jueves, 13 de marzo de 2014

MEDITACIÓN

Lo que a continuación se presenta corresponde a una parte del primer cuaderno del primer año de las enseñanzas del "Grupo de la Meditación para la Nueva Era" (Meditation Group of the New Age, MGNA), cuya ubicación física está en Ojai, California.

El primer año de enseñanzas está constituido de 6 cuadernos (un cuaderno bimestral), Luego existen un segundo y un tercer años, cada uno con cuadernos bimestrales también. 

Considero muy importante la meditación, ya que, según mi pensar, constituye una de las herramientas principales para alcanzar elevados estados de consciencia, y por ende ulteriormente la "Iluminación" y consecuente "Reintegración"; constituyendo ambas la culminación del Sendero Iniciático.

El contenido completo de este primer cuaderno es el siguiente:

Parte I: La Nueva Era - Pensar creativamente - Esquema del Trabajo Grupal.
Parte II: Meditación: Concentración
Parte III: La Ley de las Rectas relaciones Humanas.

Según mi opinión, la enseñanza contenida en estos cuadernos es seria y profunda, y por ende muy útil para cualquier persona que realmente desee hacer avances en este Sendero.

Por esta razón, a quien le interese puede descargar el primer año, los 6 cuadernos, completos del siguiente link:

  https://www.mediafire.com/?w2v27pmpg5bgj22

O bien si quieren contactarse directamente con ellos su dirección web es la siguiente:

 https://meditationmount.org/

Disfruten la lectura

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Acción Interna

Todos crean con el pensamiento continuamente, sépanlo o no, y antes de empezar el estudio de la meditación, debemos percatarnos de que nuestros deseos y pensamientos están continuamente llenando el mundo interior con "formas mentales." La forma mental es una creación mental, cargada de deseo, generalmente. Posee forma tangible en las áreas comparativamente sutiles del mundo del pensamiento, y su potencia, cualidad y duración dependen de cómo la creamos y la sostenemos.
Una de las razones del tumulto mundial de hoy es la miríada de formas mentales negativas, conflictivas y destructivas con que la humanidad llena los éteres. El aumento de la actividad mental del hombre común, a medida que comienza a utilizar su mente con mayor frecuencia, es un paso progresivo, naturalmente, pero temporalmente está produciendo una situación peor que la anterior. Por tanto, la primera responsabilidad es aprender a controlar la mente y, en lugar de acrecentar las formas de pensamientos confusos y destructivos en los éteres, tratar de pensar constructivamente.
El reino de la mente es un área comparativamente virgen, pero todos estamos entrando en esa dimensión con bastante rapidez, y las mentes pioneras que se aventuran están descubriendo las posibilidades que yacen en ese campo. Todo lo cual indica el vasto trasfondo de la meditación y nos sugiere que, así como la meditación es una técnica para entrenar la mente, también es el arte de asumir nuestro patrimonio en los mundos internos.
La mayoría de las personas sólo tiene una vaga idea de lo que realmente es la meditación, y necesitamos aclarar cómo se realiza, cómo funciona, lo que logra, y el servicio que puede prestar. Tal entendimiento es necesario en su práctica y en relación con las Leyes y Principios de la Nueva Era; también contribuirá al concepto general de la meditación.
El pensamiento es una energía, un poder invisible pero real y a través de la meditación podemos enfocarlo para construir, para nutrir, para sostener una idea, una cualidad o una regla o ley de la vida. Sencillamente, la meditación es acción interna ­ acción en los mundos internos. Existen varias clases de acción interna: todo pensar, anhelar, imaginar, toda aspiración y deseo es actividad de este tipo, pero generalmente se llevan a cabo sin intención consciente y sin sentido de responsabilidad. La meditación, por otra parte, es el uso consciente y deliberado del pensamiento para realizar un propósito específico.
Toda humana acción externa es resultado de alguna actividad interna. Con frecuencia, son nuestros deseos y pensamientos incontrolados lo que nos mueve, y esto puede producir toda suerte de dificultades y hasta tener consecuencias dañinas tanto para el individuo como para la humanidad en general. Es por ello que es esencial convertirnos en dueños de nuestro propio reino interior, creando en este mundo subjetivo solamente lo que consideramos correcto y constructivo, y contribuyendo al bien común en esos planos internos tanto como lo haríamos en el mundo externo.
Primeramente, aprendemos a hacer esto en nuestra propia área del mundo interno, área por la cual somos responsables. Luego, comenzamos a contribuir al reino general de vida interior que compartimos con toda la humanidad. A este respecto, debemos indicar los peligros de la sugestión individual o de las masas. Debemos comprender que, del mismo modo, creamos formas mentales todo el tiempo, sepámoslo o no, así que estamos involucrados. Esto significa que estamos “abiertos" a influencias de diversos grados, lo cual es otra razón por la cual debemos desarrollar una positiva vida interior.
Basta pensar en las astutas técnicas empleadas en la publicidad — los "persuasores ocultos" — para darnos cuenta de la importancia de las influencias psicológicas en nuestra vida actual. Aquellos que trabajan en el mundo de los negocios y con intereses materiales están mucho más familiarizados con estos principios y más diestros en su uso que quienes trabajan en campos más espirituales, circunstancia que debería cambiar. Todos aquellos que se interesan realmente por la humanidad y están espiritualmente orientados, deberían volverse tan diestros como los exitosos hombres de negocio en el manejo y utilización del pensamiento, la imaginación, el móvil y la emoción.
Esto presenta un reto a toda persona y un medio de ser útiles dentro de sus propio alcance, no importa cual fuese su condición externa. El pensar constructivamente es algo que todos podemos hacer y que hacemos en todo momento libre, dondequiera que estemos. Por supuesto, la meditación real requiere aislamiento, quietud al principio, pero el utilizar los minutos libres para pensar constructivamente es una buena práctica para aprender a controlar la mente. En poco tiempo, encontramos que podemos hacerlo en lo que aparentemente sean momentos desfavorables, tales como en los trenes, cuando estamos esperando, o aún llevando a cabo simples tareas domésticas.
A menudo hacemos dos o tres cosas al mismo tiempo sin estar conscientes de ello, pero usualmente sólo soñamos o dejamos nuestros pensamientos vagar inútilmente, ya sea arrepintiéndonos del pasado, temiendo el futuro, o no pensando en nada realmente. En vez de esto, deberíamos mantener nuestras mentes funcionando constructivamente, y con algo de práctica no resulta tan difícil.
Aquí cabe mencionar el factor del tiempo. Este es un problema que todos encaran. Casi todos creen que tienen demasiado que hacer; sus vidas son tan complejas; que hay tan poca privacidad hoy; que las demandas del empleo y de la familia dejan escaso tiempo o energías, y, aunque comprendan el valor del tiempo dedicado a la meditación diaria, sienten que no lo pueden emprender. Estas son dificultades reales. La organización y el mecanismo total de la vida moderna no toman en consideración los derechos de la vida interior; así, la tendencia general actual está en su contra. Pero a pesar de estos enormes problemas, si sentimos el valor de la vida interior con suficiente fuerza y realmente intentamos dedicarle algún tiempo, usualmente encontramos la manera de hacer el tiempo durante el día para una corta meditación, por lo menos. Disponer de diez o quince minutos no es un periodo largo dentro de un programa de veinticuatro horas.
Es fácil comprender, sin embargo, que resulta casi imposible tener condiciones ideales para esto en la vida moderna, cualquier momento libre que tengamos durante el día es un oasis del que debemos tomar ventaja. Un buen ritmo a establecerse es el de ' meditar en el mismo sitio, en las primeras horas de la mañana, antes de entrar en el torbellino diario. La regularidad es muy valiosa, pero no debemos depender de dicho ritmo, y, aunque nos tome más tiempo sintonizarnos al trabajo interno y resulte más difícil, es preferible aprender a hacerlo independientemente de nuestros alrededores. Cada uno tiene sus propios problemas a este respecto y cado uno debe de resolverlos como mejor pueda.
Existe además determinado valor en la acción interna de la meditación que no es generalmente conocido. Es que la meditación es redentora tanto en cualidad como en efecto. En nuestra propia área psíquica y también si se medita con otros, en círculos cada vez más amplios, redime la nublada atmósfera psíquica en que vivimos. La aclara y la transforma y es un método definitivo de cooperar con las fuerzas redentoras. La mayoría de nosotros tiene un concepto demasiado abstracto de la redención. Nos inclinamos a pensar que esto es algo que sólo las grandes Seres pueden proveer, pero el hecho es que puede ser y debe ser un esfuerzo continuo en el cual cada uno de nosotros participe.
La realidad de la vida del pensamiento su eficacia y su creatividad potencial no puede enfatizarse suficientemente, y, todas estas realizaciones del valor del pensamiento revelan que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar. Demuestran que poseemos un poder del que no hemos estado conscientes y consecuentemente, no hemos hecho uso correcto del mismo, que, — si así lo deseamos — podemos ayudar de un modo real a establecer las Leyes y Principios de la Nueva Era.
 El arte de la meditación todavía no ha sido desarrollado en nuestra civilización occidental y por lo tanto, una serie de artículos que traten los varios aspectos, resultaría útil en el trabajo de las Leyes y Principios - el propósito central de este Grupo. Durante el año se enviarán a los miembros seis cuadernos sobre los siguientes aspectos de la meditación.
MEDITACIÓN ­ Lo que es en general; la correcta preparación; la primera etapa de la meditación ― CONCENTRACIÓN.
MEDITACIÓN en su sentido más explícito: MEDITACIÓN REFLEXIVA, que es de carácter estrictamente mental.
MEDITACIÓN RECEPTIVA, que incluye el silencio interno, contemplación, el despertar de la intuición.
PLEGARIA, y la función del sentimiento, que es una energía interna definida.
IMAGINACIÓN, que es quizás la fuerza propulsora más eficaz en la acción interna, y que se utiliza principalmente mediante la VISUALIZACIÓN.
AFIRMACIÓN ― el uso de la VOLUNTAD. Todo este trabajo conduce a la INVOCACIÓN y la EVOCACIÓN así como a la creación de una forma mental completa, o sea, una forma de pensamiento construida mediante la fusión equilibrada del pensamiento, del sentimiento, de la imaginación y de la voluntad.
LA UTILIZACIÓN DE FORMAS MENTALES para beneficio de la humanidad en dos niveles; en el nivel interno como RADIACIÓN TELEPÁTICA y en el mundo externo como MANIFESTACIÓN — los efectos externos del trabajo interior.
El Proceso de Meditación
La frase “conquista del espacio interno", empleada recientemente en América, describe exactamente lo que intentamos realizar por medio de la meditación — exploración de los mundos internos y el empleo de nuestra mente para conquistar nuevas dimensiones.
Lo primero que debemos comprender es que eximen mundos internos y que vivimos continuamente en ellos por medio de los aspectos emocional y mental de nuestra naturaleza. La vida sicológica tiene una existencia tangible en estos mundos de energías y cualidades y no debería pensarse que es totalmente subjetiva, abstracta y amorfa, tal como ha sido considerada general y erróneamente.
Los mundos internos donde esta parte de nuestra ser tienen su vida, son los mundos de causa y significado, siendo, en verdad, más reales que el denominado mundo visible, porque son más efectivos. En sus dominios se origina todo lo que luego se precipita en el mundo visible externo, y lo que sucede a nuestro alrededor es la expresión externa de la actividad o interacción de energías, en dichos reinos internos. Como la física moderna lo ha demostrado el mundo material es de naturaleza muy distinta de lo que nuestros sentidos perciben, y la comprensión de los mundos internos, que se hallan detrás del aspecto tangible y externo, nos da una imagen de todo el diseño de la vida, lo cual nos proporciona una nueva comprensión del mismo.
Una buena idea de los distintos tipos de actividad y las etapas definidas que nos proponemos dominar en la meditación — la exploración de los mundos internos — podemos obtenerla si la comparamos con un proyectil enviado al espacio que sigue su curso y vuelve a la tierra. Un ciclo análogo tiene lugar en el proceso de meditación.
Esa proyección constituye la primera etapa. La energía propulsora del proyectil
contrarresta la atracción de la gravedad y lo impele hacia arriba. De la misma manera podemos proyectar nuestro centro de conciencia hacia arriba, a los mundos internos. Atravesando la esfera de la sensación y de la imaginación penetramos en el mundo del pensamiento y también más allá, en los niveles espirituales. Nuestra energía propulsora es la aspiración, adecuadamente llamada “ardiente aspiración”, y la dirigimos — como en efecto debemos dirigir todo el proceso de meditación — mediante la potencia incomprendida de la voluntad.

La segunda etapa del proyectil constituye su entrada en el campo de gravedad de otro centro de atracción. Esto corresponde a la etapa en que se entra en contacto, durante la meditación, con algún centro superior de energía o vida, algún reino del pensamiento, o alguna región especifica en los mundos internos.
La siguiente etapa consiste en mantener un delicado equilibrio entre la atracción descendente de la tierra y la atracción ascendente del otro centro. Si esto se logra correctamente, la energía autopropulsora que aún contiene el proyectil, le permitirá circular alrededor del nuevo centro, manteniéndose en órbita. Lo mismo sucede con la conciencia individual al penetrar en los niveles superiores internos. Ha de llegar a la región a que fue dirigida, pero debe mantener su libertad y no convertirse en su prisionera. Ha de permanecer en esa zona sólo el tiempo necesario para lograr su propósito, es decir, experimentar y registrar aquello que pueda extraer del centro con el cual ha entrado en contacto o de la región del pensamiento alcanzada. Entonces debemos finalizar la meditación en forma armoniosa y premeditada.
La recepción de la información enviada por los instrumentos del proyectil corresponde con nuestra percepción y correcta interpretación de las ideas que hallamos en los reinos superiores y, todo ello debe ser, finalmente, utilizado e integrado a nuestro conocimiento y experiencia, como se hace con la información obtenida por el proyectil.
Algo más existe en esta analogía: se trata de dirigir la trayectoria de los proyectiles, haciéndolo desde su punto de partida, la Tierra. Lo mismo pasa con la meditación; no debe perderse nunca el control consciente. Es muy posible caer en un estado de trance o de inconsciencia, pero la proyección, hasta llegar a este punto, es errónea y peligrosa. La meditación debe ser siempre un proceso consciente, debemos permanecer plenamente conscientes durante todo el tiempo y, desde este punto de consciencia ― aquí, donde estamos — dirigir todo el proceso, vigilando, controlando y regulando su extensión y duración.
Preparación
Gran parte del éxito de la meditación depende de la cuidadosa y correcta preparación. Para comenzar, debe elegirse un lugar lo más tranquilo posible — por lo menos hasta acostumbrarnos a meditar ― donde podamos estar seguros de que no nos molestarán. Debemos sentarnos en una posición cómoda. La postura oriental que consiste en sentarse con las piernas cruzadas tiene la ventaja de mantener erecta la columna vertebral, pero es una posición difícil, para quienes no están acostumbrados a ella, por lo tanto, no es necesaria. Una preparación preliminar para la meditación es leer o estudiar algo relacionado al tema sobre cl que vamos a meditar y, si disponemos de tiempo, debemos hacerlo, porque facilita grandemente la sintonización de la mente.
Luego, deberíamos tratar de eliminar toda tensión física, emocional y mental, porque es un gasto inútil de energía tanto nerviosa como muscular. El relajamiento es un arte que debe ejercitarse y no es tan fácil como parece el tratar de realizarlo, tendiendo a caer en el extremo opuesto ― a un estado de pasividad que termina en somnolencia. El objetivo es eliminar toda tensión superflua, mientras se mantiene esa tensión nerviosa y muscular necesaria para permanecer alerta y poner atención en lo que se está haciendo.

No podemos describir aquí las diferentes técnicas de relajamiento, pero hay muchos libros sobre el tema y a dos o tres de ellos se los menciona al final de este cuaderno, La manera más eficaz de llevar a cabo la relajación es por medio de una respiración lenta y rítmica. Los ejercicios de respiración deben ser hechos con precaución, pues pueden ser perjudiciales si son demasiado enérgicos. Un ejercicio adecuado consiste en diez respiraciones profundas, realizadas rítmica y lentamente, con pequeñas pausas al final de cada inspiración y expiración. No debe haber ninguna sensación de esfuerzo al respirar o durante las pausas, siendo el objetivo perseguido, mantener un ritmo constante, más bien que la duración. Los músculos respiratorios deben relajarse conjuntamente con la expiración; este “aflojamiento" de la tensión puede extenderse luego a los otros músculos del cuerpo, logrando así un relajamiento general.
El relajamiento físico constituye el primero y principal paso que conduce al relajamiento sicológico más importante, el cual incluye el relajamiento emocional y mental que debe lograrse en dos etapas, que corresponden a los dos niveles de los mundos internos en los cuales trabajaremos — al emocional y el mental. Cada uno ha de ser tratado por separado y en forma especial.
Si, después de relajarnos físicamente empezamos a observamos sicológicamente, por lo general hallamos que varias sensaciones aparecen y desaparecen. Estas emociones deben aplacarse. No es bueno reprimirlas por la fuerza, pero el hecho de observarlas con calma desde, lo que podría decirse, “arriba" sin identificarse con ellas, hace que pierdan gradualmente su aferramiento e intensidad, para que cesen de influenciarnos y se aquieten - si no completamente por lo menos hasta un grado en que no constituyan un serio obstáculo, siendo esto suficiente.
Esta es la primera parte del relajamiento sicológico; la segunda es el relajamiento mental. Por naturaleza, la mente es inquieta y está en continua actividad, acrecentada por el ritmo acelerado de la vida moderna y también por el estímulo emocional. Si hemos logrado excluir momentáneamente la actividad de la vida ordinaria y aquietar las emociones, no será tan difícil ocuparnos de la natural inquietud de la mente misma. Ahora bien, esto no puede ser realizado totalmente en la etapa preparatoria; constituirá la tarea principal de la concentración, primera parte de la verdadera meditación. En la etapa preparatoria debemos procurar, en cierta medida, no identificarnos con la actividad de la mente ni permitir que nos lleve de un lado a otro, diferenciando esta actividad de la conciencia del yo, a quien podríamos denominar el Observador. Esto proporciona lo que podría considerarse la plataforma, desde la cual emprenderemos la verdadera meditación. El objetivo que persigue no consiste en suprimir por la violencia o el esfuerzo, que inmediatamente produce tensión, anulando por lo tanto su propósito. El método a emplearse es algo más que el arrepentimiento y consiste en no nutrir excesivamente las ideas 0 imágenes aisladas que aún permanecen en la mente, así no interferirán seriamente la actividad interna de la meditación. Esta preparación podría describirse como la tentativa de hacer lugar dentro y alrededor del centro de la conciencia para que tengan cabida los ejercicios de concentración posteriores, sin limpiar totalmente la zona en esta etapa.
Concentración
Al abordar el tema dela concentración, el primer punto que debe comprenderse es la diferencia entre concentración espontánea o automática y la concentración deliberada y controlada. Ambas son diferentes, tanto en su naturaleza como en el medio en que actúan. Lo que se denomina concentración espontánea es la actuación de la mente bajo el impulso de un fuerte interés, deseo o sentimiento, que la mantiene activa en cierta línea. Un ejemplo típico es el hombre de negocios cuando hace planes para que tenga éxito en su empresa. Otro ejemplo es la concentración del estudiante en los temas sobre los cuales ha de rendir examen.
Quienes pueden concentrarse de esta manera creen que su poder de concentración es bueno. Indica cierto grado de concentración, pero la capacidad de mantener la mente en una tarea o en un tema, cuando se está impelido por el interés, necesidad o temor intensos, no significa que pueda hacerlo cuando carece de ese incentivo. El hecho es que, cuando tratamos de concentrarnos sobre algún tema abstracto o algo que no implique interés o beneficio personales, es mucho más difícil, y frecuentemente descubrimos que, después de todo, no ejercemos verdadero control sobre nuestras mentes,

Este descubrimiento es humillante, pero saludable. Demuestra hasta qué punto somos víctimas de nuestros impulsos y, en ese sentido, negativos, aunque exteriormente seamos positivos y activos. Evidencia que nuestras emociones, impulsos y pensamientos actúan, casi dramáticamente, a través nuestro, siendo las poderosas fuerzas de nuestras vidas. En otras palabras, nos impulsan, y nosotros no constituimos el factor que elige, dirige y controla.
Esta es la razón por la cual los intereses intelectuales o espirituales no tienen el poder impulsor de los intereses personales comunes del hombre medio; también se debe a que existe una diferencia inherente en la naturaleza de dichos intereses. Los temas abstractos son más "sutiles” y más intangibles para que la mente los capte y enfoque y, no estando acostumbrada a actuar en forma tan sutil y difícil, rehúye enfrentarlos y se desvía.
Es un nuevo tipo de actividad y, hablando en general, cualquier nuevo tema o zona de conocimiento presenta dificultades al principio. A la mente no le agrada comenzar a trabajar en nuevos campos, porque en los campos que le son familiares ha realizado mucho trabajo, tiene allí su arraigo y conexiones que le facilitan el trabajo. Un tema nuevo exige más concentración y esfuerzo.
Esto explica la negativa de las personas para aceptar nuevas ideas y cambiar sus metas o intereses; odian y temen lo nuevo y, por lo tanto, se oponen, Un ejemplo divertido, que hoy parece casi increíble, es la declaración de un prominente astrónomo francés, en l884, de que ya no había nada más que descubrir en el campo de la astronomía.
Comprender que no somos los amos de nuestra mente podrá chocarnos, lo cual está bien, pues nos obligara a hacer esfuerzos para lograr dominarla y nos ayudara a proveer el incentivo emocional que nos faltaba. Otro resultado importante de estos descubrimientos sobre nosotros mismos, es el conocimiento de la diferencia que existe entre nosotros, nuestras mentes y nuestras emociones. El esfuerzo ineficaz por mantener activa la mente ha demostrado que existe un conflicto, y conflicto significa que hay dos bandos en desacuerdo, por lo tanto, ser consciente del conflicto es valioso para traer a la luz la diferencia que existe entre el "Yo" con su propia voluntad y la mente, que frecuentemente es indomable, indolente y haragana y, en cierta manera, tiene vida propia.
Estos reconocimientos preliminares, pero vitales, proporcionan una base para la tarea de aprender a concentrar la mente a voluntad. Hace comprendernos a nosotros mismos y nos proporciona el incentivo necesario para hacernos dueños de este precioso instrumento, la mente, que cuando se la domina es un excelente servidor, pero cuando sigue su propio camino, nos da mucho trabajo. La técnica a emplear para adquirir el control de la mente y capacidad para concentrarse a voluntad es opuesta a la que se emplea frecuentemente en la educación moderna, que consiste en despertar el interés del alumno. Esto hace que se adquiera con más facilidad el conocimiento, pero no conduce al verdadero control y al dominio de la mente. Para llevar a cabo una concentración deliberada sobre temas difíciles y abstractos, la técnica Consiste en empezar con la concentración sobre temas simples, de ningún interés para nosotros. De esta manera, aprenderemos a mantener la mente firme sin ayuda del interés o el deseo personales.
Hay muchos tipos de ejercicios de concentración que pueden ser practicados. Un ejercicio simple es la percepción visual, y por lo tanto, un buen ejercicio para empezar. Consiste en el entrenamiento de la atención, no de los procesos mentales, y desarrolla una capacidad elemental para enfocar la atención, el primer paso hacia los procesos más difíciles y complicados de la meditación sobre temas abstractos.
Un ejercicio simple en la percepción visual consiste en observar un conjunto de objetos con rapidez y exactitud. Por ejemplo, observen el contenido de una habitación durante medio minuto, luego detállenlo lo más exactamente posible. El mismo ejercicio puede hacerse al observar una vidriera o al examinar un cuadro, lo cual permite vigilar la eficacia de nuestro desarrollo, porque si se utiliza una imagen apropiada, podemos mantener un control estadístico.
Estos ejercicios también demuestran que la capacidad de observar varía ampliamente de acuerdo a los diferentes tipos sicológicos. Un gran número de personas, hallan que tales ejercicios son relativamente fáciles, porque su interés está puesto en el mundo externo y por lo general observan todo lo que está a su alrededor, siendo, por lo tanto, superfluo para ellos, pero son extremadamente útiles para aquellos cuya tendencia es vivir en los niveles internos más abstractos de la vida, cuyo interés está centrado principalmente en los mundos de la emoción, de la imaginación o del pensamiento puro, entrenándolos para que observen y se concentren en lo que no les interesa y ayudándolos a desarrollar esa parte aún no desarrollada de su naturaleza. El objetivo es llegar a ser capaces de concentrarse a voluntad — nos interese o no — sobre cualquier nivel de vida, objeto o tema.
Los ejercicios para observar los objetos externos constituyen una preparación para concentrarse en los objetos internos — cuadro o imágenes internos. Un ejercicio que proporciona una transición entre ambos, consiste en observar un cuadro durante veinte o treinta segundos, luego cerrar los ojos y tratar de conservar la imagen del cuadro en el "ojo de la mente" u "ojo interno”. Todos poseemos el poder de imaginar y somos capaces de visualizar objetos, rostros, etc., que nos son familiares. En algunas personas está más desarrollado que en otras, pero para nuestro propósito no es importante lo vívido sino el poder de mantener la imagen firme ante el ojo de la mente y ser capaz de concentrar la atención sobre ella. El mirar un cuadro durante cierto tiempo ayuda considerablemente a obtener una imagen clara y, por lo tanto, a mantenerla.
Otro ejercicio de este tipo consiste en evocar una imagen y mantenerla firme durante un breve tiempo sin haberla mirado antes. Se puede empezar con un objeto familiar, tal como un edificio que se ve todos los días, un panorama conocido, un miembro de la familia. La imagen debe ser construida con precisión, concentrándose en los detalles y, luego, mantenerla firme durante cierto tiempo.
Aquí empieza la verdadera lucha — una escaramuza interesante pero, a veces, exasperante — entre nuestra voluntad para mantener la imagen firme y la naturaleza fluida de la imaginación que está acostumbrada a pasar de una cosa a otra en una sucesión rápida y a menudo, desordenada. Hará toda clase de trampas; distorsionará la imagen, la agrandará, añadirá un elemento ajeno a la misma, la dividirá en dos o más partes, la reemplazará por otra cosa, en fin, hará cualquier cosa menos permitir que la imagen permanezca ante el ojo de la mente. Este hecho es humillante, pero también revelador. Nuevamente tenemos una evidencia irrefutable de que no somos dueños de nuestro mecanismo y hay un conflicto entre él y nosotros. Aquí comienza realmente el proceso de auto­dominio, es decir, controlar, dirigir y utilizar, a voluntad, todo nuestro mecanismo.
Un excelente ejercicio de concentración se halla en el libro “Concentración”, de Ernest Wood.
Vea el siguiente diagrama:

Cópielo en un trozo de papel y trate de aumentar el número de flechas a 100. Puede añadir algunas ideas personales y concretas tales como: comentar a sus compañeros que aprecia algo que ellos han logrado; devolver un libro a la biblioteca; sanar una brecha entre conocidos; manejar su auto con cuidado; ser paciente con alguien que se desenvuelve con un ritmo diferente al suyo.
No pierda tiempo pensando sobre la Buena Voluntad, Igualdad, Cooperación etc. Simplemente observe y anótelas, y preste atención nuevamente a las Rectas Relaciones Humanas. De nuevo escriba cualquier idea que se presente. Cuando haya escrito un buen número, verá cómo se vacía la mente y no habrá más ideas. Manténgala por un rato para dejar que lleguen otras ideas.
La clave para adquirir el poder de concentración es, como toda habilidad, paciencia prolongada y práctica repetida. Aquí podemos mencionar que el proceso de evocar una imagen mental o cuadro interno, tiene un valor que va más allá del desarrollo del poder de la concentración. Las imágenes tienen un poder propio que es inconsciente o conscientemente empleado. Este tema será tratado más adelante en el cuaderno sobre el empleo de la visualización, como una de las partes más importantes de la técnica de la meditación. Ahora empleamos la visualización sólo como una etapa de la concentración.
Además de estos ejercicios técnicos específicos, tenemos muchas oportunidades para entrenar nuestra concentración durante la vida cotidiana. Significa que hemos de dedicar toda nuestra atención a lo que hacemos, sin dejar que la mente divague. Las cosas habituales se efectúan con frecuencia más o menos inconscientemente y los pensamientos divagan sobre cosas raras. Esto crea un estado de disociación pasiva que puede adquirir proporciones perjudiciales y, en todos los casos, constituye un desgaste de energía. Más adelante consideraremos la ejecución de dos cosas al mismo tiempo, lo que significa ser conscientes y activos simultáneamente en dos niveles distintos, pero es una cosa totalmente diferente a lo antedicho. En este caso, somos conscientemente conocedores y activos en ambos niveles, mientras que en el anterior hay una continuidad más o menos automática de una actividad física mientras que la imaginación corre desordenadamente sin control y no está de acuerdo a nuestra voluntad.
Considerando la concentración desde este ángulo profundo, podría decirse que la mayoría de la gente apenas vive en el presente. La mayor parte de su interés, atención y vida sicológica Se dirige al pasado o al futuro, recordando o lamentando siempre cosas pasadas, o afligiéndose por cosas futuras. Esta condición es malsana y debe ser corregida. En resumen, concentración significa la capacidad de vivir en el presente y específicamente en esa sección o zona centralizada de nuestro presente donde se halla nuestra tarea inmediata.
Existe una forma de concentración más elevada e importante que lo que hemos considerado aquí. Es la del Observador o Espectador interno que, perfectamente concentrado observa cómo afluye el panorama de la vida sicológica — llamada por William James, “corriente mental" — y, en forma desapegada, la percibe, la valora y si es necesario interviene para cambiarla. No es tan fácil mantener continuamente tal actitud interna. Estando, como podría decirse, “en la ribera" del río de la mente, donde tendemos a ser atraídos por su corriente. La atención es fácilmente captada por alguna oleada de emoción, una idea interesante, un impulso, debiendo llevarla continuamente al centro de concentración, al yo, a la percepción, esa parte nuestra persistente e inmutable, a través de todas las variaciones de la corriente sicológica.
Dedicarse durante dos meses a este trabajo preparatorio de concentración, provee una base necesaria para una eficaz meditación futura. Deberían evitarse dos extremos: uno, realizar estos ejercicios en forma más o menos indolente, como una especie de rutina; esto sería demasiado superficial para que tenga valor. El otro, evitar trabajar con ellos obstinada y forzadamente; no debería existir ningún esfuerzo ligado a este trabajo, ni tratar de practicar estos ejercicios cuando se está cansado, pues entonces hay poca probabilidad de éxito, y cualquier progreso será a costa de demasiado esfuerzo.
Otro punto es que no deberíamos desalentarnos por el fracaso, especialmente, el de mantener la concentración durante cierto tiempo. Al principio, es suficiente poder realizar una verdadera concentración durante diez segundos y luego veinte; un minuto o dos es excesivamente largo. De manera que es mejor practicar cortos ejercicios, repetidos con cierto éxito, que tratar de mantener forzadamente la atención fija durante mayor tiempo.
Finalmente hay dos actitudes útiles que, como el Observador, cada uno debería tratar de mantener a través de todos los experimentos y ejercicios. La primer es la paciencia con nosotros mismos o, más exactamente, con nuestro mecanismo ― como la actitud que deberíamos adoptar frente a un niño desobediente cuya colaboración esperamos obtener. La otra es tener confianza en que la persistencia traerá el éxito, y las siguientes palabras de Keyserling — extraídas de "Diario del Viaje de un Filósofo" — reforzarán nuestra confianza y acrecentará el valor de lo que estamos tratando de realizar:
“Sin duda, el poder de concentración es el verdadero poder impulsor de todo nuestro mecanismo síquico. Nada acrecienta tanto nuestra capacidad para actuar como actuando; cada éxito, no importa en qué campo, puede ser atribuido a la explotación inteligente de este poder. Ningún obstáculo puede resistir permanentemente el poder excepcional de la máxima concentración. Tarde o temprano, la atención obliga, a cada problema, a revelar todos sus aspectos que son susceptibles de ser reconocidos por quienes poseen una naturaleza específica"

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"Meditation Mount" en Ojai California, E.E.U.U.

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