domingo, 15 de enero de 2012

EL CONOCIMIENTO Y LA CONSCIENCIA DE SÍ

Podemos pensar que hace muchísimo tiempo el alma viviente tuvo que elegir entre seguir siendo feliz, pero
 ignorante de los procesos de la vida terrenal o alcanzar el conocimiento de la “ciencia del bien y del mal“. Eligió el camino del conocimiento y de la polaridad y por esto ha debido encarnarse en este mundo material, en donde se halla estado sujeta al error y a la ilusión. ¿Cómo habrá de superar este aparente estado de fatalidad, para volver a tener las prerrogativas que tenía en un principio, pero sin la inocencia de un principio?

Todas las Escuelas Iniciáticas, desde el inicio de sus tiempos han puesto énfasis que lo primero que el buscador debe hacer es conocerse tal cual ha llegado a ser, con todas sus limitaciones y errores adquiridos, y junto a esto aceptar que puede llegar a ser todo lo que quiera ser: ¡TODO!

Una vez que haya descubierto sus limitaciones actuales, deberá hacer un detallado inventario de lo que necesita. Esto le ayudará a triunfar como ser humano y a la vez le colocará en un eventual Sendero de Discipulado.

La persona no consciente de sí es esclava de su pasado. No sabe porque es como es y por tanto, no sabe come solucionar lo que no le gusta o lo que la limita. No vive el presente, puesto que vive limitada por el pasado que no tiene existencia objetiva, pero que ocupa su mente. Por tanto se le escapa la vida del presente que es lo único que verdaderamente existe.

Cada persona tiene enormes potencialidades, pero no sabe usarlas porque: 1) no las ha reconocido y 2) no sabe cómo desarrollarlas. Es indispensable el conocimiento de sí para comenzar a evolucionar, a reintegrarse al Origen de donde proviene cada alma viviente.

Se puede adquirir todo lo que hace falta. Solamente se debe aprender CÓMO y ACTUAR. Toda persona puede hacerlo. Toda persona puede conseguir todo lo que se proponga. Toda persona puede hacer todo lo que cualquier otra persona haya hecho. Por este hay que ser consciente de lo que se tiene, positivo y negativo. Y hacer el inventario de lo que falta y lo que se quiere tener.

Tener consciencia de sí no sólo es tener consciencia del cuerpo, las emociones y la mente. Empresa que por lo demás es afanosa y difícil de alcanzar. Esto es la personalidad, es la cáscara, el envoltorio, los elementos necesarios para poder expresarse en esta realidad material. Además se debe, y sobre todo, ser consciente de que se es un alma viviente y divina. Si no se es consciente de sí, se es esclavo del pasado y se va por la vida con una carga inútil. La primera parte (consciencia de la personalidad) fue denominado en las arcanas Escuelas: Misterios Menores, y la segunda (consciencia del alma en sí) Misterios Mayores. Para lograr esta doble consciencia es necesario aprender el ARTE DE VIVIR, lo que enseña a usar el conocimiento con sabiduría. Y así se puede llegar a ser co-creadores con la Divinidad.

Es necesario saber con qué medios se cuenta para el viaje a emprender por este camino de conocimiento, el verdadero conocimiento de la vida. Y sabiendo lo que se puede llegar a ser, se puede construir un entorno propicio para el desarrollo de sí. Ha de hacerse notar que cambiando el estado interno, la forma de reaccionar  ante el medio, se puede cambiar el enfoque de la vida. La vida debe ser enfrentada con el ser interior. Identificarse con la personalidad, creer que la vida es la personalidad es una ilusión. Enfrentar la vida con la personalidad es una falsa defensa.

Preocupa una sociedad enferma, desarmónica y que no trae felicidad. Solamente cuando les seres humanos sean felices y sanos la sociedad cambiará. Únicamente la reforma individual causará una reforma social. Porque la sociedad está hecha por seres humanos. Esto es una “verdad” que todas las verdaderas escuelas de iniciación han enseñado desde hace mucho tiempo a la actualidad, la única diferencia han sido los métodos y las maneras en que han influido en la vida contingente de los pueblos a través de la historia, dependiendo más que nada de los momentos y el desarrollo evolutivo del promedio de la humanidad en su momento.

Se debe destruir la ilusión que el cuerpo, la emoción o la mente son la vida. Cada uno de nosotros no somos la personalidad, somos el ser interno, el alma o el espíritu o como se le quiera llamar. Lo proveniente de la personalidad es adquirido. La personalidad acumula información en forma desordenada en quien no tiene una vida regulada y no es consciente de sí. Las contradicciones internas impiden el avance hacia lo superior.
Somos almas vivientes. El fin de la vida es que sus seres aprendan, sirvan y se liberen, por ende el fin del alma viviente es aprender, servir, ser libre, amar y reintegrarse a su Origen. La vida se expresa a través del alma viviente. Sólo cuando la personalidad llega a estar armónica se exterioriza plenamente el alma.

El ser humano que toma consciencia de sí, ha nacido de nuevo. Pasa de ser un “hijo del hombre" a ser un “Hijo de Dios“. El que no tiene consciencia de sí permanece dormido, no las ocho horas del sueño de una jornada, sino las veinticuatro horas del día.

El ser humano fue dotado de un libre albedrío relativo. Los animales nacen sabiendo vivir. Un gato sabe ser gato, sabe relacionarse con otros gatos, tener gatitos, comer lo que le conviene, dormir cuando le es necesario, etc. La persona nace sabiendo ser ser humano, pero el libre albedrío que le hace optar según su consciencia le diga le lleva al error y a la ilusión. De esta manera se va llenando de condicionamientos negativos que le van impidiendo vivir realmente. Es necesario aprender a vivir.

Tomando consciencia de sí, conociendo las Leyes Universales y aplicándolas a su vida, el ser humano puede aprender a vivir. Será como el gato que sabe ser gato, pero con una gran diferencia. Habrá optado voluntaria y conscientemente por seguir este camino.

El  ser humano puede y DEBE ser consciente de la vida, del Plan Universal y transformarse en un co-creador. Tiene el derecho y el deber de expresar el alma viviente que es.

Las emociones son producidas por la actitud mental que se tenga frente a los eventos externos. Los pensamientos desordenados proveen emociones desordenadas. Los pensamientos perturbadores proveen emociones perturbadoras. Los pensamientos condicionados proveen emociones condicionadas. Cada ser humano no consciente de sí, podríamos decir no iniciado, es un ser condicionado. Toda su vida ha sido condicionada por sus  padres, sus familiares, sus amigos, sus profesores, sus jefes, etc. Cuando niño, e incluso cuando adulto con mente infantil,  nada se discrimina, no hay elementos de juicio y se aceptan pensamientos incluso contradictorios. Todo lo que se percibe queda registrado en el inconsciente. Se recibe un conjunto de normas sin un plan armónico. Cada adulto declara lo que cree justo, pero sin ponerse de acuerdo entre sí. El ser humano está hecho a pedazos o retazos, los que no combinan. Y aunque un condicionamiento pueda ser positivo o válido, en estas condiciones no sirve porque está siendo incorporado en nuestra mente sin armonía y sin un plan coherente, condiciones que sólo pueden ser entregadas por la consciencia.

Por eso la gran mayoría de los seres humanos son mediocres. No son personas del verdadero éxito, imaginativas, creadoras, triunfadoras; en otras palabras no llegan a alcanzar el estatus de Hijos de Dios.

Afortunadamente estos condicionamientos son adquiridos y por lo tanto pueden ser cambiados. Un trabajo consciente los cambia rápidamente y permite un grado de libración. Y se despierta todo el genio que cada ser humano lleva en su interior.

Dentro de lo que hemos llamado “condicionamientos” encontramos a las supersticiones y los prejuicios, alimentados por ese gran lastre para la evolución humana: la ignorancia. Todo esto ata a la persona y le impiden seguir el camino de la “Reintegración”. Debemos tener en cuenta que todos estos pensamientos y emociones en total desorden y con falta de armonía, causan sincronía con el cuerpo físico, haciéndole también inarmónico, y así se constituye todo el conjunto, llamado personalidad en caos, débil y enferma.

En sentido contrario, si se puede tomar consciencia de sí, y se comienza a construir, por un libre albedrío “en consciencia”, armonía y orden en el cuerpo, las emociones y el pensamiento, se podrá lograr recuperar una personalidad apta para que el alma se exprese sin impedimentos, y finalmente poder alcanzar la condición de “Hijo de Dios”.

ALV 

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