo que estén dentro de la escala de vibraciones de la consciencia humana. Esta, es una parte de la energía del alma, y la tasa vibratoria de esta energía es mucho más alta que las vibraciones de la energía nerviosa, en consecuencia, estos dos grupos de vibraciones están en niveles completamente diferentes en la escala de vibraciones. La consciencia del alma vibra en las octavas más altas de la escala, mientras que los impulsos nerviosos eléctricos del sistema nervioso, están en una de las octavas más bajas de la escala.
El sistema nervioso humano está diseñado para reconocer y sentir todos los impulsos de las octavas más bajas, pero son los nervios del sistema nervioso simpático los que son sensibles a las vibraciones de las octavas más altas. Es por eso que las ondas de pensamiento causan muy poca impresión en nuestro sistema nervioso, si acaso causan alguna. Pero también es la razón del porqué debemos desarrollar el sistema nervioso psíquico o simpático en una percepción aguda de las vibraciones que no se han aprendido a notar, o que mal entiende si éste las recibe en modo alguno.
Por lo tanto, el desarrollo psíquico en cierto modo significa el desarrollo del sistema nervioso simpático a tan elevada armonización que se vuelve más v más sensible a las tasas más altas de vibraciones de dentro y fuera del cuerpo humano. Tan pronto como este desarrollo está en camino, nos volvemos más y más sensibles a las impresiones externas de toda clase, nos volvemos como un aparato de radio receptor que es susceptible a una sintonización cercana y nítida, cubriendo una escala amplia de frecuencia. Si nos permitimos estar conscientes de que la mente humana es siempre, aun desde la niñez, una estación radial, potente de ideas y formas de pensamiento, seremos más cuidadosos en lo que pensamos y qué formas de pensamiento permitiremos desarrollar en nuestra consciencia de manera que podamos transmitir siempre, lo que queramos siempre también recibir, sólo lo mejor, lo más amable y los pensamientos más afectuosos.
Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C.
L.




[1] Este artículo fue publicado originalmente en 1929.

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